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Saluda del Presidente
Cuando las hojas caducas de la cuaresma van cayendo, en forma de pequeñas patas desprendidas de la Vieja Cuaresmera, la cual queda inmóvil, sin poder dar ni un paso más, al llevarnos hasta el mismo umbral de la Semana Santa, es cuando empezamos a disfrutar de corazón de la oportunidad de compartir mesas repletas de hermanos, mesas que unifican sentimientos, mesas que enseñan como se quiere a un pueblo, mesas que levantan los corazones decaídos, que limpian con la espátula de la hermandad cualquier resto de algún malentendido, mesas cargadas de fe que siembran en nuestro interior un amor infinito al Nazareno y a nuestros hermanos.
En definitiva, mesas que no son el fin pero si el importantísimo medio que nos provocan, nos estimulan, nos sensibilizan y nos motivan de una manera especial a la convivencia, a la sinceridad, al derroche de sentimientos, en definitiva, a querer a los demás.
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Por eso, estas mesas que nos ofrecen tan peculiares e importantísimas oportunidades son de las que tenemos que aprovecharnos, pues nos darán las fuerzas y el ímpetu para realizar todas aquellas cosas que durante estos días tendremos que llevar a cabo.
Nos cargarán de fuerza interior para soportar con el mayor de los deseos ser costalero o bastonero de nuestros titulares. Reforzarán nuestros sentimientos para llevar la compostura que requieren nuestras figuras, estimularán nuestra alma para inducirnos a la oración paciente y consecuente con nuestra fe y sobre todo nos predispondrán para vivir con entusiasmo y el más profundo cariño estos días de semana Santa.
Por eso hermanos os invito a que reflexionemos sobre la importancia que tiene para todos estos días, jornadas donde nuestro interior sale a respirar el aire manantero que nos hace ser más sensibles, nos predispone al abrazo y al recuerdo de nuestros hermanos ausentes.
Así, bajo estas circunstancias que se manifiestan en todo Puente Genil, pero más aún en nuestro querido cuartel, os deseo que sepamos obtener en cada uno de nosotros todo aquello que esperamos, que deseamos y en lo que tenemos nuestras esperanzas puestas, para que nos sintamos en definitiva llenos a rebosar de hermandad y alegría por que de nuevo estamos en Semana Santa.
Feliz Semana Santa y que Jesús y María os colme de gozo hermanos.
Juan Fernando García Arroyo