404 | CARLOS CONTRERAS
Bastante similar fue la experiencia de los años sesenta. El 16 de mayo de 1960, se había eliminado el mecanismo de los certificados que había durado toda la década previa, “pudiendo los exportadores vender sus divisas cuando y como quieran”.108 Este régimen de plena libertad, que recordaba los años iniciales del siglo, duró únicamente hasta el año siguiente, en que el cambio fue fijado en 26,82, vigente hasta 1967. En ese lapso, ocurrió el derrocamiento del gobierno de Manuel Prado por la Junta Militar de Pérez Godoy y las elecciones de 1963, en que triunfó el líder del joven partido Acción Popular, Fernando Belaunde Terry. A lo largo de esos años, el ingreso por exportaciones aumentó muy poco, tanto por razones fiscales cuanto por problemas derivados de una menor pesca de anchoveta y el temor de la clase terrateniente a una ley de reforma agraria que, promovida por el nuevo gobierno, era discutida de forma intermitente en el Congreso. Por su lado, las importaciones florecían boyantes ante el crecimiento de una clase media urbana que descubría los artefactos eléctricos y la comodidad del automóvil (véase más adelante los gráficos 4 y 5). Existía también un desequilibrio presupuestal enorme, que no era conjurado ni por recortes de gasto, que políticamente resultaban inviables, ni por reformas tributarias que un Congreso con mayoría de la oposición se negaba a aprobar. El último día del mes de agosto de 1967, luego de que el Banco Central viera caer sus reservas desde 152 millones de dólares en el comienzo del año a 70 millones de dólares y perdiera en esa sola jornada ocho millones de dólares, la tasa de cambio se devaluó hasta los 38,7 y los 43,38 soles, según se tratase de certificados o de giros.109 Al año siguiente, el Congreso accedió a aprobar un nuevo paquete de impuestos que debía ayudar a equilibrar el déficit fiscal y apaciguar una inflación que ya bordeaba el 10% anual. La tasa más alta de impuesto a la renta alcanzó el 42%, los impuestos a las utilidades se elevaron hasta el 52%, se creó un nuevo impuesto a la propiedad territorial y se aumentaron los impuestos al consumo de gasolina, cigarrillos, bebidas alcohólicas y gaseosas.110 La economía del país no terminaba de acomodarse a estos cambios cuando ocurrió el golpe militar del 3 de octubre de 1968, que instauró el “Gobierno Revolucionario de la Fuerza Armada”, que duraría hasta el 28 de julio de 1980. El gobierno militar radicalizó el programa de sustitución de importaciones heredado de Belaunde, lo que en verdad se redujo a reemplazar la llegada del extranjero de bienes terminados por el arribo de bienes desarmados. La industria del ensamblaje (de camiones, motocicletas, televisores y refrigeradoras, entre otros bienes) devoraba dólares como una aspiradora. Los economistas Daniel 108. Ferrero 1962: 138. 109. Véase Kuczynski 1980. 110. Ibíd., pp. 250-251.
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15/08/2019 11:32:16 a.m.