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Crónica de una noche en “El Pez
El pasado 24 de febrero, “Sábado de Tentaciones” en nuestro calendario manantero, la Corporación Bíblica “La Historia de Tobías” brindó a nuestro cuartel, “La Sentencia de Edom y La Historia de Saúl”, una oportunidad histórica de compartir una magistral noche de Cuaresma. Nuestra pequeña historia como cuartel es la continuación de otra, ya lejana, que tiene unas raíces comunes con la emblemática Corporación de “El Pez”. En efecto algunos de los hermanos que hoy pertenecen a “La Historia de Tobías” formaron parte de la que fue “El Juicio de Edom”, desaparecida hace algunos decenios y refundada en 1995 por nosotros. Andado el tiempo, aquella refundación sigue madurando y luchando por asentarse de forma definitiva en la Semana Santa de Puente Genil. Actualmente ya hemos conseguido cumplir la ilusión y la responsabilidad de tener nuestras Figuras, las que representan “La Historia de Saúl”, sin embargo el proyecto de tener nuestra casa-cuartel se encuentra todavía en sus primeros pasos. Precisamente el hecho de encontrarnos sin casa para pasar esta Cuaresma –la que hemos adquirido espera su demolición y reconstrucción- nos ha posibilitado establecer un vínculo afectivo con vosotros: de admiración por parte nuestra y de magisterio por la vuestra. En agradecimiento a tantas atenciones que nos habéis tenido sirva esta crónica de una noche magistral: Eran las nueve de la noche cuando, en tropel, aparecíamos en vuestra casa situada en ese monumento a la Semana Santa que es la calle Santos. Tras los pertinentes saludos y presentaciones, mientras contemplábamos la exquisita decoración de vuestras paredes, se oyeron en la puerta los tambores de la “Chusma”. Pronto nos vimos envueltos en un revuelo de abrazos y brindis, de cuarteleras y exaltadas conversaciones. Había despertado la magia de una noche inolvidable. Roto el hielo subimos al salón y entremezclados nos sentamos como los niños en el colegio, con los ojos bien abiertos para captar y aprender todo lo posible. En los primeros compases de la noche sonó como una llave del corazón el himno sublime al Señor de la Humildad, “Cantemos tu Gloria” y las cuarteleras se desataron en seguida… Y Mario paró el tiempo con una saeta de esas cuyos ecos no dejan nunca de sonar. Deshecho el hielo y convertido en sangre hirviendo, vuestro presidente nos dio la bienvenida recordando el enlace histórico entre nuestras corporaciones y haciendo hincapié en que la hermandad entre los distintos cuarteles es el motor de nuestra Semana Santa. De nuevo pudimos disfrutar de numerosas cuarteleras y emotivos cánticos: “Himno de los ausentes”, “Sentado en dura peña”, “Envuelto en blanco cendal”… y, puestos en pie, “que
viva la hermandad, la corporación, “El Pez” va a brindar. Eran ya las once menos cuarto cuando nuestro presidente se levantó para agradecer la hospitalidad y cariño con los que habíamos sido recibidos e invitar a vuestro cuartel el primer sábado de Cuaresma en que nuestra casa esté terminada. La subida a la Plaza del Calvario será sin duda alguna inolvidable para nosotros. Comenzó en la puerta del cuartel entonando “Alondras y ruiseñores” y continuó con frecuentes paradas para beber una uvita y cantar más cánticos hasta llegar al Pórtico. Una vez allí sonó como éxtasis de sentimientos el “Stabat Mater” y el “Batido por las olas”. De camino hacia el cuartel, después de cruzar el bullicio y jolgorio de los bares de la Calle Aguilar, hicimos la última parada: visita al Humilde. Desde la reja del Convento, recogidos en coro y emocionados por el momento, cantamos “Viva el Humilde” (“En una roca esculpida”) y cuarteleras al Señor de la Humildad y, tras otra uvita, volvimos al cuartel para disfrutar de la cena. A acto seguido de ser bendecida la mesa, nuestro hermano Víctor Gómez, visiblemente emocionado, leyó el pasaje correspondiente del Evangelio y brindó por todos nosotros. Para colmo de bienes se nos concedió, en la persona de nuestro presidente, el privilegio de quitar la pata a la Vieja Cuaresmera. Por último las cuarteleras y los brindis se fueron apagando y la noche comenzó a tocar su fin… Fue para nosotros una noche magistral que nunca olvidaremos, que jamás sabremos corresponder como merece y en la que, sobre todo, aprendimos mucho de Semana Santa y de cómo ha de ser un cuartel. En el corazón de la Sentencia de Edom estará para siempre vuestra Corporación y el emblemático grito de: “Viva la Historia de Tobías. Pum. El Pez” RAFAEL ORTEGA
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SECRETARIO ADJUNTO DE “LA SENTENCIA DE EDOM” Y “LA HISTORIA DE SAÚL”