El Avión Negro N° 14

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Derechos humanos

Los incómodos ecos políticos de

la perla por

alexis Oliva

La megacausa por los crímenes de lesa humanidad cometidos en los campos de La Perla y la Ribera, en el Tercer Cuerpo de Ejército, va mostrando en cada audiencia el trasfondo civil de la represión militar: detrás de las botas de Menéndez y su patota, asoman la corbata empresaria, la toga judicial y la sotana clerical.

L

a megacausa La Perla es una Caja de Pandora que vomita “los males del mundo”. No sólo los horrores perpetrados por militares y policías -autores materiales de la represión dictatorial-, sino también el cada vez más evidente rol de sus cómplices e instigadores civiles. En un ejemplo elocuente, el testimonio de Jorge Luis Argañaraz , militante montonero y obrero de Fiat-Materfer que fue hecho cautivo el 22 de noviembre de 1976 y llevado al campo de concentración de La Perla, reveló la participación de la empresa multinacional en el secuestro y desaparición de delegados gremiales y obreros. Para Argañaraz, los directivos de FiatMaterfer tuvieron un “papel determinante” en la desaparición de sus obreros. El

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sobreviviente relató que, luego de dos días de torturas, “vinieron con álbumes que pertenecían a Fiat, que tenían fotos de compañeros”. “La empresa se los había provisto”, porque “cuando ingresábamos a la empresa nos sacaban una foto para la credencial y otra para el álbum. Esos álbumes son los que me mostraron en La Perla”, explicó. La asombrosa revelación motivó que el Fiscal solicitara que se inicie una investigación por la eventual complicidad de la firma con el terrorismo de Estado. Además, Argañaraz refirió que antes del golpe de Estado habían ingresado a la fábrica agentes de Inteligencia del Ejército que “trabajaban abiertamente con la empresa”. En medio de su relato, se emocionó al recordar a sus compañeros que fueron

víctimas de la dictadura, entre ellos Néstor Lellín, “extraído por la patota de adentro de la misma planta”, el 6 de septiembre de 1976. Al recomponerse, aseguró: “Fueron 32 o 33 compañeros de la Fiat desaparecidos en Córdoba; y yo tengo 27 nombres. (…) Pero no sólo la Fiat tuvo un papel determinante. Hay otros empresarios que tendrían que estar sentados en el banquillo de los acusados”. También viene quedando en evidencia el rol de la Iglesia Católica, mucho más allá del “pecado de omisión”. “Fuimos a verlo a (el cardenal Raúl) Primatesta y no nos recibió -narró Emilia D’Ambra, madre del desaparecido Carlos D’Ambra y referente de Familiares-. Yo después tuve oportunidad de reprocharle, cuando fue a Alta Gra-


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