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Mi primer desfile
Después de haber vivido muy de cerca, todos lo hechos que acontecieron desde que compramos la Corporación Bíblica de “La Historia de Tobías”, en donde tuvimos que encargar nuevos rostrillos, remodelar algunas ropas para que pudiéramos desfilar en esta primera Semana Santa, y hacer nuevos martirios, el Domingo de Ramos emprendimos la última fase para que cada uno de los hermanos de “Las Tres Caídas” tuviera contacto físico en los venideros días con los Personajes que le tocaran.
Se acordó en una junta que el sorteo iba a consistir en llenar una pecera con papelitos en los que anotamos los nombres de todos los hermanos, y en otra los diferentes turnos y Figuras que tenían que desfilar. La fortuna, después de salir varios turnos, hizo que me tocara Sara el Jueves Santo por la calle Aguilar. Yo ya me había prometido que respetaría el turno que me tocara, aunque la mayoría de los componentes quizás teníamos cierta predilección por Tobías Hijo, ya que es la más vistosa.
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Los días transcurrían muy intensamente, pues el Lunes Santo recogimos de la lavandería los ropajes, el Martes Santo se montó la exposición de nuestras Figuras en el Cuartel, con unos maniquíes prestados por la tienda de confección “Maype”, y después del encierro de las Cofradías del Miércoles Santo, nos fuimos a nuestro cuartel para desmontar las Figuras y ponerlas en el armario en espera de que llegara la tarde del día siguiente.
Por fin llegó el momento; después de brindis, cuarteleras y sensaciones muy emotivas se termina el almuerzo y nos disponemos a vestirnos. A los tres hermanos que abríamos este nuevo período de la Corporación nos embargaba gran emoción, recuerdo como elevaba la oración cuartelera de su Figura, Tobías Padre, nuestro hermano Manuel Ortiz Gama y como le respondíamos Julio González Jurado, que vestiría a Tobías Hijo y yo.
La sensación que tuve, en parte ya la había experimentado, pues el nerviosismo interno que me estaba notando, ya lo había vivido cuando de niño me vestía de Judío de azote, de alguna de las Virtudes Morales o Pretor romano. Pero existían otros sentimientos que por primera vez advertía, pues tomaba conciencia de que los ropajes que me estaba poniendo ya los habían tenido sobre sus cuerpos otros hermanos y que esto no era otra cosa que luchar por la continuidad de nuestras tradiciones. El rostrillo que rozaba mi cara, había sido mojado por el sudor y quizás lágrimas de algunos que lo vistieron con anterioridad, comprendí el esfuerzo, el recogimiento y la emoción que se producía en el instante de convertirte en alguna de las Figuras Bíblicas que desfilan por nuestras calles.
El desfile me resultó, como ya lo esperaba, hermoso y lleno de sentimientos, y éstos tuvieron la eclosión cuando nos cruzamos con el Imperio Romano y uno de sus hermanos nos saludo con un ¡¡Viva El Pez!!. Esto unido a los impresionantes sones del pasodoble ha hecho que este recuerdo perviva en mi mente y corazón durante toda mi vida, y puedo confirmar que es una de las sensaciones más intensas que me han sucedido.
Lorenzo Jurado Luque-Romero. 22 de febrero de 2001, Jueves Lardero Festividad de Santa Leonor