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Una historia paralela

Nuestras vidas, nuestras pequeñas historias individuales de cada uno, van ligadas y paralelas a la historia de aquellos colectivos a los que por unas u otras razones estamos unidos a los mismos; nuestra familia, nuestro pueblo, o lo que a estas páginas nos trae hoy, nuestra Corporación.

Haciendo una recapitulación de estos 25 años observamos que nuestra vida, nuestra memoria, va íntimamente fundida a la vida de la Corporación, ambas han transitado por este mundo con un paralelismo que a veces se confunde, no sabiendo donde termina la historia del colectivo y donde comienza la del individuo.

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Entiendo que siempre estaremos influenciados por aquello que nos rodea, y un pontano tiene muchas posibilidades de que llegue el día en que entre a formar parte de una Cofradía o una Corporación, y se adaptará a esas costumbres y a esas tradiciones y cada una de ellas le irá dejando una huella más o menos profunda, y de este modo forjará parte de su persona.

Del mismo modo la historia de nuestra tierra, España, ha ejercido su influencia en la Corporación y sobre todo a la Semana Santa de Puente Genil. Buscando paralelismos, no creo que exista ninguno tan claro como el existente entre estos 25 años que ahora conmemoramos en la Historia de Tobías y esos aproximadamente 25 años ininterrumpidos de Democracia que nuestro país disfruta.

Este periodo histórico se inicia a la par que nuestras vidas van tomando forma y sentido, dejando atrás la bulliciosa infancia y la inquietante pubertad, madurando en todos los sentidos de la vida, y cuando en el futuro hemos dirigido la vista hacia atrás, descubrimos la brillante idea de haber iniciado ese camino junto a tus hermanos de Corporación.

Realmente no llegamos a conocer como era la Semana Santa de Puente Genil durante la anterior etapa política, el juicio que de la misma sacamos es por supuesto lo que nuestros mayores nos cuentan y de lo que escrito ha quedado, y descubrimos que en lo más profundo sigue siendo lo mismo, pero que fue lo mismo en anteriores etapas, y en otras más remotas. Que el espíritu de esta ha estado por encima de estos acontecimientos, pero eso sí, con ciertos matices, porque como acontecimiento social de primera índole que es esta sujeto a los vaivenes de la Historia.

La Semana Santa como acontecimiento sociológico de todo un pueblo, también quedaba expectante de los sucesos históricos que nuestro país se disponía a vivir en aquellos últimos años de la Década de los 70 y principios de los 80. La cuestión de mayor importancia en un principio sería la aptitud de los poderes políticos ante este tipo de manifestaciones cultural-religiosas, en un país que durante muchísimo tiempo fue confesional, y donde la libertad llegaría con toda su plenitud; libertad política, de prensa, religiosa, etc.

¿Podría todo aquello acabar con lo que tanto se quería en nuestro? ¿Podrían aquellos acontecimientos acabar con el espíritu de la Semana Santa?.

Evidentemente no fue así, y no se trata solo de una opinión personal, me remito a lo que durante todos estos años hemos estado viviendo. Este aperturismo en todos los sentidos, de la vida social de nuestra tierra, para la Semana Santa supuso un chapuzón en agua pura y fresca, que la despojó de todo aquello que quizás de alguna manera le sobraba por tratarse de preceptos instaurados por un poder de connivencia entre Iglesia y Estado.

El librepensamiento hace más cultivado al hombre, y cada uno tomará el camino que cree conveniente, sin imposiciones y sin advertencias previas para salvarnos de un castigo eterno.

Se fueron sucediendo los distintos gobiernos: de Centro, de Izquierda, de Centro-derecha. En el Gobierno de la Nación, en la Comunidad Autónoma, en nuestro Ayuntamiento. Acontecimientos históricos de tremenda importancia, incluso momentos críticos para la supervivencia de la Democracia. Y la Semana Santa de Puente Genil durante este periodo fue creciendo en todas sus facetas, pero sobre todo en una, en la que me trajo a estas páginas, en la faceta Humana.

Como decía esta desarrollo no se observará solo en el aspecto “material”, refiriéndome con esto, a lo que ha supuesto durante estos años el nacimiento de nuevas Cofradías y Corporaciones; y los significativas mejoras que prácticamente todas han sufrido, colaborando con ello a la rica escenografía de nuestros desfiles procesionales y a la plástica que estos encierran; sino que se apreciará fundamentalmente en la aptitud del pueblo.

Según van transcurriendo los años en democracia, el pontano sigue esa trayectoria paralela. Enriqueciéndose como persona, tomando posiciones mas tolerantes, mas solidarias, y tomando conciencia de Pueblo;. a la vez que considerando a la Semana Santa como algo representativo de su Cultura, y digno de preservar y conservar. Porque ésta no tiene unos dueños determinados, la propiedad de esta riqueza es ni más ni menos que todo un pueblo; de un extremo a otro de la ciudad, con mayor o menor riqueza económica, con mayor o menor riqueza espiritual, o con mas o menos fe en lo que estos días representan.

El manantero en definitiva no es mas que otro ciudadano español que ha tenido la oportunidad de elegir y de escoger lo que deseaba, y lo salvaguardará siempre porque está convencido de ello, no le ha venido impuesto.

Este XXV aniversario de nuestra Corporación tendremos el Honor de pregonar la Semana Santa de Puente Genil, y este nombramiento sea oficial el día 23 de Febrero de 2001, día que se cumplía exactamente 20 años de un triste acontecimiento que pretendió terminar con la convivencia pacífica de un pueblo; convivencia que un hombre pregonaba hace 2001 años y por eso lo condenaron a morir en la cruz.

A. Ortiz Gama (31/03/01)

Hosanna

El brillo de la áurea palma deslumbra la magna calle, es la amplia Mata11ana quien acoge como mar en calma al Señor ante su vasallaje. El sumiso, peludo y grácil pollino con sus brillantes ojos cual cristales porta despacio a Cristo a su destino, lo lleva a cumplir su Divino sino - morir, para redimir a los mortales – Y el pueblo, inconsciente del futuro, lo aplaude, vitorea y aclama como Rey que derribará el muro erigido por los romanos con su látigo duro y con el terror que imponen y proclaman. Hosanna, Hosanna al Rey de los Judíos. Hosanna al Dios del pobre y del tullido. Hosanna al Mesías Salvador. Hosanna al Redentor. Que viva el Dios-Hombre que ha venido. Miles de ramas de olivo forman un cielo verde sobre su cabeza, Jesús sonríe, y sopesa como es el olvido del pueblo que hoy lo hace Rey y mañana le dará mortal castigo. Más tarde, arrodillado entre los olivos, vislumbrará su Pasión y asumirá el terrible final agrio que con carácter voluntario acabará en la crucifixión.

Hosanna Jesús, vida al que murió por nosotros, danos la fuerza que tuviste Tú, colmándonos con la Divina virtud de vivir siempre en el camino gozoso.

Juan Fernando García Arroyo Semana Santa 2002

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