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Un sábado muy especial
No sé si le pasará a todos los que están; pero siempre el primer Sábado de Romanos… no se… es especial; se coge con más ganas. Y además, como este año pasado, que el Jueves Lardero del 2006 estuvo algo descafeinado por la abundante y bien recibida lluvia que tuvimos. El sábado se presentaba igual. Como decimos en esta tierra estaba el día “esaborío”. Aunque era ya otro año, el inicio del Sábado de Cuaresma fue como todos… llegas sobre las ocho y media al cuartel y te tomas la primera “cervecita” o “uvita”, esperando a que lleguen los demás. Saludando a tus hermanos, conversando con los que no pudieron venir el Jueves, invitados, etc. El día como dije antes, muy inestable. Ya en la recepción, se empieza a rumorear que a lo mejor no se subía a la Iglesia de Jesús Nazareno. En el “tapeo”, en el salón ya, empiezas a sentir ese gusanillo del primer día, que aunque todos los años es igual, siempre lo tienes. Primeros cánticos, el típico “Un pueblo muy especial”, cuarteleras, vivas y la tradicional bienvenida del presidente; que te mete, aún más si cabe, en el ambiente tan particular que tiene este pueblo en Cuaresma. Al llegar la hora de subir, Manolo, pregunta a la mesa si hacerlo o no; Pero con las ganas que había… no se duda, y en el permiso que nos da el cielo, subimos a saludar al Patrón. Ya en la calle, como todos los años. Como lleva siendo tradición en la corporación. Terminando las paradas, empieza de nuevo a llover. Dando gracias a Dios por dejarnos realizar la visita a Jesús Nazareno. Llegando al cuartel, nos damos cuenta que se ha ido la luz. Se han fundido los plomos. Pero eso no iba a ser inconveniente para un puñado de hermanos ansiosos de cuartel, de hacer corporación. Viendo esto, se le llama al padre del hermano Antonio Ruiz, para que pueda arreglar este inesperado inconveniente. Éste sin pensarlo, dice que en poco esta allí. Mientras tanto encendemos una vela, la colocamos en medio del recibidor y empezamos a colocarnos alrededor de ésta y a dar rondas de “uvitas”. Empieza a fraguarse una atmósfera mágica. El olor a tierra mojada, que invitaba más a recogerse en el cuartel, se entremezcló con el del vino, con el de cera quemada y uno leve a consomé que bajaba por las escaleras, ese olorcillo típico de un cuartel en Sábado de Romanos. Toda esta riqueza de olores se intensificaba o hacía emocionarte más, no se exactamente lo que era, con la penumbra de sólo La Pecera — Página 27
una vela encendida a las una de la madrugada… Al cabo de unos segundos… brotan cuarteleras, “Himno a los Ausentes”,”alondras y ruiseñores”, “Viva el Humilde” y hasta una saeta se elevó. El momento “sólo” pedía eso, estar cogidos del brazo, cantar, escuchar, oler, sentir, observar y disfrutar de ese momento, con los cinco sentidos a flor de piel. Sólo duró unos quince minutos, pero son de esos que se te quedan para siempre, de esos que se dicen que son mágicos, y la verdad que es cierto. Ya arreglada la avería, temporalmente, sigue todo como estaba planeado. Lectura de Biblia, bajada de pata… pero justo después de eso… se va la luz definitivamente. Si “el Terrible” quiso que no hubiera luz… sería por algo y de nuevo la hizo desaparecer. Pero bienvenida fue la avería y Su decisión. La mayoría de hermanos se fueron ya para sus casas visto lo visto. Sólo quedamos nueve o diez. Colocamos en la mesa el cirio que nos hiciera ver algo, la bandeja de almendras fritas, y unos con vino y otros con la típica copa después de la cena, conversamos hasta las seis o siete de la mañana, no recuerdo bien; emborrachándonos de hermandad, de esa tranquilidad que daba la oscuridad y la llama de la vela. Nos emborrachamos de anécdotas, ya vividas y mil veces contadas, que no nos cansamos de relatar y que cada vez que lo hacemos parece que fuera la primera vez, por el entusiasmo que se le pone y las risas que se echan al escucharlas por enésimas vez. Nos embriagamos de sinceridad, de confesiones, de “crema de buenos momentos”… Todavía al escribirlo, se pone el bello de punta… Dios bendiga esa avería y si todas son así, que vengan todas las que quieran que serán bien recibidas. Como dice mi hermano… si no fuera por estos ratos… Por los momentos que te hace disfrutar el cuartel. Para que siga siendo ese lugar utópico, mágico, que te hace soñar. Para que siempre sea lugar para dejarse llevar y sacar tus sentimientos. Para que sea ese “paraíso” ajeno a todos los problemas mundanos, de la sociedad, personales o de cualquier otro tipo. Para que siempre este ajeno de guerras, de políticas, de ideales… que por lo menos la tristeza que puedas tener del día a día, al entrar en él se deje en la puerta y que al salir, la tristeza ya no esté fuera, aburrida de esperarte.
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¡Que viva la Hermandad, la corporación, “EL PEZ” va a brindar! Por todo esto y mucho más ¡VIVA LA HISTORIA DE TOBÍAS!
Con cariño vuestro hermano: Mario Quero Delgado
La Pecera — Página 28