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Nuestro patrimonio

Nuestro patrimonio

Fue en Septiembre de 1977, cuando un puñado de chavales de 15 y 16 años después de una Feria, para nosotros inolvidable, decidimos prolongar el bonito ambiente de pandilla que en aquel verano disfrutamos. Con la magnifica oportunidad de poder disponer de una casa, cedida por unos familiares, la pandilla decidió formar un Grupo de Semana Santa, y de nombre le pone “El Juicio de Edom”. Contando con los vagos conocimientos de alguno de nosotros que en años anteriores habían participado en otras experiencias similares. Pero aquella si tenía visos de perpetuarse en el tiempo. Aquellas fueron las primeras paredes, el primer patio, los primeros recovecos, y aquel salón abuhardillado, donde los más altos no podían sentarse junto a las ventanas; que extraordinarios recuerdos nos trae ese lugar en la calle Juan Rodríguez; donde podemos asegurar sin duda alguna que allí inició su andadura manantera Emilio García, José Miguel Díaz, Nene, Juan Fernando García, Jorge Guerra y Antonio Ortiz. Ya se había iniciado, ahora quedaba quizás lo más difícil, continuarlo. Como era de esperar la casa no tuvimos ocasión de continuar con ella, pero al siguiente año la suerte de nuevo nos sonríe, el cuartel queda situado en pleno centro de la calle Aguilar, lugar envidiable para cualquiera, una casa grande, como cualquiera de esa calle, y con salón con dos balcones privilegiados para contemplar las procesiones, y por supuesto para disfrutar del ambiente. Aquí arribó Rafa Gómez y entre nosotros quedó para siempre. En la Semana Santa de 1980 lo tuvimos más crudo, no teníamos quien nos cediera una casa. A raíz de unas conversaciones de un profesor nuestro de Filosofía con el jefe de estudios del Instituto, y este a su vez con el Alcalde de entonces, al que le unía una gran amistad, nos cedieron un local municipal situado en el castizo Pasaje del Carmen, lo que antiguamente era una sastrería. Ni que decir tiene que el lugar no reunía las características de los anteriores pero ya nada nos paraba. Varios hermanos engrosaron nuestra lista ese año, y si hubiera que distinguir alguno, evidentemente al que hoy se sienta con nosotros, Rafa Jiménez. Al año siguiente de nuevo nos vemos sin lo que teníamos, de nuevo iniciar la búsqueda del lugar donde reunirnos y pasar la Semana Santa. Al final logramos, como siempre in extremis, en esta ocasión en la calle Cruz del Estudiante. Quizás se trate de lugar menos “manantero” de todos aquello que hemos recorrido, pero la identidad y su espíritu lo lleva el Grupo allá donde se encuentre. Luego, y como último año de nuestro deambular antes de unificarnos con El Pez, otra vez nuestro destino fue el barrio bajo, exactamente la plaza Emilio Reina,

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