EDUCACIÓN PARA EL FUTURO
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programas pensando en el futuro de los profesionales. De acuerdo con Fernando Salinas, rector de la Universidad Libre seccional Bogotá, en un principio la prioridad la tenía el docente, era el protagonista del aula, ahora el estudiante debe tener el papel principal. Esto significa que el estudiante debe ser el epicentro en el aula de clases, no el maestro, y para ello se debe entender que no todos los estudiantes aprenden de la misma manera ya que existen diferentes tipos de inteligencia. De ahí la importancia de que los pensum de ahora contemplen el fortalecimiento de aquellas habilidades y capacidades que son indispensables para cumplir eficientemente las tareas que exige el mercado laboral. Siendo el estudiante la prioridad, Álvaro Gómez Fernández, vicerrector de la Universidad Pontificia Bolivariana, es: “consultar a los egresados y a los empresarios como fuentes de los cambios sustanciales; los primeros otorgan criterios de oportunidad de las asignaturas definidas en el currículo y los segundos nos ayudan a mejorar la pertinencia, es decir la mayor articulación con intereses o problemáticas de la empresa, el estado o las organizaciones sociales”.
Habilidades emocionales, fundamental Además de identificar las necesidades del futuro y poder plasmarlas en los pensum de educación, las universidades han tenido que modificar los pensum de todas las carreras para darle fuerza a las llamadas habilidades blandas. “Vivimos en un mundo acelerado en el que las máquinas tienen un papel fundamental, hablamos de teléfonos con capacidad para almacenar más información que cualquier mente brillante, por eso debemos fortalecer las habilidades exclusivamente humanas, que no tiene la capacidad de implementar como lo son el trabajo en equipo, capacidad de liderazgo, inspiración, nos enfocamos en el ser y no solo el saber”, afirma Veneta Andonova, decana de la facultad de administración de la Universidad de los Andes. En esto coincide Mario Posada, rector de la Universidad De América, Las llamadas habilidades del siglo XXI se han convertido en todo un reto para las universidades a la hora de las revisiones curriculares. Múltiples estudios y tendencias a nivel nacional e internacional, muestran que las universidades tienen claro cómo formar a sus estudiantes en el componente disciplinar, y los empleadores están pidiendo mejor formación en
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15% de los jóvenes que se gradúan de los colegios entran a estudiar un programa de pregrado
trabajo colaborativo y en red, competencias interculturales y para la ciudadanía mundial y la ciudadanía digital, autonomía, capacidad de resolver problemas, pensamiento crítico y complejo, comunicación en otras lenguas. Para poder llegar a entender las necesidades de los estudiantes, Álvaro Gómez de la Universidad Pontificia Bolivariana asegura que: “hemos identificado 14 retos y viene trabajando en ellos : articulación con los colegios en programas de transiciones colegio – Universidad;programas técnicos y tecnológicos, certificaciones; diplomaturas, nanodegrees; programas virtuales
y bimodales, de presencialidad concentrada; programas de entrenamiento y reentrenamiento cerrados con la empresa ; filantropía y diversificación de las fuentes de ingreso”. Además el componente laboral es fundamental, así lo afirma Casilda Güell Decana de OBS Business School: “hemos incorporado programas de importancia al mundo empresarial y laboral, incluyendo casos reales de empresas y contando con profesores ‘practitioner’ que están activos en las compañías de gran relevancia, por lo tanto, ellos pueden preparar y acercar a la realidad empresarial a sus