
3 minute read
Un día muy especial
Aquel Jueves Lardero era el primero que me reunía en la Manantera para celebrarlo. En la mesa gran número de hermanitas y hermanitos ávidos de empezar la Cuaresma, ya enterrada la sardina y a buen recaudo Don Carnal.
Advertisement
El primer cántico, "Un pueblo muy especial..... y en llegando la Cuaresma....vestidos de espinaqueros .......". A mi lado Fernando Miguélez, gran amante de nuestras tradiciones, máxime, cuando es de una tierra imaginera y religiosa como Zamora, así como un gran conocedor del sentimiento pontano. Se me ocurrió decirle "tienes que vestirte de romano y experimentar dentro del traje las distintas sensaciones que un desfile procesional ocasiona en un pontano". Inmediatamente a esa ocurrencia se oye a Manuel Ángel Borrego "Viernes Santo Santa Catalina, romano, a las ocho en el Cuartel del Evangelio".
Pero Fernando, por imponderables de la vida no pudo venir a nuestra Semana Santa, y he aquí que se produce un hecho singular, anecdótico e irrepetible en mi vida. Desde hace veinticinco años el turno de figura que visto en mi Cuartel es el Viernes Santo tarde en las reverencias para despedir a Jesús de Nazareno en su Pórtico, pero el año 2.001 del XXV aniversario de mi Corporación, los medalla de oro vestimos los trajes de las antiguas figuras el Jueves Santo en la tarde, por lo que mi turno asiduo fue para otro hermano. Conclusión ese año no reverenciaría al Nazareno.
El Domingo de Ramos por la tarde, en el Cuartel del Evangelio y en visita de agradecimiento por la magnífica presentación que nos regalaron esa misma mañana en el
Pregón de Semana Santa de nuestro pueblo, Manuel Ángel me preguntó por Fernando y qué pasaba con el turno del Viernes Santo, en ese momento Manolo Carmona se presentó como una bala con un papel pequeño que ponía junto con una fotografía de un romano, "Viernes Santo Santa Catalina romano” y dice para ti. En ese momento dije que me vestiría y transmitiría a Fernando mis impresiones y sensaciones.
Fernando: fue impresionante, a parte de vestirme del Imperio Romano cuando era jovencillo y estando mi padre en activo, nunca me había vestido de otra Corporación y de verdad ¡Qué momento tan maravilloso pude pasar dentro de ese traje, encerrado en la celada del casco y disfrutando de aquellos que escribieron la historia de Jesús y de una Gran Corporación amiga “Los Evangelistas”!
Gracias Manuel Ángel por tu generosidad al proporcionarme ese momento. ¡Qué delicadeza cuando me ibas ayudando a poner el traje e ibas conduciéndome en la transformación! ¡Qué gente tan agradable! Ni una mala cara, todo atenciones, mimo, explicaciones.
Llega el momento de salir a la calle y la gran suerte y fortuna de que "El Pez" desfila delante de mí en la incorporación a Santa Catalina. Hago las reverencias a nuestro Patrón y cumplo, gracias al Evangelio, la tradición que durante años he realizado con mi "Pez".
Tras el refrigerio calentito y reparador al frío de la mañana, viene la gran sorpresa. El Evangelio se incorpora a la procesión detrás de Jesús por la calle Santa Catalina y acompaña al Maestro durante ese recorrido. Llega el Imperio Romano, los tambores inician una marcha lenta y los bastoneros de Jesús, meciendo al Patrón al paso de la marcha, los Romanos, Los Apóstoles y el Evangelio desfilan al unísono, sonando en mi corazón “Puente Genil de mi alma ..... rincón querido......”, sonaba el Himno del Ausente y lo hacían en tu honor Fernando. La imagen que desde atrás tenía de Jesús, de sus bastoneros y de la procesión es irrepetible, creo que rezas, aún sin saber y las lágrimas brotaron de mis ojos porque estaba dando sentido y significado a mi vida manantera.
Di gracias por lo que tengo, que es más de lo que merezco y siendo egoísta, como siempre, pedí por los míos.
Gracias Evangelio Gracias Fernando
Madrid, Verano de 2001 Carlos Mora