Año 2021. Año 2, Número 2
CONTENIDO:
-Editorial.................................................1
-Entrevista a Cuatro apacibles ácratas..3
-María del Sagrario Rollán...................14
-Luis Miguel de Luis Arribas.................17
-Agustín B. Sequeros...........................20
-Santiago García-Castañón...................24
-Fernando Montes Pazos......................27
-Chema García........................................30
-Javier Cartago.......................................35
-Salvador Negro.....................................40
-Alfredo García.......................................45
-Invitados especiales: MJ Romero-Luis Miguel Rabanal......................................51
-Jesús García Recio...............................55
-José María García Sáez.......................60
-Antonio Manilla.....................................69
© De la edición: Encuentros Poéticos en San Miguel de Escalada.
© De los textos y sus opiniones: los autores.
© Edición de cubierta: ENCUENTROS en SCALADA
© Diseño: Cástor G. Ovies.
© De foto de portada: Benicio González Fernández.
Coordinación : agf San Miguel de Escalada, León. smescalada@msn.com
Depósito legal: “DL LE 149-2020”
Imprime: SORLES, León.
Colaboradores: Asociación Civitas Lancia, Junta Vecinal de San Miguel de Escalada, Diputación de León e Instituto Leonés de Cultura, Yogures Monasterio de San Miguel de Escalada, Casa de Comidas “La Curiosa”, Hostal Restaurante Avellaneda, Sorles.
Editorial
LA POESÍA, EL ARTE (LA CULTURA en general), SON LA VACUNA CONTRA ESTAS PANDEMIAS QUE SUFRIMOS
«Vacunar es administrar una vacuna a una persona o un animal para prevenir y tratar determinadas enfermedades infecciosas, o para inmunizarlo contra ellas».
En realidad, es inocular, con una medida preventiva, el virus que provoca la enfermedad a la que se quiere atacar ordenadamente. Es meter al enemigo en casa con control, sin máscara; desenmascararlo; y provocar que los vigilantes de la casa estén atentos y diligentes ante posibles ataques más graves y desconocidos. Es ponerse en guardia.
Vivimos en tiempos de pandemias. Entre las peores, las de la indefensión de los valores más humanos, que son la Cultura, la Historia, la Escritura, la Poesía… Todas ambas son los sitios seguros donde se cobijan los hombres en las situaciones más críticas y difíciles, buscando la intimidad, el pensamiento, el trato con los demás y con el mundo: la religiosidad universal bien entendida. Y, por ende, encontrando la Belleza.
Venimos de un año 2020 fatal, que continúa en este 2021. Nuestra búsqueda de la Belleza de 10 años atrás —o de muchos más, según se mire— la tenemos en modo «pausa»: Pero no muerta. El año pasado gestamos un año más de Poesía en Escalada —«Salmos»— pero no pudo ver la Luz a los ojos de todos, en un acto público. Mas, dejamos encendida una Luz-Testigo en el primer número de la revista «Encuentros en Scalada», con la firme promesa de sacar la Luz de debajo de estos celemines que nos imponen las circunstancias, #cuandotodopase, de la mejor manera posible.
Este año todavía sigue indeciso. Pero no muerto. Volvemos a alumbrar una esperanza nueva, con idéntica promesa, #cuandotodoestopase. Y mientras pasa, sacamos esta nueva Luz-Testigo: el número 2, Año II de «Encuentros en Scalada».
«Es una hora gris» —también es Escalada— por la que estamos transcurriendo: Pero hay mucha Luz guardada, y aguardando: La Luz de la Poesía… y las Artes. Y el palpitar de nuestros compromisos.
En San Miguel de Escalada, en el segundo año de esta pandemia, y duodécimo de una realidad alcanzada, a la que no renunciaremos.
© Encuentros Poéticos en San Miguel de Escalada
Mira y escucha la razón de este número, dedicado a "La hora gris en Scalada", accediendo con este código QR.
E N C U E N T R O S DSCALADA POÉTICOS
1
Desdehace algunos años en Escalada venimos provocando lo que desde el principio hemos querido llamar «Encuentros» - verdaderos encuentros, sin encontronazos -: «Encuentros de Poesía». Y a fe que lo hemos conseguido.
Los diez primeros años hemos dejado señales para el recuerdo y el gusto compartido, sacando sabrosos libros con la Poesía allí desparramada. Los dos siguientes (2020 y el actual 2021) nos han salido retorcidos. Estamos, como decía Manuel Blancafort, «en una hora gris». Pero no negra.
Por eso hemos abierto “una nueva ventana para la Luz, mirando al futuro, a modo de Revista de Poesía… y Artes: «Encuentros en Scalada», para la que necesitamos mucho arrimo.
Y ¿qué mejor inspiración y ayuda podríamos encontrar que acudiendo a los amigos que supieron abrir una nueva ventana, a la que llamaron Claraboya, hace 58 años. Sí; porque tenemos la fortuna de tenerlos como amigos.
Igual que aquellos cuatro «apacibles ácratas» veinteañeros, no venimos a inventar una revista de poesía, y menos la Poesía. No. Venimos sólo a vivirla. Y a ser sinceros, y a esparcir briznas de humanidad en estas horas grises. Y queremos que sea una ventana libre de ideologías, plural, abierta en todos los sentidos.
De los cuatro, o cinco, jinetes principales seguimos teniendo - vivitos y coleando - a tres: Luis Mateo Díez, Ángel Fierro y José Antonio Llamas. Pero ahí siguen los espíritus de Agustín Delgado, perdido en el 2012, y de los ilustradores, como Higinio del Valle que nos dejó en el 2020.
Queremos pedirles, con preguntas que nos ayuden, en la siguiente entrevista. Que ellos se repartan a su gusto las respuestas. Estamos seguros de que nos servirán de mucho.
Como se puede ver, la entrevista la hemos dirigido a «Cuatro apacibles ácratas».
El que falta, Agustín Delgado, quizás nos permitiera hoy un término que no existe, porque él seguro que también lo inventaría.
Así que, recordamos que muchas respuestas están expresadas en «singular», con el asentimiento de «los cuatro», en todos los sentidos: «singular mayestático, sociativo, expresivo y de modestia». Todo compartido. * * *
Y al final de esta misma Revista tenemos el gusto y el honor de poder ofrecer una visión muy leonesa, muy cercana a los creadores y desarrolladores de Claraboya, que, repetimos siguen vivos, literaria y poéticamente hablando; y nutriendo con su sabiduría a los lectores, escritores,y especialmente poetas, de nuestra actualidad leonesa, que es, por eso, privilegiada.
Se trata de unas «MEMORIAS DE MEMORIA DE CLARABOYA», por Antonio Manilla.
No dejen de leer con calma tanto esta entrevista completa (con post data de Luis Mateo Díez), como la sorpresa final de Manilla. Y el resto de los contenidos, claro.
Es un orgullo y un placer.
2
ENTREVISTA A « CUATRO APACIBLES ÁCRATAS »
…fugaces apuntes descriptivos: «Un poema es una forma de vivir, realidad hechizada que planta cara a la noche. Recoge ideas para un nuevo cielo. Escribir un poema es una iluminación».
CLARABOYA 65-67 por Manuel Martín
3
Composición de Ernesto Fierro.
1.- La primera pregunta, la más difícil: ¿Se puede definir la Poesía?
El empeño resulta arduo y la respuesta muy aventurada.
Después de las seis conferencias de Jorge Luís Borges sobre poesía, en la universidad de Harvard, es pretencioso añadir comentarios a la poética. Borges las pronunció, con la improvisación que le permitía su prodigiosa memoria, en el curso 1967–1968. Luego hemos leído otras poéticas, yo creo que pocas tan interesantes como la del argentino, al que algunos detestan, quizás por causas ideológicas.
Cuando Borges impartió sus conferencias, la revista de poesía Claraboya estaba a punto de ser cerrada por los censores. De modo que sus fundadores y responsables no pudimos entonces tener acceso a su pensamiento sobre la metáfora y los enigmas de la poesía, constantemente renovados a lo largo del tiempo.
2.- ¿Cuáles fueron sus primeras lecturas poéticas o literarias?
En el caso de los fundadores y responsables de Claraboya, las primeras lecturas fueron los clásicos. Leer en su lengua original a Horacio, Virgilio, Tácito, Cicerón…, conocer los escritos griegos y latinos, así como los textos del siglo de Oro español, no resultaba fácil en aquel momento.
Los libros a que los tres seminaristas (Agustín, Ángel y Toño) pudieron acceder en la biblioteca del Seminario no estaban en la posguerra española al alcance de las modestas economías familiares, aunque el padre de Agustín fuera maestro. La familia de Luís Mateo, por el contrario, pertenecía a la élite intelectual leonesa, donde pudo utilizar la biblioteca de su padre, Florentino Agustín Díez, persona amabilísima y muy cultivada, que llegó por entonces a la Secretaría de la Diputación Provincial. Podría decirse que el Seminario niveló, en cierto modo, las opciones de acceso a la literatura universal entre los cuatro miembros que fundaríamos la revista.
CONGRESO DE ESCRITORES, CÁRMENES 1995
Conocimos también a los grandes poetas españoles de las generaciones del 98 y del 27 y, poco a poco, a las grandes figuras mundiales de la lírica, como Neruda, Celan, Nazim Hikmet, Pavese, Hans M. Enzensberger o los poetas Beatniks...
3.- ¿Qué faltaba en la Poesía hace 58 años?
Probablemente le faltaba la proyección de universalidad y libertad que le negaba la cerrazón propia de la Dictadura.
Claraboya nació en la ciudad de León, en septiembre de 1963 y desapareció en febrero de 1968. Estructurada como labor de equipo y dedicada íntegramente a la poesía, se propuso desde sus orígenes ser portavoz de la generación más joven y como vehículo que apoyaba las nuevas concepciones sobre la lírica.
Respecto a ciertas críticas que se han manejado sobre los poetas de Claraboya, yo no veo la necesidad de que todos tuviéramos idéntico criterio sobre el fenómeno poético o ideológico. Ni en el momento de la publicación de la revista, ni en la actualidad. Las diferentes sensibilidades son algo normal y no menoscaban la unidad de un grupo, en sus líneas maestras; solo confirman a cada cual en su libertad. Por eso el comentario sobre una supuesta falta de unidad no resulta pertinente.
En los años 60 del s. XX la crítica española encasillaba a la poesía como una dicotomía entre «poesía social – poesía intimista».
Nosotros denunciamos la insuficiencia de este planteamiento, que no compartíamos. En varios textos de los primeros números de Claraboya rechazamos esta maniquea visión,
4
afirmando que «Un poeta no es intimista ni social. Es humano». Nuestra apuesta fue, por lo tanto, la de una fórmula vital de la poesía y de su concepción humanista: vivir y expresarlo con autenticidad.
Digo que no compartimos, ni entonces ni ahora, las clasificaciones entre social o intimista, «garcilasista» o comprometida. Nos parece, simplemente, una falsa dicotomía. «El poeta ha de ser humano. Humano a «machamartillo», volveríamos a reafirmar en el número 13 de la revista, en enero – febrero de 1967.
Este criterio resultaba innovador y en cierto modo provocativo en el panorama poético español de aquel momento. Escribimos allí que «solamente intentamos recoger aquello que sea sincero, que tenga, al menos, una brizna de humanidad». Una poesía que fuera expresión de radicalidad humana.
4.- ¿Qué algo nuevo tenían cuatro jóvenes leoneses para dar a la Poesía?
Probablemente una aspiración de independencia conceptual, que sobrepasaba la amarga situación española de los años de Dictadura, su cerrazón y falta de contacto con las corrientes poéticas que entonces florecían en el mundo, como, por ejemplo, La Beat Generation. (Ver el famoso libro de Jack Kerouac, «On the road», 1957)
A pesar de su humildad y estrechez de medios, la aparición de la revista de poesía Claraboya (1963/68) ha sido reconocida como «Una aventura poética renovadora».
Fue, antes que nada, fruto de una relación de amistad; el medio de expresión de unos jóvenes de la oscura provincia de la postguerra con inquietudes literarias y artísticas, que antepusieron siempre ese valor de la amistad a cualquier otra consideración y que se han mantenido hasta el presente con el mismo espíritu.
José Antonio Llamas, Luis Mateo Díez, Ángel Fierro, Agustín Delgado, en tanto que poetas; José Antonio Díez, (Antón), Higinio del Valle, Javier Carvajal en tanto que artistas plásticos, constituyeron el núcleo de Claraboya.
La revista, en su devenir, tuvo la fortuna, a pesar de su reducida presencia pública, de que fuera creando hacia ella una corriente de simpatía, que hizo que fuera enriqueciéndose con la participación de numerosos amigos, que contribuyeron a que la aventura fuese posible y los números aparecieran con cierta periodicidad.
Pero Claraboya fue también una revista de aprendizaje literario, de aprendizaje poético. Un órgano de expresión de unos aprendices de escritores que estaban en sus inicios, invadidos de perplejidad y dudas y pletóricos en su escritura de voluntarismo.
Como otras revistas poéticas, estaba hecha con radicalidad y sus autores se involucraban mucho en ella. Tenía ese aire juvenil muy de los años sesenta. Luis Mateo y Agustín Delgado eran estudiantes universitarios en ese tiempo, mientras que Ángel Fierro y José Antonio Llamas se habían trasladado a Barcelona, donde desarrollaron durante décadas su carrera profesional. A pesar de las distancias, siempre hubo una voluntad, no ya de compromiso al estilo sartriano de aquellos años, sino de algo inmediato, de filtrar la realidad que se estaba viviendo.
5
Llamas, Fierro, Delgado, Premiá de Mar 1970
Era un componente vital absolutamente compartido, de lucidez amarga, con una mirada negativa hacia lo que se vive, con un sentido esperanzado de la existencia, en una especie de voz compaginada con ese país en el que estás viviendo. Y ello desde la impronta de una formación humanística que, trufada de crisis irresueltas de adolescencia, vitales y también religiosas, conducía al estado de espíritu de una angustiosa búsqueda existencial, mucho más cerca de Albert Camus que de Sartre. Nosotros teníamos solo 20 años y estábamos en la etapa de aprendizaje, por lo que nuestra postura no tuvo, quizás, el eco que merecía.
Quien mejor nos podría resumir una respuesta a esta pregunta sería Agustín Delgado, con estas líneas textuales:
«Frente a la situación de la poesía del momento, en que se había creado un clima falso, de gran superficialidad, una oposición entre una tendencia más social y otra más garcialsista de cartón piedra, Claraboya incidió en la defensa de una poesía que fuera expresión de radicalidad humana. El prefacio del número 1 asumía la figura de Blas de Otero, «el Blas de Otero de siempre, ronco, seco, humano hasta los huesos» y cerraba con un compromiso: «Aquí únicamente intentamos recoger todo aquello que sea sincero, que tenga a lo menos una brizna de humanidad»».
(Fuente: «Liminar», de Agustín Delgado. Texto de presentación de la edición facsímil de Claraboya, Visor2005)
Francisco Álvarez Velasco, poeta, colaborador en muchas ocasiones de la Revista Claraboya, y amigo de los poetas e ilustradores, nos ha servido estas palabras como si fuera un micrófono y altavoz del Maestro Delgado, añadiendo este gran poema dedicado a Agustín:
INVENTARIO PARA UNA INFANCIA LEJANA [Para Agustín Delgado]
En el papel: el perro, la paloma, arena blanca por los márgenes y un poco de serrín,
6
Agustín Delgado, por Manuel Martín, 1966
la luz del vidrio roto y la piedra de sal para la vaca, el zapato de la madre ahogada, la soledad del perro, el cántaro llenándose.
Y el oro del aceite y la mancha oxidada del vinagre.
En la pizarra: el rastro de la tiza, el triángulo de Dios, la casa con el humo y un camino y un árbol, las letras de tu nombre en tres colores.
Y el gris de la mañana y el oro de la tarde.
En la pared: los rostros de la noche, los ojos de la fiebre, los labios de la aurora y el piar del gorrión que anuncia la tormenta, el derrumbe del día.
Y la sombra del cuervo y la voz de las tórtolas en los sauces del Luna, en los chopos del Órbigo.
(Francisco Álvarez Velasco)
5.- ¿Cómo se “manejaba” la barca de Claraboya?
Desde el primer momento su composición e impresión fue realizada en la imprenta con que entonces contaba la Diputación, que ofreció cobrarnos solo el papel, lo que ni siquiera llegó a realizar. Ocurrió que un grupo de entusiastas, los llamados «cocineros» de la revista (Gabriel Martínez, Enrique Vázquez o Publio Lorenzana) ejercieron de jefes de estación, decoradores, fogoneros o maquinistas del proyecto, donde los propios poetas no ocupamos lugar preferente, excepto a la hora de elaborar estrategia y aportar textos, siempre urgidos desde la imprenta. La dispersión geográfica de los cuatro miembros del grupo hacía imprescindible esta colaboración institucional.
7
Mateo y Delgado, Universidad de León 2003
Lo primero que me parece relevante desmentir es el pretendido enlace o relación filiopaternal de Claraboya con la anterior apuesta poética leonesa, que fue Espadaña, donde ejercieron su crítica y creatividad personas como D. Antonio G. de Lama, Victoriano Cremer o Eugenio de Nora, entre otros.
Debo declarar que mi conocimiento de este cercano precedente me resultó incompleto y de oídas. A causa de mi alejamiento, en Barcelona, tampoco tuve acceso a los textos de Espadaña hasta su edición facsímil, realizada en el año 1978. Claraboya llevaba entonces diez años suspendida por decisión política.
Por tanto, no comparto que pueda considerarse a Claraboya como hija o subsidiaria de Espadaña, como escribió Fanny Rubio, incluso aunque Agustín y Luis Mateo fueran conocedores de sus poetas y textos. Pues como ha dicho José Antonio Llamas, «Lo que habían hecho no era lo nuestro, no era nuestra propia voz». Resulta cierto que intentamos complicidad o apoyo por parte de nuestros predecesores, pero el resultado fue muy desigual. González de Lama, a quien J. A. Llamas y yo tuvimos de profesor de Historia de la Filosofía nos alentó en todo momento. Leía nuestras composiciones y ejercía una orientación amable sobre los textos que le dábamos a leer, resultando para nosotros un verdadero y admirable maestro. Agustín y Luís Mateo lo trataron posteriormente en la Biblioteca Azcárate, y en prolongadas conversaciones por las calles de la ciudad, «a la manera socrática». Alcanzó a publicar una crítica en Claraboya, sin llegar a involucrarse a fondo en la revista. Sería, en todo caso, el único cordón umbilical que nos podría relacionar con Espadaña, sin que pueda hablarse en ningún modo de influencia. Otros, como Victoriano Cremer, nos dispensaron una displicencia casi ofensiva, ante la osadía de unos jovenzuelos contra el «status» de poetas oficiales de la provincia que ellos representaban. Una cierta polémica en la prensa es visible en las hemerotecas, mediante la pluma crítica de Agustín Delgado.
Yo diría que se trató de dos experiencias poéticas sucesivas, radicadas en la misma ciudad, pero radicalmente independientes, no conectadas entre sí, y pertenecientes a dos generaciones diferenciadas. Ellos andaban entonces por los cincuenta años. Nosotros teníamos alrededor de veinte.
6.- A tantos años vista, ¿qué suma más: las alegrías o los disgustos?
Es claramente superior la suma de alegrías de aquella aventura a los ocasionales disgustos, como el del propio cierre de la publicación, por decisión gubernamental.
Claraboya, en sus limitaciones y precariedades, fue una suerte de espejo que desbordó lo meramente lírico, no una revista literaria al uso, acaso sí un testimonio de desasosiego vital y mirada contradictoria al tiempo en que existió. Más que el órgano de expresión de una u otra opción poética, de opciones formalistas o continuistas, la revista refleja el despertar poético, individualmente y como grupo, de una realidad de provincias estancada, la voluntad de liberarse de esa asfixia. Es lo más importante, lo que más motiva a sus creadores y por eso es una revista con editoriales y textos teóricos nutridos y reflexiones abiertamente ideológicas. Análisis también sobre el parentesco de la poesía con las otras artes, como la pintura, la música o el cine.
Desde los parámetros en que hoy se manifiesta el mundo cultural es difícil entender aquella ilusión que fue Claraboya, su marginalidad. Como con seguridad lo fueron también otras aventuras semejantes en otros lugares del país. Porque Claraboya fue un hecho cultural bastante al margen, sobre todo en la propia ciudad de León, pero también fuera, en el seno de la vida cultural española.
Su estela propició, sin embargo, continuadas relaciones de amistad, singularmente el encuentro con los escritores Juan Pedro Aparicio y José María Merino. Tanto el «Parnasillo provincial de poetas apócrifos» como la creación del personaje de Sabino Ordás fueron
8
tempranos frutos literarios de esa amistad, incesantemente celebrada desde entonces.
A los poetas y artistas plásticos ya citados se unirían con el tiempo otros creadores de enorme valía, como los escritores Julio Llamazares o Antonio Pereira, el fotógrafo Manuel Martín, el vidrierista Luis G. Zurdo, los músicos Adolfo G. Viejo y Julio Ferreras o los pintores Manuel Jular o Alejandro Vargas. Antonio Gamoneda colaboró muy activamente con el grupo, mediante originales propios y presentación de lecturas imprescindibles.
Así que esta compartida actividad mantenida en el tiempo constituye un inevitable corolario de la revista, que se hace necesario resaltar. Claraboya dejó de existir en 1968, pero un real espíritu de complicidades persistiría y persiste incluso hasta la actualidad. Ha sido hermoso comprobarlo en la publicación «Claraboya y sus amigos», (EOLAS, 2014), donde prestaron su testimonio más de cincuenta escritores y artistas leoneses.
7.- ¿Cómo de importante es lo visual en la poesía?
Las aportaciones artísticas, primordialmente pictóricas, fueron importantísimas. Su presencia reafirmó nuestra creencia de que las artes están interrelacionadas entre sí por los lazos comunes de la creatividad y la búsqueda de la belleza.
Resultan particularmente reveladoras las afirmaciones de Higiniodel Valle, en una entrevista realizada en la Casa de León en Madrid: «Yo lo que quiero es pintar lo que escribe el poeta. Si, si, lo que hace el músico. Aquello que nos confunde, en definitiva». (Entrevista para la revista «Picogallo», «Los demonios de un pintor», invierno de 1987). Pintores, músicos y poetas nos retroalimentábamos mutuamente y, en mi caso, sigue siendo así.
8.- ¿Qué papel jugaron en la Revista Claraboya Don Antonio González de Lama y Don Bernardino Martínez Hernando?
No sé si está suficientemente resaltado el hecho de que tres de los cuatro fundadores de Claraboya fueran seminaristas en sus años de formación. Seguirían, con ello, la tradición inmediatamente anterior de su predecesora Espadaña, en la que el sacerdote Antonio González de Lama fue uno de sus mentores y principal figura cultural.
Resultó, además, que D. Antonio fue profesor de filosofía en el Seminario Mayor de León, a cuyas clases asistimos con entusiasmo Toño Llamas y yo, además de presentarle a menudo algunos de nuestros poemas, que juzgó siempre con una crítica inteligente. Durante las
9
Antón Díez
Jular Higinio del Valle Antón Díez Antón Díez
vacaciones escolares se relacionó también con Agustín y Luis Mateo, desde su puesto en la biblioteca Azcárate. Su implicación en Claraboya no sería profunda, como ya dije, aunque en todo momento manifestó su aliento a nuestro proyecto.
Además, y para salvar la férrea burocracia del momento, hubo de ser otro sacerdote quien asumiera oficialmente el cargo de director de la revista, a lo que se prestó amablemente Bernardino Martínez Hernando. Cuestión que podría haberle causado problemas con la jerarquía, y que posiblemente se los causó. Finalmente, otro clérigo, Eutimio Martino, colaboró durante varios números con la sección de crítica de la revista.
9.- ¿Qué función más importante debe tener una revista de Poesía… y artes, en este tiempo actual?
De nuevo en el territorio de la teórica…, una revista de poesía y de arte puede y debe ser una plataforma de comunicación y debate, un foro de publicaciones y noticias, la presentación en sociedad de lo que se está haciendo, los proyectos y realidades. Es, en definitiva, un imprescindible «Tablón de Anuncios», sin ignorar su función de cauce de publicaciones y de crítica especializada.
«Nos aplicamos el cuento, amigos de Claraboya. Eso mismo pretendemos: ser plataforma de otros, abrir múltiples foros de poesía y artes, de pensamiento, de vida; contar noticias, ofrecer todo a la sociedad – en primer lugar la leonesa -; y seguir manteniendo abierta en Escalada la ventana de la poesía, la música, el arte, la historia, la tradición, le religiosidad profundamente humana; escribir y dar a leer la Luz que todos llevamos dentro»
(Nota de los atrevidos editores de esta Revista «Encuentros en Scalada»)
10.- ¿Qué significó – y supuso – el poema NO AMANECE?
Claraboya era claramente un proyecto aperturista en el terreno del pensamiento y la creación que no podía tener mucho recorrido en la época en que se fundó. Por encima de la autocensura que quizás practicamos nosotros mismos, sobrenadaba y estaba latente nuestra disconformidad sobre la visión oficial de la Dictadura.
Algunos escarceos nos conducían claramente hacia el abismo, como el caso del número 19, (enero – febrero de 1968), dedicado a la joven poesía cubana. Pues, para el ojo del censor, los poetas cubanos de la época debían ser «necesariamente» comunistas, ya que Fidel Castro ocupaba el poder en La Habana desde 1959, con pocas contemplaciones para el «desviacionismo burgués».
La relación con Batlló, el editor andaluz afincado en Barcelona, director de la revista La Trinchera, tampoco resultó un signo tranquilizador, pues los textos de sus publicaciones estaban siempre en el filo de la heterodoxia y constantemente en el punto de vista de los censores del Régimen.
Parece, sin embargo, generalmente aceptado que el detonante del cierre de la revista fue precisamente el anterior a los poetas cubanos, (el núm. 18, noviembre – diciembre de 1967), dedicado a la poesía de José Antonio Llamas, con el lema «Baladas para una guerra fría». El primer título de esta selección fue el ya célebre:
10
Llamas y Fierro, 1966
«Pasan los días y no amanece»
No amanece.
Pasan los días y no amanece. Pasan las nubes sobre el mar y no amanece.
Dijeron que el mundo caminaba hacia una luz, que todo estaba en su sitio.
Dijeron que detrás de la noche vendría el alba y detrás el amor.
Mas se alarga la noche y no amanece. Trabajamos en la noche, nos odiamos, caminamos con los brazos en alto.
Despertamos en la noche y vemos sombras de otras sombras que también caminan en la noche y no amanece.
Despertamos con los puños cerrados vamos bajando la voz cada vez más cada vez más.
Cada día trabajamos en la noche tropezando con los muertos y los ciegos, recordando, respirando esta noche pegajosa que nos ama como a bellos esclavos.
Y no amanece.
Pasan las horas de la noche y no viene el alba. Pasan las nubes y no hay nadie entre nosotros que se rompa el corazón para que pase la noche; no hay nadie que se indigne hasta cortar las raíces.
No hay nadie que reúna los gritos.
Nadie.
«se puede ver y oír con este código QR»
11
¿Cómo sería posible tamaña transmutación planetaria, si la verdad oficial era que «En España empieza a amanecer»? El Régimen no estaba en condiciones de tolerar una discrepancia sobre el asunto del sistema de rotación, y ni siquiera sobre ningún otro asunto. Por ello el superministro Fraga Iribarne, que llegó a León para participar en la Semana de la Trucha de 1968, arrojó la revista sobre la mesa del presidente de la Diputación y solicitó su inmediato cierre, ya que era un ataque a los Principios, la calle era suya, etc. Nos pareció lamentable pero coherente: la coherencia de todas las Dictaduras, de izquierdas o derechas. Planteamos un pliego de descargo, pero en vano esperamos una respuesta. Al fin y al cabo, el silencio administrativo consiste en no contestar. No porque no se conozcan las razones para denegar lo solicitado, sino porque es embarazoso esbozar la respuesta.
Quizás algunos, además de Fraga, pensaron que el poema era particularmente subversivo, pues la Propaganda nos hablaba de un inminente amanecer. Pero no resulta posible engañar a todos durante todo el tiempo. Éramos ya lo suficientemente lúcidos para no atender a la propaganda.
Bajo todos los puntos de vista, esta decisión fue una puñalada trapera para el presidente de la Diputación y para la propia vida cultural leonesa.
Diecisiete años más tarde (1984), la colección «Provincia» publicaría en su número 77, el poemario completo de José Antonio Llamas, precisamente con el título de «No amanece», desautorizando que la verdad deba ser objeto de secuestro. ¿Qué importan, pensamos entonces, 20 años de retraso? El libro fue significativo, pues levantó los velos de la mentira oficial de aquel momento. Ahora hay otras mentiras, que nos intentan pasar como certidumbres.
En la presentación del libro afirmé que, si fuera posible, su lectura debería estar vetada a todos aquellos que se preocupan por la raya de sus pantalones.
Jular 12
AL VUELO DE CLARABOYA, UNA CARTA (Post Data)
De Luis Mateo Díez
Queridos amigos: no quiero que falte mi presencia en el espacio que en vuestra revista dedicáis a Claraboya, y os envío esta carta a modo de colaboración espontánea, que se une a las más razonables y certeras de Llamas y Fierro, siempre con el recuerdo de Agustín Delgado al fondo. Mi presencia no puede ser otra que la de un advenedizo, ya que eso fui en Claraboya, entre la generosidad de los amigos y la contribución a un empeño común, que tenía, al menos, dos señas identidad. La revista fue un instrumento de aprendizaje, muy supeditado a un entendimiento problemático de la poesía, a una reflexión polémica y con la contundencia del análisis de la situación de la misma, con menos afanes revoltosos que comprometidos. Era Agustín quien mejor expresaba y proponía las disquisiciones teóricas en editoriales y críticas y, a veces, a través de su heterónimo José Ángel Lubina. Por otro lado, más allá del aprendizaje, de esa especie de cuaderno en el que contrastan versos propios y ajenos, con variedad lógica de aciertos, desaciertos e ilusiones, lo que mejor definiría a la revista, recordada al vuelo del pasado, anclada en su lugar y donde debe, es a mi parecer, más allá de lo poético y los ímpetus creativos juveniles, el valor testimonial que tiene, como una aportación cultural, de actitud, pensamiento y reflexión en aquellos años sesenta, con el franquismo coleando. No debiera separarse de los movimientos tan variados de conciencia y sentido, en esa vertiente de lo político, ya que en ella se apostaba por una poesía dialéctica y se escamoteaba la censura hasta que ya no fue posible.
Lo más acentuado de mi condición de advenedizo, en aquella aventura que tanto sirvió para atar lazos de amistad inquebrantables, y en la que no se puede olvidar la ayuda de personas como Bernardino M. Hernando, ya desaparecido, y en cuya casa siempre hubo generosidad y copas, Enrique Vázquez, Publio Lorenzana y Miguel Díez, entre otros, proviene de que era el único de los cuatro fundadores que no era poeta, que no escribía poesía, que era un narrador sin más alternativas.
Mis poemas de Claraboya son irremediablemente inducidos y, a poco que se mire, tienen una distancia sideral con los de Agustín, Llamas y Fierro. Mi aprendizaje se sostuvo, con igual entusiasmo y compromiso, en la admiración que les tenía, y en lo que mi aprendizaje de escritor fue ganando a su lado, con la clara sensación de estar beneficiándome de su creatividad y experiencias.
En Claraboya hubo, al lado de tantas colaboraciones de muy distinto signo y calidad, muchas de ellas extraordinarias, tres excelentes poetas, que ya lo eran en su momento, y que han tenido después un destino por debajo de su obra, quiero decir que su valoración y presencia no ha sido atendida como merecen, lo que está al cabo del día, y dice mucho de su propia discreción y talante.
Agustín Delgado tenía la característica de la experimentación y su obra está atravesada en su totalidad por una herencia muy lúcida de las vanguardias. Toño Llamas enlaza de modo muy personal, con una voz torrencial llena de imágenes de extrema expresividad, con la épica, una suerte de canto de reminiscencias míticas particulares. En Fierro está patente, entre la intimidad y las resonancias universales, el Rilke que a todos nos fascinaba, la herencia también de los simbolismos y los metafísicos.
Ellos ya escribían así, ya eran una parte precursora de lo que ahora escriben, y el advenedizo que tanto aprendió a su lado, dejó los bártulos líricos y se aferró a la ficción, sin que el sustrato de esos bártulos, a ellos debidos, dejara de causar efecto.
No digo nada más, me sumo a lo que ellos os han dicho.
Amistad, testimonio, compromiso, diversidad, una claraboya lejana desde la que algunos comenzamos a mirar con menos asombro que contumacia.
Luis Mateo
13
«Olvido de lo criado, memoria del Criador, atención a lo interior, y estarse amando al Amado».
(San Juan de la Cruz)
Memoria, silencio, olvido: poesía y mística
María del Sagrario Rollán, Salamanca, 2021
Sagrario nace en Salamanca donde realiza estudios de Psicología y Filosofía en la Pontificia, completados en Lovaina (Bélgica) con Teología. Allí presenta su tesis doctoral sobre San Juan de la Cruz, dirigida por A. Vergote y publicada en 1991: Éxtasis y purificación del deseo. En 1989 compiló otra antología titulada Vámonos a ver en tu hermosura, colaboró con el Diccionario de San Juan de la Cruz, 2000. En Amor y deseo en San Juan de la Cruz reúne en 2003 algunos de sus mejores artículos sobre el místico. También se ha ocupado de autores como S. Weil, E. Stein, J. Baruzi, T. Merton, Rilke o Hölderlin, con publicaciones en España, Bélgica, Holanda y Argentina. Como poeta cabe destacar Jardín de su silencio, 1996 y Habla Beatriz, 2016.
4
14
Memoria y olvido configuran y modulan nuestro existir en el tiempo, nuestros afanes de permanencia y nuestro anhelo de absoluto. Somos seres temporales, finitos, sometidos a la fugacidad y al acabamiento. El tiempo es irrevocable, condición y figura de nuestra existencia, en el amor, en el dolor, en el deseo y hasta la muerte. El tiempo es, por tanto, uno de los vectores determinantes de la construcción poética. Pues en el texto, a través de la palabra, se apuntalan de algún modo los atisbos de permanencia.
La poesía mística, más que ninguna otra, nos invita a explorar la tensión temporal que suscita la condición de «homo viator». Al ritmo del breve poema de San Juan de la Cruz que abre estas líneas se ilumina intensamente dicha encrucijada. Silencio y olvido es la consigna del místico, pues el mucho hablar distrae y dispersa, mientras el callar descansa y endereza el espíritu.
Como ecos de una Palabra fundante que se encarnó en nuestra historia, buscamos el decir que restaure, sin embargo, las roturas y las heridas que han ido desvirtuando la voluntad y fragmentando el entendimiento con el tiempo. Se impone en el místico (y quizá en toda poesía que quiera alumbrar algo más que chispeantes voces de sirenas) una ascesis de la palabra, que por las circunstancias acaecidas actualmente me parece de extraordinario interés. Vivimos saturados de imágenes, en una inflación constante de discursos sin fondo y sin sentido, lo cual no sacia, sin embargo, nuestra sed, sino que más bien nos amarga y colma de inquietudes, además de poblar nuestro imaginario de temibles fantasmas.
El poeta que canta extasiado la hermosura de la creación:
Mi amado, las montañas, los valles solitarios nemorosos, las ínsulas extrañas, los ríos sonorosos, el silbo de los aires amorosos…
Es el mismo que nos invita en el poema citado arriba al olvido de las criaturas y a una atención absoluta al abrazo íntimo del absoluto amor. Detrás de los fenómenos que aparecen a los sentidos: colores, perfumes, paisajes, figuras, la belleza sublime del Ser eterno se esconde y se otorga, para revelarse en todo su esplendor al poeta que ha sabido escuchar y callar, renunciar a la vanidad de su ego, a los impulsos de una locuacidad indiferenciada e indiferente al mundo real sufriente y mudo.
Al que ha atravesado la tiniebla de la noche de olvido, al que ha sido capaz de poner humildemente la boca en el polvo, de enterrarse en la tierra que es su humus primigenio, a ese se le revela el más puro amanecer, noche amable más que la alborada. Porque al igual que canta el poeta Rilke, en los Sonetos a Orfeo:
Sólo el que ya elevó la lira también entre las sombras, puede expresar, presentida, la alabanza infinita.
… y así como otra gran solitaria, la mujer de blanco de Amherst, E. Dickinson, viviendo en silencio, completamente apartada de los círculos convencionales de su tiempo, en el
15
estrecho recinto del hogar familiar, teniendo como únicos libros de cabecera la Biblia y un diccionario, según se cuenta, ha llegado a las más altas cimas de la poesía moderna en inglés. En pocas palabras apunta ella esa tensión entre lo prescindible y lo absolutamente necesario, pobreza mental, ascesis, como decimos, de la palabra y el corazón, que se encarna en soledad querida, asumida, bebida como un cáliz de sublime sacrificio. Lo que le permite después cantar:
La mañana es de todosDe algunos es la nocheY solo de unos pocos elegidos es la luz auroral
En torno al silencio, en acallamiento de proyectos y pesares, en incomprensión, y no queriendo comprender sino sólo la luz que en el corazón ardía, hace ahora poco más de un año, recién castigados en el cuarto de atrás, confinados por decreto, en estado de alarma y confusión ante la terrible pandemia que aún sufrimos, emprendí una recopilación de textos de San Juan de la Cruz. Antología del silencio que nos invita a colocarnos en tal dimensión de olvido que nos permita trascender lo efímero, asomarnos a lo eterno, y restaurar la memoria y el corazón dañado, desde una palabra fecunda y germinal. Es el librito titulado Callar y obrar, publicado por Fonte, Editorial de espiritualidad 2021.
Nota de los responsables de esta Revista:
«Estimada amiga: nos dejas con la miel en los labios. Nos gustará leer ese catecismo de San Juan de la Cruz, Espíritu y Silencio. Y que obre el Amor».
16
Luis Miguel de Luis Arribas
Vallisoletano, afincado en León, Médico, Psicoterapeuta, algo escritor... «de experiencias para ayudar al otro».
Aprovecha su formación y su información, y busca la más expresiva belleza, para aprender a vivir «sinsabiendo», y recurriendo a nuestras comunes «galerías de sueños».
Cuando Salvador Negro - mi buen Yéshua - me recordó el numinoso oterillo de San Miguel de Escalada, algo cambió en mi perspectiva inicial de un cierto encuadre escolástico en esta deleitosa colaboración. Asomaron enseguida las ecuaciones imposibles de la música celestial, la Teoría de la Relatividad, el maná ansiado de la pura palabra poética o el Silentium que los canteros debieron conocer al concluir cada jornada de lucha interminable con la piedra rediviva.
Diré, pues, lo que parece moverse en mi hacia Poiesis y Laberinto como hallazgos, como renovación frente a términos que se nos van haciendo clasicistas, sin que sus contenidos envejezcan en absoluto.
Poesía, Psicoanálisis, son imprescindibles estaciones de esperanza ante los daños del desconcierto humano, lástima que dejadas de la mano del dios-estado con más frecuencia de lo que su necesidad indica, en nuestro obeso rincón del mundo y en todas partes.
Si les digo que ya es evidente que no nos entenderíamos sin la enunciación de lo Inconsciente, que hasta los más torpes raperos sostienen el hecho poético, no haré mella, supongo, en su interés por la dialéctica que creo exige el fenómeno ni por su aplicación a lo universal del conocimiento «parece cosa de gustos» «son simples y particulares opciones» dirán muchos y poco más se pudiese añadir fuera de los afines a este modo de teorizar.
Vayamos por un momento a lo etimológico, fuente viva de toda cognición, pese lo que pese a los novísimos «creadores» de lenguajes y códigos que parecen surgir de diabólicas coyundas con las máquinas cibernéticas o con las modernas pócimas, tipo anfetaminas modificadas o el viejo opio y sus nefastos acompañantes más actuales, cocaína al cabeza. Poiesis - cualquier mirada a las instantáneas enciclopedias lo dice- es el significante que hemos tomado de los griegos para intentar sustantivar algo tan esencial, tan imposible, como«crear» e «iluminar» como «extasiar» y «ser desde el no ser», Laberinto, tan sugerente
17
desde lo imaginario, también intenta significar y situarnos ante una suerte de enredo o «construcción compleja, de difícil salida» o hecho natural geográfico ¡o refugiado en el oído interno! y, por supuesto, lo mental en su versión más enfermiza o efervescente.
En ambos casos la Historia de la Cultura nos muestra toda clase de imbricaciones, desde su comienzo, en todas las civilizaciones sin excepción.
Ya sabrán a estas alturas, que les ofreceré otra estrategia para movernos por el Laberinto y su Poiesis, o por la Poiesis que se descubre en todo Laberinto. No apelo a los adentrados y conocedores de la selva que Juan de la Cruz o Teresa de Jesús frecuentaban en sus raptos, tampoco a quienes ya indagan y descubren en sus propios análisis, es decir psicoanálisis, o a los que desde la más rabiosa y potente investigación de la Física actual, no temen comprender a los místicos, sino que los buscan y con frecuencia encuentran al final de sus trabajos, filosóficos o puramente praxiológicos.
Pudiera ser que el conjunto de significaciones que se me imponen llevase a una solución radical, genética valga decir; puede que esperen mi confesión tras tanto buscar sin mucho encontrar y diga humildemente Dios, o como dicen los primos sefaradíes el Di-s, Adonai, YHVH…
Incluso antes de conocer por gracia de mi mejor maestro médico, el anatomista Gómez Bosque a Baruch Spinoza, el viejo monaguillo que fui, ya leía a Freud y sus acólitos. No hay peor laberinto…ni mejor, probablemente es el único.
Es decir, fascinados como estuvimos por el buen Nazareno con disfraz de Ché Guevara en su poster de los primeros ochenta, asombrado por la elocuencia del cuerpo en vivo o cadavérico, por la ciencia aséptica imposible y su aproximación posible en la «ars médica» nunca dejamos de soñar, de recitar el soneto de Amor de un supuesto Lope, de perseguir las argucias con nuestra lengua de un tal Quevedo y la errática gloriosa de nuestros mancillados héroes de Miguel…nada resolvió el laberíntico accionar de la mente juvenil, ni siquiera los Salmos del Rey David o la apuesta nihilista del mejor Nietzsche, por no hablar del tratado de nimiedades que acabó siendo el Manifiesto Comunista de Marx…
La sorpresa en el Camino a Santiago del vivir es, para mí, barrunto que para ustedes más aún, una solemne novedad imperfecta...
La denomino PALABRA, o lenguaje en sentido lato, pues ¡soy un ser hablante!
Si uno dice Poesía, millones de imágenes y acciones acuden a su pantalla interior, afirmo que incluso para los legos o negadores de tal hecho en su condición íntima, en su ánimus, o alma, o memoria de nada que se le aproxime…Si uno
18
«La vírgula de la palabra maya»
dice psicoanálisis, puede ocurrir algo semejante; a estas alturas ya se puede asegurar que no es fácil eludir el significante, pero es mucho más posible que la gente lo deje para especializados…en su propio sentir sintomático, o como profesional o erudito, tanto da a los efectos que estamos examinando.
Vayamos por un momento a la enjundia de lo aportado hoy. Para ello miremos y recorramos el Laberinto de los sueños, de los actos fallidos, de nuestros síntomas o los del vecino, de las ilusiones y fracasos en lo relativo al amor y la muerte, de la enfermedad psicosomática... de la vida toda. Nadie necesita de un saber previo, académico, a propósito de esto, puesto que es inevitable ¡incluso por el atajo de las drogas o la psicosis! Nada ni nadie nos librará de tales encuentros con lo real, que dice el astuto J. Lacan, ni la protección de lo materno, ni el poder regio del padre, ni la llamada al cielo protector…
Y, entonces, los que nos preceden, hicieron su magia: nos hablaron de Caperucita, Superman, el payaso feliz; y hasta nos fueron asustando con algún cuento algo macabro a modo de inoculación de ansiedad controlada (que dirían nuestros amables rivales cognitivoconductuales) y primero pedimos que nos repitan el relato una, dos, cien veces y - ¡oh prodigio! - el joven simio parlante de cualquier sexo, con su lengua de trapo, ¡inventa! el cuento del Cuento, lo destroza a menudo; y sí, desde luego, lo olvida a veces…o lo añora y sufre como pura ausencia mortal si nadie se lo dio en noches interminables; pero nunca lo podrá separar de su condición de hablante, de inventor de realidades sobrepuestas a lo Real de la realidad social y cotidiana…Será, para siempre, buscador de esa ambrosía que tanto falta en el Valium de las multinacionales farmacológicas.
19
El traductor, Agustín B. Sequeros y la poeta foto cortesía de salamancartvaldia/2017
LA RESURRECCIÓN DE INGRID JONKER, POETA
SUDAFRICANA
Agustín B. Sequeros
... de Salamanca. Licenciado en Letras, Lingüista, Profesor de Lengua y Cultura Españolas en la Universidad de Utrecht. Poeta, traductor, e interprete en Masstricht.
INGRID JONKER
20
No deja de ser curioso el caso de la poeta sudafricana Ingrid Jonker, una mujer que vivió en la Sudáfrica del Apartheid de los años sesenta del siglo pasado y que 50 años después de su muerte adquirió de nuevo una inusitada fama. Fama que se ha extendido por todo el mundo, menos en España, donde las editoriales no han mostrado ningún interés por esta gran poeta.
Indudablemente, el hecho de que su vida fuera llevada a la gran pantalla en 2011, contribuyó decisivamente a la renovación del interés por su obra. La película, titulada Mariposas negras¹, tuvo mucha aceptación no sólo en Holanda, sino también en otros países europeos. El film nunca llegó a los cines españoles, pero sí se difundió en varios países latinoamericanos. Quizás fuera esa una de las razones por las que en Colombia se acogiera favorablemente la primera traducción al castellano de la obra principal de Ingrid Jonker: Humo y ocre, publicada en Medellín en 2015, con un magnifico prólogo de María Cecilia Salas Guerra, de la Universidad Nacional de Colombia y una introducción del traductor².
Pero no fue sólo esta película lo que hizo que renaciera el interés por Ingrid Jonker. Ya antes, su figura, prácticamente relegada al olvido después de su prematura muertese suicidó en 1965, a los 31 años de edad -, fue rescatada por nadie menos que Nelson Mandela. Durante el discurso de apertura del primer Parlamento democrático de Sudáfrica, en 1994, Mandela le rindió homenaje, leyendo su poema «El niño matado de un tiro por los soldados en Nyanga». Además, en el siglo pasado, apareció en Holanda una antología bilingüe de sus poemas, acompañada de la biografía de la poeta³, que tuvo desde el primer momento un éxito rotundo, y aún sigue reeditándose en los Países Bajos.
Ciudad del Cabo fue el lugar donde se desarrolló gran parte de la vida literaria de Ingrid Jonker. Allí se fue a vivir en los años sesenta, después de haber pasado varios años en Johannesburgo y haberse separado de su marido. En el nuevo entorno entró en contacto con un grupo de artistas -principalmente escritores-afincados en la playa de Clifton, en las cercanías de Ciudad del Cabo, el cual tendría una significación decisiva para la vida literaria sudafricana. Muchos de ellos escribían en afrikáans y estaban intentando llevar a cabo toda una renovación tanto en actitudes vitales como en la manera de hacer arte. Y esto en un momento muy especial: el del recrudecimiento del régimen del apartheid, al que se oponen radicalmente. Es el grupo al que se designa en Sudáfrica con el nombre de «Generación de los Sesenta»⁴. Ingrid se integra plenamente en el grupo. Especial influencia ejercen en ella el poeta y traductor afrikáner Uys Krige⁵ y el escritor sudafricano de lengua inglesa Jack Cope (que se convierte en su amante).
En marzo de 1960, se producen en Sudáfrica protestas masivas contra la «ley de pases», según la cual los negros no podían moverse libremente en el país sin un pase. En Sharpeville la policía abre fuego contra los manifestantes, ocasionando la muerte de sesenta y nueve
¹ Realizada por la directora holandesa Paula van der Oest.
² Ingrid Jonker, Humo y Ocre, Editorial Universidad de Antioquia, 2015. Edición bilingüe: afrikáans –español. Traducción de Agustín B. Sequeros.
³ Ingrid Jonker. Ik herhaal je [Te repaso]. Amsterdam: Podium,2000. (Traducción de los poemas al neerlandés: Gerrit Komrij; biografía: Henk van Woerden).
⁴ Die Sestigers, entre ellos: Jan Rabie, Adam Small, Breyten Breytenbach, Uys Krige, Jack Cope.
⁵ Uys Krige acababa de traducir al afrikáans, entre otros, a Eluard, Lorca y Jorge Andrade
21
personas. En Nyanga, una barriada de Ciudad del Cabo, el ejército dispara igualmente contra los manifestantes, matando, entre otros, a un niño. La imagen de ese niño muerto, con la cabeza traspasada por una bala, en brazos de su madre, impresiona profundamente a Ingrid y le inspira el poema «El niño».
EL NIÑO
Matado de un tiro por los soldados en Nyanga
El niño no está muerto el niño levanta el puño contra su madre que grita África grita el aroma de libertad y brezo en barriadas de corazón acorralado
El niño levanta el puño contra su padre en el cortejo de generaciones que gritan África gritan el aroma de justicia y sangre en las calles de su orgullo en armas
El niño no está muerto ni en Langa ni en Nyanga ni en Orlando ni en Sharpeville ni en la comisaría de policía de Philippi donde yace con la cabeza traspasada por una bala
El niño es la sombra de los soldados que hacen guardia con fusiles y carros blindados y cachiporras el niño está presente en todas las asambleas y legislaciones el niño mira expectante por las ventanas de las casas y en los corazones de las [madres el niño que sólo quería jugar al sol en Nyanga está por todos lados el niño que se ha hecho un hombre recorre toda África el niño que se ha hecho un coloso va por todo el mundo
Sin un pase⁶
Su publicación produjo una gran conmoción. Era totalmente inusitado en Sudáfrica que una mujer, poeta y además blanca, se atreviera a tomar públicamente partido por gente negra. Además, esta mujer resultaba ser la hija de un parlamentario sudafricano perteneciente al Partido Nacional, propulsor del apartheid: Abraham Jonker⁷ . El enfrentamiento entre hija y padre fue fulminante y se ventiló hasta en la prensa. Máxime cuando poco después éste es nombrado presidente de una comisión cuyo cometido fue establecer una legislación para el endurecimiento de la censura, a fin delimitar la libertad de prensa y someter a
⁶ Ver supra nota 2.
⁷ Abraham Jonker, periodista y escritor de poco éxito, hizo carrera como político y llegó a ser parlamentario por el National Par
22
aquellos escritores rebeldes, entre los que se contaba su hija. Es en ese momento cuando Ingrid conoce al escritor André Brink⁸, que había organizado una acción de protesta contra la censura, junto con otros escritores del grupo de Clifton. Desde entonces se establece entre ambos una relación amorosa que condicionará decisivamente la evolución de la vida emocional de la poeta⁹ .
Su mayor éxito literario se produjo a raíz de la publicación del poemario «Rook en oker» (Humo y ocre), por el cual le concedieron en 1964 uno de los premios literarios más importantes de Sudáfrica . Con el dinero del premio, Ingrid emprende a mediados de marzo de ese año un viaje a Europa (Londres, Ámsterdam, París y Barcelona), que acabará convirtiéndose una verdadera catástrofe emocional: André Brink se había reunido con ella, pero en Barcelona, después de numerosos altercados y explosiones emocionales, decide abandonarla y regresar a Sudáfrica. En París ingresan a Ingrid en una clínica psiquiátrica durante unos días. De vuelta a Sudáfrica, la crisis se agudiza y en la noche del 19 de julio de 1965 se suicida adentrándose en el océano y dejándose engullir por las olas.
Las palabras de Abraham Jonker, al enterarse de la noticia de que el cuerpo de su hija había sido encontrado sin vida en la playa, fueron terribles. Parece ser que dijo: «Por mí, que la vuelvan a tirar al mar».
Después de su muerte, el escritor Jack Cope recolectó los poemas escritos por Ingrid en 1964 y 1965, más algunos otros compuestos antes y nunca editados, publicando en 1966 «Kantelson» (Sol volcado)¹¹ .
El amor, la muerte, la traición, la búsqueda desesperada de un escape al aislamiento que conlleva la condición humana, son los temas que configuran los poemas de este libro póstumo. En sus versos, resuena aún intensa, dura y tierna a la vez, la voz de Ingrid Jonker.
⁸ André Brink (fallecido en febrero de 2015) escribía tanto en afrikáans como en inglés. Por aquellos años publicó una curiosa novela, Orgie (1965), en cuya elaboración participó activamente Ingrid Jonker.
⁹ Ingrid seguirá manteniendo al mismo tiempo su vínculo amoroso con Jack Cope.
¹¹Ingrid Jonker, Sol volcado, Editorial Universidad de Antioquia, 2019. Edición bilingüe: afrikáans –español. Introducción y traducción de Agustín B. Sequeros.
23
Santiago García-Castañón
LOS RETOS DE LA TRADUCCIÓN POÉTICA
Existe un maleficio del que el traductor de textos poéticos no parece poder evadirse y que se refleja en la vieja sentencia italiana traduttore, traditore. Esta «traición» del traductor lo es siempre a ojos de los demás, porque en cada lector hay un traductor en potencia; o dicho de otro modo: cada persona «traduce», esto es, reescribe el poema como le parece.
Ezra Pound, que -independientemente de delicadas cuestiones ideológicas- fue un excelente poeta y traductor, recibió severas críticas por su falta de fidelidad a los originales. Y Pound zanjó la cuestión afirmando que cualquiera que poseyera unos mínimos conocimientos de dos lenguas podría producir una versión literal de un poema. Hoy es posible hacerlo hasta sin tener ningún conocimiento, gracias al software disponible en el mercado, pero lo que ningún programa informático puede hacer es dotar al nuevo texto de «alma»; el resultado será un texto impecable, pero probablemente será un mal poema, o ni siquiera lo será.
Si para ser un buen traductor es necesario tener un profundo conocimiento de la lengua de origen y la de destino de los textos con los que se trabaja, para ser un buen traductor de poesía se necesita algo más. Y es que el traductor de poesía, a diferencia de quien traduce un texto científico, legal o de otra índole, debe infundir vida al poema en el idioma que será su nuevo «hogar», de modo que el producto final pueda leerse como lo que antes era: un poema, y no como una mera traducción. Por ello, cuando me enfrento a la delicada tarea de traducir un texto poético (generalmente del inglés al español, aunque también lo he hecho a la inversa) no me siento en absoluto obligado a traducir verbatim los contenidos, porque a veces también necesito traducir la forma. En el caso de una forma clásica y de estructura rígida como es el soneto, mi principal propósito es dar como resultado sonetos aceptables en la lengua de destino. Y si para lograr este propósito se me antoja cambiar algo, no me tiembla el pulso al hacerlo; este es un pecadillo venial que estoy dispuesto a cometer.
Alguien dijo -no recuerdo quién- que un poema es como un plato culinario dotado de aspecto, olor y sabor. El traductor de poesía debe ser consciente de que le va a resultar prácticamente imposible dotar al plato resultante de estas tres características que tenía el
24
Los caños de Rivero, dibujo de Cástor
poema original, y debe elegir cuál de ellas desea sacrificar a cambio de salvar las otras dos. En lo que a mí respecta, pongo mi empeño en conservar el sabor, y sacrifico o bien el aroma o la presentación del plato, pero mi intención es que la traducción sepa como el original.
Y como para muestra basta un botón, al final dejo yo un botón… y el ojal que para él yo hice. Se trata del soneto «The New Colossus» escrito por Emma Lazarus (1849-1887) en 1883. Está dedicado a la Estatua de la Libertad, que recibe e ilumina con su antorcha a quienes llegan a los Estados Unidos en busca de una nueva vida. En 1903 este poema fue grabado en una placa de bronce que se colocó en el pedestal de la famosa estatua.
Uno de los primeros retos de traducir un soneto del inglés al español manteniendo la arquitectura del texto original es la diferente estructura fónica del inglés. Si partimos de la premisa de que el soneto debe «sonar», se hace necesario jugar con los significantes para hacer que la mayor concisión léxica y sintáctica del inglés quepa en los límites del endecasílabo, teniendo en cuenta la mayor ampulosidad verbal de la lengua española. Por este motivo, en ocasiones hay que sacrificar el significado en beneficio de significante, o lo que es lo mismo: alterar el sentido para mantener la forma. Vamos, que aquí decidí conservar el sabor y la presentación del plato, aunque no sé si su olor será como el del original.
He aquí el soneto de Emma Lazarus seguido de mi versión en español. Quien desee ver lo que con este poema han hecho otros traductores podrá encontrar en internet versiones de diversa laya. Sugiero que las busquen…
Emma Lazarus, THE NEW COLOSSUS
Not like the brazen giant of Greek fame, With conquering limbs astride from land to land; Here at our sea-washed, sunset gates shall stand A mighty woman with a torch, whose flame
Is the imprisoned lightning, and her name Mother of Exiles. From her beacon-hand Glows world-wide welcome; her mild eyes command The air-bridged harbor that twin cities frame.
«Keep, ancient lands, your storied pomp!» cries she With silent lips. «Give me your tired, your poor, Your huddled masses yearning to breathe free,
The wretched refuse of your teeming shore. Send these, the homeless, tempest-tost to me, I lift my lamp beside the golden door!»
25
EL NUEVO COLOSO
(Versión de Santiago García-Castañón)
No es como el titán de griega fama, con miembros que conquistan reciamente; en el marino ocaso alza su frente, portando el fuego, poderosa dama
con su cautivo resplandor. Se llama madre de exiliados. Su mano ardiente alumbra la bahía y a la gente; su luz de bienvenida lo proclama.
«Guardad, antiguas tierras, vuestra gloria,» callada exclama. «Dadme los cansados que buscan libertad en su destino,
los que de otras riberas traen su historia, los desvalidos, los abandonados... Yo alzo mi luz y a todos ilumino.»
NOTA BIOGRÁFICA:
Santiago García-Castañón es licenciado en Filología Inglesa por la Universidad de Oviedo y doctor en Literatura Española por la Universidad de Illinois. En la actualidad es catedrático de Literatura Española en Western Carolina University, de cuyo Departamento de Lenguas Extranjeras fue director durante siete años. Además de su actividad académica, es conferenciante, poeta, novelista, traductor e intérprete judicial jurado en los EE UU. Entre su producción literaria destacan los poemarios Tiempos imperfectos (1994), Entre las sombras (1996), Lo que queda (2002), Rota memoria (2006), Las brasas de tu fuego (2012), Equis (2013), Las orillas de una mar incierta / The Shores of an Uncertain Sea (2015), Objetos desechables / Disposable Objects (2017), Una lejana luz (2017), La vida es lo que pasa (2018) y Las huellas de Erató (2019), así como las novelas El castillo de los halcones (2004), Vida y fabulosas aventuras de Pedro Menéndez de Avilés (2006) y El coleccionista (2018). García-Castañón ha sido seleccionado para representar a España en los festivales internacionales de poesía de Puerto Rico (2015 y 2018) y la República Dominicana (2017) y ha dado recitales poéticos en más de una docena de países de cuatro continentes. En 2018 participó en el IX Encuentro en Escalada "Nuestra Torre de Babel".
26
EDWARD JENNER, MÉDICO Y POETA
«UT POIESIS MEDICAMENTUM»
La Poesía, vacuna para el alma.
Ejemplo de una estrofa del original en inglés, SING OF RAIN:
Low o’er the grass the swallow wings
The cricket too, how sharp he sings!
Puss on the hearth, with velvet paws, Sits wiping o’er her whiskered jaws.
No es tan famoso como Leo Messi o Cristiano Ronaldo, pero el mundo le debe mucho. Porque este señor fue el creador de la primera vacuna de la historia contra la viruela. Y lo hizo con poquísimos medios, pues era médico rural en un pueblo de la Inglaterra profunda del siglo XVIII. Se puede decir que la investigación era una de sus dos pasiones predilectas con las que ocupar su tiempo libre. La otra era la de la poesía.
Sí, señor; Edward Jenner era médico y poeta, lo cual viene a erigirle en uno de los epígonos del Humanismo o, lo que es lo mismo, una de las últimas mentes creativas que combinaban con igual denuedo el cultivo de las letras y las ciencias, antes de que sobreviniera de forma dramática el divorcio de la una y la otra en la centuria siguiente. No quiero ni pensar en el careto con que hubiesen mirado las farmacéuticas de hoy en día a uno de sus empleados si este, en vez de dedicar íntegramente sus desvelos a llenarles los bolsillos, hubiera tenido el cuajo de repartir su ingenio a partes iguales entre la fabricación de medicinas para el cuerpo y para el alma. Dicho de otro modo, me pregunto cuánto hubieran tardado en darle la patada a Jenner si le hubiera tocado nadar en las procelosas aguas del siglo XXI. Pero aquellos eran otros tiempos: Newton escribió tantos tratados de teología como de física, y tanto Copérnico como Mendel eran clérigos. Ninguno de ellos veía la necesidad de que la ciencia careciese de conciencia. Si bien quizá resulte más realista (aunque también más prosaico) aventurar que en aquella época no existían Netflix ni Sálvame Deluxe y, por tanto, las mentes pensantes, fueran científicas o no, tuvieran que distraerse con algo cuando no estuvieran dándole vueltas al magín.
Yo quiero pensar que lo que llevó a nuestro hombre a cultivar la poesía con denuedo fue el convencimiento de que solo tenía sentido salvar vidas si quedaba demostrado que la Vida era algo digno de ser salvado, pero de verdad. La vida sin poesía nos rebajaría al nivel de mera subsistencia, haciéndonos no demasiado distintos de las amebas, bacilos y demás clases de protozoos. Prescindamos de la poesía y habremos cambiado las cárceles y sentinas de la Inquisición por la cárcel catódica de Tele 5 y Amazon Premium, que se dedican a quemar neuronas en vez de brujas, dejando el electroencefalograma plano (es decir, en estado de muerte cerebral). De nosotros depende.
Edward Jenner
(Fuente: Anales de la Academia de Medicina y Cirugía de Valladolid)
27
SEÑALES DE LLUVIA
Edward Jenner (1749-1823)
Se oye ulular el viento, el reloj desgrana las horas y negros nubarrones surcan el firmamento. Desciende el hollín y los perros duermen mientras las arañas están al acecho. Anoche se puso un sol blanquecino y la luna quedaba difuminada por su halo. Un arco íris abraza el cielo y el pastor, inquieto, lanza un suspiro. Las paredes rezuman humedad, cierra la rosácea pimpinela sus pétalos y la tierra exuda su fragancia.
Escuchad el crujido de las mesas y las sillas. La vieja Betty muestra síntomas de artritis, atormentada por el punzante dolor de los juanetes que la confinan tempranamente en su lecho. Se oye el graznido de los patos y los pavos reales. Parecen cercanas las colinas distantes.
Gruñen inquietos los puercos y las incansables moscas no cesan de importunar al ganado. Las golondrinas vuelan bajo sobre la hierba; se deja oír con fuerza el canto del grillo.
Sobre el hogar descansa el gato con sus patas aterciopeladas a las que da lustre frotándolas con sus bigotudas mejillas. Los peces saltan sobre el cristalino arroyo atrapando a las incautas moscas. Las luciérnagas, en gran número, iluminan con su fulgor el claro del bosque.
De noche el escuálido sapo brinca y se arrastra por la hierba. Siguiendo los dictados del viento, el polvo se amontona, juguetón, formando rápidos remolinos.
28
La rana ha cambiado su amarilla indumentaria por un manto rojizo.
Pese a hallarnos en junio, el aire es frío y reposado, y el dulce canto de los mirlos se torna estridente. Mi perro altera sus hábitos y se dispone a dar buena cuenta de los restos de cordero.
Ved cómo revolotean los grajos imitando el planeo de la cometa. Caen en picado, como fulminados por una invisible bala. Veo con pena que mañana lloverá. Tendremos que aplazar nuestra excursión.
Se licenció en Filología Inglesa por la Universidad de Salamanca en 1987. En 2003 se doctoró por la Universidad de León con un trabajo de literatura comparada sobre Henry David Thoreau y Friedrich Nietzsche. Ha ejercido como profesor asociado en la Universidad de León y desde 2015 trabaja en el IES Padre Isla (León). Es autor del poemario Jinetes en la tormenta y de los libros de relatos Filandón negro y Eros versus Caronte, además de colaborar en los libros Ágora de la poesía, Cuento cuentos contigo y La mirada en la noche.
(Traducción de Fernando Montes Pazos)
29
Fernando Montes Pazos
Chema García
(Salamanca, 1977)
Licenciado en Historia por la Universidad de Salamanca. Trabaja como arqueólogo y publica artículos de investigación y alguna ponencia de ámbito científico durante la primera década del siglo XXI. Desde 2014 es participante del Ágora de la Poesía de León (publica varios poemas en su primera antología) y asiduo del Taller de Escritura Creativa “Casa de las Conchas” de la Biblioteca Pública de Salamanca (publica en la antología “Bivalvos” a punto de editarse) y, desde 2015, miembro de la Tertulia poética “Papeles del Martes” (publica poemas de forma regular en su revista de creación poética). Finalista al mejor relato de la Revista Entropía (2011) y del II Certamen Umbral de Poesía de Valladolid (2015). Ha participado con sus poemas y vídeos en diversas exposiciones, recitales, presentaciones y homenajes poéticos en las ciudades de León y Salamanca.
¿Sólo brilla la apariencia?
¿Qué quietud tan profunda, avanza entre las nubes para que una calma sin palabras penetre en la transparencia de mis ojos?
¿O quizá sólo brilla la apariencia? ¿Acaso fulgura vacía a la espera para dejar de ser lo que no es, lo que nunca fue y algún día será real en lo absoluto?
La vida que siempre vive canta desde las alas, la muerte que no muere respira sin memoria.
¿Quién ayuda a morir con dignidad?
¿Quién busca lo verdadero con la fuerza de la palabra?
¿Quién encuentra la voz de los poetas?
Sólo desde el dolor se puede amar sin condiciones.
Chema García. (Inédito)
30
Hijos de Rilke
A los hijos de Rilke y a mi noche.
¡Oh hijos de Rilke!
¿Por qué siempre regresa la noche?
De los dedos de la muerte emana su juventud enloquecida.
¡Oh ciudad encantada que recibes con gozo a los poetas!
¿Quién escribió en tus paredes con sangre que los dioses habitan en medio de los bosques?
El dolor ignífugo, resina entre sus ramas, la fuente que nunca se detiene.
¡Oh hijos de Rilke!
Sollozan sin fin aquellos ángeles ante la ausencia del hombre, y del plúmbeo pelaje de sus plumas se acarician sin cesar los desheredados de la tierra.
¡Oh hijos de Rilke!
No cesa el galope del quinto jinete que robará la luz a los dioses y, cuando ese rayo de esperanza nos atraviese, ¿cesará al fin la eternidad de la noche?
Publicado en “Papeles del martes” Revista de creación poética nº 63. Salamanca 2019.
Chema García.
31
Mi calma es tu parábola
Mi calma es tu parábola.
Mi pasión no son tus curvas o tus rectas, ni tus cabellos son bosones de Higgs, ni tu piel son puntos o circunferencias.
Lo que me llena, es tu forma de escribir la vida en una esfera. Mi Universo está lleno de cometas, solitarios paralelepípedos que se vuelven órbita al compás de la sonrisa de tu esencia.
Mi número áureo es tu ausencia pues la naturaleza no es perfecta. Por eso cuando me miras, las plantas crecen en progresión geométrica.
No existe vértice si no se mueven tus caderas, no hay principio ni fin si no subes, o bajas, por las escaleras.
Ojalá fueses un círculo y yo su centro, podría sentirte tan cerca que los polígonos no tendrían ángulos, sino curvas para acompañarnos, en ese viaje en el tiempo por salvar a Euclides de la quema.
Barcas y remos, prismas y cilindros, mi calma es tu parábola, y, para buscar en las estrellas, vendrá Hypatia, a inculcarnos el amor por la ciencia.
32
Chema García (Inédito).
El Templo de Salomón
Afuera hay sol, no es más que sol pero los hombres cantan. Alejandra Pizarnik (La jaula)
La jaula se convierte en pájaro Alejandra Pizarnik (La espera)
Mi amado es para mí y yo soy para mi amado: él pastorea entre los lirios Cantar de los Cantares.
El cuerpo sin vida, pesa como una jaula que no es pájaro.
Duermen los lirios entre pedazos de un espejo que refleja como cae su semilla.
Salomón nació noche dentro de una mujer que amó a otra mujer con besos de esclavo.
Una jueza bebe cicuta y un niño vuelve a su madre. No está viva, ni muere la palabra entre las rosas.
33
Chema García. “Olvida y aprende” Poemario inédito.
Fuerte de la Concepción
Estudié el pasado para hallar entre las piedras un presente que nunca tuve.
En sus huellas, en su estilo, en su orden, reconstruí la vida de cien pueblos; jamás encontré nada mío entre sus vidas.
Desde que apareciste buscamos juntos, en cada muro, en cada vasija, en cada polen de otro tiempo.
No sé por qué debemos ir tan lejos, melancolía de lluvia y barro que se adhiere a las uñas.
Que se muera el pasado, no hay Carbono 14 que desvele este misterio.
Me acurrucaré cerca de ti, abriré la puerta, liberaré a la esclava acallaré al fantasma y sólo viviré el presente.
34
Chema García. (Inédito).
Javier Cartago
RECUERDA
Yo también recorrí las plazas y las terrazas que ahora ocupas.
Yo también sonreí y reí con emoción y prisa derramando la cerveza antes del último café.
Poblé esos muros que ahora recalifican y tropecé con las piedras que ahora ya no ves.
Miré casi con tus ojos.
Bailé y salté muy cerca, con otra música, pero la misma fuerza.
Recuerda, recuérdame, recuérdanos.
Aunque somos distintos, pusimos los pies en el mismo río y caminamos bajo el mismo cielo que te cobija.
JAVIER CARTAGO Inédito
(Valladolid)
«Un viajero entre paisajes y espacios en blanco y negro» Un poeta nuevo buscando el camino de la Poesía. Con «Tregua», y sin tregua.
35
MI SOLEDAD
Mi soledad, unas veces se viste de hotel, dónde se pierde del viaje. Otras incluso, está tan poblada, tan densa de sí misma que necesita de toda una cadena de hoteles, no demasiado fascinantes, no demasiado elegantes para reposar, para descansar de sí misma.
Antes, como todas las noches nos despedimos las chicas de Hooper y yo desde la distancia eterna, nos miramos, y volvemos, a nuestra habitación; a nuestro tiempo como quien vuelve a su nicho.
Porque mi soledad como una sima de besos perdidos, como un cementerio de almas rotas, está poblada de muerte y llena de olvido.
36
JAVIER CARTAGO Publicado en “Tregua” LapizCero Ed. 2016.
A LOS HOMBRES QUE SOÑARON CON EL RAYO
El agua besa mortalmente a la roca para labrarla. Y la roca canta con el agua.
Las estrellas se alejan cada noche. Y los hombres las acercan cada mañana en carros de cometas. El camino se puebla de maleza.
Y la vereda se limpia cada día.
La pregunta surge ante la duda y la respuesta viene en embalajes de hojalata.
El dolor del poderoso crea el olvido del vencido, el recuerdo en los sufridos crea la memoria.
Si no hay llama ¿cómo arderá el fuego?
¿Quién nos hablará de poesía si no se inventa el verso?
Si el verso se seca o el alma se abandona a la pereza
¿Quién despertará nuestra conciencia de sus temores?
¿Quién en la noche abrirá el vacío?
¿Quién nos dará regalos contra el miedo?
En ese espacio que hay entre la calma y la tempestad.
¿Quién nos recordará el valor del trueno ante los rayos?
Hay un hambre que solo se sacia con justicia, hay un hombre que se llenó de hambre para despertar al pueblo.
Hay una soledad que comparte un universo.
Vendrán los ecos lejanos.
Como en la montaña avisando con el relámpago al pastor. El destello del rayo tan espectacular y solitario. Es el pregonero de las gotas que detrás de él vendrán.
Sólo la lluvia sabe del valor del viento.
Solo el hombre sabe del valor de la utopía y de los sueños.
JAVIER CARTAGO
Publicado en “Tregua” Lapizcero Ed.2016
37
GOLONDRINAS
Aun llevo una golondrina en mi pecho que me recuerda la alegría, el paso firme y verdadero de los momentos perecidos.
Aun llevo una canción que bordaste en tu boca y pegaste como un chicle en el salpicadero del coche.
Todo.
Todo, todo lo llevo en la maleta.
Tu risa, tu vapor en mis gafas. Tus suspiros, tu espacio, tu lento dormir. La vida en una senda, los recuerdos en una caracola. El vuelo de los pájaros regresa.
El mar se alegra con sus olas de verme, en un abrazo de sal. Soy como él, móvil y evaporable.
Pero aún confío en la alegría y, en la golondrina en mi pecho, que dejaré para siempre como un vuelo eterno de esperanza, más allá de todo llanto.
JAVIER CARTAGO (Inédito)
38
65.000.000
La sombra es pájaro de ausencia, vuela en escalas polifónicas el alma. La verdad es un drama escondido en bambalinas de miseria. Y el tiempo vuelve a la derrota. Toda mirada es turbia en el paraíso perfecto. Toda justicia no es ciega en el edén. Los cascos dan música a los sordos. Y los que ven se ponen gafas de madera. La inocencia habita en el naufragio, la espera es un canto de cualquier playa. No hay linimento para curar el dolor, no hay llanto para detener el miedo. Cada instante perdido sin justicia es un robo a la conciencia de los pueblos.
Podremos ser la civilización, la cultura de culturas, el ego de los egos; pero sin generosidad, sin dignidad todo trabajo es baldío, toda espera, un genocidio
JAVIER CARTAGO (Inédito)
El informe anual de ACNUR Tendencias Globales, que analiza el desplazamiento forzado en todo el mundo basándose en datos de gobiernos, agencias socias, y en los datos del propio ACNUR, arroja que 65,3 millones de personas se encontraban desplazadas a finales de 2015, en comparación con los 59,5 millones de tan sólo 12 meses antes. Esta es la primera vez que se supera el umbral de los 60 millones de personas.
39
Salvador Negro
SI NO SON VERDADEROS
Del libro «Carcoma» No nos condene nadie Si a veces, toda nuestra esperanza Dependiera de un beso o de un abrazo Que no son verdaderos
Poesía es fotograma del movimiento. La desaparición, la ausencia, el límite. No son las imágenes físicas sino un esbozo de las imágenes mentales, que en movimiento son la poesía. En un primer plano está la lógica, que pertenece a la escritura. En todos los demás, el anti-plano, el movimiento. Igual que el movimiento invisible de los árboles son los árboles, y sin ese movimiento no podríamos distinguirlos. De no nacer nos salva lo que muere. De no decir nos salva lo que no será dicho. ¿Dónde está la fuerza del poema? En lo mínimo. Desde lo mínimo la celebración verdadera, el silencio. La vida como la urdimbre del silencio. Yo lo he hallado en el mar: me conduce a mi espacio interior. Esa alegría es todo el triunfo que puedo desear. Allí donde lo que no soy y lo que soy se funden para mí, me identifican. Todo lo conseguido no es mayor que ese silencio, ese instante que sucede al triunfo. Yo lo he visto en el mar: en pequeñas caletas de agua clara y formaciones líquidas, borrosas, vegetales. Una mezcla celeste de ambigüedad y territorio. No digo que esté ahí.
Digo que ahí encontré mi paz, mas no un ahí flotante, sino dinámico. El silencio no puede ser un ente a capturar. Repito: la poesía es el fotograma del movimiento. En las huellas borradas de la madera, en el crujir que rompe como una vía de agua. ¿Es este movimiento accesible? ¿Desde dónde?
¿Cuál sería el nombre de las cosas sin movimiento? El fondo del espíritu, lo vedado. Yo he escuchado su palabra en el mar. He aprendido a creer.
40
Para llegar a la verdad, no al dogma. Repito: he aprendido a creer. Toda la poesía es el movimiento hacia ese lugar donde el espacio y el vacío se identifican. Escribir es un acto del vacío, no de la muerte, o de la nada. Yo he aprendido a escribir también, a escribir. Entiéndase la escritura como quien atraviesa la alambrada y sigue estando ahí: también lo he conocido en el mar. Los archipiélagos o las pequeñas islas con su vocabulario más lejano, apuntando a otra vida, su elocuencia vital mostrando que otra vida es posible, otra manera de concebir la palabra que entra día y noche como la luz. Bajo las puertas o en las ventanas sin cristal, su verbo palpitante. Un privilegio destinado a los valientes. Sin nada que añadir, una coma, una palabra, al llanto de esa isla. Lo repito: mi estilo, si es que tengo estilo, lo aprendí hacia el mar. De cada embarcación como un testigo de la claridad, como una lengua virgen hasta la misma orilla, conteniendo a su vez otras lenguas, sí, la misma lengua negra, el paisaje alterado por el canto tribal, o un habla anónima. Todo está contenido para mí en ese espacio que al nombrase escapa: el mar, la mar. Una piedad semejante al vagabundo de Chaplin, el amor mudo, la necesidad de seguir siendo mudo en la derrota para salvar lo necesario. Yo he aprendido del mar esa mudez, esa melodía pura. ¿Y cómo? La mímica del mar me lo ha enseñado. El amor y sus paisajes divididos, los fragmentos de pequeños galeotes como fermento de un nuevo lugar. (Quiero decir que la herida incurable también es fuente de revelación) No de sentido, porque el mar no lo tiene. Pero también he aprendido a llorar. Un puñado de arena, derramándose hasta el fin, con la vista en el rutilante azul, después de la tormenta. De repente comprender ese destino, y llorar. De alegría y de tristeza mientras las viejas palas de explorador se calcifican, siendo lo natural llevado hasta sí mismo, el único testimonio, el portador de todo. Para mí está en el mar esa sabiduría: me refiero al enigma, al asombro que hace posible conocer, por un instante, lo incognoscible.
Inédito 41
MI TIEMPO Del libro Carcoma
Nací en un tiempo
De casas pesadas como barcos
Nos lavábamos en arena dura
Y comíamos raíces
¿Relojes? El tiempo lo marcaba mi padre
Con sus manos tan graves. El color de la vida
Traspasaba las formas. Qué brillante aquel ámbar Rojizo de los campos. Hasta la nervadura de la azada
Manaba un gris planeta. Oh, Dios mío
No quiero llorar. No sirve la nostalgia
Pero es que yo nací de las entrañas mismas
De la tierra. Mi madre me dio a luz bajo un árbol
Que se deshizo, frenético, de sus hojas
Para cubrir mi llanto
Y digo: aquella luna no era ésta
Ni el agua que del pozo amamanta la tierra
Ahora la vida está dormida, ahora la vida Magnética, como si la soplaran mil dragones sin fuego
Por su agitada cara, está dormida.
Y el grito no abandona el corazón, se queda Muriendo en mí, desgastándose, Como un manantial sin quien lo beba.
Así es mi tiempo:
Tierra, tubérculos, pan duro
Y más tierra y caminos, vendavales
De más tierra
y floración de la tierra sepultada
Eso soy yo.
42
EL VERDUGO DE LA PATRIA De «Estética Fundamental»
La derrota me ha enseñado todo del amor: al hombre mirando con mil ojos para no ver, caminando mil caminos para no llegar, mil vidas para no vivir.
Y todo esto, ¿para qué?
¿Para que haya más paz en el corazón?
¿Para que sea posible convivir con las bestias?
¿Para que el día tenga la luz de una montaña?
¿Para envejecer en un mundo envejecido?
Sonrío y os cedo todas mis propiedades, todos mis versos, mi locura. Con una piedra me recuerdo a mí mismo, me acaricio, me asiento frente a nadie. Hijos, padres, nadie tiene la culpa de que este poema desaparezca y no sea en vano.
He puesto mi cabeza bajo el verdugo de la patria para invocar la libertad de mi lengua. Por mi fuerza soy declarado loco. Por mi falta de miedo soy convertido en piedra.
¿Qué es belleza? Digo apartando la mano de mi rostro.
¿Qué es amor? Digo apartando la mano de mi rostro. Y me pongo a llorar como un niño que descubre su castillo de arena derruido.
Era tan fuerte el viento como mi esperanza. Tan fuerte como el grito cerrado de la multitud. ¿Lo oís?
Un hombre está pronunciando su nombre apoyándose en un mundo invisible. Un hombre está recreándose en la belleza del amanecer conquistado.
Un hombre ha sido condenado a morir por algo que no es nada. ¿Qué mundo malogrado nacerá de esto?
Mi pobre isla, mis hermanos, ahí yacéis misteriosos como las figuras del viento tras un naufragio ¿Habéis visto qué poco ha bastado para reemplazar vuestra lengua?
Entre todos vosotros, ¿habrá un niño que salvará al resto?
¿Habrá una semilla que no pueda ser removida del cielo? ¿Habrá en vuestro sueño el sueño eterno de la verdadera palabra?
¿Lo ha escuchado alguien mientras la luz os iba calcinando los huesos? Hay que haber amado la derrota, la inexistencia, la muerte para cubrir un cuerpo con toda la ternura, aunque sea el cuerpo que nos va a matar.
¿Y si fuera la muerte lo único que nos acerca a los otros?
43
De «Estética Fundamental»
EL SECRETO DE LA ESCRITURA
Algunos tienen diez casas, y otros su cuna destruida.
He vuelto de Etiopía con el alma manchada de sangre y con la poesía más viva que nunca. Estaba con un inválido tratando de cruzar la frontera. Con un pájaro que nos despertaba antes que las bombas. Creo que no podía dormir de tanta belleza y me revolcaba en mi colchón de adobe con los tendones doloridos tratando de captar lo inexplicable. —Hijo, me dijeron desde el otro lado de aquella pared negra, toma un pedazo de pan, y yo tendí mi mano como si recibiera el secreto de la escritura. —Escucha, debemos de partir mañana temprano. Y era la oscuridad una gran madre que nos esperaría a todos, con su vitualla. Más tarde hubo disparos, teníamos el aliento de los soldados sobre nuestras cabezas y no podía ver a nadie. Pero en el fondo de mi corazón nunca he sido más feliz, ni me he sentido menos solo.
44
ALFREDO GARCÍA FERNÁNDEZ
Pide entrada al parnaso de los poetas (inéditos)
imago: (1)
quizás exista algo que no es revés, que no es enrevesado... ¡que sólo ES!
imaginación: miro la imago, acostado, tumbado sobre la hierba, al costado del sueño ¡que sólo puede SER!
ensoñación: quedo mudo, adormecido, arrullado por esa nana de la nada más sublime ¡que sólo debe SER!
REALIDAD: vengo de la idea a la palabra, a la “cosalidad” de lo verde y lo azul: humus, hierba, cielo infinito ¡que nada más ES! y todo lo demás sobra
45
(Coordinador)
(1)
«para ver y escuchar, mira este código»
James Joyce y la escritura caótica:
El monólogo interior, o flujo de conciencia, es una técnica que intenta plasmar en el papel el flujo de presión del mundo real y el mundo interior, imaginado por alguno de los protagonistas. Con frecuencia, en este tipo de literatura, resulta complicado descifrar lo que ocurre. Normalmente, los escritores utilizan largas oraciones que se mueven de un pensamiento hacia otro. En algunas ocasiones, evitan utilizar signos de puntuación para no romper el flujo de ideas. También es una característica una sintaxis menos desarrollada, omisión de verbos u otros elementos conectores, cambios radicales del foco del pensamiento, interrupciones repentinas o repeticiones dubitativas. Así mismo, es frecuente el uso del estilo libre indirecto; es decir, la inclusión de pensamientos del personaje en el relato del narrador.
«El monólogo interior de todo artista verdadero puede parecer caótico. Esta composición de Cástor refleja la presión -y tensión -entre sus mundos: el interior que le oprime, y su relato exterior, narrado en su arte.
Cástor González Álvarez tuvo siempre afinidad y cariño a León, a pesar de los pesares...»
Cuadro de la serie «Brujas» de Cástor
46
Monólogo:
caray carajo mi pensamiento es indisciplinado tanto que llega a ser ilógico va y viene y mariposea las flores marchitas de mi jardín que casi está reseco por mi desidia por mi falta de previsión por mi falta de lógica y yo me quedo seco de ideas y encharcado en pensamientos impuros no puros digo casi casi impúdicos casi atribuibles al diablo aquel ángel presumido que quiso pasar de dios superar a dios adorarse a sí mismo hay que joderse que me gobierna desde dentro y me oculta el dios primero que debería ser que debería gobernar mi sentimiento porque sentir es lo que importa no lo que vale ni lo que cuesta ni lo que se cobra la vida mi vida está llena de intereses humanos rastreros a ras del cielo debería volar como una mariposa como una abeja como un colibrí como una golondrina atolondrada o un águila alta como una semilla de diente de león viento de viento viendo descubriendo que al fin y al cabo somos polvo de una estrella y que dios nos desterró del cielo aunque el cielo está en el bajo suelo de los quereres de los sí te quiero silenciosos de los no decirlo pero hacerlo y de los corazones rotos por deshechos porque si el grano no sufre muere y se pudre no habrá ni tallo verde ni flor ni semilla al viento ni mariposa ni abeja ni colibrí ni golondrina ni águila ni diente de león ni dios ni cielo qué pensamientos caray carajo qué alocados pensamientos irrefrenables de mi interior conciencia un diente de león que dios me presta
47
Scandere versum Leyendo las contrahuellas
Estaba yo en un sueño: iba en una escalera - no sé si de madera o de mármol - . andaba yo estudiando los verdaderos actos de la perfección humana.
Vivía yo en una soledad buscada, contemplando, - intentando contemplar - las cosas divinas en vida solitaria.
Una mano de ángel había escrito en las tabicas misteriosos mensajes, que tan sólo se pueden leer subiendo; es decir: escalando.
«Ascender», «ascender»... eran casi sus únicas palabras.
Subir, elevarse, vivir en superiores grados; medir los versos que construyen los pies... que se bailan a pies, como un poema clásico (1).
¡Ah, qué fácil la subida! (2), sabiendo ser asceta: leyendo en contrahuellas... (ejercicio práctico):
10 quiero coger una escalera que me suba hasta el abismo
9 sentir abajo el vértigo insufrible que me está ahogando
8 desnudar la mirada mirando al horizonte más temido
7 cerrar los ojos miopes a lo excelso
6 notar que me mareo sin remedio
5 confiarme a ti, verdad divina
4 no dudar, sólo ser
3 pesar mi alma
2 ser pluma
1 volar
notas:
(1): «scandere versus» (Plinio): medir los versos de un poema, distinguiendo los pies (medida) de que están hechos.
(2): scandilis-e (Plinio): de fácil subida; «scandilis annorum»: sucesión gradual de los años.
*
0 !!!
48
no sé si soy agua o soy luz.
un fluido bendito me sube como la lluvia, en la llama; y me inflamo en luz de azahar.
bailo el agua: la adulo.
y saco la energía de donde menos lo esperaba: de la piedra.
ella, la fuerza, - o la Luz -, es la que me hace visible lo invisible
(Foto cortesía de Luis Díez Moreno - Monasterio de Gradefes)
49
(2)
(2)
«para ver y escuchar, mira este código»
«Está naciendo un poeta»
Cuando te leo, lo sé: no es lo mismo el ser que el nacer.
No es lo mismo estar a las órdenes del verbo, y ser un “ordenanza de la poesía”, que expulsar el feto de tu vientre. No es lo mismo remontarse hasta el abismo de las cosas ignoradas, sin decirlas... que decirlo.
No es lo mismo ser aliento sin saberlo, que producir aliento y luz hasta crear - o recrear - el mundo. Hasta crear un mundo de cosas invisibles, hasta brotar y prorrumpir, sin irse por las ramas, buscando las raíces. No es lo mismo saber que el sol existe, que ver nacer el sol, y las estrellas.
No es lo mismo leer que los dioses crearon el mundo de la nada, que empezar a descifrar la nada en nuestros horizontes.
No es lo mismo ser poeta, íntimo, inmenso, intenso... que desnudar el alma de poeta. Como lo sé, te leo; te descifro.
Porque me dices lo inefable que en mi se queda dentro... Porque me entalleces en el aire mi raíz y mis semillas.
(Este último poema: de la Primera Antología de Autores, del Ágora de la Poesía/León LápizCero ediciones)
50
Invitados especiales:
SER, ESTAR, ESCRIBIR… VIVIR: EN PAREJA
A manera del otro: El poeta -el buen poeta- está dispuesto a compartir con quien conoce y ama de otra manera. Está impelido a hacerse él en el otro, dándose; obligado a dejar que el otro respire por su aliento. Aspirar y espirar de otro modo -al modo del otro-; dejarse empujar por la poesía... y renunciar ambos a toda expiración fatal. Salvarse. Vivir eternamente.
Poemas de MJ Romero
Cómo cantar un poema bálsamo para consuelo de cualquier desconsolado
Recitar es poco no pronuncies canta el poema sobre una música nube de fondo silencioso canta sin articular palabras solo tu voz cuerpo voluminoso y torpe apoyado sobre la barandilla que da al mar y descalzo sobre tierra aumenta las heridas de tus pies cansados hasta hacer grietas insalvables hacia el hueso él es el punto meta donde llegará tu voz hasta convertirse en amargura ósea solo entonces tus huesos podrán recitar el poema en simbiosis de consuelo desconsuelo.
Palabras baldías
Cuando vivía en la tribu qué fácil conseguir el agua que saciara mi sed pero ahora anacoreta en medio del desierto sin agua recorro kilómetros y kilómetros de pensamientos baldíos para encontrar una sola palabra una única palabra que sacie mi sed.
De De Ciudad Blonde
(a gf)
51
De Outsider o todos mis tutús en vos
ORUGA SOBRE EL PUENTE
Antes de que se cierre el tiempo y el amarillo del mundo sea una ilusión, seré labios de Blonde. Cantaré en una cantina de la estación central. Seré uno de los animales rotos queriendo llegar al otro lado de la carretera. Olvidaré todas las lenguas de babel. Sin alcanzar quizá el arco irisado.
De Laberintos
La ciudad era una fiesta como un parís sin fecha en celuloide una tartana fuera de su tiempo los habitantes ya escaseaban entonces no mendigues fuera de tu calle rezaba en un cartel del antiguo consistorio donde ellos mendigaban ladraban los perros callejeros sin cesar y hambrientos algún buitre llegado del bosque más próximo sobrevolaba sus piezas ya habían pasado las bicicletas hacia la playa y no circulaban por la calzada principal los tranvías amarillos las salas de juego situadas en las esquinas de las calles estaban cerradas y sin música llamativa hacia el silencio de los jugadores compulsivos el regidor seguía sentado bajo los soportales casi ciego como una estatua leal en su vejez a la ciudad de piedra.
Del libro inédito La Donna del claqué o no me nombres
Aderezar
Ser atrezo de los días en otros colocar las horas de las llegadas y de las despedidas las retamas y los tomillos lavanda en el aroma de las voces cuando sucede la ausencia un sonido de campana como si fuera un fin de recreo y el colegio se llenara de silencios entre árboles sobre la tierra y sus grumos amasados con las gotas de la lluvia.
Del libro inédito No hay valientes en el paraíso
52
Poemas de Luis Miguel Rabanal
Para que los labios incluyan tu nombre a pesar del fuego que ocurre, para que la ubicuidad nos prefiera.
Sueños sobre la arena y hazañas del que mira, se hará de día como un embuste.
Dispones del plazo, eres el dios obsceno que destruye horas hasta su propio asombro.
Es como el ahogo, se enturbia al pensar el dislate. El pecho se diluye en la sinrazón, el hombre del saco acuchilla la garganta, es noche para el olvido. A mi lado no hay nadie, el silencio cualquiera lo leerá al huir, a su lado no debe haber equilibrio. Es como esta tos.
53
Él enferma de mañana, no modula su excusa ni le salen palabras. Teme el agua que ha tragado con cosas. Nunca más dará el salto que aterra, no deja de hablar y sus sentidos no gesticulaban por él. Me subiré a su sueño, el bicho que repta y repta por si le apeteciese encontrarme.
Intuyes que no, que no ha mentido, esbozas el signo de la emoción y es suficiente morir. Morir por la mañana y que lo desconozca el otro, a veces su cuerpo confunde el deseo con el daño que hubo. Te explico mis palabras para que te amedrentes al cesar la lluvia, nadie garabatea ahora en tu regazo. Solo un disfraz, solo un nombre.
54
MONASTERIO («donde habita un hombre solo») BUSCAR A DIOS EN SOLEDAD.
Jesús García Recio
DonJesús García Recio, sacerdote, nacido en Aleje, impartió en el Museo de León una conferencia a propósito de nuestro monasterio, el miércoles 21 de noviembre de 2012, titulada “Orígenes del monacato en el Oriente Bíblico”.
Habló, entonces, del monasterio como lugar apropiado:
- PARA LA ATENCIÓN A DIOS,
- PARA EL RETIRO;
- Y PARA LA VIDA CONTEMPLATIVA CONSAGRADA.
Estas fueron las tres patas de la sabrosa, exquisita charla que nos dio hoy Don Jesús García Recio. Y todo más allá del sentido religioso (de religión corta y acotada), que algunas veces estamos acostumbrados a escuchar. Todo, más bien, en el sentido de lo espiritual e íntimamente humano, como animales históricos que somos. Y todo ello rebuscando en textos, narraciones, y etimologías profundas... de la cultura de Mesopotamia. Como ya lo había contado la monja leonesa Egeria...(Egeria, también llamada Eteria, Ætheria o Etheria, e incluso Arteria o Geria, o Silvia) fue una viajera y escritora hispana, del siglo IV, del Bierzo actual, por más señas).
Hablando de «El retiro», Don Jesús decía cosas como estas (cogidas en apuntes):
«El lugar ideal para reconocer y vivir todo esto anterior es el campo, la naturaleza. Y los monasterios, normalmente, están en el campo».
«El último rey de Babilonia, antes de Ciro, llamado Nabonid (1), decidió «encontrarse con Dios» a los 65 años. Siendo un rey poderoso, decidió ponerse en manos de Dios, haciéndose una simple criatura. Dios le llamó»
«El rey fue «vocado» para el servicio divino. De ahí viene la vocación. Pasa de rey a monje, dispuesto a la voluntad de Dios. Dispuesto a reformar; a reformarse a sí mismo, y luego reformar su reinado».
A partir de ese recuerdo, le hemos pedido a D. Jesús que nos cuente esa historia. Él, muy generoso, nos ha mandado esto:
55
El retiro del último rey de Babilonia
El último monarca de Babilonia, de nombre Nabonid (1), no era de estirpe regia. Fue hijo único de Nabu-balatsu-iqbi y de Adad-gupi, que vivió 101 o 102 años. Parece que la madre era natural de Harrán, al norte del actual Iraq, mientras que el padre quizá fuera babilonio. Nabonid debió de nacer hacia el 620 a.C. en Babilonia, donde su madre le abrió camino, hasta introducirlo en la corte de Nabucodonosor II y de Neriglisar. Allí adquirió una buena instrucción, también en el arte de escriba, y desempeñó un cargo importante.
La subida al trono, a los 65 años, fue, en gran medida, obra de la habilidad de su madre y del apoyo de familias nobles del reino. Lo proclamaron rey en la región de Nipur, en el mes de mayo del año 556 a.C., y fue aceptado como tal en Babilonia en el mes de junio. Permaneció en la capital del imperio hasta mayo del 552 a.C., fecha del comienzo de su retiro.
Su hijo, Belsazar, quedó, entonces, al frente del gobierno aguardando el regreso de su padre, que se produjo el año 543 a.C. Poco después, el 539 a.C., las tropas de Ciro entraron en Babilona. Nabonid fue capturado, y se le permitió exiliarse en Carmania, donde quizá esperó el final de su vida.
Espiritualidad del monarca
El nombre propio del rey, que significa «El dios Nabú sea exaltado» (Nabû-nāʾid, en acadio), tenía algo de programa de vida. Por sus inscripciones, consta que se entendía «creado» por Dios, adoptado como «hijo» suyo y llamado a las tareas de gobierno. A lo que él respondió decididamente con su: «Aquí estoy yo, rey grato a tu corazón».
Una vez en el cargo, lo transformó en servicio divino. Comenzó reedificando templos, restaurando imágenes y reorganizando la liturgia. Todo ello motivado por el rezo “diario” y por la clara conciencia de que Dios había «aguardado» su llegada para llevarlo a término.
Ahora bien, fue sincero al confesarle que «desconocía» cuanto Él había «encomendado en sus manos». Pero que, en todo caso, estaba dispuesto a cumplir su voluntad. Como así lo hizo, consagrando a su hija En-nigaldi-Nanna como sacerdotisa, cuando Dios se lo pidió.
En la piedad de Nabonid debió de influir notablemente su madre, cuya devoción queda a las claras en un texto que se le atribuye:
«Yo he sido reverente de los dioses durante toda mi vida. Les he ofrecido noche y día a lo largo de meses y años cuanto de bueno me habían regalado ... Con súplicas y oraciones me encuentro postrada ante ellos».
La religiosidad del hijo se lee en una de sus inscripciones:
«El de manos cuidadosas, que a diario tiene puesto su entendimiento en el temor de los dioses. De corazón temeroso, muy atento a la palabra de los dioses. Humilde, modesto,
Miércoles, 21 de noviembre de 2012 Museo de León «Orígenes del monacato en Oriente»
56
Por el Dr. D. Jesús García Recio
y él emprendió el camino de tierras lejanas. Las fuerzas de Acad se alzaron en pie con él y puso sus ojos en Teima, en el interior de Amurru».
Fijó su residencia (šubtam ramûm) en el oasis de Teima, después de haber conquistado la región:
«En cuanto a él, fijó su residencia en Teima. Las fuerzas de Acad [estaban con él.] Embelleció la ciudad y construyó [su palacio] como el palacio de Babilonia».
Teima estaba bien comunicada con Babilonia por una vía caravanera que atravesaba el desierto de Nafud. Y allí parece que Nabonid siguió despachando algunos asuntos propios de su cargo. Mientras que en Babilonia los años seguían contándose a su nombre, a pesar de que no se celebrara la fiesta akitu del Año Nuevo durante su ausencia.
3 - Experiencia religiosa
De lo poco que sabemos por las fuentes conservadas, y a la espera de nuevos textos, parece que Nabonid accedió a una comunicación con el dios lunar a través de sueños o visiones. Y así lo expuso, a su regreso, en los círculos académicos de la escuela de escribas de Babilonia.
Durante el retiro, se le había concedido el acceso a un saber que no era el del arte de la escritura o el de las ciencias del tiempo, sino el conocimiento (wadûm) del secreto divino (niṣirtum):
«Se puso en pie en la asamblea y se alabó a sí mismo: «Soy sabio, entendido. He visto lo oculto. Desconozco la impresión del cálamo de la tablilla, pero he visto los secretos (divinos). El dios Ilteri me ha hecho ver en sueños, me ha dado a conocer todo. Me encontraba sobrepasando en todo tipo de sabiduría a la obra Uskar-Anum-Enlilla, que compusiera Adapa».
Nabonid aclaraba a su vuelta del exilio que el saber (nēmequm) adquirido era de otro orden. Que estaba muy por encima de los saberes civilizadores que se ocupan de las realidades del hombre y de su mundo, introducidos y dados a conocer a la humanidad por el sabio antediluviano Adapa.
4 - Vuelta del retiro
El camino de regreso, lo abrió otra orden del dios Nannar/Sin. El dios tenía fijado el día de abandono del retiro, coincidente con la fecha del Año Nuevo de Sin en Harrán:
«A los diez años llegó el tiempo fijado, se cumplieron los días que había establecido Nanna, soberano de los dioses. El decimoséptimo día del mes Tasritu, día en el que Sin es propicio, fue su interpretación ominal… En abundancia, plenitud y prosperidad conduje a mi pueblo de tierras lejanas y tomé en paz el camino de mi país».
Teima fue testigo de la intensa experiencia mística del último rey de Babilonia, el imperio de la época. Al apartamiento en el desierto arábigo, le fue paulatinamente llevando la maduración de su profunda experiencia de Dios, bien encauzada desde la infancia, el
57
temeroso, ora regularmente a los dioses y diosas. Quien agarra el manto de los dioses, para no pecar, (y) busca la vida de continuo. El que guarda la palabra de los dioses con corazón temeroso. El que reza a los grandes dioses, para no separarse de sus disposiciones».
El retiro en Teima
El retiro de Nabonid en el oasis de Teima, en el interior de Arabia, se prolongó de mayo del 552 a.C. a octubre del 543 a.C., unos diez años. Allí se estableció al término de una larga campaña que le había llevado por Siria y Transjordania, hasta adentrarse en el corazón de la península arábiga.
1 - Razones
Se barajan diversas posibilidades: motivos políticos, económicos, estratégicos o religiosos. Teima no era un lugar desconocido. Se sabe de la existencia de relaciones comerciales entre esa región y Asiria en el siglo VII a.C., y la ciudad aparece, junto a una lista de nómadas, en una inscripción de Tiglat-pileser III (744-727 a.C.). La región fue objeto de posteriores intervenciones de Asurbanipal (668-627 a.C.) y Nabucodonosor II (604-562 a.C.).
Por consiguiente, la campaña de Nabonid respondía al interés tradicional asirio y babilonio de controlar una zona estratégica del comercio caravanero de Arabia con Mesopotamia y Transjordania.
Ahora bien, motivos de orden religioso parecen estar como trasfondo de una larga permanencia en Teima, inexplicable por las solas razones estratégicas, una vez dominada la zona.
Cuenta el rey en una de sus inscripciones, que fue el dios Sin quien le ordenó alejarse (reqûm) de su ciudad de Babilonia, y enderezar el camino del desierto:
«... En cuanto a mí, hizo que me alejara de mi ciudad de Babilonia, y (que tomara) el camino de Teima...»
En otro párrafo de sus textos, expone en primera persona su desacuerdo con las prácticas religiosas de su reino y la insufrible apostasía de su tiempo:
«Los ciudadanos de Babilonia, Borsipa, Nipur, Ur, Uruk y Larsa, los gobernadores y las gentes de los lugares de culto de Acad ofendieron su gran divinidad, obraron malvadamente, cometieron pecados, no supieron del grandísimo furor de Nannar, soberano de los dioses, olvidaron sus ritos… Entonces, yo me alejé de mi ciudad de Babilonia y me apresuré a ir a Teima, Dadanu, Padaku, Hibra, Yadihu y hasta Yatribu. Entre ellas anduve a lo largo de diez años sin entrar en mi ciudad de Babilonia»
2 - Disposiciones para el retiro
El rey se desligó (paṭārum) de su cargo y obligaciones, confió el gobierno y el ejército en manos de su hijo Belsazar y puso sus ojos (īnum šakānum) en Teima:
«Al comienzo del tercer año, (Nabonid) confió el campamento militar a su primogénito. Le transfirió el ejército de todas las regiones. Se desligó, confió la realeza en sus manos
58
temple espiritual de las luchas por la reforma religiosa en la que se empleó durante los años de reinado, y el vivo deseo de encontrarse con el dios que le invitaba a recogerse en el Retiro del Mundo.
Veinte siglos después de Nabonid, otro monarca tomó el camino del recogimiento que centra en Dios. El recuerdo de este segundo memorable retiro se lee junto al escudo con el águila bicéfala, el collar de la Orden del Toisón de Oro y las columnas de Hércules, que mandó grabar Felipe II: «En esta santa casa de San Hierónimo de Yuste se retiró a acabar su vida el que toda la gastó en defensa de la fe y en conservación de la Justicia, Carlos V, emperador de las Españas, cristianísimo, invictísimo. Murió a 21 de Septiembre de 1558».
Gracias, Don Jesús. Sería bueno poder seguir leyendo y escuchando sus conocimientos sobre el monacato, los monasterios – templos de la íntima religiosidad –y hasta recuperar nuestro templo de Escalada como un verdadero «monasterio», donde buscar a Dios en soledad. Para luego compartirlo.
Nabu, dios tutelar de la escritura.(1)
59
José María García Sáez
«Estudié el pasado para hallar entre las piedras un presente que nunca tuve.»
Breves notas sobre reutilización, talleres constructivos y la existencia del scriptorium de San Miguel de Escalada en el siglo X.
José María García Sáez*
.
Beato
de Liébana escribe a partir del año 776 su conocido libro «Comentarios al Apocalipsis de San Juan» que será profusamente copiado y miniaturizado durante tres centurias¹. Desde que se escribe hasta el paso de Almanzor, en torno al 988, por los monasterios de Eslonza, San Miguel de Escalada, San Salvador de Tábara y Morerola² ; transcurren más de doscientos años de fundaciones y restauraciones monásticas, expansión del reino asturleonés y consolidación de la frontera al sur en el río Duero. Culminan Alfonso III (866-910) y sus hijos con el traslado del reino de Asturias a León³.
Los eremitas y después obispos de Zamora y de León, Atilano (835-915) y Froilán (833-905), así como el monje de las fundaciones bercianas y después obispo de Astorga, Genadio (865-936)⁴ ; fueron popularmente santificados y protagonistas de un monacato y episcopado repobladores, a medio camino entre, el eremitismo y la vida comunitaria. La observancia de estas abadías es una miscelánea de preceptos fructosianos, isidorianos, algunos de la regla de San Benito y del Codex Regularum o (regla común)⁵; con liturgias y ritos mozárabes recuperan antiguos cenobios abandonados, crean nuevas fundaciones, absorben gentes emigradas, monjes de tierras transfronterizas bajo dominio islámico⁶.
Los investigadores coinciden para el siglo X, en la importancia de los talleres constructivos y decorativos basados en la reutilización⁷, concepto menos aceptado que el de mozárabe⁸. Estos elementos constructivos y decorativos, se distancian de los tardo-antiguos y visigodos (los hay reutilizados), no son ajenos a la arquitectura islámica de los siglos IX y X⁹; así como los epigráficos¹⁰ . Este modelo afectaría al menos, a los monasterios de Celanova, Sahagún, San Cebrián de Mazote, Santiago Peñalba, Las Mesas de Villaverde y San Miguel de Escalada.
Las sucesivas obras en Escalada se ejecutan por distintos talleres¹¹. Tenemos piezas de origen romano (basas, fustes y parte de capiteles y cimacios) empleadas sin apenas reelaboración en el primer momento¹² . Mármoles y fustes sólo se consiguen por medio del
Foto de Museo de León: exterior, principios de siglo XX (Exposición MC de SME 913-2013 “Cómo lo ves Tú”)
60
(Chema García)
expolio nunca ex novo. En el pórtico, en un segundo momento 920-930, se reutilizan basas y fustes, pero no capiteles. Mismo esquema se repite en San Cebrián de Mazote¹³.
Marta Rielo propone¹⁴ un muy interesante marco metodológico y analítico para el estudio de la arquitectura altomedieval eclesiástica leonesa comparando de forma conjunta documentos y materiales. También pone en valor la reutilización, además, para la retalla de canceles y mesas de altar¹⁵, frisos y modillones. Los capiteles hechos nuevos ad hoc para Santiago Peñalba corresponden a Escalada 2 (los ya vistos, los siete más al oeste del pórtico, en torno a 920-930)¹⁶. El mismo taller realizaría los cimacios con uso del trépano y de la escuadra. Coincide con los capiteles de pilastras de Santa María de Wamba (Fig. 1). Siendo ya de época pleno-medieval (un poco posterior a la torre románica), los cinco capiteles más orientales del pórtico de Escalada¹⁷.
La necesidad de contar con habilidades técnicas específicas para el desarrollo del proyecto constructivo y decorativo de estas iglesias desestima el papel de los monjes como constructores y decoradores. Sí han podido ser encargados de obras, asegurar recursos financieros, materiales y humanos; así como demandantes de artesanos que vienen con ellos desde Córdoba¹⁸ . De esto quedarán excluidos, sí fueron monjes (algunos llegaron a abades seguramente), los miembros de las scriptoria (los caligrafistas, miniaturistas, rubricadores, iluministas, etc.) tanto para el caso de las dos primeras fases de las lápidas epigráficas como para mesas de altar, y cómo no, para códices y beatos¹⁹.
Se ha debatido mucho sobre la existencia del scriptorium de San Miguel de Escalada frente al de San Salvador de Tábara del que nadie duda. Parece coherente que existieran los dos. Primero en San Miguel de Escalada y, él mismo, pasaría después a Tábara o quizá, el de Tábara tuviese origen propio. La prueba más categórica de la existencia del primero, es el testimonio del propio autor, Magio, en el colofón del Beato Morgan (Fig. 2), donde afirma²⁰: «Recordadme vosotros los siervos de Cristo que vivís aquí en el monasterio del mayor de los mensajeros de Dios, el arcángel Miguel»²¹.
En la iglesia de San Salvador de Tábara (actual de Santa María de Tábara) se menciona su scriptorium²² tanto en el colofón, debajo de la «omega final» del Beato de Tábara (Fig. 3), como en la famosa pintura de la torre donde se encuadraba el scriptorium. En el colofón mencionado, tal y cómo él nos lo cuenta, Emeterio continúa y acaba de pintar el Beato de Tábara, empezado por Magio, tras la muerte de éste²³.
Y está claro que hacen ir a Emeterio porque no pertenecía al monasterio de San Salvador de Tábara. Además Emeterio nos ha dicho: «Él [Magio] estaba aquí [en San Salvador de Tábara] para llevar este volumen al puerto deseado…». Se repite la fórmula temporal del propio Magio en el colofón del Beato de Escalada antes mencionada:«Recordadme
61
Fig. 1. San Miguel de Escalada (León), Santiago de Peñalba (León) y Santa María de Wamba (Valladolid). Capiteles del mismo taller. Año 920-930. Fuente Imágenes: Marta Rielo. Vid. supra nota 17
vosotros los siervos de Cristo que vivís aquí en el monasterio del mayor de los mensajeros de Dios, el arcángel Miguel» (vid. infra nota 24).
En el segundo beato, el de Tábara, nadie afirma que Magio perteneciera a la comunidad de Tábara, tampoco que Magio ya hubiese pintado el Beato Morgan y menos en Tábara. ¿Por qué no? Lo más lógico sería resaltar el minucioso y costoso trabajo de casi dos beatos de su maestro que ya llevaba desgastando la pluma.
No lo dice porque Magio tampoco era de la comunidad de Tábara. Ni había elaborado el Beato de Escalada en Tábara. Claramente dice que Magio estaba allí, puntualmente, ocasionalmente. Al igual que le pasaba a él, a Emeterio, al tener que acudir allí, la fórmula temporal que pone para referirse a sí mismo es idéntica: «En cambio, aquí estoy yo, Emeterio…». Hoy estoy aquí, ayer me formó Magio y mañana a saber dónde²⁴. ¿Y para qué estaba aquí, antes Magio y ahora Emeterio?
Para cumplir un fin, confeccionar el libro para el señor de los suyos (literalmente «domino sourum») bajo el patrocinio de San Salvador (literalmente «sub umbraculo Sancti Salbatoris»). De la comunidad de Tábara, de los que estaban excluidos Magio y Emeterio. No hay más datos sobre a qué comunidad pertenecía Magio²⁵. Podemos suponer, no afirmar, que esa otra comunidad, donde habrían coincidido y se habría formado Emeterio por Magio, era San Miguel de Escalada, tras la fama que Magio habría adquirido al acabar el Beato de Escalada. ¿Por qué Emeterio le llama converso?²⁶.
Sin llegar a dudar de la importancia del scriptorium de Tábara, no entendemos una negación tan categórica de la existencia del de San Miguel, por parte de Williams²⁷ y de otros investigadores. En la alta Edad Media, el mismo lugar producía de forma común y especializada, en piedra o pergamino²⁹. Sólo con la rica y abundante colección epigráfica de Escalada en el siglo X, justifica, por sí sola, la existencia de un scriptorium dedicada a la misma³⁰, pero hay más pruebas. Hay una relación entre las letras del ara izquierda con la escritura del íncipit del Beato de San Miguel de Escalada (sobre todo la de la “T” con un sinuoso bucle). La del ábside derecho, reflejan misma escuela, mismo escriptorio con diferencias estéticas, coetáneas, pero de una mano diferente. La decoración de los epígrafes de los altares, con elementos ornamentales romanos (reutilizados) nos habla de una producción organizada en un taller profesional, en un tiempo breve y por un mismo artesano o, a lo sumo, dos³¹.
Nos resume Francisco de Borja³² que muy pronto estos monjes crean scriptoria en los grandes monasterios del norte como en San Miguel de Escalada (León), San Salvador de Tábara (Zamora) o en San Miguel de la Cogolla (La Rioja). Copian libros y, en algunos casos, los ilustran como Magio en los comentarios al Apocalipsis de Beato de Liébana.
Tal y como nos detalla Lobo³³, el primero que sitúa el Beato Morgan en San Miguel de Escalada fue Manuel Gómez Moreno³⁴, después, Claudio Sánchez albornoz afirmó: «Que fue miniado en San Miguel de Escalada el año 926». Y desde entonces se reprodujo esta interpretación hasta su confirmación, por el propio Lobo, en 1979, cuando logró identificar a «Petrus Levita C’ S’ R’», a quien se alude en una anotación del siglo XII del f. 293v del Beato Morgan con «Petrus de Valencia, Canonicus Sancti Rufi» de una inscripción epigráfica necrológica del monasterio de San Miguel de Escalada.
62
Froilán y Atilano, según la Biblia gótica o mozárabe de la catedral de León, escrita por Juan Diácono en el 920; nos comentan como se edificaron los monasterios de Tábara y de Moreruela³⁵. En ningún momento las fuentes dicen que este monasterio sea de «San Miguel de» Morerola, lo citan como Morerola y que, se abandonará (tras la destrucción de Almanzor) muy probablemente para refundarse al otro lado del río y convertirse en el monasterio cisterciense de Santa María de Moreruela que tanta importancia tendría, tiempo después. El «San Miguel» se lo añade, como hipótesis José Ferrero³⁶, para que todo quede en Tábara (o en Camarzana según Quintana³⁷), y alejar lo más posible la posibilidad de que ese San Miguel, sea de Escalada. Acabemos estas reflexiones por donde habíamos comenzado. El colofón del propio Beato de Escalada dice:
Mementote enim mihi, vernuli xpi. quorum quidem hic degetis cenobii sunmi Dei nuntii Michaelis Archangelii.
Así pues, recordadme vosotros los siervos de Cristo que vivís aquí en el monasterio del mayor de los mensajeros de Dios, el arcángel Miguel. (Traducción de Lobo)³⁸.
Recordadme, siervos de Cristo, los que moraréis siempre (en todo momento, en cualquier tiempo) en el Monasterio del supremo mensajero de Dios, el arcángel Miguel. (Traducción de Williams)³⁹.
Si se admite (da igual la traducción que sea la de Lobo o la de Williams) que fue «en el» monasterio dedicado al mensajero del Dios supremo San Miguel Arcángel, en ningún caso Magio habla de Morerola. Parece claro que Magio les pide a sus compañeros del monasterio de San Miguel que le recuerden. No tiene sentido que les mande que le recuerden si Magio, no procediera y hubiera copiado y miniaturizado el Beato Morgan, en el monasterio de San Miguel de Escalada⁴⁰.
Por todo lo anterior concluimos comprobada la existencia de un scriptorium en San Miguel de Escalada en el siglo X, en el que se elaboró una excelente colección epigráfica. Donde Magio, a falta de estudios nuevos o más concluyentes, copió y miniaturizó el Beato Morgan en el scriptorium de San Miguel de Escalada y, quizá en su elaboración, transmitió su saber a Emeterio en el arte de las miniaturas con las novedades que el archipictor magister le enseñó. Emeterio las aplicaría en la elaboración del Beato de Tábara, tras la muerte de Magio, y posteriormente en el Beato de Gerona⁴¹.
Las relaciones fluidas entre esa red extensa de monasterios, ocasionando el movimiento de talleres de reutilización, tanto en la construcción, como en el caso de la decoración de capiteles, altares, modillones, lápidas epigráficas, frisos y cimacios; como en el encargo y la influencia de libros, ideas, formas, e innovaciones sobre las iluminaciones de los beatos lleva al Reino de León en el siglo X a ser la cuna de un arte, con la iglesia y, el desaparecido scriptorium de San Miguel de Escalada a la cabeza, de alguna de las joyas más espectaculares del patrimonio de la humanidad de todos los tiempos.
63
NOTAS:
*Licenciado en Historia por la Universidad de Salamanca. Sosylos@gmail.com
¹ Raíces de Europa (14-6-2016). Conferencia: ‘Los Beatos: Belleza, significado y creadores (3 grandes monjes pintores del siglo X: Majio, Florencio y Vigila’. SILVA, S. Catedrática de Historia del Arte (UPV/EHU). [Vídeo]. Recuperado de https://youtu.be/ZsTPp-FGVZU. A partir de minuto 31.
² MARTÍNEZ DÍEZ, G. (2005): El condado de castilla 711-1038. La historia frente a la leyenda. Vol. 2. Marcial Pons. Págs. 509-510.
³ CAVERO DOMÍNGUEZ, G. (2014) «La dedicación de la iglesia en el monasterio de San Miguel de Escalada el 20 de noviembre de 913». En GARCÍA LOBO, V. y CAVERO DOMÍNGUEZ, G. (coord.). San Miguel de Escalada (913-2013) Pág. 39.
⁴ Finales del siglo IX fundación de San Salvador de Tábara y de Morerola por Froilán y Atilano. 913, consagración de San Miguel de Escalada por Genadio. 919 consagrado por Genadio, Sabarico, Frunimio y Dulcidio San Pedro de Montes y Santiago Peñalba en 937. GÓMEZ MORENO, M. (1919): Iglesias mozárabes. Arte español de los siglos IX-XI. Madrid. Centro de Estudios Históricos. Págs. 169-170 y 215.
⁵ REGUERAS, F. y GARCÍA ARÁEZ, H. (2001): «Del paisaje histórico a la evidencia arqueológica». Pág. 37. En Scriptorium. Tábara visigoda y mozárabe. Tábara. Ayuntamiento de Tábara. 2001.
⁶ Vid. supra nota 3. Págs. 39-65. Para profundizar en la observancia de la regla monástica en los siglos IX-X, las liturgias del rito mozárabe y los ritos de consagración anteriores a la reforma gregoriana que impondrá el rito romano con el Concilio de Coyanza (1055) y lo hará extensivo Alfonso VI a la 2ª mitad del siglo XI.
⁷ Reutilización se extiende por el Mediterráneo occidental (s. IV-X). Primera fase tardo-antigua (s. IV-VII), se basa en paridad y simetría por tamaños y colores. Mezcla estilos y órdenes con un carácter simbólico. La segunda fase (s. VIII-X) supone prescindir del canon y de la proporción, combinando piezas reutilizadas con otras ex novo. No se busca unidad ni armonía. Diámetro de columnas y capiteles no concuerda. Basas se usan por capiteles y viceversa. Se acopia y retallan piezas antiguas como material constructivo perdiendo valor simbólico inicial. UTRERO AGUDO, M. A. y SASTRE DE DIEGO, I. (2012) «Reutilizando materiales en las construcciones de los siglos VII-X». Anales de Historia del Arte. Vol. 22, Nº Especial II. Págs. 321-323.
⁸ Mozárabe sería una construcción historiográfica idealizada: «Un grupo social homogéneo de cristianos con ritos e iglesias inconfundibles que vinieron de Al-Ándalus huyendo de la opresión musulmana. Vestían igual y de forma diferenciada a otros cristianos sin el gusto por lo arabizado». Esta es una visión romántica que da valor de realidad, bajo un mismo paraguas, a un tecno-complejo, un estilo arquitectónico, un solo grupo social y que tendría un único sentimiento de identidad. Cuyos monjes realizarían unos beatos miniaturizados sin parangón que se extenderían en el tiempo durante decenas de años. Está demostrado que ni se utiliza el término, ni se arabizaron en Al-Ándalus de forma generalizada, hasta casi un siglo después cuando aquí ya se había impuesto el estilo románico, el rito romano y sólo quedan sus ecos en los «Beatos». Aún no se ha superado tal como lo propuso, en 1919, Manuel Gómez-Moreno. Sobre el concepto de mozárabe y otros debates historiográficos, cronológicos y constructivos, en torno a S. Miguel de Escalada en el s. X ver BANGO TORVISO, I. (2008): «Los expolios del paisaje monumental y la arquitectura hispana de los ss. VII al XI. Reflexiones sobre el proceso constructivo de San Miguel de Escalada». De Arte 7. Págs. 8-10.
⁹ Tanto en la meseta norte como en Al-Ándalus (en Mezquitas, fortalezas, palacios…) se combinan fustes y basas reutilizados con capiteles nuevos y de expolio, junto al empleo de otros elementos y recursos empleados en la Mezquita de Córdoba (785-786) permiten a M. A. Utrero hablar de una tecnología común, aconfesional. Trabajadores cualificados acudirían a la llamada de la Meseta. Para ampliar y ver comparativa entre el proceso constructivo de San Miguel de Escalada, San Cebrián de Mazote, Las Mesas de Villaverde y Santiago Peñalba (desde canteras, materiales, hasta tecnología constructiva, transferencia tecnológica y de modelos) ver UTRERO AGUDO, M. A. (2017): «Modelos arquitectónicos y decorativos a inicios del siglo X. Algunas certezas y varias hipótesis». Arqueología y Territorio Medieval 24. Pág. 200-203.
Fig. 2. Beato de San Miguel de Escalada. Folio 2v. Biblioteca Morgan de N. York
Fig. 3. Colofón del Beato de Tábara. Archivo Histórico Nacional, Madrid
64
¹⁰ «Las inscripciones fundacionales de San Pedro de Montes y de San Martin de Castañeda guardan una estrecha relación, al menos desde el punto de vista textual, con la de Escalada». GARCÍA LOBO, V. (1982): Las inscripciones de San Miguel de Escalada: estudio crítico. Barcelona. El Albir. Pág. 8. Sobre el taller epigráfico de San Miguel de Escalada en período fundacional ver: MARTÍN LÓPEZ, E. (2014): «Las inscripciones de San Miguel de Escalada. Una nueva lectura». En GARCÍA LOBO, V. y CAVERO DOMÍNGUEZ, G. (coord.). San Miguel de Escalada (913-2013). Págs. 200-205.
¹¹ La decoración del edificio la realizan dos grupos. Por un lado, escultores que tallan capiteles, placas de canceles, mesas de altar (se ocuparían sólo de la última fase, la de esculpir, de las dos fases anteriores se encargarían monjes caligrafistas del scriptorium como luego veremos) y parte de los frisos del ábside central. Por otro, los estucadores se encargan de los frisos del aula y del iconostasio. Parece que sólo los frisos curvos van en piedra. CABALLERO ZOREDA, L. y UTRERO AGUDO, M.A. (2012): «Como funcionaban los talleres constructivos en la alta Edad Media hispánica». En ARIZAGA, B. et Alii (ed.): Mundos medievales: Espacios, sociedades y poder. Homenaje al profesor J.A. García de Cortázar. Santander. Universidad de Cantabria Vol. I. Pág. 435.
¹² Ibídem. Pág. 437. «Primera basílica (Escalada 1, coetánea a su consagración 913) comprende aula y cabecera. Se erige en mampostería con sillarejo de refuerzo en esquinas y jambas. Se protegió con un enfoscado. Los canteros trabajan únicamente en el interior del edificio. Tallan las arquerías, el iconostasio, embocaduras y dovelas de las bóvedas de cabecera. Todas en una piedra caliza muy fina tallada con una gran precisión, se ajusta en finísimas juntas (en contraste con las del exterior). Los arcos presentan superficie pulida, a diferencia de los muros. Los canteros finalizan, una vez en obra, las columnas de la embocadura del ábside central, los pilares cruciformes y las secciones gallonadas de las bóvedas (al menos de la central; única visible y original), así como impostas de los arcos del transepto talladas in situ
¹³ Vid. supra nota 7. Págs. 321-323.
¹⁴ RIELO RINCÓN, M. (2017): “Arquitectura eclesiástica en León en el Alto Medievo. Una lectura a través de los materiales y los documentos. En Arqueología y Territorio Medieval 24. Págs. 89-114.
¹⁵ Sobre mesas de altar ver RODRÍGUEZ SUÁREZ, N. (2015): «Los tres altares de San Miguel de Escalada. Algunas consideraciones». Progressus. Revista de Historia, Escritura y Sociedad Año 2 nº 1. Pág. 15.
¹⁶ Vid. supra nota 4. Pág 154. Coincide con la cronología que propuso inicialmente Gómez Moreno. Coincide también con la fecha que propone Lobo para la realización del Beato de Escalada (922) por Magio.
¹⁷ Sobre capiteles y estilos ver DOMINGO MAGAÑA, J. (2009): «Los capiteles de la iglesia de San Miguel de Escalada (León, España). ¿Perpetuadores de una tradición tardo-visigoda?» R.A.C.r. 85. Págs. 261-292.
¹⁸ Vid. supra nota 9. Págs. 201. En Escalada, Castañeda y Montes se atestigua en sus inscripciones fundacionales que vinieron de Córdoba y se realizaron en 12 meses (Escalada) o 5 meses (Castañeda) perfectamente posible bajo este esquema de reutilización. Para ampliar sobre esta influencia “mozárabe” que llegaría con estos «repobladores andalusíes», tanto en gustos constructivos como en toponimia, antroponimia o en documentos ver GARCÍA DUARTE, F. (2017): Mozárabes en el origen de los reinos cristianos. La emigración mozárabe al reino astur-leonés y la influencia de los cristianos de Al-Ándalus en la génesis de Castilla y del castellano. Almuzara. Págs. 74-83.
¹⁹ En este contexto traen también a Escalada las influencias de una escuela caligráfica de tradición clásica y las reliquias de San Acisclo, hoy patrón de Córdoba. MARTÍN LÓPEZ, E. (2012): «Las inscripciones de San Miguel de Escalada. Una nueva lectura». En GARCÍA LOBO, V. y CAVERO DOMÍNGUEZ, G (coord.). San Miguel de Escalada (913-2013). Pág. 206.
²⁰ Para su traducción ver GARCÍA LOBO, V. (2014) «El scriptorium de San Miguel de Escalada». En GARCÍA LOBO, V. y CAVERO DOMÍNGUEZ, G (coord.). San Miguel de Escalada (913-2013). Págs. 295-298.
²¹ Se refiere a sus compañeros, a los que le han visto día a día mientras copiaba y miniaturizaba el Beato de San Miguel de Escalada, por lo que él mismo narra, en San Miguel ¿Por qué no lo llama «de Escalada»? Por qué este monasterio no tendrá ese nombre hasta unos cien años después (vid. infra nota 40 en las seis últimas líneas). No sabemos con seguridad si era esa su comunidad primigenia o a su vez venía de otro lugar, ni donde o qué otro maestro le formó. Pero como veremos más adelante, parece claro, que es una exhortación sobre las duras condiciones en las que estos monjes pasaban sus días en los scriptoria y, ellos, los monjes del monasterio de San Miguel de Escalada habían sido testigos (vid. infra nota 24).
²² REGUERAS, F. Y GARCÍA ARÁEZ, H. (2001): Scriptorium. Tábara visigoda y mozárabe. Tábara. Ayuntamiento de Tábara. 2001. Págs. 38-48. FERRERO GUTIÉRREZ, J. (2004): «El Beato de San Miguel y los monasterios de Valdetábara». Brigecio. Estudios de Benavente y sus tierras. 20. Págs. 144-154. AUGUSTO QUINTANA P. (1968): «San Miguel de Camarzana y su «scriptorium»» Anuario de estudios medievales. Págs. 65-106.
²³ El verdadero beato es este hombre [Magio] que se convierte en ceniza aquí en el claustro dentro de un sarcófago. Él
65
[Magio] estaba aquí [en el scriptorium de San Salvador de Tábara] para llevar este volumen al puerto deseado, incluida la encuadernación: me refiero al maestro de miniaturistas, al presbítero y converso Magio que abandonó su trabajo ya empezado un 13 de octubre, festividad de San Fausto, y emprendió el camino hacia Cristo; el día uno de noviembre tuvo su triduo y, después, murió. Era el año 968. En cambio, aquí estoy yo, Emeterio, presbítero y discípulo del maestro Magius presbítero. Si bien ellos [el abad y la comunidad de San Salvador de Tábara] tenían interés en que él [Magio] confeccionara el libro para su patrón [el de ellos, «domino suorum» (literalmente «para el señor de los suyos»)], me hicieron venir a mí [Emeterio] al monasterio de San Salvador [bajo el patrocinio de San Salvador]; y de ellos lo recibí [el Beato de Tábara] ya empezado: entre el primero de mayo y el veintisiete de julio llevé el libro a puerto echando mano de cuanto él [Magio] me había enseñado. ¡Que de la misma manera mi maestro merezca llegar a ser coronado con Cristo! ¡Oh torre tabarense, esbelta y pétrea! Arriba en el primer piso un tanto encorvado sobre tres mesas y con todo su ser se aplicó a la pluma. Se acabó el libro el día 27 de julio del año 970. Traducción de Lobo (Vid. supra nota 20.Pág. 306-308). La explicación entre corchetes, la negrita y subrayado, partiendo de la de Lobo, es mía.
²⁴ Las malas condiciones de los copistas que tenían para realizar su trabajo, de lo que siempre se quejan. Moleiro Editor (22-7-2016). Conferencia: «Los códices iluminados: un viaje a los scriptoria medievales». C. VIVANCOS, M. Monje de Silos. [Vídeo]. Recuperado de https://youtu.be/xkdCSnKJakE. Min. 44:16 y sgtes.
²⁵ Coincidimos con Lobo en su reflexión (¡Oh torre tabarense, esbelta y pétrea! Supra video final de nota 23) en torno a la sorpresa que le produjo a Emeterio, la torre, puesto que debía ser la primera vez que la veía con sus cinco imponentes pisos. Si fue así, es imposible que hubiera coincidido con Magio unos años atrás allí, tal y como nos sugiere la versión, a nuestro juicio y al de Lobo, forzada de Quintana:
… Que habría sido criado por él puede significar que allá por el 945 había estado [Emeterio] en el escritorio de Tábara al lado de Magio, aprendiendo el oficio, objetivo por el que habría sido enviado por su propio abad. Emeterio aprendería este arte viendo hacer, al gran Maestro, el beato que el abad de su propio monasterio de origen había encargado. Y cuando lo vio terminado, se volvería, con el oficio aprendido, con el beato de San Miguel terminado y con el ruego a los moradores del monasterio del excelso mensajero de Dios para que se acordasen de Magio. El argumento clave, empleado por Quintana Prieto, se refiere a su cercanía: «Si el códice no se hizo en ningún monasterio de San Miguel, sino que fue encargado por un monasterio de San Miguel a un monje, Magius, que trabajaba en el scriptorium de Tábara, es muy probable que el tal monasterio de San Miguel no estuviese lejos de Tábara. Se vislumbran unas relaciones muy fluidas entre ambas comunidades y eso exige cercanía». Fuente: Vid. supra nota 22. Creemos incoherente la versión de Quintana, si volvemos al colofón del Beato de Tábara: «Él [Magio] estaba aquí [en San Salvador de Tábara] para llevar este volumen al puerto deseado, incluida la encuadernación». Magio una vez acabado su «trabajo» habría vuelto a su comunidad de origen y, al igual que la de Emeterio, ésta no podía ser la de Tábara. Por otro lado Emeterio si se hubiera formado con Magio en el scriptorium de Tábara lo habría dicho haciendo algún guiño cariñoso a su maestro, tan recientemente fallecido pero no lo hace, dice: «En cambio, aquí estoy yo, Emeterio, presbítero y discípulo del maestro Magius presbítero». Sólo se disculpa de que no haya podido su maestro acabar y le haya tocado a él.
Sobre la cercanía en Quintana, diremos que entre 100 y 150 kms. separan estos monasterios (Celanova, Castañeda, Santiago Peñalba, S. Miguel de Escalada, Tábara, Wamba, San Cebrián de Mazote). Ya vimos como un mismo taller constructivo elabora idénticos capiteles en torno a 920-930 y los coloca en Santiago Peñalba, en Escalada (a 158 kms. de Santiago Peñalba y a 147 kms. de Tábara) y en Wamba (a 116 kms. de Tábara y 125 kms. de Escalada). Y 125 kms. separan Valeránica (Tordómar en Burgos) de Escalada con influencias evidentes de las iluminaciones de Florencio a Magio (siendo más de 210kms entre Valeránica y Tábara y no 150 como afirman Regueras y Aráez vid. supra nota 22. Pág. 161). A 25 kms. diarios en 6 días se llegaría de un monasterio a otro (separados 150 kms.) a pie. FERREIRA PRIEGUE, E. M. (1994): “Saber viajar: arte y técnica del viaje en la Edad Media”. DE LA IGLESIA DUARTE, J. I. (Coord.): IV Semana de Estudios Medievales. Pág. 48. Los libros y la cultura recorrían largas distancias, mucho mayores que estas ¿Acaso no iban a hacerlo determinados monjes tan apreciados? Moleiro Editor (22-7-2016). Conferencia: «Los códices iluminados: un viaje a los scriptoria medievales». C. VIVANCOS, M. Monje de Silos. [Vídeo]. Recuperado de https://youtu. be/xkdCSnKJakE. A partir de 46:08 para préstamos de libros y de 47:20 para viajes de libros entre monasterios.
²⁶ No estamos de acuerdo con Lobo, cuando Emeterio dice de Magio que era «presbiter y converso» (Vid. supra nota 23.) Según Lobo, converso se referiría a que estaba bajo la tutela del abad de Tábara. Más bien ese «converso» alude al origen de Magio antes de entrar en el monasterio, y por lo tanto habría sido de religión musulmana, como era muy habitual así como citarlo en la época.
²⁷ Williams, afirmaba que Magio había sido sepultado con honores en el claustro de San Salvador de Tábara y que no hay pruebas de que Escalada tuviese scriptorium. Magio podía perfectamente haber pertenecido a San Miguel de Escalada y a su scriptorium y, haber estado, en San Salvador de Tábara de forma ocasional para realizar el Beato de Tábara, por encargo de este cenobio, cuando le sorprendió la muerte. Habida cuenta del valor que allí le daban como archipictor, sería lógico enterrararle donde había muerto (casi con las botas puestas) y con honores, como afirma Lobo. GARCÍA LOBO, V. y WILLIAMS J. (2005): Beato de Tábara. Original conservado en el Archivo Histórico Nacional. Testimonio Compañía Ed. Madrid. Pág. 148.
²⁸ Los cinco investigadores no empezaron, pero si acabarán, defendiendo que San Miguel de Escalada no tenía scriptorium
66
y que por lo tanto los tres beatos (Beato Morgan, Beato de Tábara y Beato de Gerona) se realizarían en el scriptorium de San Salvador de Tábara (según Williams, Regueras y Aráez), o bien que el scriptorium sí que era de un San Miguel Arcángel (otorgando validez al colofón de Magio del Beato Morgan) pero no del de Escalada. Para Quintana, defensor de esta última tesis, ese monasterio con scriptorium estaba en San Miguel de Camarzana. Para José Ferrero, también defensor de esta última tesis, el cenobio con su taller especializado, sería el del monasterio de Morerola que, antes de pasar al otro lado del río y, convertirse en referente cisterciense de la Península Ibérica, habría estado en la parroquia de San Miguel en la localidad de Moreruela de Tábara. Ver sus estudios vid. supra nota 22. Muchos otros investigadores sí confían en la existencia del scriptorium de Escalada y como el Beato Morgan se escribió en él. Por ejemplo la gran especialista en beatos Soledad Silva. Vid. supra Nota 1. Minutos 8:30, 9:02, 30:54.
²⁹ «Esos talleres serían únicos y en ellos se realizarían todas las tareas escriptorias, fueran éstas documentales, librarias o epigráficas». GARCÍA LOBO, V. y GARCÍA MORILLA, A. C. (2017): «Scribere, ordinare, sculpere au moyen áge». Homenaje a María Ruiz Trapero / De SANTIAGO FERNÁNDEZ, J. y FRANCISCO OLMOS, J.M. (coord.). Págs. 217244. «La primera de las fases de la epigrafía, la scriptio, se llevaría a efecto en el scriptorium del monasterio, donde los respectivos textos se escribirían en pergamino o papel, según los siglos; y en las correspondientes letras, según las épocas: mozárabe, carolina, gótica, etc. La segunda fase, la ordinatio, tendrá lugar donde vaya a instalarse la lápida. La tercera fase, puramente de esculpir… fuera realizada por otra persona ajena al scriptorium monacal y más experta en tareas laborales que escriptorias». GARCÍA LOBO, V. (1982): Las inscripciones de San Miguel de Escalada: estudio crítico. Barcelona. El Albir. Págs. 12-13.
³⁰ Tanto la lápida fundacional como los altares del siglo X, son de tal calidad y perfección caligráficas que tuvo que contar con un scriptorium bien organizado y una cultura gráfica refinada. MARTÍN LÓPEZ, E. (2012): «Las inscripciones de San Miguel de Escalada. Una nueva lectura». En GARCÍA LOBO, V. y CAVERO DOMÍNGUEZ, G. (coord.) San Miguel de Escalada (913-2013). Págs. 199-204.
³¹ Vid. supra Nota 30. Págs. 199-204. Y también ver más relaciones entre los caracteres externos de las aras y el del beato RODRÍGUEZ SUÁREZ, N. (2015): «Los tres altares de San Miguel de Escalada. Algunas consideraciones». Progressus Revista de Historia, Escritura y Sociedad. Pág. 15.
³² GARCÍA DUARTE, F. de Borja (2017): Mozárabes en el origen de los reinos cristianos. La emigración mozárabe al reino astur-leonés y la influencia de los cristianos de Al-Ándalus en la génesis de Castilla y del castellano. Almuzara. Págs. 7483.
³³ Vid. supra nota 20. Págs. 295-296.
³⁴ «Su más antiguo ejemplar conocido… escrito y miniado por cierto Magius, al parecer en un monasterio de San Miguel, que puede creerse fuera el de Escalada». GÓMEZ MORENO, M. (1919): Iglesias mozárabes. Arte español de los siglos IX-XI. Madrid. Centro de Estudios Históricos. Pág. 131, nota 3.
³⁵ «Edificó el monasterio de Tábara, donde congregó seiscientos servidores de Dios, de ambos sexos. Después buscó otro sitio cerca del río Esla, en lugar ameno y alto, al que llevó a otros doscientos monjes hermanos bajo disciplina regular que se llamó Morerola». Traducción de PÉREZ GONZÁLEZ, M. y REGUERAS GRANDE, F. (1997): «Cenobios tabarenses. Sobre un nuevo epígrafe hallado en Tábara (Zamora)». Brigecio: revista de estudios de Benavente y sus tierras nº 7. Págs. 65-90.
³⁶ FERRERO GUTIÉRREZ, J. (2004): «El Beato de S. Miguel y monasterios de Valdetábara». Págs. 147-150.
³⁷ AUGUSTO QUINTANA P. (1968): «San Miguel de Camarzana y su «scriptorium»» Anuario de estudios medievales Págs. 65-106.
³⁸ «Aquí (hic), en el monasterio de San Miguel Arcángel». No se puede dudar, según Lobo. Se está refiriendo a que escribió el Beato Morgan en el monasterio de San Miguel de Escalada. Ya vimos que el propio Manuel Gómez-Moreno da como buena esta traducción (o una similar) en 1919. La única duda sería encontrar un monasterio de San Miguel que tuviera scriptorium y, el que más acertado le parece es el de San Miguel de Escalada. Lobo lo asevera, indicando que en San Miguel de Escalada había un scriptorium dotado de un calígrafo y miniaturista o de una sola persona para ello, como lo fue Magio. Vid. supra nota 20. Págs. 295-296.
³⁹ FERRERO GUTIÉRREZ, J. (2004): «El Beato de San Miguel y los monasterios de Valdetábara». Pág. 143.
⁴⁰ Coincidimos con José Ferrero Gutiérrez en que el monasterio de San Miguel no pudo ser el de San Miguel de Camarzana como apunta Quintana. Diferimos con él en casi todo lo demás, en cuanto a que pudo ser el de Morerola o la actual iglesia de San Miguel de Moreruela por todo lo expuesto anteriormente. La mayor contradicción de José Ferrero y de Quintana, a nuestro juicio, es seguir los argumentos de Williams para desechar con su traducción de Magio, que no se está refiriendo a ningún monasterio de San Miguel Arcángel. En Williams tiene sentido retorcer así la traducción, aunque quizá desde las normas epigráficas no sea muy ortodoxo, porque necesita dejar sin valor la mejor prueba, a favor de cualquier monasterio
67
de San Miguel. Para que el candidato sea el suyo: San Salvador de Tábara. Por otro lado, que Magio se refiere (según José Ferrero) a un San Miguel pero que no es ni el de Escalada ni el de Camarzana sino la iglesia de San Miguel en la actual Moreruela de Tábara, que no está ni cerca del río Esla (a 11 kms. del paso del Puente Quintos y a otros tantos por el paso de Castrotorafe) por muy cerca que esté del antiguo San Salvador de Tábara, nos parece poco verosímil e intentar rizar el rizo. Por otro lado, Lobo desmonta a Ferrero su argumento (de que en el colofón Mayus no menciona «de Escalada» sólo «San Miguel») debido a que este cenobio, en la primera mitad del siglo X (cuando se hizo), sí se conocía como de San Miguel a secas. El «de Escalada» sólo le vendrá sobreañadido cerca de cien años después. GARCÍA LOBO, V. (2014): «Cuando las piedras hablan: San Miguel de Escalada a través de sus inscripciones». ProMonumenta: revista de la Asociación de Amigos del Patrimonio Cultural de León, Nº. 11, 2012, págs. 6-7.
⁴¹ El Beato de Gerona también está relacionado con San Miguel de Escalada, está influenciado por Magio y Florencio, caligrafiado por Senior (sale Senior en la famosa pintura del scriptorium en la torre del Beato de Tábara junto a Emeterio, por lo que podría haber sido copiado allí) e iluminado por Emeterio y la monja En. Ordenado por el abad Dominico y «En estos días estaba Fredenando Flaginiz de (Las) Villas, ciudad toledana, combatiendo a Morería. Discurriendo el año 975». MARQUÉS, J. (1961): «Códice de Beato, de Gerona. Origen del códice» RG 16. Pág.8. Pensamos que Lobo cuando relaciona el Fredenando anterior con el de la losa epigráfica de FERNANDO DIGNA FAMA VENIENS que estuvo enterrado, con la inscripción de «miles» [soldado de digna fama] en San Miguel de Escalada donde lo enterraron y aún se conserva la lápida que ha sido estudiada por Lobo (vid. supra final nota 37) podría estar confundiéndolo con el histórico Fernando Flaínez (c. 1052-1053) que fue Conde de León y será abuelo paterno y tío, a la vez de doña Jimena, esposa del Cid. El del Beato de Gerona sería Fredenando Flagínez (c. 975-985) que fue Conde de Salamanca y cien años mayor que el anterior. Éste último parece coincidir a falta aún de más datos para corroborar o descartar estás hipótesis o las del propio Lobo. El nombre FERNANDO sería pleno medieval y las grafías de las letras del nombre se parecen al «Honor de San Miguel» de la misma fecha; el histórico Fernando Flaínez también está documentado en 1052-1053 por lo que no es descabellado proponerlo así. La pista para lo anterior nos la dio el estudio de Del HOYO, J. y RETTSCHLAG K., P. (2008): «Carmina Latina Epigraphica Medievalia de San Miguel de Escalada (León)». Studia Philologica Valentina. Vol. 11. n.s. Págs. 3-6.
Foto de Museo de León: interior, principios de siglo XX (Exposición MC de SME 913-2013 “Cómo lo ves Tú”)
"Que se muera el pasado, no hay Carbono 14 que desvele este misterio."
68
(Chema García)
Una vez me pidieron una semblanza propia en tercera persona. Su primera línea era esta: «Antonio Manilla se formó como poeta en la amistad y magisterio de dos autores de la revista Claraboya: José Antonio Llamas y Ángel Fierro».
Ahora que lo pienso, hice la mili como escritor compartiendo cafés y revistas, lecturas y discusiones, porque luego fui a caer en la tertulia Oliver de Oviedo en torno a José Luis García Martín y Víctor Botas, en la misma quinta de poetas y sin embargo amigos como Xuan Bello, Pelayo Fueyo, José Luis Piquero, Lorenzo Oliván o Javier Almuzara.
Con Fierro y Llamas, junto a Juan y Fulgencio Fernández y José Manuel Rodríguez, siendo apenas un mozo, colaboraría en Los Argüellos Leoneses y en Picogallo. Ful y yo tardamos en acabar de creernos que aquellos dos históricos poetas a los que admirábamos se pusieran en primera línea de trinchera en unas humildes publicaciones de circunscripción local por mucho que, por serlo, aspirasen a lo universal sin fronteras. Su experiencia quedó acreditada en el primer comité de redacción desde el principio: a mí me quitaron del «lubumba» —un combinado de cacaolat con coñac— y a Ful del café, poniendo gin tonic para todos. Al calor de una cocinona o de una galería inundada con el insoportable aroma de los manzanos florecidos nacería, también bajo su impulso, la semana cultural más antigua de la provincia, en Cármenes, con exigentes programas que conjugaban la cultura con lo popular —en alguna ocasión salieron de su ámbito varios montajes o propuestas, en gira como modernas misiones pedagógicas— y vivero de convivencia con todos los artistas, músicos, actores y escritores que fueron pasando por ella. Por esas vivencias y amistad compartidas, con el tiempo ampliadas en menor medida a otros de los claraboyos, Alfredo García me ha pedido unas líneas para Encuentros en Scalada que encantado me apuro a redactar desde la admiración y el afecto, contando hasta donde es debido y velando lo que ha de quedar para siempre en la memoria personal y seguramente despareja de sus actores. A Agustín Delgado, con el que apenas estuve en un par de ocasiones, era como
MEMORIAS DE MEMORIA DE CLARABOYA
JULAR/66 69
Antonio Manilla
si lo conociera de toda la vida. Eran tantas las historias y hazañas que de él me habían contado de la etapa de la revista Claraboya que acaso uno no percibía al hombre ni al poeta, sino al mito, mitad amigo, mitad líder ideológico de la revista. Fue la mente preclara de los editoriales más combativos e ideológicos, el defensor destacado de la línea dialéctica, el que pisó la mayor parte de los charcos de la polémica estética, quien intentó con más ahínco conjugar teoría y práctica en su escritura. Un «sabio prematuro». Uno lo acompañó hasta donde pudo: a partir de Discanto, pero sobre todo desde de los Sansirolés, donde el despojamiento verbal es máximo, el lector que soy confiesa que no fue capaz de seguirlo. Seguramente se adelantó a su época y a las siguientes. La unanimidad de los claraboyos, cuando aún lo recuerdan, tan a menudo, es inquebrantable. Genio y figura sobre todas las demás cosas.
Junto a los cuatro mosqueteros de Claraboya, aquella ventana de papel abierta que llegó para orear a la sociedad literaria aletargada bajo la lámina pantanera de la dictadura, estaban también velando sus primeras armas «los gráficos», los artistas que con tanto brío ilustraron sus páginas, «pintando lo que escribían los poetas».
Antón Díez, un narrador oral inconmensurable ante cuyo verbo su propio hermano, Luis Mateo, maestro de ficciones, cierra el pico y deja que sea él quien cuente, mostraría tempranos afanes de aventajado tipógrafo en la confección de los números inaugurales de la revista. La primera fotografía de Sabino Ordás, el Sabio de Ardón, realizada en 1995 en Cármenes durante el encuentro «Escritores en Concejo» (por el nombre del suplemento de Artes y Libros que durante algunas temporadas apareció en La Crónica de León) pocos saben que le muestra a él disfrazado del maestro apócrifo exiliado varias décadas en Estados Unidos. Creación de Luis Mateo Díez, José María Merino y Juan Pedro Aparicio, durante años supo labrarse un gran prestigio de crítico literario desde las páginas culturales del diario Pueblo
Al lado de Antón, Javier Carvajal e Higinio del Valle, el Pasta para los claraboyos, que ya habita al otro lado del tiempo y en cuyo estudio ovetense —del que al joven universitario que yo fui graciosamente le dio una llave «para tus cosas»—, una tarde en que estaba ayudándole a pasar a limpio las calificaciones de sus alumnos del instituto, al extrañarse uno de que todos tenían de aprobado para arriba, me explicó: «Ya los suspenderá la vida». Así era Higinio. Un histórico del socialismo asturiano que nunca aspiró a un cargo y que bajaba al bar para ver los finales de las etapas ciclistas «con calma», con un trasfondo de generosidad y humildad intelectual compartida con el resto de sus compañeros de aventura editorial. Las vistas desde aquella buhardilla de Pumarín en que la radio siempre estaba puesta en un canal de noticias, porque también desde provincias había que estar al tanto de lo que ocurría en el mundo, eran gloriosas. Hay puestas de sol y amaneceres que mi memoria todavía los celebra con la nostalgia de lo que sucedió ayer mismo, aunque ocurrieran hace más de veinte años, con el fondo de Radio Nacional de España.
A Luis Mateo Díez lo conocí mucho después de haber leído y admirado sin fisuras sus primeros libros, y no quiero dejar de señalar que Señales de humo, su único poemario, como ocurre con Cumpleaños lejos de casa de José María Merino, ambos magistrales narradores, es notable y merece relectura y rescate.
70
Del día que lo conocí no sé si puede contarse todo, pero lo que sí es que fue durante una comida un día que iba a dar una conferencia en el Real Aero Club de León. Venía de Madrid y no quería melindres, sino uno de esos menús cuya contundencia hacen imposible la confusión geográfica o, como diría Juan Ramón, que dejan un «olor a establo y madre». Terminamos en la desaparecida Casa Ángel, engullendo callos, trasegando vino peleón y bailando sobre una de las mesas. La situación parecía sacada de una de las novelas que aún no había escrito, de esas en las que la frustración de la oscura provincia ha dejado paso a un surrealismo estupefacto de hombres que van con su propia cabeza en la mano. Fulgencio y yo nos fuimos luego a la redacción de la antigua Crónica, a reseñar lo que nos había contado que iba a exponer. El padre de uno asistió a aquella disertación del maestro y al día siguiente se mostró bastante extrañado de que nada de lo que habíamos escrito lo había dicho Mateo en la conferencia… Había sido mucho mejor.
Pienso que todos los claraboyos extrajeron este aprendizaje de su veinteañera experiencia de un lustro en la revista: interés por lo incipiente y un agudo espíritu autocrítico, un modo de afrontar el oficio de escritor en que lo importante es el texto y el resto es espectáculo, afueras de la literatura. Solo así se comprenden estos dos extremos: la autoexigencia con la propia obra y la bondad con la de los jóvenes principiantes que un día les acercaron sus temerosos primeros trabajos. Así me ocurrió a mí, que bajo la sombra del magisterio y amistad de Ángel Fierro y José Antonio Llamas encontré el apoyo y ánimo para no desfallecer a la orilla y por eso mismo, ahora, se me hace acaso más difícil escribir sobre ellos.
José Antonio Llamas me invitó a sacarme el carnet de conducir en su auto-escuela de Pola de Lena en un mes. Dormía en su biblioteca y en aquellas cuatro semanas leí mucha más poesía —sobre todo de los sesenta y los setenta, desde la revista Camp del´Arpa al catálogo completo del poeta y editor José Batlló, director de El Bardo, Martín Vilumara era su seudónimo como crítico, cuyas relaciones con Claraboya quizá no hayan sido lo suficientemente resaltadas—; mucha más poesía, decía, que código de la circulación, por eso conduzco de milagro y por los pelos, no sin algún que otro arrebato lírico. Cada día tomábamos alguna carretera retorcida y terminábamos comiendo en los figones de remotas aldeas, en los que siempre aparecía alguien a agradecerle a Llamas que hubiera enseñado a conducir a uno de sus parientes. La humanidad que Claraboya siempre postuló sobre todas las cosas se hacía así carne, herida en la que meter la mano incrédula, cada jornada ante mis ojos.
Como esa bonhomía, el estro literario de Toño Llamas también carece de límites. Sus amigos bromeamos con que padece «horror vacui» ante un folio en blanco y ahí está, esperando su editor, la narración desmedida de una abuela incorrupta que él fue tejiendo pacientemente, sin desmayos, en su hórreo en la montaña. Ese pecado venial de incontinencia los lectores de su poesía no sólo se lo perdonamos sino que se lo agradecemos, porque entre sus versos siempre termina apareciendo la gran poesía. En un desmemoriado como yo, quizá quiera decir algo que el único poema que me sepa completo sea uno de José Antonio Llamas que se titula «Soy» y comienza: «No ave / sino cauce». Su obra es un río profundo en cuyo lecho habitan criaturas fabulosas.
Sobre Ángel Fierro, uno ha oído en varias ocasiones a los miembros de Claraboya
71
manifestar que era el poeta-poeta de los cuatro fundadores. Eso del «poeta-poeta» es algo que se estila mucho y se aprecia nada más entre los literatos, siendo un concepto completamente ajeno a la crítica y probablemente imposible de homologar en los estudios universitarios. Carece de traducción a un discurso metodológicamente aceptable, pero en el fútbol puede encontrarse un parangón bastante aceptable: el del nueve-nueve. Para quienes no estén versados en este deporte, digamos que aproximadamente sería el poeta puro, el de una sensibilidad que no es distraída por los ruidos del mundo, que encuentra en sí misma sus propios descarríos líricos. La efectividad, de cara al gol del poema, en bruto. Al menos medio Responde amor —su primer libro de versos— querría haberlo escrito uno. Y eso por no entrar en sus Romances del Moro Qil, que legendearon la historia de un pueblo que es el suyo y el mío.
Con Ángel Fierro hemos tenido la ocasión de «torear» en algunas plazas de los pueblos de la montaña leonesa, llevando poesía o música allí donde quisieran recibirlas. Él las conoce todas, y la labor etnográfica y de recuperación del patrimonio que viene realizando en los pagos de los antiguos Argüellos, con especial atención a los valles definidos por los cursos de los ríos Torío y Curueño, sin descuidar su creación poética, tiene un valor incalculable desde mi punto de vista: más pronto que tarde, desgraciadamente, serán el único testimonio y memoria de este trozo nuestro de la España abandonada y obligada a asistir a su propio entierro. Con su alma de poeta-poeta, fatigando los archivos y echándose a los caminos, investiga, entrevista y fotografía. Rescata los restos del naufragio de unos modos de vida en los que no existía ruptura entre el hombre y su entorno. Hace el paciente inventario que al menos ha de salvar el recuerdo de un mundo rural que se desvanece. Erige un museo contra el olvido con el último aliento exhalado por una época que no se merecía tantísima injusticia.
Para terminar estas personales memorias de memoria sobre los miembros de Claraboya, no querría dejar de incidir en un asunto que ya apunté en mi colaboración en el libro Claraboya y sus amigos. Es corriente atribuir el cierre de la revista, decretado en 1968 por el ministro de Información y Turismo Manuel Fraga Iribarne en una visita a León, al poema de José Antonio Llamas «No amanece», pero uno piensa que la causa —aunque aquel fuera el detonante, la excusa— no fue estrictamente esa alusión al himno de la Falange, puesto que, años antes incluso del primer número de la revista leonesa, la Diputación de Murcia había premiado y publicado un poemario de Salvador Pérez Valiente con el mismo título y no se produjeron represalias. Allí avanzaba algo en lo que cada vez tengo más convicción: la razón más bien serían las envidias provincianas y los rencores concretos de algún leonés bien colocado en la lista de los afectos al régimen… Una mano anónima, tenaz y vengativa, que bien está sumida en el olvido y además no importa.
Higinio del Valle
72
Antón Díez Luis Mateo Angel, Agustín y Toño en el Montseny