Corporación Bíblica
“La Historia de Tobías”
Un sábado de Cuaresma en “El Pez” En la Corporación Bíblica “La Historia de Tobías”, la cuaresma, la vida de un sábado de cuaresma, se desarrolla pues prácticamente muy parecida al resto de la Corporaciones de nuestro pueblo, pero cierto es, que debe tener algunas connotaciones muy particulares, como supongo también tendrán la mayoría de cuarteles de nuestro querido Puente Genil. Sábado tras sábado, los hermanos van llegando a la Corporación que entre saludos, abrazos y emociones van compartiendo los primeros momentos hasta que el Presidente indique la subida al salón para iniciar y compartir la mesa del sábado de cuaresma. Alrededor de la mesa suenan cánticos, saetas, palabras, lágrimas y alegrías que hacen que nuestros corazones se abran a las emociones, alimenten nuestro espíritu y hacen que surja el amor manantero que potencia la hermandad y el fervor a Nuestro Padre Jesús de Nazareno y a su Bendita Madre María. En el transcurso de la comida, el Presidente toma la palabra dándoles la bienvenida a los hermanos invitados deseándoles que los sentimientos que emanen de la mesa les enriquezcan, les reconforten, le hagan partícipes de la mesa y conozcan las vivencias de la Corporación. El Presidente, con sus palabras estimula a los hermanos a que vivamos intensamente la Cuaresma y la Semana Santa: con la intensidad en el abrazo sincero, con la intensidad de las palabras que en un momento brotan, con la intensidad en el respeto a nuestras costumbres, llenándolas de sentido y de fe, invitando a los hermanos a mantener el espíritu y la mente despiertos, ansiosos por vivir cada una de las oportunidades que nuestra Cuaresma y Semana Santa nos brinda. Entre tapa y tapa las cuarteleras saltan al aire acompañados del sonido ronco del tambor. Llega la hora de subir a la Plaza del Calvario y honrar con nuestra presencia a Nuestro Padre Jesús de Nazareno. Mientras vamos hacia la calle, el “alpatana” se sitúa en la puerta del cuartel y ofrece a todos los que salimos una “uvita para quitar el frío”. En la puerta de la Corporación, los hermanos en corro, cantan la tradicional saeta coreada “Alondras y Ruiseñores”. De camino al Calvario, la primera parada se hace en la calle Veracruz, en el número , casa conocida como “la casa de los pitufos”, de nuevo los cánticos surgen de las gargantas mananteras que son regadas por “uvitas” acompañadas de algunas tapitas que aportan enriquecimiento material junto con el emocional.
La Pecera — Página 35