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Precios controlados en un mercado imperfecto
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han sido obtenidos de fuentes históricas que evidencian su origen en relaciones mercantiles. Así, se trata de adquisiciones de instituciones benéficas (hospitales, hospicios, colegios, congregaciones religiosas, hermandades, etc.), así como de instituciones como audiencias, cabildos y haciendas.36
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Carlos Lazo y Carlos Morales Cerón encuentran que los niveles de precios dependían de la oferta de dinero circulante en la economía en un momento dado y un componente “moral” en el establecimiento de los precios en el Perú colonial, relacionado con el carácter señorial. De un lado, los precios eran establecidos por concierto entre los comerciantes de las grandes plazas como Portobelo y Lima, y monopolios y monopsonios privados. De otro, los autores concluyen que los precios de artículos importados fueron elevándose del siglo XVI al XVII, pero los precios de los artículos locales sufrieron los vaivenes de la economía americana y, en particular, de la disponibilidad de numerario en el mercado, de la saturación de productos de contrabando a inicios del siglo XVIII y de los acontecimientos políticos y militares de este último siglo.37
Por los caminos del Perú
Los productos circulaban por el territorio gracias a circuitos comerciales que unían los confines del país a través del mar y en tierra gracias a los llamados trajines (arrieraje). Es decir, se trata de una circulación de diversos niveles que abarcaba tanto a las villas y ciudades con sus chacras circundantes como a diferentes regiones entre sí.38 El ejemplo de los vinos y aguardientes puede ilustrar las dimensiones de las relaciones mercantiles monetizadas que abarcaban.
Arequipa se especializa en la producción de vinos y aguardientes. Ya en el siglo XVI, inicia la producción de vino a pesar de las prohibiciones metropolitanas. Los vinos de los valles de Vítor, Majes, Sihuas y Moquegua se consumían en todos los rincones del vasto virreinato y, en particular, en las grandes ciudades (en especial Potosí, La Paz, Cuzco y Lima) con sus cerca de 200.000 botijas anuales. Salvo en Moquegua, en los valles prevalece la pequeña propiedad. Hacia 1600, Ica y Pisco empiezan a abastecer a la ciudad de Lima y a la costa norte, desplazando de estos mercados a los vinos arequipeños. Pero, a partir de 1640, la gran producción iqueña incursiona con éxito en el mercado del altiplano.39
A la baja de la producción en el siglo XVII sigue un crecimiento importante en el siglo siguiente, cuando cada uno de los valles (Moquegua y Majes) producía tanto como juntos en el siglo anterior pese a la baja del precio del vino
36. Macera 1991. 37. Lazo y Morales 2002: 99-102. 38. Glave 1989: 106-107, Glave 2009, Chocano 2010. 39. Brown 2008: 62-64, Chocano 2010: 62, Buller 2011.
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(que pasa de 8 pesos de 8 reales en 1600 a 4 pesos y hasta 1 peso en 1780 por quintal). Pero el siglo XVIII es más de producción de aguardiente que de vino en Arequipa. En 1770, el quintal de aguardiente costaba 10 pesos de 8 reales.40
Los viñedos se ven obligados a recurrir a mano de obra esclava. El descenso de la población indígena obliga a los viñateros a adquirir esclavos, y así será hasta la década de 1760, cuando la población indígena y de castas se recupera. Esto fue un factor importante para el crecimiento del último tramo del periodo colonial, pues los trabajadores tenían niveles de remuneración muy bajos: los no indígenas recibían 4 reales de jornal; los indígenas eran remunerados con la mitad y debían acudir a los viñedos para cancelar los adeudos del reparto de los corregidores, los tributos y las obvenciones eclesiásticas.41
El caso del trigo es también ilustrativo de la circulación regional e interregional. La costa central del Perú (Barranca-Nasca) produce trigo para el abastecimiento de las grandes ciudades y, en particular, de Lima, donde se concentra una importante labor de molienda. Sin embargo, a partir del terremoto de 1687 deja de producir. La razón sigue en debate, entre explicaciones ambientalistas y otras de carácter mercantil, y como en otros casos, lo más probable es que las causas se encuentren en el medio. Lo concreto es que la costa central pasa a producir caña de azúcar y alfalfa, en tanto que el trigo es importado por mar desde Chile. La aparición de la gran propiedad (cañaverales) está ligada al incremento de la importancia de la esclavitud y a la menor producción de panllevar y, por consiguiente, a la necesidad de abastecimiento de Lima desde mayores distancias.42
Fábricas en el campo
La producción industrial en el campo es otro ejemplo de integración de un vasto mercado. Los obrajes textiles ejercen también un efecto de arrastre en la economía regional (lana de oveja, alpaca y algodón, colorantes, ganado, alimentos y mano de obra). Son unidades de grandes proporciones que integran la estancia ganadera con la manufactura textil, concentrando todo el proceso productivo. Tienen un mercado diferenciado con respecto a los textiles importados, pues la producción se dirige a los sectores populares. Utilizan de manera intensiva tanto la materia prima como la mano de obra, lo cual termina por socavar sus bases y hasta hacerlos fracasar. En efecto, hacia 1790, entran en crisis, siendo desplazados por los Chorrillos (talleres mayormente urbanos de menores
40. Brown 2008: 66-67, 76. 41. Ibíd., pp. 72-75. 42. Chocano 2010: 82-83.
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dimensiones, menores montos de producción, con menos telares y sin batanes de agua para el enfurtido de los tejidos, y con fuerza de trabajo esclava, familiar y asalariada) y la producción domiciliaria.43
En 1775-1799, a raíz de la caída de las telas producidas en los obrajes cuzqueños, la producción de telas era prácticamente remplazada por la producción de Chorrillos, y, para el periodo 1800-1824, el volumen de telas producidas por Chorrillos era el doble del de los obrajes. El 92% de la ropa de la tierra que importaba Potosí en 1793 provenía del Cuzco: bayetas, pañetas, bayetones, tocuyos y jergas.44
Fábricas en la ciudad
El tabaco es otro producto rural que tiene una importante incidencia en las relaciones mercantiles del país. Se produce en Saña, Chachapoyas, Guayaquil, Cuzco, La Paz, Cochabamba y Paraguay, pero se consume en todo el país. La importancia se puede apreciar de la información del estanco o monopolio creado en 1747-1753, cuando se requisa. En 1751, se requisó tabaco por 263.530 pesos y dos años luego por 98.063 pesos. La producción de cigarros se hacía en casas particulares, con lo que sobrevivía una parte importante de las familias criollas que se encontraban en dificultades a raíz de las innovaciones comerciales de los Borbones, hasta que entre 1780 y 1792 el Estado instala las fábricas que concentraron la producción en Lima y Trujillo, que de inmediato llegan a tener 563 y 449 operarios, respectivamente, entre hombres y mujeres.45
Los trabajadores de los tabacales recibían solo 2 reales, y los especialistas (ensartadores, boleadores, amarradores y ahumadores) trabajaban al destajo a razón de 6 reales cada cien mazos.46 La fábrica de Lima repartía de manera compulsiva productos alimenticios entre las trabajadoras españolas, mestizas y mulatas, reproduciendo patrones de endeudamiento conocidos para la zona rural andina.47
Finanzas en un mercado premoderno
Finalmente, al hablar de la moneda se debe tener en cuenta la facilidad o dificultad que se tenía para acceder a ella de parte de los empresarios o potenciales
43. Escandell-Tur 1997: 42-43. 44. Ibíd., p. 312. 45. Escobar 1973: 84. 46. Ibíd., pp. 124-127. 47. Morales 2015: 227-243.