
7 minute read
Hijo de Luperón
de amo del país. Desde joven se distinguió por su capacidad de hablaryescribircorrectamente el francés yel inglés. Con el tiempO, pese a suvidallena de accidentesydificultades, logrólos conocimientos quelepermitiríanintervenirencualesquieraasuntos requeridos enlaprácticadel poder.
En 1863 se inició la guerra de la Restauración contra el dominio español, contienda en la que Puerto Platafue uno de los escenarios principales. A los pocos días de iniciada, la ciudad quedó reducida a cenizas. El joven Heureaux, que simpatizaba con los insurgentes, permaneció trabajando enlaciudad de día, talvezpor instrucción de un comandantede cantón restaurador, pero servía de emisario nocturno y espía. Pese a contar con apenas 18 años, participó cadavez conmásfrecuencia en combates. En ocasión de resultar herido, decidió permanecerenelcantón, pues los españoles podrían enterarse que formaba parte de las filas de mambises.
Advertisement
Se ha dicho, sin que haya confirmación, que formó parte del piquete quefusiló al depuesto presidenteJoséAntonio Salcedo en Maimón a fines de octubre de 1864. Lo que es seguro es que se hizo significarcomo unferviente partidario delpresidente Gaspar Polanco, quienhabíaestado alfrente de loscantones que cercaban aPuerto Platayfue responsable de laejecución de Salcedo, lo que le dapábulo alaversión. Cuando Palancafue derrocado, en enero de 1865,Heureauxfue encarcelado,pero terminadalaguerrase le reconoció elgrado de alférez, cuando frisaba losveinte años.
HIJO DE LUPERÓN
A partirde larelación conPalanca, eljovense alineó detrás de los prohombres de lagesta que se identificaban con elPartido Nacional,partidarios de posiciones nacionalistasyliberales. Audacia yvalentíacompensabansucortaedad,porlo que no tuvo dificultades para situarse en el séquito de Gregario Luperón, uno de los adalides delaRestauración. Cuando ésteformó parte delTriunvirato, gobierno provisionalque sustituyó alabreve tercera administración de Báez, Heureaux pasó a ser su secretario, por lo que
recibió el ascenso a capitán. Comenzabaentre ambos una relación estrecha que duraríamás de quince añosyque, a lalarga, lepermitiría al humilde joven tornarse la figura decisiva de la política nacional. De nuevo se hizo presente la distancia respecto a sus padres: en lo adelante, hasta inicios de la década de 1880, el prócer pasó a ser denominado como papápor el aventurero, cuestión de convenienciasysentido del cálculo, pero que en lo inmediato expresaba su convencimiento de que su suerte dependía de presentarse como seguidorincondicional delprócer.
Desde muypronto, Luperón apreció en el discípulo cualidades que, a la larga, lo tornaron ensu auxiliar máscercano, hasta llegar al extremo de confiarle las misiones más delicadas, seguro de su lealtadyde su capacidad, sobre todo en elterreno de laguerra. Ya en las peleascontra los caudillosbaecistas en 1866, algunos empezaron a admirara estejovenque dabamuestradeunavalentía que pocospodían emular.
Comofue propio de lospolíticosdela época, que alternaban las acciones guerrerasyde gobierno conlas operacionescomerciales apequeñao medianaescala,despuésdelaRestauraciónHeureaux instaló una pulpería en la franja que comunicaba a Puerto Plata con las secciones rurales próximas. Estaubicación de su comercio le permitió tenertrato asiduo conlos campesinos que bajaban a la ciudad a intercambiarsus mercancías. Manifestó interés en el conocimiento de lagente de campo, algrado de que amenudo cerraba temprano el negocio para irse a dar vueltas a caballo por las comarcascercanas. Resultado de estas andanzas fue una reflexión sobre el carácter del tipo nacional que eljoven encontró en elrústico del campo. Elresto de suvida, a pesardesuformación urbana ysusdelicadosmodales, Heureauxse esmeró enhablar con el mismo estilo que los "brutos" campesinos, con cierta lentitud, bajo volumen,vocablos arcaicosypalabrasmodificadas. Fue una de las bases para comunicarse eficazmente con la gente común, que lo asimilaba como uno de ellos, uno de losfundamentos de su ascensión hasta el poder.
Cuando cayó el segundo gobierno de Cabral, ainicios de 1868, Lilises siguió lospasos de su singular padre. Fue uno de lospocos

que se alistó en el vapor "Telégrafo", por formar parte ya del círculo íntimo de jefes. Al fracasar la aventura, Luperón no podía hacer nada en territorio haitiano, pues carecía de armas y hombres. El hijo le exteriorizó el deseo de "trabajar", pues no podía estar tranquilo sin hacer nada, pidiendo su permiso para unirse a las tropas comandadas por José María Cabral en el suroeste. Se presentó anteel general Wenceslao Ramírez, jefe de Estado Mayorde Cabral, conunacartade Luperón. Probablementeporconsideración a Luperón, Cabral dio orden de que se le asignara una pequeña tropa al novel coronel. Vigil Díaz dacuenta del episodio:
Tuvo efecto la revista general del domingo. El general Cabral, acompañado del general Ramírez, revistó las tropas, que estaban formadas en la sabana, y antes de que el cornetín de órdenes tocara rompan filas, el general Wenceslao le dijo a Lilís: -Joven, Ud. puede escoger veinte y cinco hombres de la tropa.
Lilís lo saludó militarmente, y cogiendo una de las cabezas de la columna, mirando a los soldados, al llegar al otro extremo de las fuerzas, regresó más despacio, diciéndoles a los soldados: -Salga Ud., salga Ud., salga Ud... y seleccionó veinticinco fieras. Cuando terminó, se le acercó el general Wenceslao, y asombrado y complacido a la vez, le dijo: -Joven, yo lo felicito; pero, dígame, ¿quién le dijo a Ud. que esos hombres son los más guapos que tenemos?
Lilís, que sin duda alguna era un psicólogo y un fisonomista, certero como Bonaparte, le contestó: -Nadie, general, e que los caballos se compran por el color del pelo, ylos hombres guapos se conocen por el jilo y por los ojos...

Díasdespués, alfrente de esatropaycomoparte delavanguardia comandada porAndrés Ogando, Heureaux dio muestras por
primeravez de su competenciacomo militar. Efectuó una maniobra de flanco al enemigo que le permitió desalojarlo de una sólida posición. Otro día penetró en Azua, avanzada de las tropas del gobierno, algritode"VivaBáez",loquelepermitió asaltarelcuartel de la ciudad y eliminar a los soldados que se encontraban en su interior. Losgenerales azules no pudieron sino sorprenderse de la audacia de este "muchacho de Luperón".
Al frente de su selecta tropa de fieras, se dedicaba por su cuenta a acechar a los grupos de soldados baecistas rezagados o aislados, procediendo a darles muerte sin contemplación alguna. Aplicaba el reverso de la moneda del terror que las huestes rojas utilizaban contra los azules. Labravura del jovenLilises comenzó a ser objeto de narraciones legendarias. A raíz del asesinato del generalAndrés Ogando, segundafigura de lasguerrillas azules del suroeste,sin consultar a nadie, Lilís armó unapartida que asaltó el cantóngubernamental con el fin de recuperarel cadáverdel generalyllevarlo a susfamiliares. Estahazañale hizoganarun encendido aprecio entre los devotos seguidores de Ogandoyel ascenso a general, desechándoselasobjeciones que inicialmente se lehabían presentado.
Se desprende de estos episodios que el ímpetu de pelear estaba sostenido en don de mando, criterios acerca de las tácticas de guerrayconocimiento de loshombres. Estapenetración en las personasysus relaciones sebasabaenunaintuiciónquepasó agobernar su acción. Por esto, una de sus máximasfavoritas cuando escaló a lacúspide del poder era"lapolíticano se escribe". Yaestabaclaro quesuvirtud más estimada, o talvezlaúnica, eralavalentía. Fue la carta sobre la cual obró su inteligencia para irse tornando en una persona de creciente importancia en el conglomerado liberal. Ese arrojo comportabauna ausencia absolutade compasión: paraél la vidavalíamuypoco, porlo que leresultaba naturalmatar, fuera en el combate o fuera de él; solo encontrabasentido alavida a través de una lucha feroz por la supremacía, que implicaba la necesidad de mataryestar dispuesto a moriren cualquiermomento.
Peronosededicóúnicamenteabatallar.Aprovechabalosperiodos detreguapara"sabanear",modalidaddelabigeato,encomplicidadcon

oficiales de allende la frontera. Cabral se puso al acecho, por la pérdida de lamontura de uno de sus oficiales,yHeureauxfue descubierto. Salvó la vida por la intervención de su querida, Juana Ogando, hermana de los generales Timoteo, Andrés y Benito Ogando, loslugartenientes de lamayor confianzade Cabral. Siendo presidente, muchos años después, después de ayudar a Cabral a subirunas escaleras,se produjo elsiguiente diálogo, recogido por BlancoFombona:
-Tanto que yo quiero a este viejo yél trató de fusilarme en el sur, cuando los seis años de Báez.
El bronco general Cabral repuso: -Por amigo de lo ajeno.
Lilís no se incomoda por la acusación. Le contesta sonreído: -Ya estoy curado de ese licio.

Más adelante, en ocasión de exilios en Haití, trocó el sabaneo poractividadescomerciales apequeñaescala.Aunquenunca aceptólacondicióndecomerciante,lainteligenciadel futuro dictadory su aprecio porellujo lo hacían apto para los negocios. Su propósito nunca estribó en enriquecerse, sino en tener el dinero que lo ayudara adetentarpoder. Duranteperiodos intermitentesvivió en lafronteriza población deJuana Méndez, lo que le permitiófamiliarizarse conlaidiosincrasia de losvecinos.
Ahorabien, la atencióndeHeureauxsefijaba inequívocamente en una sola cosa: la pelea. Su capacidad guerrera le otorgaba un sentimiento de confianzaen suporvenirysabía que estaba a buen resguardo detrás deljefepolítico más consistente que había en el país. No se impacientaba por su posición todavía anodina, repitiendo insistentemente a sus amigos: "la mía llega". Gracias a la protección deLuperón, después de lacaída del régimen de los seis años, acaecida afines de 1873,efectivamente, pasó a serunafigura de importancia, primero en la política cibaeña y luego en la de escalanacional. En 1876,cuando dirigíaladefensadel gobiernode UlisesEEspaillatenlaLíneaNoroeste,hizoasesinarauncomerciante