
4 minute read
por Luis Rodeiro / Página
Cómo sabotEar un CACEroLAzo
por PABLO tORRES
Advertisement
fotografías gentileza el argentino córdoba
Siete prácticos consejos para que usted y sus amigos echen a perder un cacerolazo de forma práctica, amena y divertida.
1Arribe al lugar donde se está llevando a cabo el cacerolazo en una camioneta llena de choripanes y cajas de vino. Bájese y empiece a repartir vales entre los manifestantes, mientras le dice a cada uno “aquí tiene doñita/don/pibe/etc, pase con este vale a retirar por la chata el chori y el vino que se le prometió, no se agolpen que hay pa’ todos”. Luego de esto, diríjase a todos y dígales: “¡Che, acuerdensén de que en dos horas tenemos que estar en los bondis que nos van a estar esperando acá en la plaza de enfrente, eh! ¡No se me vaya a perder ninguno que después tengo quilombo con sus punteros!”. En lo posible, saque fotos de las expresiones de horror en sus rostros.
2Con la ayuda de un camión, lleve un escenario portátil al lugar de la manifestación, despliéguelo delante de la concurrencia y súbase disfrazado de pastor evangelista. Si va acompañado de un coro y una banda musical, tanto mejor. Mientras vocifera aleluyas y bendiciones, explíquele a la concurrencia que el cacerolazo es parte de “una misión celestial que Dios nos encomendó para poner fin a este gobierno comandado por Satanás”. Exorcise militantes de La Cámpora. Cante canciones, muchas. Haga subir a algún cacerolero para que dé su testimonio. No escatime en luces, decorado y parafernalia en general.
3Caiga al cacerolazo con un grupo de amigos, todos disfrazados de conchetos indignados (chombas Lacoste, camperas Columbia, anteojos Ray Ban y caras de orto). Mientras andan todos diseminados por ahí, meta queja, meta pataleo, meta quiero mis dólares, de repente uno deberá decirle en voz alta a los que lo rodean: “che... ahora que lo pienso bien... la verdad, no se que hago acá: no me falta nada, estoy lleno de plata, la vida me sonríe... ya fue, yo me voy a mi casa”. Acto seguido, el resto de los compañeros, que van a andar por ahí cerca, empezará a coincidir: “¡tiene razón el señor! ¡yo también me retiro! ¡mirá si voy a andar perdiendo el tiempo en estas pelotudeces!”, “¡sí, es cierto! ¡a mí tampoco me falta nada! ¡yo me las tomo de acá!”, “permiso, yo también me las pico... tengo unas películas en Blu-Ray para ver en mi plasma de 40 pulgadas”, etc. Hecho esto, todos juntos emprenderán la retirada. Con un poco de suerte, lograrán que algún cacerolero recapacite y los imite.
pensar un pais con justicia social
4Vaya con sus amigos al cacerolazo, pero en vez de ir vestidos de niños bien, lo harán de militantes del MST (que vendría a ser técnicamente la misma cosa, claro). Pónganse a repartir volantes que contengan un texto recontra retorcido que relacione los cacerolazos con la revolución socialista (se puede, se los dice alguien que ha leído “Alternativa Socialista” más de una vez). Armen un puesto para vender libros de Marx, Lenin, el Che, Rosa Luxemburgo, León Trotsky y demases. Canten “La Internacional” a los gritos. Vendan panes rellenos. Háblenle a las viejas paquetas y a los viejos cogotudos de dictadura del proletariado, materialismo dialéctico, plusvalía, lucha de clases, alienación y todo eso. La idea es aburrirlos hasta la muerte.
5Imprima varias fotos de militantes de La Cámpora sacadas de Facebook, en las que las caras se vean medio difusas. Llévelas a la marcha. Busque a algún cacerolero que se parezca a alguno de los que salen en las fotos. Una vez hallada la víctima, aborde a otro cacerolero que ande por ahí cerca, en lo posible grandote y con pinta de quilombero. Muéstrele la foto y dígale “disculpame, pero me pasaron el dato de que acá hay infiltrados, y yo acabo de encontrar a uno, mirá”, mientras le señala disimuladamente al supuesto infiltrado. Repita esta operación varias veces. Retírese a un costado de la multitud y observe cómo se aniquilan entre sí.
6Consiga remeras de ONGs como “Un Techo Para Mi País”, “Fundación Ronald McDonald” o cualquiera de esas organizaciones pedorras que le caen bien a las clases altas. Vaya con sus amigos al cacerolazo, cada uno con una remera puesta. Una vez allí, que cada uno pida donaciones en una zona determinada de la manifestación. Para reforzar, puede utilizar algún speech tipo “ya que este gobierno corrupto no hace nada por los más humildes, venimos a pedirle una colaboración a usted”, como para caerles en gracia. Una vez realizada la colecta, se retirarán a un lugar apartado y se cambiarán las remeras. Acto seguido irán, supongamos, disfrazados de voluntarios de Cáritas. Repita la operación cuantas veces sea posible. Finalmente, done el dinero recaudado a alguna organización que sí valga la pena.
7Llegue al cacerolazo en una camioneta de la AFIP. Lleve una cámara e intente filmar el instante en el que la mayoría de los manifestantes huyen despavoridos.


