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El declive

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Bibliografía

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En esas circunstancias, la única forma de que Báezpodíacaer era si lo hacía a manos de sus propiosseguidores.

En efecto, el 25 de noviembre de 1873 se levantaron en armas los pilares del baecismo en el Cibao, Ignacio María González, gobernadorde Puerto Plata, y ManuelAltagracia Cáceres, delegado delgobierno,yen pocos días forzaron a su antiguojefe apresentar la dimisión. Además de la grave situación económica, pareceque causó malestaruna reformaconstitucionalque ampliaba lospoderes de Báezylepermitía reelegirse indefinidamente.

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EL DECLIVE

El 25 de noviembre marcó el final del papel central de Báezen la política dominicana. Empezaron a sobresalir nuevos caudillos nacionales salidos de las filas rojas, ylos azules, bajo lajefaturade Gregario Luperón, comenzaron a ampliarlentamente su influencia. Los caudillos se dividieron y la política pasó a caracterizarse poruncaos continuo, en el quecadafacción tratabade hacerse del poderenformadesordenada. Parecíaaprimeravistaqueelliderazgo deBáezhabíaquedado completamentesepultado,perocomobuen político él no se daba porvencido. Seguía contando con una porción considerable de lapoblación, yesto le permitió aprovecharel desorden que causaban las apetencias porelpoder. Sus partidarios lograronderrocarelsegundo gobierno de Ignacio María González y pudo así llegar por quinta vez a la presidencia a fines de 1876, permaneciendo en ellapoco más de un año.

Político avezado, Báez se dio cuenta que en poco tiempo las condiciones del país habían experimentado cambios, que la independencia nacional no se podía poner en duda y que la opinión pública demandaba un clima de paz. Al llegar por quintavez a la presidencia, procuró adaptarse a estas nuevas condiciones, yprocedió a emitirun manifiesto en el cualse autocriticaba por actuaciones previas, declarando que la democraciayla independencia nacional serían en lo adelante susbanderas. De inmediato, recibió elrespaldo de connotados intelectualesde la corriente liberal azul,

quienesdeseabanporencimade cualquierotracosa que seimplantara el ordenylapaz. HastaJosé María Cabral, antiguojefe de los azules, aceptó unasecretaríade Estado en estaúltima administración del caudillo rojo.

Empero, otros azules consideraron que el presidente tenía el propósito de establecerse de nuevo como dictador y que por lo bajo desplegaba gestiones anexionistas. A inicios de 1878 en la LíneaNoroeste estalló unarebelión dirigida por Máximo Grullón yBenitoMonción, quefue seguidaporotros dirigentes. En el Este se levantó Cesáreo Guillermo, quien barrió con las tropas gubernamentales enPomarrosa, cerca de Guerra. Al poco tiempo, Báez sevio forzado a huir del país, estavez para siempre.

En octubre de 1879, Gregario Luperón derrocó al presidente Cesáreo Guillermo, con loquese inició un orden estable caracterizado por lapreponderanciade los azules. Los intentos sediciosos deloscaudillos delasotrasbanderíaspudieronseraplastados, aunquerequirieron que el segundo presidente azul, el sacerdote FernandoA. de Mermo, se autoasignarafacultades dictatorialesy dispusieraelfusilamiento sumario de quienes selevantaran en armas. En esos años el país conoció una fase de prosperidad ylas condicionescambiaron conrapidez. Lafigura antes señerade Báezperdióvigenciaporcompleto, aunque siguió siendo añorado pormuchos antiguosseguidores.

BáezfallecióensucasadeHormiguero, eneloccidentedePuerto Rico, en 1884. Losjefes de más renombre del Partido Rojo, como Manuel María Gautier, optaronporaliarse a UlisesHeureaux, el pupilo de Luperón que terminó traicionándolo y adoptando los principios autocráticos desusantiguos enemigos, losrojos. Elolvidado Báezreencarnó, así, enelrelevo autocráticode Heureaux.

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