Roberto Cassa - Dictadores Dominicanos del Siglo XIX

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DlcrADORES DOMINICANOS DEL SIGLO XIX

pero sobre todo puso en juego sus habilidades administrativas para afirmar la idea de que solo él era capaz de imprimir eficiencia a la gestión gubernamental. Su popularidad se recuperó con facilidad, ya que el sentir del pueblo no tomó en cuenta su anterior adhesión a España. En un país destruido tras dos años de guerra, la población únicamente deseaba que el gobierno lograra mejorar la situación. En sus memorias, Luperón admite la inmensa popularidad de su enemigo, que explica por el recuerdo que dejó en la población campesina la devaluación monetaria de 1857. Desde luego, en todo momento Báez se preocupó de retroalimentar la imagen de que era un protector del pueblo pobre, lo que le permitiría diferenciarse de los liberales azules, quienes concedieron prioridad a la protección de la elite comercial, sector al que veían generador del progreso.

GUERRA CON LOS AZULES

En 1866 todavía no se había recuperado del todo la preeminencia de Báez a causa de que la mayor parte de los generales de la Restauración -principal sector dirigente de los asuntos públicosno habían tenido participación previa en la política nacional y, por ende, no habían sido baecistas. Esta situación permitió que algunos de los prohombres de la Restauración se coaligaran contra Báez, al parecer porque calibraron que trabajaba para adquirir prerrogativas absolutas. Primeramente Cabral marchó al exterior, se pronunció contra el gobierno y preparó una expedición en Haití. Luperón desembarcó en Puerto Plata, donde el gobernador Manuel Rodríguez Objío dio la espalda al gobierno, y el movimiento se extendió por el Cibao. El gobierno destinó a Pedro A. Pimentel, secretario de Interior para aplastar la insurrección, pero al llegar al Cibao se cambió de bando. Báez cayó en pocos días y abandonó nuevamente el país. No es de extrañar, pues, que en lo adelante el partido antibaecista tuviera por jefes a Cabral, Luperón y Pimentel. Pero entre ellos hubo divergencias casi constantes, mientras que en el partido rival había un liderazgo único en manos de Báez, a pesar de que se apo-


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Roberto Cassa - Dictadores Dominicanos del Siglo XIX by Yunior Andrés Castillo Silverio, MDI, DER, IID. - Issuu