La Pecera nº 6
Una visita a su cuartel
M
e lo comunicó al salir del colegio aquel frío día de Febrero, me anunció la peregrina idea, de que junto a varios amigos tenía la intención de formar un Grupo de Semana Santa, y que ya estaban inmersos en lo primordial del asunto; buscar un nombre a este nuevo Grupo. Me estaba pidiendo ayuda para poder localizarle un lugar donde desarrollar ellos toda su actividad manantera, sus comidas, sus reuniones, su lugar de descanso después de las procesiones, etc., en definitiva buscarle un Cuartel. Todas aquellas ideas que apresuradamente le brotaba de su boca con tanta ilusión, me las iba transmitiendo hasta el punto que me resultaba imposible clasificarlas y darle un orden. No entendía como en el poco tiempo libre que sus clases le otorga, habían podido planificar todo un Cuartel con el menor costo económico posible. Por supuesto por cuenta de los padres dependían ciertos detalles, no solo el de indagar las distintas posibilidades para facilitarle un local o una casa vieja, sino además muebles, vajilla y algunos enseres de decoración para aquellas paredes desnudas que iban a encontrarse. Transcurrieron algunos años, en los que se fueron apañando como podían, eso sí, siempre contando con el estimable apoyo de padres y madres; y porteando de una Cuaresma a otra todas sus pertenencias, a los lugares más insospechados para formar de nuevo su Cuartel. Apenas duraban una temporada en el mismo sitio, pero junto con aquellos viejos muebles, cacharros de cocina y cuadros que en el transcurso de este tiempo fueron atesorando, transportaban sus ilusiones y las escasas vivencias que hasta la fecha tenían, iniciando lo que años posteriores le llamarían Tradición. Más tarde todas aquellas inquietudes, propias de las fechas cuaresmales, las fue trasladando al resto del año. Tenían que obtener ingresos, que sumados a sus limitadas cuotas les permitieran llevar a cabo todos aquellos proyectos que se habían propuesto en la Semana Santa anterior. Surge de este modo la idea de montar una caseta durante la Feria de Agosto; caseta, que siempre les trajo más de un problema interno por la falta de colaboración de algunos, cuando otros durante varios días no abandonaban el perímetro de su caseta poniendo todo su empeño en que aquello saliera lo mejor posible. Por supuesto siempre contaron con nosotros, los padres, para aumentar sus ventas, alentándonos para que asistiéramos allí cada vez que con nuestros amigos asistiéramos al recinto ferial. Luego en fechas navideñas comenzaron a vender loterías, e igualmente confeccionaron una especie de sorteo que les supuso pingües beneficios. Ese año reformaron las ropas de las figuras, tuvieron la oportunidad de disfrutar de los manjares preparados por un cocinero profesional, descargándose del trabajo más engorroso que un Grupo obliga. Incluso consiguieron tener cierta estabilidad en la casa que como Cuartel tenían alquilada, durando en la misma varios años seguidos, lo que les ·14·
La Historia de Tobías