LA MONEDA EN EL MERCADO INTERNO PERUANO COLONIAL | 211
percibía en el siglo XVIII 40 pesos de 8 reales al año (1,2 reales al día) más alimentación durante las temporadas de siembra y cosecha.22 Los trabajadores especializados recibían pagos más elevados. Un mayordomo en una hacienda vitivinícola podía recibir entre 200 y 300 pesos de 8 reales al año e inclusive más en los cañaverales. La jerarquía superior entre los trabajadores de una hacienda jesuita a mediados del siglo XVIII incluía, entre otros, el pago a un cirujano (290 pesos de 9 reales más alimentación y vestido), mayordomo de ganado (120 pesos y alimentos y vestidos), herrador o sangrador (120 pesos), vaquero (40 pesos), carpintero (200 pesos), dentista (50 pesos), comadrona (50 pesos y alimentación) y mayordomo de riego (216 pesos).23
Salarios precapitalistas Es de tenerse en cuenta que se trata de un contexto de relaciones premodernas, en las que la oferta y la demanda de trabajo, así como la remuneración, no dependían enteramente de condiciones netamente económicas. El pago en dinero podía ser tan solo nominal y servir como una medida de la deuda que tenían entre sí el productor y el trabajador. Aun cuando el pago —o parte de él— estuviese estipulado en valores monetarios, muchas veces no hacía otra cosa que remplazar al pago en especie o servicios.24 Se justificaba el pago en dinero “para que de ello se vista” el trabajador, y esto se desprende del hecho de que la remuneración en dinero se realizaba mayormente al término del periodo laboral, inclusive si estaba pactado a dos, tres o incluso más años. El dinero circula entre los trabajadores jornaleros indígenas, mestizos y negros (libres y esclavos), salvo cuando quien verdaderamente cobraba era el amo o el curaca. Incluso cuando se trata de adelantos que tendrá que pagar en condiciones laborales muy desfavorables, el trabajador maneja dinero contante y sonante. Sin embargo, buena parte de las remuneraciones corresponde a un sistema de contabilidad que abarca varios eslabones de la cadena mercantil que manejan comerciantes en combinación con corregidores (y luego subdelegados de partidos): los conocidos repartos de mercaderías de los corregidores. A partir de la segunda mitad del siglo XVII, la mita no se cumplía por completo. Más bien, se desarrolla un procedimiento compensatorio para el empresario minero, pero perjudicial para el indígena mitayo, que se conoce como la mita de “faltriquera”. En vez de trabajo, el empresario recibe dinero; en lugar de 22. Cushner 1980: 83. 23. Ibíd., p. 84. 24. A pesar de un incremento en los montos de remuneraciones en el siglo XVII, Keith Davies consigna que muchas veces a los indígenas se les pagaba en vino en vez de dinero en los viñedos (Davies 1984: 89-90, 128).
libro_moneda.indb 211
15/08/2019 11:31:53 a.m.