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Cántico de Tobías

(Tb 13, 10-13. 15-17)

10 Que todos alaben al Señor y le den gracias en Jerusalén. Jerusalén, ciudad santa, él te castigó por las obras de tus hijos, pero volverá a apiadarse del pueblo justo. 11 Da gracias al Señor como es debido y bendice al Rey de los siglos, para que su templo sea reconstruido con júbilo, 12 para que él alegre en ti a todos los desterrados, y ame en ti a todos los desgraciados, por los siglos de los siglos. 13 Una luz esplendente iluminará a todas las regiones de la tierra.

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Vendrán a ti de lejos muchos pueblos, y los habitantes del confín de la tierra vendrán a visitar al Señor, tu Dios, con ofrendas para el rey del cielo. Generaciones sin fin cantarán vítores en tu recinto, y el nombre de la elegida durará para siempre. 15 Saldrás entonces con júbilo al encuentro del pueblo justo, porque todos se reunirán para bendecir al Señor del mundo. 16 Dichosos los que te aman, dichosos los que te desean la paz. 17 Bendice, alma mía, al Señor, al rey soberano, porque Jerusalén será reconstruida, y allí, su templo para siempre. DIRECTORIO FRANCISCANO La Oración de cada día Acción de Gracias Todo el capítulo 13 del libro de Tobías es un himno entonado por el anciano Tobit, del que la Liturgia de las Horas toma los 10 primeros versículos para el cántico de Laudes del martes de la I Semana, y entresaca del resto del capítulo el cántico que ahora nos propone. La primera parte del himno es un canto de acción de gracias: Tobit alaba a Dios por los beneficios concedidos a él y a su pueblo en el destierro. La segunda es un saludo a la futura Jerusalén, y traduce las esperanzas de los desterrados en una Jerusalén ideal. Tobit abriga aquí la esperanza de que muchos de sus connacionales se convertirán y que con ello darán ocasión a que Dios se apiade de los justos, y que así regresen a Jerusalén, siendo con ello posible la reedificación de la ciudad y del templo. Jerusalén volverá a ser el punto de reunión de todos los pueblos, a la que irán con abundantes dones, y en la que adorarán al rey del cielo. El poeta invita a Jerusalén a alegrarse por el retorno de los hijos de los justos. Desde el punto de vista literario, el texto del himno ha sufrido muchas modificaciones en las sucesivas redacciones a que ha sido sometido, presenta notables divergencias y lagunas, y la reconstrucción es a veces conjetural.

Juan Fernando García Arroyo

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