Revista Jael Joyas de Galicia 23

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JOYAS DE GALICIA

N. º 23 • 2023 MAGAZINE DE JAEL JOYERÍA MÚSICA Constructores de instrumentos ARTE A Coruña y Santiago JAEL Nueva joyería
SQUARE BANG UNICO Caja de titanio y cerámica negra. Movimiento cronógrafo UNICO in-house.

presentación

La evolución está impresa en la genética de Jael desde sus primeros pasos, hace casi treinta años. Sin embargo, hay períodos en los que este impulso se acelera, momentos clave en el desarrollo de una empresa. La apertura de la joyería en A Coruña, en 2015, fue con seguridad uno de ellos. La radical reforma de nuestro punto de venta en Santiago, que estrenamos estos días, marca sin duda un antes y un después para nosotros.

Con esta renovación ganamos espacio y luminosidad para que nuestros clientes y amigos se sientan en un lugar privilegiado a la hora de conocer nuestras colecciones. Ese ha sido siempre el espíritu de cada una de las reformas que hemos acometido: proporcionar un lugar en el que la experiencia de compra sea única, en el que la singularidad y calidad de las marcas que tenemos el honor de representar destaque sobre cualquier otra cosa.

Ahora podemos ofrecer ambientes diferenciados y únicos en los que sumergirse, como sucede con el ampliado Espacio Rolex, decorado siguiendo el espíritu y las directrices de la marca; y los diferentes corners de cada una de las firmas, cada uno con su estilo y su personalidad propia.

La renovada joyería en Compostela ocupa una parte sustancial de los contenidos de este número de nuestra revista. Pero no es lo único. Ya en plena temporada estival hemos querido también conocer las mejores obras de seis museos de Santiago y A Coruña, que gentilmente han elegido sus piezas más destacadas para nosotros. También tenemos, como ya es habitual en la publicación, historias de la Historia, con mayúsculas, entrevistas a personajes singulares y reportajes sobre gastronomía, estilo de vida e iniciativas de esas que realmente cambian el mundo.

Esperamos que os guste nuestra propuesta y que el verano os sea propicio.

Un abrazo,

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Jose M.ª Fernández Tachi Fernández Tono Carabel

Edita: Jael Joyería

Producción y diseño: Versal Comunicación, S. L.

Dirección: Elena Goyanes

Coordinación: Martiño Suárez

Traducción inglés: Reverso Comunicación

Maqueta: Paula Cantero

Fotografía: Adolfo Enríquez Estudio Fotográfico

Sr. Reny

joyas de galicia 4 sumario REPORTAJE 6 Luthiers, los creadores del sonido ENTREVISTA 20 Carbajo y Barrios, arquitectos JOYAS DEL PASADO 30 Graduaciones universitarias JOYAS DE LA HISTORIA 34 Melchor de Macanaz en A Coruña PÁGINAS CENTRALES 48 Nueva joyería de Jael en Santiago JOYAS SOLIDARIAS 58 Fundación Diego González Rivas JOYAS DE LA PINTURA 64 Los relojes en la obra de Lugrís JOYAS JACOBEAS 76 Bajo la escalinata de la Quintana PEREGRINOS ILUSTRES 84 Mujeres en el Camino medieval ACTUALIDAD 90 Jael, en los grandes festivales JAEL 97 Recomendaciones English translation 92 jael joyas de galicia N.º 23 VERANO
2023
Ilustración:
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48 20 64 90 6
: Gráficas
: 2254-0253

¿Qué es lo que nos hace grandes? ¿Enfrentarse a lo desconocido, aventurarse por lugares inexplorados y arriesgarlo todo? Este es el espíritu del que nació TUDOR y que vive dentro de todos los hombres y mujeres que llevan este reloj en sus muñecas. Sin ellos, no hay historia, ni leyenda, ni victoria. Es el espíritu motiva a David Beckham cada día y es el espíritu que encarnan todos los relojes TUDOR. Algunos prefieren seguir lo establecido. Otros se arriesgan.

BLACK BAY

texto: martiño suárez

fotografía: adolfo enríquez

LUTHIERS: ELLOS CONSTRUYEN LA MÚSICA

En tiempos de música electrónica y producción industrial en serie, dedicarse a fabricar instrumentos es casi una heroicidad. Los protagonistas de este reportaje han traspasado, en todos los casos, su pasión como músicos a la artesanía. Algunos intentan abrirse camino en el difícil sector de la clásica; otros mantienen encendida la llama de la tradición secular; otros más han decidido dar una vuelta de tuerca a su creatividad y su pericia para dar nueva vida a sonidos que parecían extintos. Todos ellos son luthiers, los que construyen la música.

ABRAHAM CUPEIRO

Reconstruyendo el sonido del pasado

Comenzar este reportaje por Abraham Cupeiro es un poco hacer trampa. Porque este sarriano de 1980 no es exactamente un luthier: construye instrumentos, sí, pero únicamente para sí mismo y para que sean utilizados en sus proyectos musicales. En ellos recrea sonidos del pasado, o de culturas remotas, combinando la investigación arqueológica y etnográfica con sus estudios como músico académico.

Cupeiro es trompetista de formación y ejerció la enseñanza en los conservatorios de A Coruña y de Lugo antes de dedicarse a tiempo completo a una carrera fulgurante y agotadora: «El año pasado hice 90 conciertos y estuve 260 días fuera de casa. Venía a Lugo a lavar la ropa», bromea. Los espectáculos que compone tienen como protagonistas a instrumentos cuyo sonido e historia transportan al oyente a otras latitudes y otros tiempos.

Es el caso de la más espectacular de sus creaciones, el karnyx. Esta alta trompa de metal, coronada por la cabeza de un fiero dragón, es un instrumento de la Edad de Hierro celta. Se conocía básicamente

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música
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por referencias de los historiadores (se utilizaba, según cuentan, para aterrorizar a los enemigos en la batalla) y por restos parciales. De hecho, Cupeiro se inspiró en una moneda romana en la que se ve a un legionario tocándolo: «Calculé su tamaño en proporción a lo que debía medir un soldado de aquella época y lo fabriqué a mi manera», explica. Poco después se descubrió en Francia un karnyx casi completo; Cupeiro se había equivocado sólo en 23 milímetros en su longitud.

En el retiro campestre de Abraham Cupeiro resuena con muchísima fuerza el cornu, también. Se trata de un instrumento de la antigua Roma, y el que él ha fabricado se inspira en un ejemplar rescatado de las ruinas de Pompeya. «Si existe una pieza real de su época, la respeto; si sólo se conservan referencias literarias, investigo hasta dar con la forma que creo que más se acerca», explica. Completa lo que el

llama la «trilogía de instrumentos de la antigüedad clásica» el aulós, la doble flauta que usaban los griegos en las fiestas en honor a Dionisos. Este se basa en una pieza conservada en un museo de Berlín y cuenta con unas originales «virolas» que sirven para afinar perfectamente. «Es un instrumento muy especial. En Grecia sólo lo podían tocar los elegidos», narra Cupeiro.

En su colección de instrumentos (y de composiciones realizadas para ellos) también hay sitio para las piezas que se utilizaban hace siglos en Galicia. Es el caso de un cornetto renacentista, que ha elaborado con madera de serbal recubierta con pergamino. Era el instrumento favorito en su época, cuenta el músico lucense, también en esta parte del mundo: «En los registros de la catedral de Mondoñedo podemos leer nombre y apellidos de quienes lo tocaban en las celebraciones; y,

por cierto, eran los que más cobraban». «En Galicia», razona, «la gaita es tan importante que ha eclipsado a otros muchos instrumentos que también merecen ser recordados».

Con discos grabados en Abbey Road con la Royal Philharmonic Orchestra o con la Real Filharmonía de Galicia, Abraham Cupeiro siente «cierta responsabilidad» a la hora de elaborar sus instrumentos: «Intento que la reconstrucción sea veraz, que tenga respaldo histórico y que se soporte», afirma.

XOSÉ TUNHAS

La buena salud de la percusión tradicional

La percusión tradicional gallega se encuentra en un gran momento, «y desde mucho antes que el bum de Tanxugueiras y Eurovisión», apunta Xosé Tunhas. Desde su taller en Portanxil (Ames, A Coruña), fabrica a mano panderetas, tambores, bombos, tarrañolas o baquetas. Lo hace a la manera clásica, pero introduciendo nuevos elementos con la ayuda de la tecnología actual.

Músico él mismo (ha formado parte de grupos tan relevantes como Os Modernos o Caxade),

se dedica profesionalmente a este arte desde hace diecisiete años, después de un proceso autodidacta de aprendizaje que le llevó a «desmontar muchos instrumentos y destrozar muchas maderas». El sector de la percusión tradicional «no está, por fortuna, demasiado industrializado. Los productos que se fabrican en masa son siempre de mala calidad y, en realidad, no son competencia para nosotros». «En Galicia siempre se ha tocado mucho y en la tradicional hay escuelas, grupos, o simplemente amantes de la música que recurren a nosotros para conseguir el instrumento que quieren», explica Tunhas.

El proceso de construcción comienza con la elección de la madera, «casi siempre autóctona», narra. La más sencilla, el pino, se obtiene en aserraderos, pero otras como el nogal o el cerezo se compra «con el árbol todavía en pie». Luego se sierra a la medida requerida y se viran las tablas con moldes, calor y vapor, para conseguir los aros en los que se montarán las piezas. Estos aros se fresan para dar cabida a las ferreñas y al resto de complementos, que pueden ser muchos. En el taller de Xosé Tunhas se montan desde las panderetas más simples (que pueden costar unos 45€) a instrumentos con bordoneros hechos a mano, incrustaciones de ébano para protegerlos de los golpes de las baquetas, tornillos minúsculos para afinar… La tecnología juega aquí un

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papel interesante, pues las personalizaciones se hacen con láser y algunos de los productos se montan con cueros sintéticos patentados por Landra, una iniciativa también radicada en Ames.

Con un listado de encargos creciente y mucho trabajo, Xosé Tunhas tiene una cartera de clientes principalmente gallegos, pero no solo: «Cada vez se vende más por internet e incluso por las redes sociales; ya es habitual enviar instrumentos a personas a las que nunca has visto la cara», explica. En su caso, le llegan habitualmente pedidos de lugares tan lejanos como Estados Unidos o Japón («hay allí una serie de cantantes profesionales que tocan música tradicional japonesa, irlandesa… y gallega»); y de personas que piden productos muy concretos, como aquel británico al que Tunhas fabricó una pandereta minúscula y que resultó ser el percusionista del finado George Michael.

DAVID DUYOS

Obsesión por la guitarra clásica

Construir de forma artesanal una guitarra clásica es un trabajo minucioso. «Tanto como el TOC (trastorno obsesivo compulsivo) que tenga el luthier», bromea David Duyos. Asturiano, residente durante casi dos décadas en Valladolid y recién llegado a Compostela, Duyos fabrica instrumentos desde cero, a medida y con un mimo difícil de creer: de su taller sale, aproximadamente, una guitarra cada mes o mes y medio.

«Me gusta hacer guitarras pensando en quien las va a tocar», explica, «y no sólo por adaptarlas a sus gustos o para hacerlas más cómodas». En la fabricación de un instrumento hay algo de espiritual, sugiere, y muchos de los que él hace son «una síntesis del planeta: llevan cedro canadiense, caoba y ébano africanos y palosanto de la India». La producción de cada unidad dura unos dos meses, sin tener en cuenta el secado de las maderas, que puede llevar años. «El primer mes lo dedico a la fabricación en sí», explica David Duyos desde su taller en el barrio de A Estila. Cada guitarra se monta sobre una superficie llamada solera y se comienza desde la tapa, que se envareta (se le colocan pegan pequeños listones que reparten el sonido por el interior) y a la que se adhiere el mástil. Luego se montan los laterales y el fondo con una precisión de micras. Después llega

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el trabajo de barnizado, que suele llevar otro mes entero. Duyos utiliza para este proceso únicamente goma laca, procedente también de India, y aplica una capa de calibre microscópico cada día, hasta que queda a su gusto: «No se puede hacer una guitarra en maderas buenas y luego barnizarla con un plástico, es un crimen».

Los detalles finales llevan también su tiempo, caso de la colocación de la roseta, el adorno geométrico alrededor de la boca de la guitarra. Duyos la construye haciendo un mosaico con láminas de madera negras y blancas de medio milímetro cada una, que pule y pega para después cortar en forma de minúsculas teselas de medio centímetro de lado.

Con ellas compone la que es la firma de cada luthier, que en su caso adorna fundamentalmente dos tipos de instrumentos: la guitarra clásica (utilizada en conciertos) y una de caja más corta que remite a las utilizadas antes de que el instrumento se estandarizase en el siglo XIX.

Los clientes de David Duyos proceden de toda España y también de países extranjeros, lo que le permitió trasladar su taller de Valladolid a Santiago hace menos de un año. «A pesar del tópico, también en el norte se pueden hacer buenas guitarras. Por suerte, en el estudio puedo tener la temperatura y la humedad controladas para conseguir el mejor resultado», explica. ᴥ

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Rolex y los «jardineros de corales»

Los corales, los jardines del mar, se encuentran entre los ecosistemas más amenazados del planeta. Un grupo de jóvenes, comandado por Titouan Bernicot, mezcla activismo, tecnología e imaginación para intentar preservarlos. Rolex apoya su trabajo.

Titouan Bernicot creció en un pequeño atolón en la Polinesia francesa, donde sus padres cultivaban perlas. Aprendió a nadar antes que a andar, pero muy pronto se dio cuenta de que aquellos paisajes submarinos que tanto le fascinaban estaban degradándose a ojos vista: los corales, tan bellos como frágiles, estaban perdiendo color y muriendo.

En 2017, con apenas 18 años, fundó la organización Coral Gardeners, los «jardineros del coral». A través de esta agrupación apoya a personas que trabajan en el enorme desafío medioambiental que supone conservar estos organismos únicos, mezclando presencia en el terreno con tecnología de última generación.

Para ello, consultan a científicos y expertos en la conservación de arrecifes de coral y llevan a cabo una estrategia consistente en cultivar corales en viveros durante un año o año y medio, para después volver a fijarlos en el ecosistema al que pertenecen. Hasta el momento han plantado 30.000 corales.

Sin embargo, este ingente trabajo no es suficiente. Coral Gardeners documentan su labor y la dan a conocer a través de las redes sociales, como modo de concienciar al público. En los últimos tiempos se han aliado con la empresa tecnológica CG Labs para elaborar dispositivos que permitan conocer en tiempo real el estado de salud de los corales, de forma colaborativa y universal.

Rolex apoya esta intervención a través de su programa Perpetual Planet, que ha respaldado las iniciativas de exploradores y conservacionistas en diferentes ámbitos geográficos.

La firma apoya a un grupo de jóvenes que trabajan por la conservación de los arrecifes coralinos

fotografía: fundación maría josé jove texto: l. fernández moreno

kandinski en la fundación maría josé jove

Un trabajo de madurez, creado en circunstancias difíciles. ‘Rampant’, de Vasili Kandinski, es una de las obras más emblemáticas de la colección de arte de la coruñesa Fundación María José Jove. Su autor la pintó en el exilio, perseguido por los nazis, en el tramo final de una vida que supuso un vuelco para la historia del arte.

Hay quien considera a Kandinski el padre de la abstracción como forma de arte. Nació en Moscú en 1866 y fue un pintor tardío: criado en una familia acomodada, estudió derecho y economía y no fue hasta cumplir los treinta años que decidió dedicarse plenamente al arte. Una exposición de los impresionistas, visitada en Moscú, fue la desencadenante de su elección, que lo llevó a marchar a Alemania e instalarse en Múnich.

Su obra tomó pronto un cariz abstracto, basado en la simplicidad formal y en el color puro. En la década de los años 10 comenzó a producir series que cambiaron la forma de ver el arte en todo el mundo, integrado en el grupo Der Blaue Reiter. Tras un regreso a Rusia con motivo de la Primera Guerra Mundial, en 1921 volvió a Alemania, ya como pintor reconocido. Rampant es una creación de 1934. Fueron estos años convulsos para todo el mundo, y también para Kandinski, que probablemente ejemplifique bien la situación por la que estaban pasando cientos de intelectuales en toda Europa. Después de diez años como profesor en la Bauhaus, la fundamental escuela de arquitectura fundada por Walter Gropius en Weimar, Kandinski se vio en la calle con la llegada de los nazis al poder, en 1933. Más aún: meses después, tras haber sido incluida su obra en el catálogo de «arte degenerado» del nuevo gobierno, tuvo que exiliarse en Francia, donde se relacionó con otros artistas como Miró, Brancusi, Mondrian o Arp.

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Instalado en Neully, en las afueras de París, esta es una de las primeras obras de ese período. La influencia de los surrealistas, a los que comenzó a frecuentar, se deja ver ligeramente en esta obra, realizada sobre papel con tinta y acuarela. Este último material permitió a Kandinski graduar el color y crear masas semitransparentes. En Rampant se mezclan elementos geométricos, más propios de la disciplinada escuela de la Bauhaus, con otros orgánicos, que el pintor introdujo a partir de aquí en su obra.

Al tiempo que realizaba creaciones como estas, Kandinski contemplaba en la distancia cómo en Alemania su obra era confiscada y criticada por el nazismo. Cuadros suyos formaron parte de la exposición itinerante sobre «arte degenerado», que circuló por varias ciudades germanas, acompañados por creaciones de Chagall, Picasso, Modigliani, De Chirico, Matisse, Klee, Monet... A Kandinski le faltarían años de vida para ver cómo el nazismo era derrotado. Falleció en Neully en 1944, con 78 años de edad, después de haber obtenido la ciudadanía francesa.

Rampant es una de las obras que que se pueden visitar en la colección permanente de la institución. El catálogo comienza en el romanticismo español y cuenta con obras destacadas del XX: Pablo Picasso, Joan Miró, Maruja Mallo, Salvador Dalí o Léger; los contemporáneos Barceló, Baselitz o Kiefer; y los gallegos Seoane, Colmeiro, Laxeiro o Lugrís cuentan con representación en sus salas. ᴥ

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joyas del arte

texto: s. fraga fotografía: adolfo enríquez

tradición y producto en el novo varela

res pescados y mariscos que acaban de llegar de la lonja. «Trabajamos con producto muy fresco y, por lo tanto, muy perecedero. Lo que servimos es más fresco imposible», explica. La carta depende completamente de lo que el mar ofrezca cada mañana, por lo tanto. La preparación, del cliente: «Es él quien decide cómo quiere que le preparemos los pescados: a la plancha, al horno, al pil pil, en caldeirada…».

Así, para Joyas de Galicia el Novo Varela propone tres entrantes, clásicos del local: el Salpicón de marisco, una generosa ración donde el bogavante luce espléndido; unas Almejas a la sartén de preparación tan sencilla como efectiva; y unos Calamares de la ría fritos que entroncan con la tradición familiar en la que la chef se crio. Como plato principal, hay para elegir mero, lenguado, palometa, rodaballo, bonito en temporada… «Siempre procuro compensar la relación calidad-precio y, sobre todo, que el cliente no se vaya con hambre», razona la cocinera.

Ni un solo día falto en el mercado, ¡ni uno!», dice Raquel Varela Rodríguez. Medio en serio, medio en broma, con una sola frase resume el espíritu del Novo Varela, el restaurante que dirige desde hace 26 años en Bergondo: el producto fresquísimo, del día, es el rey en un local escondido pero infalible.

Cada mañana, Raquel Varela visita el muy tradicional mercado de abastos de la plaza de Lugo, en el centro de A Coruña, para comprar los mejo -

Raquel Varela desciende de una larga saga de hosteleros que se remonta a su bisabuelo, responsable del ahora desaparecido balneario de Frádegas, en Antas de Ulla (Lugo). El abuelo, por su parte, fue un emprendedor compulsivo y de éxito, con restaurantes tan conocidos como el Casa Varela de la Porta Real, en el centro de A Coruña, o el restaurante Varela en Guísamo, junto a la carretera nacional. En este local se hicieron famosos los calamares que hoy siguen estando presentes en la carta del Novo Varela.

La combinación de producto de calidad y tradición gastronómica se completa con un trato familiar y cercano. Raquel confiesa que está hecha para la hostelería: «Me encanta el mercado, me encanta la cocina y me encanta el trato con la gente», afirma. El resultado no podría ser otro que la excelencia.

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Salpicón de marisco. El bogavante es la base de la receta

Calamares de la ría fritos. Una tradicón familiar

Almejas a la sartén. De preparación tan sencilla como efectiva

Pescados del día. La carta varía en función del mercado

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en la mesa

NUEVO CAPÍTULO EN EL LEGADO DEL BULGARI OCTO ROMA

Pocos productos de moda han conseguido en un decenio el estatus de clásicos del diseño. Es el caso del reloj Octo Roma de Bulgari: basado en el arte antiguo, ha sabido labrarse una imagen de contemporaneidad y sofisticación moderna. Ahora, una nueva colección actualiza un modelo que ha definido el siglo XXI.

El octógono es una figura utilizada a lo largo de la historia del arte, aunque no demasiado. Aparece en obras como la basílica de Majencio (s. IV), el Panteón romano o las creaciones de Leonardo da Vinci. Sin embargo, ese camino entre la forma redonda y el cuadrado conserva un magnetismo misterioso que Bulgari ha elevado a la categoría de icono del siglo XXI. El Octo Roma nació en 2012 y se ha convertido en el favorito de quienes quieren llevar en su muñeca un reloj elegante pero versátil.

La nueva colección incluye varios modelos que dan una vuelta de tuerca más a un diseño inconfundible. El

Octo Roma Automatic está impulsado por el Calibre BVL 191 de fabricación interna, con una reserva de marcha de 42 horas. Una de sus características estéticas más relevantes es su acabado Clous de Paris, basado en finísimas incisiones geométricas. Mientras, el Octo Roma Chronograph debuta dentro de la colección propulsado por un calibre BVL 399 mecánico de fabricación suiza, que funciona a una frecuencia de 28.800 vibraciones por hora. Es, en sí, un hallazgo estético, pues el montaje del movimiento y las intrincadas decoraciones son visibles a través de la caja trasera de zafiro.

Además, Bulgari ha lanzado en los últimos meses los modelos exclusivos Octo Roma Striking Papillon Tourbillon y Striking Tourbillon Saphir. Bulgari ha decidido colocar esta complicación de alta relojería, cuya patente se registró en 1801, en una posición preeminente en la caja, haciéndola protagonista en el resultado final.

La colección se renueva con nuevos modelos de cronógrafo e impactantes tourbillon

texto: martiño suárez

fotografía: adolfo enríquez

Con más de veinte años de trabajo a sus espaldas, Celso Barrios Ceide (Lugo, 1973) y Manuel Carbajo Capeáns (Santiago, 1973) han ganado enorme visibilidad gracias a obras tan destacadas en la trama urbana de Compostela como el premiado Espacio Residencial Cornes, en la salida sur de la ciudad; el edificio Metrovacesa, en el mismo barrio; o las también galardonadas viviendas Trece Rosas, en Santa Marta. Siguen siendo, explican, un estudio pequeño. Y en estas dimensiones se quieren mantener, combinando la necesaria rentabilidad de los proyectos con la responsabilidad de dar algo más a una ciudad, Santiago, a la que ven algo apagada.

Carbajo y Barrios:

un edificio no es sólo colocar una fachada bonita»

Se conocieron estudiando y llevan más de veinte años trabajando juntos.

Celso Barrios: Nos conocimos en la carrera, en A Coruña, en una residencia de estudiantes, y luego nos fuimos a vivir a un piso. Allí empezó una amistad que sigue hasta ahora. Al acabar la carrera, surgió por casualidad la posibilidad de hacer la reforma del antiguo cine Capitol para convertirlo en sala de conciertos y espectáculos. Fue una gran oportunidad, un proyecto súper completo que caía en manos de dos recién licenciados con una idea de la realidad arquitectónica igual a cero. Manolo, como es de Santiago, me propuso venir aquí y así comenzamos.

¿Cómo fue aquel inicio?

Manuel Carbajo: Empezamos en un piso que era vivienda estudio. Era un Santiago diferente. En el 2000, para dos recién licenciados sin compromisos familiares, fue un tiempo de reencuentro con antiguos amigos, años muy divertidos. Nuestro piso era el centro de operaciones de los compañeros. Trabajábamos mucho, nos lo pasábamos bien y dormíamos poco. Santiago estaba empezando ya este período actual de menos efervescencia con respecto a los noventa, que fue una década espectácular. Aún había muy buen ambiente, pero como bien sabemos la cosa ha ido decayendo.

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«Hacer
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CB: Aunque suene mal, Santiago era muy ilusionante entonces, una ciudad muy vivida. Existía ya un peregrinaje fuerte, pero internamente se vivía mucho por parte de los compostelanos. Salías cualquier día por la zona vieja o incluso por el Ensanche y había un ambiente ciudadano, de vivir la ciudad. Es cierto que ahora, con familia e hijos, se ve diferente, pero eso ha desaparecido en gran parte. La ilusión se notaba en las conversaciones, había un debate sobre la ciudad, sobre el lenguaje, sobre cómo cambiar las cosas. Eso ha desaparecido. Compostela está más preocupada por la gestión del peregrino y por intervenciones puntuales que por cómo conseguir esa ilusión que se logró en tiempos de Xerardo Estévez. Y si hablamos de arquitectura, no sabemos a dónde queremos llegar, y eso se nota en todo.

¿Los santiagueses vivimos menos la ciudad, entonces? ¿En qué sentido?

CB: Estamos más «de terraceo», por decirlo así. Salimos puntualmente, pero no es una ciudad súper vivida. A veces nos sentimos un poco desplazados. Logísticamente, por ejemplo, tenemos grandes problemas. La movilidad es un tema importantísimo: moverte para salir, para trabajar, para comprar… Santiago es pequeña y tiene muchas posibilidades, pero es la política la que tiene la responsabilidad de lanzarse a regenerar la ciudad.

¿Están en su mejor momento como estudio?

MC: Nuestra trayectoria ha sido bastante continua. Inevitablemente, hay obras que tienen más repercusión por su visibilidad, porque son elementos que están en puntos más estratégicos de la ciudad, pero es cierto que hemos tenido la suerte de haber encajado con la gente del grupo inmobiliario Arial y establecer una relación laboral de largo recorrido con ellos. No tenemos la sensación de que ahora sea distinto a hace diez años. Es un orgullo poder recoger distinciones que entregan los compañeros de profesión y eso te hace más visible, pero mi opinión es que hemos podido coger un tren que va despacio, pero nos deja hacer nuestro trabajo, a veces con más repercusión y a veces con menos.

CB: Contar con Arial nos permite hacer trabajos con los que nos identificamos. Evidentemente, no tienes el mismo feeling con todos los proyectos, pero al final nos sentimos a gusto con este formato y esta dimensión. Ha habido momentos en los que se nos ofrecieron obras de volumen superior pero siempre hemos escapado de eso. Afortunadamente, porque a veces hay estudios que crecen mucho y en momentos de crisis lo pasan bastante mal. Y en cuanto a los premios, están muy bien y te dan reconocimiento, pero hay muchos arquitectos igual de buenos o mejores que no los tienen.

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«Santiago es pequeña y tiene muchas posibilidades, pero es la política la que tiene la responsabilidad de lanzarse a regenerar la ciudad»
» Celso Barrios

Con obras tan visibles como la de Cornes, ¿un arquitecto siente responsabilidad?

MC: Toda. Pero es como preguntar a un cirujano si siente responsabilidad al entrar al quirófano para abrirle el pecho a alguien. En todas las intervenciones hay una responsabilidad, por escondidas o pequeñas que sean. Primero, hacia quien se acerca a ti para que le resuelvas un problema, porque a veces no aciertas. Y después hacia el resto de la ciudad y de la sociedad. No es tanto un tema estético, que también. Cornes es un ejemplo de cómo esa responsabilidad hacia el resto de la ciudad nos animó a que esos espacios exteriores no sean un sitio de paso cualquiera. Lo que allí había no era históricamente un lugar residencial: había una estación de tren, pero sobre todo naves de almacenamiento de mercancías. Se trataba de llenar un vacío, y no solo plantando 125 viviendas allí. Había que reformular el barrio acompañados del promotor, que evidentemente es el que paga por lo que se le ofrece. Se puso énfasis en el espacio público, que no es de titularidad pública, pero permite que cualquiera pueda cruzar la urbanización, pasear por el jardín y sentarse un momento. Eso es responsabilidad desde el punto de vista profesional: dar un cierto valor añadido y dejar tu huella, no en el sentido de que el edificio quede bonito, sino de recuperar un espacio residual

que ahora tiene un valor. Hacer un edificio no es solo colocar una fachada bonita, también es sentarse a hablar con quien está allí y darle algo que no tenía. CB: Hacer algo de ciudad. Los arquitectos tenemos fama de ir de artistas y de querer hacer objetos estéticos, y la realidad es que la arquitectura es un producto. Como un coche o una silla, tiene que dar un beneficio. Lo que más me gusta a veces de nuestras obras, gracias a que tenemos el promotor que tenemos, Arial, es que se entienda que haciendo un producto también puedes hacer ciudad. No quiero que esto suene a que somos unos divos, ni mucho menos, pero creo que nuestra arquitectura demuestra que se puede hacer negocio y aportar valor a la ciudad. Y es importante. Si no es rentable, una obra no se hace. Pero eso lo tiene que entender el promotor, que es el que paga.

¿A quién tienen en mente cuando hacen el proyecto? ¿A un cliente en concreto?

CB: Nuestro cliente es, en principio, una persona concreta, el promotor. Pero el destinatario final es colectivo. Hay que hacer un proyecto mucho más genérico que en una vivienda unifamiliar, para un cliente al que conoces y sabes cómo vive. En este caso trabajas para un público genérico y para ciertas personas hay cosas que no funcionan. ᴥ

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leiro dialoga con los retablos barrocos

Francisco Leiro forma parte de un grupo de artistas gallegos, con un cierto perfil generacional, que a principios de la década de los años 80 obtuvieron una destacada atención internacional, coincidiendo con las renovadas tendencias europeas de ese momento (la Transvanguardia italiana o los pintores neoexpresionistas «salvajes» alemanes) en una reivindicación de pintura y escultura desde la autoafirmación del gesto espontáneo y del yo como sujeto que articula el mundo. Aunque este grupo se aglutinó inicialmente a través de una serie de exposiciones muy abiertas que, bajo el título de «Atlántica», mostraban la renovación plástica gallega, algunos enseguida destacaron como figuras individuales, y entre ellos Leiro, cuya obra representaba en el imaginario del público la fusión entre tradición y modernidad en Galicia.

En la obra de Leiro destaca, desde el principio de su carrera, una aproximación y análisis de formas y figuras del pasado, de episodios de la historia del arte, frecuentemente son temas vinculados con Galicia, con los que dialoga muy intensamente: desde las tallas del románico popular o guerreros medievales en granito a las figuras y tipos del mar y el campo gallegos, los personajes de la moderna comedia humana urbana, junto a los relatos bíblicos o sarcófagos de piedra. Su mirada está construida desde el humor, la ironía y lo paradójico, desde una cierta sensibilidad surrealista que le permite criticar, de manera a la vez ácida y compasiva-comprensiva, una realidad cotidiana a caballo entre el rural, tradicional y popular, y la hipermodernidad internacional.

La colección del CGAC conserva varias piezas de Leiro de distintas etapas, entre ellas Retablo Hannover (1999) destaca por su rotundidad y espectacularidad, así como por la riqueza de lecturas que propone. El punto de partida es el diálogo que establece con el barroco a través de la figura del arquitecto compostelano Simón Rodriguez (1679-1751), máximo exponente del barroco de placas, contemporáneo de la fachada de la catedral de Casas Novoa y autor de dos de los retablos más bellos, sorprendentes e inquietantes de Santiago: el de la iglesia de San Roque

y el de la antigua iglesia de los jesuitas, actualmente iglesia de la Universidad. En ambos casos el retablo es más una estructura arquitectónica que un plano, columnas y arquitrabes avanzan perpendiculares hacia el espectador y tienden a envolverlo. Leiro ya se había inspirado en los retablos de Simón Rodríguez en una pieza titulada precisamente con el nombre de este arquitecto barroco, realizada en 1997.

Retablo Hannover fue originalmente un encargo para el pabellón español de la Exposición Universal de Hannover, celebrada en 2000, y de ahí su título. Se desarrolla en altura, mediante una imponente estructura metálica autoportante que parece inclinarse levemente hacia adelante, hacia el espectador (tal y como se finge en los retablos de Simón Rodriguez) y de la que cuelgan, aparentemente como si estuvieran suspendidas, tres grandes esculturas policromadas que recuerdan a las figuras de ángeles que revolotean alrededor de las columnas y los dinteles dorados, junto a las figuras de santos en esos otros retablos barrocos compostelanos.

Retablo Hannover estará expuesta en el Museo Centro Gaiás de la Ciudad de la Cultura, entre julio y octubre de 2023, dentro de la exposición del 30 aniversario del CGAC, Traballo en equipo, que comparten ambas instituciones.

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texto: santiago olmo director del cgac English translation on page 94
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EL RELOJ VERDE DE HUBLOT Y NESPRESSO

Nunca ha sido más necesaria que ahora la conciencia de que los recursos de nuestro planeta son finitos y de que el reciclaje y la reutilización son la única vía que nos queda para conservar el medio ambiente. Sabedoras de ello, dos de las marcas suizas más célebres, Hublot y Nespresso, han unido fuerzas para crear un reloj inconfundible y consciente: el Big Bang Nespresso Origin, en el que se utilizan componentes reciclados de las cápsulas de café más famosas del mundo.

Nespresso es veterana en el campo del reciclaje: sus cápsulas se reutilizan desde

su concepción, en 1991, por la facilidad que ofrecen para separar sus componentes. Así es posible la creación de Hublot, todo un tour de force del que sus ingenieros salen victoriosos.

Los posos del café que quedan en las cápsulas se emplean en la fabricación de las correas del nuevo Big Bang Unico Nespresso Origin. Hublot los combina con materiales como el caucho o el poliéster reciclado para conseguir una textura y una consistencia acordes con las exigencias de calidad de la marca relojera.

Mientras, es el aluminio reciclado de las cápsulas el que se utiliza en parte para la caja, la corona, el bisel y el pulsador de esta obra de arte. Construir estas piezas es un trabajo intenso: la caja lleva un anodizado verde vivo que luego se satina y pule, y se recubre de titanio (también reciclado) para garantizar la máxima durabilidad del producto.

Hublot no ha ahorrado detalles para honrar esta colaboración, desde el logotipo de la marca cafetera grabado en la corona hasta el inconfundible color, tomado de uno de los productos más emblemáticos de Nespresso, la cápsula Master Origins Perú Organic.

Ni siquiera la caja en la que se entrega el Hublot Big Bang Unico Nepresso Origin se sustrae al espíritu ecológico de la pieza. Está fabricada en roble (bisagras incluidas) procedente de maderas rastreables.

Ambas marcas colaboran en una pieza fabricada en parte con cápsulas de café recicladas

fotografía:

texto: fotografía: texto: filomena dorrego y sara fraga

un retrato, dos historias coruñesas

El retrato que comentamos nos permite acercarnos a la historia de dos coruñesas, la de la pintora Elena Olmos y la de la retratada, Herminia Rodríguez-Borrell Feijóo. Es una de las obras pictóricas que forman parte de la colección del Museo de Belas Artes da Coruña, en la que ingresó como donación de la familia Borrell.

La pintora se llamaba Elena Olmos Mesa (1899-1983). Hija del cónsul de Argentina en A Coruña, Manuel Olmos de Aguilera y de la coruñesa Elvira Mesa, inicia sus estudios de dibujo y pintura en A Coruña. Siendo adolescente viaja a Holanda con su familia y esto le permite conocer a los grandes maestros de la pintura holandesa y visitar lugares donde aún se conservaban las costumbres más tradicionales. Este viaje tuvo una importante repercusión en su formación ya que al iniciar su trayectoria pictórica se especializó en tipos populares holandeses. Siguiendo el sistema de aprendizaje de la época se traslada después a Madrid donde, entre 1916 y 1919, recibe clases de los pintores Sotomayor y Manuel Benedito. En Galicia participa en las Exposiciones Regionales de la década de los años veinte así como en la muestra inaugural de la Asociación de Artistas de La Coruña en 1934, dedicada únicamente a artistas femeninas, en la que expone con las pintoras Elvira Santiso, María Corredoira, Dolores Díaz Baliño y las hermanas Carmen y Pilar Álvarez de Sotomayor. Las críticas de la época destacaban su habilidad técnica y la fuerza con la que revelaba el carácter del retratado. Su pintura se centrará en la figura, en algún caso de tema gallego, pero principalmente en el retrato de mujeres de la burguesía. En 1926 se casó con Leandro Pita Romero, político y jurista gallego, ministro en la República y con el que reside en Roma en 1935-1936 debido a su actividad política como embajador. Al estallar la guerra civil emigró con su marido a Buenos Aires donde continuó dedicándose a la pintura.

En el retrato de Herminia Rodríguez-Borrell Feijóo (1897-1971), Elena Olmos, amiga de Herminia, captó fielmente su firme personalidad y, desde una óptica realista, la muestra vital y bella en los inicios de los años treinta, con su habitual peinado

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con raya al medio recogido en la nuca y con sus collares de jade de color verde. Herminia destaca sobre el fondo del lienzo con una pose poco convencional pero acorde con su carácter, con la mano derecha apoyada en la cintura mostrando seguridad y confianza y sujetando el perro chihuahua que su marido le regaló unos años antes. Sus costumbres cotidianas como vestir pantalón, fumar y conducir un coche, algo que desde nuestra perspectiva actual es anecdótico, la incluyen entre las mujeres «modernas» de la época que transitaban por las calles de las ciudades gallegas. La biógrafa de Herminia, Victoria Armesto, sitúa en Camariñas el lugar de origen de su familia, perteneciente a la alta burguesía comercial. En Coruña la joven Herminia fue presentada en sociedad en las Torres de Meirás teniendo como anfitriona a Emilia Pardo Bazán. Enviada a Londres a estudiar inglés, conoce allí al armenio Nubar Gulbenkian, hijo del magnate del petróleo Calouste Sarkis Gulbenkian, a quien se debe la creación de la Fundación Calouste Gulbenkian en Lisboa. Nubar y Herminia contraen matrimonio civil en 1922 y durante algunos años viajan por las principales capitales europeas. Se divorcian en 1928 y con todo este bagaje de experiencias Herminia vuelve a Coruña, y es entonces cuando adquiere el pazo de Sigrás (Cambre) y su parque. Amante de la naturaleza, su interés agrario dio paso a la dedicación al cultivo de la huerta y a atender a los animales domésticos, entre los que se contaban algunos perros vagabundos a los que acogía. El retrato procede del pazo de Sigrás, donde Herminia vivió sus últimos años en una fase de declive personal hasta su muerte el 18 de febrero de 1971. Unos meses después sus hermanos Máximo, Alfredo y Camilo donaron el retrato a este Museo. ᴥ

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museo de belas artes

joyas del museo joyas del arte

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rito y fiesta en las graduaciones universitarias

Muchos universitarios afrontan su última etapa como estudiantes esperando el día de la graduación: las togas, las fotos de la orla, el título y también la fiesta forman parte de un ritual por el que han pasado casi todos los que se han licenciado en Santiago o en A Coruña. Las ceremonias son hoy relajadas y divertidas. Y también lo fueron en el pasado: en la histórica universidad compostelana, a la seriedad de la entrega de grados la seguía habitualmente un desenfreno al que en ocasiones hubo que poner coto.

Según cuenta la historiadora de la universidad española Margarita Torremocha, para ascender en la mayor parte de las universidades españolas del Siglo de Oro primero se alcanzaba el grado de bachiller, después de un examen oral. Este título facultaba para ejercer una profesión y también para dar clases. Tras varios años de trabajo, un examen y otra exposición pública se podía conseguir el grado de licenciado. El grado de doctor o maestro era honorífico.

El profesor Xosé Filgueira Valverde recoge el ceremonial barroco de grado en su clásico Historias de Compostela. En sus páginas explica cómo arrancó el ritual en 1567, después de que el papa Pío V concediese a la institución la entrega de estos títulos.

En realidad, la ceremonia era cuádruple. En primer lugar, se presentaban los títulos ante el claustro. Después llegaba el examen, todo un ceremonial en sí mismo: el alumno oía misa, se encerraba «en capilla»,

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texto: martiño suárez

cenaba, dormía si podía y luego defendía su tesis. En tercer término, los profesores votaban si merecía o no el grado. Y, si era así, se pasaba al juramento e investidura del nuevo graduado en la capilla de Don Lope de la Catedral. El traslado entre la Universidad y el edificio catedralicio dio origen a los llamados «cortejos», que se extenderían durante siglos.

Desde el principio este momento de la vida académica se planteó como una fiesta de homenaje al que terminaba sus estudios… y a los profesores, que hacían valer su privilegiada posición. En primer lugar, estaba establecido que debían hacer varios discursos en latín, llamados «vejámenes», en los que básicamente se burlaban de la facultad y del recién egresado. Eso sí, mandaba el reglamento que estos parlamentos contuviesen, en latín, la «loa de la Facultad en que se gradúa y del graduando», y luego, en romance, «algunas cosas graçiosas y facetas que sean honestas y sin ofensa a nadie», según describía Cabeza de León y Fernández Villamil en Historia de la Universidad de Santiago de Compostela. Al homenajeado se le daba la muceta (insignia de dignidad doctoral), el birrete, un libro y un anillo, cada uno de ellos entregado después de un parlamento protocolario en latín. Un abrazo del decano sellaba la recepción del título. Los asistentes se llevaban como recuerdo una «hoja de grados», impresa en seda o en papel. Después se procedía a cenar. El padrino del graduado y los profesores se regalaban, cuenta Filgueira, con «una caja de acitrón (fruta confitada), media libra de confites, una perdiz o capón, una escudilla de manjar blanco, una fruta o ensalada para antes

de la comida y otro tanto por postre, pan y vino a proporción». Otros cargos universitarios, como el secretario, el bedel o el maestro de ceremonias, tenían derecho al mismo menú pero sin acitrón ni confites; dice Filgueira, con mucha sorna, que «no se sabe por qué razón dietética».

El procedimiento era parecido en otras universidades históricas españolas. Cuenta Margarita Torremocha que en Salamanca (y debió ser así también en otros muchos sitios) se sometía al aspirante a una buena investigación de antecedentes, en la que debía quedar acreditado, sobre todo, su «limpieza de sangre» o condición de cristiano viejo. Una vez superada la exposición oral, el aspirante juraba no ir nunca contra la Universidad, su compromiso con la Concepción Inmaculada de la Virgen María y, según la época histórica, prometía no enseñar nunca doctrinas que llevasen al regicidio ni oponerse a las regalías de que disfrutaba el Rey. Una vez nombrado bachiller, el protagonista debía dictar su primera lección, para lo cual debía subir a la «cátedra», a lo que el doctor que le acababa de conceder el grado le invitaba con un ascende in cathedram

En Valladolid, explica Torremocha, era la jarana la que estaba regulada con gran precisión: la Universidad nombra a comisarios o veedores para que supervisasen que el recién graduado ofreciese suficiente comida, cena y propinas a los invitados, tanto en la víspera como el mismo día del acto. Volviendo a Salamanca, la cena ceremonial tenía un número de platos obligatorio: nunca menos de ocho.

joyas de galicia 31 joyas del pasado –›

Un poco más tarde, a finales del XVII, y según cuenta el libro de referencia Historia de la Universidad de Santiago de Compostela de Xosé Ramón Barreiro Fernández, se organizaba un acto público en el que se paseaba al graduando, acompañado por las autoridades universitarias (rector incluido), por varias localizaciones de la ciudad para que los compostelanos lo homenajeasen. Había una mínima exposición de contenidos científicos por parte del aspirante, un paso poco más que protocolario, que servía para que un compañero de facultad lo propusiese para el grado y el rector se lo concediese.

Luego se montaba una gran fiesta, nada barata: se paga a músicos que con tambores y pífanos anunciaban a los compostelanos la concesión del grado, y el homenajeado debía invitar a todos sus acompañantes a comida y bebida. Además, narra el libro, tenía que «pagar propinas al profesorado asistente y a todo el personal que formaba parte de la fiesta. Incluso se utilizaban caballos para dar vistosidad al cortejo. Sólo podía ser doctor el que fuera opulento por familia».

Esta juerga (y sobre todo la escasa rigurosidad académica de la exposición del graduando) disgustaba a algunos profesores en el ilustrado siglo XVIII. En 1798 se aprobó un nuevo plan, obra del profesor Bazán de Mendoza, que mantenía la pompa, pero la rebajaba y, sobre todo, intentaba evitar los abusos que se producían por parte de los educadores. Bazán criticaba que la parte académica del acto resultaba «atropellada» y afeaba a los asistentes su insistencia para que los protagonistas acabasen rápido y se diese paso a la bacanal. Además, le disgustaba que

fotografía: adolfo enríquez / santi alvite

el aspirante tuviese que arrodillarse ante el rector (algo «impropio de un acto que nada tiene de sagrado») y la suciedad que imperaba entre los músicos que acompañaban al grupo. Por ello, proponía echar mano de bandas militares o músicos de la Catedral, más higiénicos, y exigía decencia en los vestidos y comedimiento en el toque de campanas. Se fue más allá con otro reglamento aprobado en 1807 en el que se suprimía el paseo por las calles por «ridículo» y «molesto» para los vecinos; y con otro más, de 1824, que centraba todo el acto en un juramento, en aquel momento de lealtad al rey Fernando VII, que iría variando con las costumbres.

De hecho, en tiempos de Isabel II, una vez superados los exámenes para los recién graduados se organizaba, de forma individual o colectiva, en función de cuántos fuesen, una ceremonia terriblemente solemne y reglada. Asistían a ella los doctores y los invitados que los candidatos decidían, vestidos con sus mejores galas. Después, «el graduando era introducido en la sala por un padrino que lo presentaba haciendo una breve alocución. Luego, el graduando leía un discurso en castellano sobre algún punto de la facultad», un texto que debía ser aprobado previamente por las autoridades universitarias. Después, prestaba un juramento triple: en primer lugar, se comprometía a «aceptar la doctrina de la Iglesia católica, apostólica y romana»; en segundo lugar, a «sostener el misterio de la Inmaculada Concepción»; y, por último, juraba obedecer la Constitución y «ser fiel a la Reina doña Isabel II y cumplir las obligaciones que impone el grado de Licenciado». Desde entonces, tanto los estudios como el ritual han cambiado hasta hacerse irreconocibles. ᴥ

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GRAFITOS DIECIOCHESCOS

Para celebrar el título

Una costumbre de quienes finalizaban sus estudios en la Universidad de Santiago en el siglo XVIII es todavía hoy bien visible en los muros del colegio de San Xerome, que acoge las oficinas del rectorado. Aquellos que se graduaban con honores tenían el privilegio de marcar las paredes grabando sus nombres en los llamados vítores, que inicialmente eran sencillas marcas con el apellido del graduado y posteriormente fueron evolucionando a elaborados diseños triunfales. El privilegio lo concedía el claustro de catedráticos y doctores de la Universidad. Entre las paredes de los actuales despachos hay literalmente docenas de estos grabados, muestra de un momento de gran alegría para quienes los realizaban y felizmente restaurados para que todo el mundo pueda contemplarlos. Una curiosidad: durante su discurso en el quinto centenario de la fundación de la Universidad, el entonces rector, Darío Villanueva, afirmaba que, en el cuarto de millón de metros cuadrados de paredes que entonces sumaban los edificios universitarios, no habría sitio para acoger las firmas de los millares de estudiantes que han pasado por las aulas de esta institución venerable a lo largo de la historia.

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texto: l. fernández moreno fotografía: alicia d. sanisidro

el preso «empapelado» de san antón

El castillo de San Antón fue durante siglos una de las prisiones más atroces de Europa. Desde su construcción como defensa costera de A Coruña, a finales del siglo XVI, su situación (en aquella época, literalmente, en medio del mar) lo hizo presidio predilecto para acoger a rivales políticos hasta bien entrado el siglo XIX. Uno de sus reclusos más famosos fue Melchor de Macanaz, ministro y favorito de Felipe V que cayó en desgracia y acabó, ciego y anciano, en esta cárcel coruñesa. La escritora Carmen Martín Gaite le dedicó una de las biografías más relevantes que se han escrito.

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El proceso de Macanaz. Historia de un empapelamiento es un libro peculiar dentro de la bibliografía de Martín Gaite, famosa sobre todo como novelista. Conoció de la existencia del personaje cuando tenía 38 años. Publicado en 1970, cuenta con enorme detalle la historia de un joven de Hellín (hoy en la provincia de Albacete), nacido en una familia noble venida a menos, capaz de medrar en el bando borbónico durante la Guerra de Sucesión española hasta ostentar el cargo de más relevancia en el gobierno de Felipe V, el de fiscal general. Organizador meticuloso, a Melchor de Macanaz (1670-1760) se le ocurrió enfrentarse con quien tenía tanto o más poder que el nuevo rey: la Iglesia. Intentó recuperar para la corona los derechos de diversas «regalías» que gestionaba tradicionalmente el poder religioso y acabó, como dice Martín Gaite en su libro, «empapelado». Las maniobras políticas de la Inquisición le obligaron a exiliarse durante más de treinta años, en los que no dejó de escribir largas cartas exculpatorias al rey y sus sucesores ni de alardear de conocer secretos que les dejarían en mal lugar. Sea como fuere, en 1748, ya anciano, decidió volver a España y afrontar su destino ante la justicia.

Macanaz fue detenido en Vitoria por un amplio dispositivo de gente armada, a pesar de que él, como escribió años después en su prisión coruñesa, «no traía más que un ayuda de cámara y un lacayo, ni más

armas que un espadín ni más equipaje que tres libros y la precisa ropa blanca». Portaba también ciertos documentos que en seguida le fueron arrebatados y convenientemente expurgados: aquéllos que podrían incomodar al rey fueron quemados. Macanaz estuvo preso en Pamplona, pero sólo unos pocos días, los suficientes para encontrarle otra cárcel, la más terrible y desgraciadamente famosa del reino: el castillo de San Antón en A Coruña, del que él mismo decía: «Es el más enfermo y de más mala situación que se podía escoger en España por estar en medio del mar». Dejemos que sea el propio Macanaz el que describa su estancia en diversas prisiones de A Coruña. En San Antón «se me tuvo tres meses y sietes días y de él se me pasó a una casa fuerte de la ciudad, sujeta y bajo el cañón del mismo castillo, en donde aún me hallo con el mismo gobernador a la vista y siete soldados, un sargento y un cabo». Parece ser que la razón de su traslado fuera del fuerte se debió a los terribles dolores que le causaba el reuma; rodeado de agua, en una instalación encharcada y en ocasiones parcialmente inundada, la situación del antiguo ministro conmovió incluso a sus carceleros. El lugar al que se le trasladó fue, efectivamente, el llamado desde entonces «cuartel de Macanaz», en cuyo solar se encuentra el museo de la Fundación Luis Seoane. La reforma de este edificio ha preservado algunas partes del conjunto original.

joyas de galicia 35 joyas de la historia –›

Las autoridades impidieron que lo viese un médico (tenía las piernas hinchadas y una mala salud evidente) hasta que fue imprescindible, y aun así le enviaron un cirujano francés al que se había prevenido que no debía hablar con el preso de nada más que «de remedios». También tardaron en asignarle un confesior, un fraile de San Francisco al que obligaron a jurar que no transmitiría ningún mensaje que Macanaz pudiese encargarle para el exterior.

En sus cartas al monarca, Macanaz explica desde A Coruña las negociaciones de su mujer para que se le cambiase de prisión y se le llevase a Hellín, a su tierra natal, o que en su lugar se le permitiese alguna visita familiar. No se sabe si estas cartas llegaron alguna vez a Fernando VI pero, como indica Martín Gaite, «ni el salió de la prisión de La Coruña ni su mujer ni su hija llegaron a ir allí».

Con la muerte de Fernando VI en 1759 se abrió una ventana a la esperanza para el célebre preso. Un personaje retratado en el imaginario histórico de forma parecida a Macanaz, el marqués de Esquilache, fue nombrado ministro del nuevo rey, Carlos III. Esquilache escribió al comandante general del reino de Galicia, Cristóbal de Córdoba, en 1760: «Compadecido el Rey de los trabajos que ha padecido don Melchor de Macanaz en sus destierros y últimamente en la reclusión del castillo de San Antón de esa

plaza, y atendiendo a sus pasados servicios y a su ancianidad y achaques, se ha dignado S. M. concederle la libertad y permiso de que pueda salir de esa plaza y transferirle a su casa en el reino de Murcia para vivir con su familia sin pasar por esta Corte».

El indulto había llegado al fin. Macanaz salió de San Antón en agosto de 1760, después de doce años de reclusión en condiciones atroces. A sus noventa años de edad había que sumarles una ceguera casi completa y problemas de salud variadísimos. No duró mucho: el 5 de diciembre falleció en Hellín rodeado de su familia.

La historia del cruel castillo de San Antón no acabó, ni mucho menos, con la excarcelación de Macanaz. Durante las Guerras Napoleónicas y los enfrentamientos entre absolutistas y liberales, uno y otro bando usaron sus muros para silenciar a los contrincantes, entre ellos el marino Malaspina o nada menos que doscientos soldados absolutistas de los Cien mil hijos de San Luis. En ese siglo XIX, la instalación fue uno de los presidios favoritos del rey Fernando VII, que metió aquí a todo tipo de opositores, desde el padre de Juana de Vega al general liberal Juan Díaz Porlier, ahorcado en 1815 en el Campo da Leña (actual plaza de España). El rey absolutista tuvo incluso recluido durante tres años a su exministro y nieto de Macanaz, Pedro Macanaz.

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un nuevo retablo jacobeo para el año santo de 1920

Tras el redescubrimiento de los restos del apóstol Santiago en la catedral, en 1879, se inició un nuevo período de esplendor de las peregrinaciones gracias al apoyo recibido desde el Vaticano con la promulgación de la Bula «Deus Omnipotens», en la que se exhortaba a peregrinar al sepulcro apostólico. Poco después, durante el largo episcopado del cardenal Martín de Herrera, entre 1889 y 1922, se sucedieron cinco años santos que fueron especialmente concurridos.

En este contexto se encuentra el que, hasta la fecha, ha sido el último gran encargo pictórico realizado por la catedral, el llamado Tríptico de Pentecostés, obra del pintor compostelano Juan Luis López. Concebido para presidir un nuevo altar en la capilla de Sancti Spiritus, formó parte de un retablo neogótico diseñado por Ángel Bar, que corrió a cargo del escultor Francisco del Río, el mismo que años después se encargaría de la nueva sillería de coro catedralicia y que fue pintado por José Lens.

Es escasa la documentación que se conserva sobre el encargo del Tríptico, pero a través de ella es posible seguir el proceso de realización de la obra entre los años 1919 y 1920. Así, con fecha 20 de diciembre, la Fábrica catedralicia pagó a Juan Luis un primer recibo por importe de 500 pesetas por la ejecución de «una de las tablas laterales del retablo» y, poco después, el 10 de febrero de 1920, otras 500 pesetas por la «tabla de Santa Isabel Reina de Portugal». A continuación, entre los meses de marzo y julio del mismo año, se sucedieron hasta cuatro recibos más por «la tabla que representa la Venida del Espíritu Santo», todos ellos firmados por el pro-

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pio artista y por un importe total de 1.300 pesetas, a sumar a las otras mil que se pagaron por las tablas laterales, sumando un importe total considerable para la época, propio de un pintor muy reconocido y valorado en la ciudad.

Por tanto, gracias a los recibos de Fábrica conservados en el Archivo de la Catedral sabemos el coste de la obra, que ésta estaba destinada a la «Capilla del Espíritu Santo» y que se realizó, en fases sucesivas, entre los meses de diciembre de 1919 y julio de 1920. Primero se pintaron las tablas laterales y, después, la central. Todo el conjunto estaría completado para la celebración del día de Santiago del Año Santo de 1920, último del episcopado de Martín de Herrera, culminando una reforma de la citada capilla, a la que se dotó de especial significación jacobea, al estar situada próxima a la puerta norte de la catedral, históricamente la de acceso al templo por parte de los peregrinos.

La temática elegida para el Tríptico también tenía, aunque inicialmente pueda no parecerlo, un importante carácter jacobeo. Tal y como dejó escrito el propio Juan Luis en uno de sus recibos, la tabla

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texto: ramón yzquierdo peiró Museo Catedral de Santiago
joyas de galicia 39 joyas del arte
© Fundación Catedral de Santiago

central representa el Pentecostés y sirve para dar nombre al Tríptico; pero en ella, la figura de Santiago, situada a la derecha de María, se destaca en su cercanía a la Virgen y se identifica con sendas conchas de vieira en su capa. Por su parte, las dos tablas laterales se dedican a sendos «santos peregrinos» medievales: santa Isabel de Portugal, que vino a Compostela en dos ocasiones, en 1326 y en 1335; y san Francisco, a quien la tradición atribuye haber visitado la tumba de Santiago en 1214. Además, ambas escenas se ven ambientadas en el entorno compostelano, distinguiéndose, en los fondos, el Pórtico de la Gloria, la ciudad medieval o el mítico Pico Sacro.

Finalizado el Tríptico, tuvo un breve y exitoso periplo, llegando a estar propuesto para Primera Medalla en la Exposición Nacional de 1920. Así figura en algunas referencias de la época, como en el diario El Compostelano que, en su edición de 3 de septiembre, recogía la noticia de que «El laureado pintor D. Juan Luis López acaba de hacer para la capilla metropolitana, por encargo del canónigo fabriquero M. I. Sr. Tafall, un notabilísimo tríptico, en el que figura el admirable “San Francisco” que estuvo para 1ª Medalla en la Exposición Nacional última».

De su presencia en la capilla de Sancti Spiritus en el Año Santo de 1920 dejó constancia el Boletín Oficial del Arzobispado en su edición de 11 de octubre: «Los peregrinos de Juanrozo, antes de salir de la Basílica, admiraron el hermoso altar que acaba de colocarse en la capilla del Espíritu Santo (…) Este

nuevo altar, sobre el que destaca un notable tríptico del laureado pintor santiagués Juan Luis López, lo ejecutó en estilo gótico otro laureado artista compostelano, Francisco del Río, todo ello y por la iniciativa y bajo la dirección del Canónigo Fabriquero M. I. Sr. D. Santiago Tafall Abad».

En la pieza, Juan Luis, un artista ecléctico que contaba con una sólida formación, adquirida en estancias y viajes por diversos lugares de Europa, volcó distintas influencias que van de los primitivos italianos a los prerrafaelistas ingleses, sin perder de vista un carácter regionalista que siempre le acompañó. También es evidente la relación –pendiente de estudio– de esta obra con el retablo de la capilla del pazo de O Faramello, cercano a Compostela, donde se repiten las escenas a excepción de la de santa Isabel, sustituida allí por una imagen de san Benito.

A pesar de su relevancia, el Tríptico apenas estuvo veinticinco años en su ubicación original. La retirada del coro de la nave central de la catedral hizo que fuese sustituido por el retablo de la Soledad procedente del trascoro. Se inició entonces un período de olvido en el que la obra sufrió un importante deterioro, hasta que, a punto de su primer centenario, la colaboración de Abanca y la Fundación Catedral permitió su recuperación, a través de una compleja restauración, tras la que ha pasado a formar parte de la exposición permanente del Museo Catedral, ejemplificando un período de especial importancia para el fenómeno jacobeo y las peregrinaciones a Santiago. ᴥ

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fotografía: adolfo enríquez y denís e. f.
© Fundación Catedral de Santiago

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EL TAG HEUER CARRERA CUMPLE 60 AÑOS CON EL MOTOR A PUNTO

El Carrera, el reloj deportivo por excelencia, cumple 60 años en una forma envidiable. TAG Heuer conmemora esta efeméride con dos nuevos modelos de esta serie, todo un mito que, como ocurre tantas veces, nació de la casualidad y de la inspiración.

La historia es casi una leyenda. Un joven Jack Heuer, recién nombrado director ejecutivo de la empresa, coincide en las 12 Horas de Sebring (Florida) con una matrimonio mexicano, los Rodríguez, cuyos hijos están compitiendo. Amantes de la velocidad, hablan de coches y de competiciones, especialmente de la Carrera Panamericana, una prueba brutal, rápida y muy peligrosa que se había celebrado en México en los años cincuenta, pero hubo de ser cancelada por su dificultad extrema. A Heuer se le queda grabado el nombre: Carrera, qué buen nombre para un reloj de competición joven, elegante e icónico.

Para el diseño de la pieza, Heuer tomó prestadas ideas de los arquitectos más vanguardistas de la época, como Niemeyer o Mies van der Rohe. Buscó un reloj sencillo, útil y funcional, con líneas limpias y muy legible; pero también una imagen moderna y actual.

La idea ha prevalecido. El TAG Heuer Carrera sigue tan vigente como en 1963, cuando aparecieron las primeras piezas. En este diseño tan reconocible se basan las dos piezas que ha producido la firma a modo de celebración: el TAG Heuer Carrera Chronograph, con caja de acero inoxidable de 39 mm y cristal de zafiro; y el TAG Heuer Carrera Chronograph Tourbillon, que promete convertirse en un diseño clave para la marca en los próximos años.

La celebración del 60 cumpleaños del Carrera reunió en Londres a varios de los embajadores de la marca, entre ellos Ryan Gosling, Vanessa Bayer, Patrick Dempsey, Jacob Elordi, Alexandra Daddario, Madelyn Cline o Tommy Fleetwood.

El reloj deportivo por excelencia celebra aniversario con dos nuevos modelos de cronógrafo

texto: s. fraga fotografía: adolfo enríquez

cacao revive una vieja fábrica de chocolates

Durante décadas, la fábrica de Chocolates Raposo en la rúa das Orfas fue objeto de deseo para compostelanos de todas las edades, y el paraíso para los más pequeños. De sus instalaciones (toda una industria en plena zona vieja) salían los productos más codiciados por los amantes del dulce por excelencia. Su cierre definitivo en los años noventa dejó vacío un enorme local en el centro histórico, ocupado brevemente por una tienda de moda. Ahora ha resurgido como Cacao, uno de los restaurantes más de moda en la ciudad, de la mano de un viejo conocido de la restauración santiaguesa, Alberto Lareo.

El renacer de la fábrica se produjo a inicios de este año gracias al Grupo Los Carbones, que regenta ya establecimientos como La Pepita o La Chida en Santiago y Carabela en Pontevedra. El Cacao suma 700 metros cuadrados de lo que era la antigua instalación fabril. En un rediseño espectacular, en el que predomina la madera y lo natural, se han conservado muchos elementos de su antiguo uso, entre los cuales destaca una fabulosa colección de máquinas chocolateras de la época, además de los característicos suelos de teselas o las puertas, que tantos compostelanos reconocerán, con el nombre de Raposo grabado.

Alberto Lareo, que se hizo un nombre en la ciudad al frente del restaurante Manso, es el responsable de la carta, como chef ejecutivo del Grupo Los Carbones. En el día a día de los fogones está Mon Lago. Entre los dos han distribuido el restaurante en dos áreas: la de entrada, en la que se presenta una cocina más informal, ligada a los productos de temporada; y la trasera, convertida en elegante comedor, en la que predominan las carnes y los pescados a la brasa. El entorno, de techos altos y grandes ventanales, de indudable aire industrial, impone estilo: parece imposible encontrarse un espacio así en pleno centro turístico y de peregrinación.

El menú del Cacao para Joyas de Galicia se centra en la primera de las propuestas, la más fresca y ligada al día a día. Así, Lareo y Lago comienzan el menú con un Ravioli de centolla sobre salsa americana y con bechamel de algas; y prosiguen con una Ensalada de tomate del país, con tomates corazón de buey, ventresca de bonito marinada en ajada y praliné de avellana y almendras. Una original receta es el Brioche de steak tartar, en el que el pan se rellena con carne de cadera macerada y mayonesa de trufa. Para finalizar, la nota dulce la pone un Brownie de chocolate con helado y frutos secos. ᴥ

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Ensalada de tomate del país. Con tomates corazón de buey, ventresca de bonito marinada y praliné de avellana y almendras

joyas de galicia 45 joyas en la mesa
Ravioli de centolla. Sobre salsa americana y con bechamel de algas Brioche de steak tartar. Pan relleno con carne de cadera macerada y mayonesa de trufa Brownie de chocolate. Con helado

texto: j. pombo

fotografía: adolfo enríquez

la conexión compostelana de la isla de ons

En 2022 se cumplieron veinte años de la creación del Parque Nacional Illas Atlánticas, el espacio protegido que engloba las Cíes, Sálvora, Cortegada y Ons. Siendo Cíes el territorio más conocido, la isla de Ons ha experimentado un enorme crecimiento en visitas, casi 100.000 cada año. Con todo, la mayoría de los turistas que las pisan cada verano desconocen su vinculación con Santiago de Compostela, en concreto con la mismísima Catedral.

En Ons viven permanentemente poco más de 50 personas. Sin embargo, esto no fue así siempre. El archipiélago (formado por las islas de Ons y Onza y otros islotes más pequeños) ha estado habitado al menos desde la Edad de Bronce. En su periodo de mayor apogeo, hacia mediados del siglo pasado, medio millar de personas estaban censadas en este territorio, en el que se pescaba, pero también se trabajaba la tierra como complemento económico.

Ons aparece por primera vez en la documentación histórica en el 899, año en el que el rey Alfonso III la dona (bajo el nombre de «Aones») al Cabildo de la catedral compostelana. La isla vivió un período muy vinculado a la religiosidad (allí se encontraban, según las fuentes, una iglesia dedicada a san Martín y un monasterio, ambos desaparecidos) pero también muy violento, debido a las incursiones vikingas. En el siglo XVI, coincidiendo con las grandes reformas que se realizaron en la Catedral (entre ellas, la edificación del claustro y el acondicionamiento de la mayor parte de las capillas), la isla de Ons cambió de manos. La Iglesia la traspasó a la familia noble de los Montenegro, según algunos historiadores donándola y según otros como prenda de un préstamo concedido por esta familia. En manos privadas estuvo hasta su expropiación, en 1943, cuando pasó a pertenecer al patrimonio del Estado. ᴥ

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Fotografía: Adolfo Enríquez Interiorismo: María Fonte Reforma: EMAC Proyectos y Obras

JAEL JOYERÍA SE RENUEVA EN SANTIAGO

Tras la renovación del Espacio Rolex en A Coruña el pasado año, Jael Joyería estrena reforma completa en su tienda de Santiago. Con más metros de exposición para las marcas más exclusivas de joyería y relojería y un ambiente cuidado al detalle, la ampliación ofrece a los clientes una experiencia de compra única y especial.

Santiago | Xeneral Pardiñas, 7 | T. 981 576 895 | santiago@joyeriajael.es A Coruña | Compostela, 8 | T. 981 909 029 | coruna@joyeriajael.es www.joyeriajael.es

texto: s. fraga imagen: fundación luis seoane

el homenaje de seoane a la torre de hércules

En 1943, después de más de un lustro de exilio, Luis Seoane ejecuta, enfebrecido, el medio centenar de dibujos que compondrán su ʻHomenaje a la Torre de Hérculesʼ. Los más de 10.000 kilómetros que separan Buenos Aires, donde vive, de A Coruña, donde habitó de niño, no le impiden plasmar en trazo fino escenas cotidianas que, bajo su pluma, se transforman en mitológicas. Unos pocos años después, la Pierpont Morgan Library y el American Institute of Graphic Arts incluirán este trabajo entre los mejores libros de ilustración publicados entre 1935 y 1945.

El Homenaje a la Torre de Hércules , cuya primera ilustración acompaña estas líneas, fue diseñado por Seoane en el momento en el que la excitación dio paso al derrotismo entre quienes esperaban que el final de la Segunda Guerra Mundial significase también el del franquismo. El artista, nacido en Buenos Aires en 1910 pero criado entre A Coruña, Arca (O Pino) y Santiago, había huido de Galicia en septiembre de 1936, después de pasar escondido los meses posteriores al golpe del 18 de julio. Con el paso de los años y el afianzamiento del régimen de Franco, la idea de volver comenzó a convertirse en una utopía.

Esa Galicia entre recordada e imaginada es la que reflejan los dibujos del volumen, publicado en 1944 en la capital argentina por la editorial Nova, promovida por el propio Seoane. Con línea fina y con una enorme vocación de modernidad en la elección tanto de la tipografía como del trazo, el artista dibuja escenas cotidianas y otras que no lo

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son tanto. Los personajes (casi todos femeninos) se presentan con una sobriedad y una serenidad que recuerda a la de los mitos clásicos. Se retratan momentos íntimos (una siesta en la playa, una pareja en compañía, una chica lavándose la cara y otra peinándose, una conversación con un cuenco de cerezas compartido), otros muy públicos (la siega, un mercado, un vagabundo tirado en plena calle).

También aparece en varias escenas un personaje recreado por Filgueira Valverde: O Vigairo, un viejo marinero siempre cubierto de conchas, que en la leyenda muere ahogado por culpa de su bella hija, también protagonista de algunos dibujos del tomo.

Curiosamente, Seoane no echa mano en ningún momento de la efigie de Breogán, como fundador del faro, ni de su hijo Ith, quien, según la leyenda, viajó desde lo que hoy es A Coruña hasta Irlanda después de ver las tierras verdes de Eire desde lo alto de la torre. Lo destaca el historiador del arte José A. Sánchez García en el catálogo de

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la exposición con la que la Fundación Luis Seoane conmemoró en 2004 el 60 aniversario de la publicación de un libro tan singular: «[Es] cosa poco comprensible habida cuenta de lo fácil que hubiera sido para Seoane el inspirarse en la figura de Breogán, o incluso en la de Hércules. La respuesta no puede ser otra que la intención de dibujar una Galicia intemporal, en la que solamente el pueblo puede y debe ser considerado como el depositario de tantos siglos de historia y mitos».

En ese mismo catálogo, la directora de la Fundación, Silvia Longueira, apunta la gran destreza que había alcanzado Seoane como diseñador y grafista con su trabajo para diversos proyectos editoriales: «El volumen y la concordancia de la tipografía en un rasgo descaradamente moderno conjugan color, tradición e innovación», destaca.

El libro tuvo repercusión en los ambientes artísticos americanos. Entre más de un millar de propuestas, la Pierpont Morgan Library y el American

Institute of Graphic Arts la eligieron en 1946 para una muestra bibliográfica llevada a cabo en Nueva York. Estaban representados artistas de 33 países, oficialmente ninguno de ellos España: Seoane tenía también nacionalidad argentina y Picasso fue elegido representando a Francia. Prueba del interés que suscitaron los dibujos de Seoane es que, en la reseña aparecida en The New York Times el 13 de octubre de ese año, cuatro eran las ilustraciones que acompañaban un breve texto, entre ellas un caballo del entonces consagradísimo Picasso y una escena marina del Homenaje a la Torre de Hércules

Unos meses después, Luis Seoane envió un ejemplar a su amigo Carlos Maside, en Vigo. Después de explicarle la selección del volumen entre los mejores trabajos del decenio, el pintor anotaba con modestia: «Me alegré de la distinción, no tanto por mí sino porque estaba hecho ese libro, como se puede ver por el título, como un homenaje a Galicia y dedicado a amigos míos».

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diego gonzález rivas y su fundación solidaria

Hace un par de años, Diego González Rivas contaba en estas mismas páginas: «Si tú no vas a África, nadie opera, u operan con cirugías muy agresivas. Esa labor es la que más me gratifica, la humanitaria. Hay países a los que voy y me pagan bien, pero a otros voy porque quiero». Para facilitar y hacer más grande este trabajo solidario, el médico coruñés presentó hace unas semanas la fundación que lleva su nombre. Su primer objetivo, tener lista a finales de año una unidad móvil para seguir salvando vidas en las zonas menos favorecidas.

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Nacido en A Coruña en 1974, Diego González Rivas es uno de los cirujanos más destacados del momento. En 2010 desarrolló una técnica de videocirugía, denominada Uniportal VATS, que permite realizar cirugías torácicas a través de un único orificio abierto en el cuerpo del paciente. Por esta abertura accede todo el instrumental necesario para la intervención, lo que reduce dolor, tiempo de recuperación y trauma en quien la sufre.

Desde entonces, González Rivas vive colgado de la escalerilla de un avión. Ha operado en más de 120 países y ha formado a docenas de médicos en su técnica, muy popular en lugares como China. Es ambas cosas, cirujano y nómada, por vocación: «Yo quería ser médico ya desde pequeño: dice mi madre que quería hacer reír a la gente y curarla».

La Fundación Diego González Rivas, presentada el 20 de abril pasado en el espacio Santander Work Café de A Coruña, es la contraparte de una vida de éxito en los mejores hospitales del mundo. Desde hace años, este cirujano se desplaza habitualmente a países del denominado Tercer Mundo para operar gratuitamente a aquellos que lo necesitan. Lo más difícil, confesaba en aquella entrevista con Joyas de Galicia, es la parte de gestión del proyecto: «La técnica que yo hago requiere de un instrumental y de una tecnología específica. No es como ir a operar a cirugía abierta, que necesita menos logística. Para nosotros es una odisea porque hay que movilizar un montón de cosas, hablar con empresas para que nos hagan el favor, pedir donaciones, fletar material... Son meses de labor administrativa».

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El cirujano coruñés ha operado en más de 120 países y ha formado a docenas de médicos

Es en este aspecto organizativo en el que quiere profundizar la nueva Fundación. En agosto y septiembre, González Rivas trabajará (incansablemente y a toda velocidad, como es habitual en él) en Sierra Leona, Liberia y Tanzania. Para ello, su organización trasladará a estos países el material necesario para realizar la técnica Uniportal VATS, un material que se quedará en los hospitales de referencia de aquellas naciones una vez finalice la visita. Así, el trabajo del doctor podrá tener continuidad en lugares en los que difícilmente podrían acceder a estas tecnologías avanzadas y consecuentemente caras.

El proyecto estrella de la Fundación es el equipamiento de una unidad de cirugía móvil que pueda desplazarse por África realizando este tipo de trabajos. Se trata de un camión totalmente equipado, en el que se podría atender a los pacientes evitando los dificultosos traslados internacionales de material.

Es cierto que también ocurre a veces lo contrario: se facilita el viaje de pacientes a A Coruña para que sean intervenidos aquí. Es el caso de la primera acción que González Rivas llevó a cabo bajo el paraguas de la Fundación. Azaela Yajaira, una joven peruana, estaba embarazada de tres meses y sufría

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un cáncer de pulmón que no mejoraba con los tratamientos que se le dispensaban en su país natal. La Fundación pagó desplazamiento y estancia para que el cirujano la interviniese en el hospital San Rafael, a principios de este año. Azaela Yajaira está hoy curada, a la espera de dar a luz a su bebé.

La presentación de la Fundación en abril fue una buena muestra de cómo el trabajo de Diego González Rivas ha cautivado no solo al ámbito científico, sino al empresarial (grandes compañías y entidades, como la Fundación Amancio Ortega, se han interesado ya por ayudar al proyecto) y el social. ᴥ

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El proyecto estrella de la Fundación es el equipamiento de una unidad de cirugía móvil que pueda desplazarse por África

Tudor se sube a las mayores olas del planeta

Para surfear las mayores olas del océano hace falta una combinación bien ponderada de audacia y precisión, de riesgo y planificación. Esta dualidad ha llevado a la firma relojera Tudor a asociarse con la World Surf League en dos de los eventos más espectaculares, peligrosos y prestigiosos del calendario: el Tudor Nazaré Tow Surfing Challenge y el Quicksilver Jaws Big Wave Challenge, que se celebran en Portugal y en Hawái (Estados Unidos).

Las inmensas paredes de agua de más de 20 metros de altura que se forman frente al faro de Nazaré son ya un icono del surf internacional, al igual que los tubos gigantes de Jaws (Pe'ahi, en idioma hawaiano), en la isla de Maui. Las dos pruebas se celebran en invierno, dependiendo de las predicciones meteorológicas locales: los organizadores se garantizan conseguir las olas más espectaculares, para lo cual avisan a los competidores con 72 horas de adelanto.

Nazaré, tan cercana a Galicia, se ha hecho célebre en el último decenio gracias a las bellísimas y al tiempo aterradoras imágenes de surfistas cabalgando olas de hasta 30 metros, a las que llegan remolcados por motos de agua. La altura de esta ola tiene que ver con la peculiar configuración del fondo marino, en el que un profundo cañón potencia la fuerza del mar. Mientras, la de Pe'ahi es la costa en la que se han creado las leyendas de los mayores campeones de la historia.

La World Surf League acoge estas dos pruebas dentro de su calendario, desde el año 2021 con el apoyo de Tudor. La marca suiza resalta la coincidencia de la filosofía de estas dos competiciones con su propio espíritu empresarial, que la lleva a producir relojes elegantes y bellos que, en su corazón, mantienen la fiabilidad y la durabilidad de auténticas herramientas de trabajo, incluso en las condiciones más extremas del ambiente marino.

La marca suiza colabora con la World Surf League en las pruebas de Nazaré y Jaws

texto: rubén ventureira

las horas sin voz de urbano lugrís

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El mundo conmemora este año con multitud de actividades el 50 aniversario de la muerte de Picasso. Entre 1891 y 1895, el genio malagueño pasó una fecunda etapa en A Coruña, ciudad que se ha sumado a las celebraciones con una gran exposición en el Museo de Belas Artes. Con mucho menos bombo, pues no se trata de un artista de fama universal aunque se la mereciese, se está recordando que en este 2023 también se cumple medio siglo de la muerte, en Vigo, de uno de los más grandes pintores que ha dado Galicia: Urbano Lugrís González.

Lugrís, nacido en A Coruña el 28 de enero de 1908 y fallecido en la ciudad olívica el 23 de diciembre de 1973, es presentado habitualmente como el pintor del mar. De formación autodidacta («barcodidacta», precisaba el interesado), destacó primero como escenógrafo antes de brillar como dibujante y pintor de obras de marcado carácter histórico, literario y simbolista. Entre los elementos recurrentes de sus obras y de su mundo destacan las sirenas, los monstruos marinos y las arquitecturas imposibles, pero también hay sitio para los más mundanos relojes.

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LA CASA DEL MARINO

En 1940, Urbano Lugrís escribe e ilustra una página de A.C.G, la revista mensual ilustrada del Auto-Aero Club de Galicia, que se editaba en A Coruña. La pieza la titula La casa del marino y avanza un tema que se convertirá en un clásico de su producción. En este dibujo, muy desconocido incluso para los especialistas en su obra, vemos el interior de una casa de al menos dos plantas. En la primera podemos contemplar, formando un conjunto abigarrado, todo tipo de objetos que nos hablan del ausente habitante de ese inmueble y de su profesión: caracolas, un sextante, una pipa, las maquetas de dos barcos, vistas artísticas de localidades marítimas como Nápoles e Italia, un mapa marino, una brújula, un cuadro de un barco azotado por una tormenta y –hasta aquí queríamos llegar– un par de relojes.

Uno de ellos, el de pie, tiene una presencia principal, apoyado sobre una pared de la la habitación donde el marinero guarda sus recuerdos, bajo la maqueta del velero de Santa Rosa y una vista de Nápoles cuidadosamente enmarcada. Podría pasar por convencional hasta que reparamos en su parte superior, donde una sirena dibuja un escorzo a pecho descubierto. Marca las ocho en punto de la tarde. El otro está situado justo debajo del otro cuadro de la estancia. Está dentro de un fanal, es barroco y en su parte superior hay un pájaro de cuyo pico cuelga una carta. Marca las cuatro en punto, quizá las cinco. Por tanto, alguno de los dos señala mal la hora.

El texto, menos críptico y más descriptivo de lo que después caracterizarían al autor, reza así:

Esta es la casa del marino, bitácora de soles y nostalgias.

En sus estancias, que una luz abisal habita y estremece (quieta y agónica luz, permanente de ensueños, mortal de rotas derivas imposibles, casi tangible luz, como hecha de lentas medusas y materia lunar), tres grandes silencios flotan en sí mismos, gravitan expectantes entre el tiempo y las cosas.

El silencio de la luz, de las horas y de la muerte.

Las quietas tarimas enceradas, como playas de bajamar, miran las cosas inmóviles, sobrenaturalizándolas, reciennaciéndolas en su trasmundo de espejo a extensiones de pura soledad inerte. Gravidez desdoblada en sombra, en sueño vertical; alma de la materia, que así, en su reflejo, revela su existencia. Arriba, en la robusta red de take de la viguería, con su universo de fragatas, goletas y bergantines, anclados en la sombra litoral, madrigueras de sueños y de arañas –pulpos diminutos del aire submarino– las horas sin voz vigilan el paso de la luz; controlando el ritmo de la muerte. Diques impasibles, los muros detienen y aprisionan esta triple quietud alucinante; la concentrada pasión de un tránsito sin orillas, sin astros y sin puertos.

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La casa del marino (1940). Revista A.C.G., n.º 118-119 (Galiciana)

RELOJ ALADO

El trabajo de Lugrís en revistas y publicaciones periódicas fue tan extenso en el tiempo como extraordinario. Sus ilustraciones las componía después de leer el artículo del autor y en ocasiones sumaba a este trabajo la realización de la capitular del texto.

En el anuario Vigo 1944-1945, en un artículo titulado Vigo: aptitud y fuerza, compone una capitular de la letra d que adorna con el gran arco de entrada a la Exposición Industrial de Galicia, al que añade un elemento surrealista: un reloj alado. En la década anterior, Dalí había pintado La persistencia de la memoria (1931), óleo que convirtió a los relojes –en este caso blandos y derretidos– en el icono más reconocible de su obra.

INTERIOR DE PAZO

Un reloj de pie, en este caso convencional, es el elemento central en la composición de Interior de un pazo, una obra que realiza en 1945 y que en la actualidad pertenece a la colección de ABANCA.

Como ocurre en el dibujo La casa del marino (1940), y en la mayoría de la obra del autor, no hay presencia humana a la vista, aunque el vivo fuego de la chimenea del fondo nos indica que estamos ante una vivienda habitada.

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Reloj alado (1945). Anuario Vigo 1944-1945 (Galiciana) Interior de pazo (1945). Colección de Arte ABANCA

HABITACIÓN DEL VIEJO MARINERO

Entre los siglos XVI y XVIII, las clases pudientes agrupaban sus colecciones hasta formar variopintos gabinetes de curiosidades. Eso era, pero a lo grande y repartido en muchas estancias, el primer museo que hubo en A Coruña, el Romero Ortiz, situado en el edificio hoy conocido como La Unión y el Fénix. Es probable que Lugrís lo visitase de niño (la colección abandonó la ciudad en 1919), al igual que había hecho Picasso muchos años antes. Explicamos esto porque hay una serie de óleos representativos de Lugrís, probablemente los más conocidos, que nos remiten a gabinetes de curiosidades.

Es el caso de Habitación del viejo marinero, que pertenece a la colección del Museo Municipal de Vigo Quiñones de León, que se la compró al autor en 1946 por 5.000 pesetas. En la entrevista que Lugrís concede al periódico La noche en 1960, lo cataloga como su mejor cuadro.

Antón Patiño le dedica en el catálogo de la exposición Viaje alrededor de mi mundo –de la que fue comisario junto a Rosario Sarmiento– esta precisa y preciosa reflexión: «El entorno saturado de Habitación del viejo marinero es la imagen-espejo de su habitante. Un mundo de objetos inertes como memoria sedentaria de la aventura. La vuelta a la casa del explorador que como el antropólogo colecciona fetiches, recuerdos diversos de sus tiempos nómadas. En los objetos hay neutralidad, llevan grabados las claves de su existencia, el devenir del objeto en su tránsito, en la historia de sus desplazamientos».

Como escribió Juan M. Monterroso Montero en el catálogo de la exposición Lugrís. Viaxe ao mundo de Ulyses Fingal, Habitación del viejo marinero «es un retrato sin retratado», porque, en efecto, el retrato del protagonista, ese viejo marinero, se compone a través de los diferentes elementos de la estancia. Entre ellos no podía faltar un reloj de pie, que, como ocurría en su predecesor temático La casa del marino (1940), está apoyado sobre una pared adornada también con la maqueta de un barco y un dibujo marino enmarcado.

Habitación del viejo marinero (1946). Museo Municipal de Vigo Quiñones de León, Vigo

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ANTICUARIO DEL PUERTO

De ese mismo año 1946 es otra obra maestra que remite a los gabinetes de curiosidades: Anticuario del puerto, un óleo sobre tablero de 80 x 100 cm que pertenece a la colección de ABANCA. La panorámica marina que vemos a través del gran ventanal del fondo es casi el único punto de descanso visual en esta composición de nuevo abigarrada hasta límites extremos. En la estancia secundaria emerge algo más de la mitad de un reloj de pie, adornado en su parte superior con una pintura que representa un velero.

TRIBUTO A AURELIO AGUIRRE

En 1954, Urbano Lugrís, Mariano Tudela y José María Labra crean en A Coruña, bajo un paraguas oficial (Delegación Provincial del Ministerio de Educación), la revista Atlántida, que se convertirá en sus pocos números (finaliza su andadura en 1956) en una referencia cultural fundamental.

Una de las secciones de la publicación es Ventana al pasado, a cargo de Lugrís. En el tercer número (el de mayo-junio de 1954) se la dedica al poeta santiagués Aurelio Aguirre, fallecido en la coruñesa playa de San Amaro en 1858. La ilustración, tipo collage, incluye en su esquina superior izquierda un reloj de mano que en vez de números tiene letras, todas las del abecedario excepto la jota y la zeta.

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Anticuario del puerto (1946). Colección de Arte ABANCA Tributo a Aurelio Aguirre (1954). Atlántida, n.º 3. Colección Rubén Ventureira

RELOJ DE CUCO

El escritor Francisco Tettamancy fue el padrino de Lugrís y una de las personas que más influyó en su formación. Las leyendas gallegas que tantas veces dibujó, pinto y escribió nuestro artista las escuchó por primera vez en la boca de este polígrafo.

En una breve autobiografía que Lugrís publicó en 1953 en Faro de Vigo rememora el siguiente recuerdo infantil en casa de Tettamancy:

Recuerdo un viejo reloj de cuco en su fabuloso despacho de la rúa da Barrera de La Coruña; y me dicen que sigue cantando las horas como en felices antaños. Muchas veces me alzó don Fuco entre sus brazos para que asistiera, atónito en mi corazón de niño, al milagro hoffmaniano del gracioso mecanismo musical. Un vigoroso tufo a tabaco –de su mostacho de cosaco o zaporogo– me envolvía tierna, densamente cálida atmósfera patriarcal. Era el mundo entonces un lugar encantado. Y desde entonces también, y para siempre, los cucos de todas las primaveras reverdecen en mi alma el recuerdo amado de don Francisco Tettamancy y Gastón.

Es evidente que ese reloj de cuco vuelve a su memoria cuando ilustra O padriño, un texto de Manuel Roel Longueira, aunque el padrino de este cuento esté lejos de ser el buen mentor que resultó ser Fuco para el joven Urbano. Este artículo se incluye en el número de octubre de 1955 de Vida Gallega, revista que se realizaba en A Coruña –aunque en su mancheta figure que se editaba en Lugo– en la que Lugrís empieza a colaborar en junio de ese año. Además del reloj de cuco, nuestro artista dibuja uno de mano.

COLLAGE SURREALISTA

Hacia finales de 1956, la colaboración de Lugrís con Vida Gallega se empieza a espaciar mucho. No obstante, en el número 732, de marzo de 1958, reaparece a lo grande: lo hace con una magnífica ilustración de portada, de un estilo similar a Tributo a Aurelio Aguirre. En el extremo superior izquierdo de esta composición surrealista vemos un curioso reloj de mano, en cuyo interior se repite la secuencia de números romanos que van del I al XII. Números romanos alrededor de la esfera tiene también el reloj que aparece en Musical, una serigrafía que realiza en su última etapa en Vigo –así lo deducimos porque fue cuando trabajó esta técnica de impresión– y que se reproduce en el catálogo de la exposición Viaxe ó redor do meu mundo, 1998.

Reloj de cuco (1955). Vida Gallega, n.º 674. Colección Rubén Ventureira
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Musical (s/f). Colección particular Collage surrealista (1958). Vida Gallega, n.º 732. Colección Rubén Ventureira

ALEGORÍA MARINERA

A modo de despedida, los servicios de Lugrís fueron requeridos para el último número de Vida Gallega que se realizó desde A Coruña, antes de que la revista pasase a manos de la editora de Faro de Vigo. Corría el verano de 1961 y el artista respondió al encargo con Alegoría marinera, un soberbio dibujo en el que aparece un surrealista reloj de pie a través del que se accede a otro mundo y en el que vemos, en primer término, una caracola a modo de péndulo.

RELOJ Y MARINA

La faceta que ha hecho de Lugrís un pintor popular en Galicia es la de decorador de espacios públicos y privados: en A Coruña, Vigo, Malpica, Santiago, Madrid… En su ciudad natal, una de sus intervenciones más celebradas la realizó en el Restaurante León en 1962. En ese local de la calle de la Estrella, aún hoy dedicado a la restauración pero con otro nombre (A Mundiña), se conservan in situ dos de los murales que Lugrís realizó. Uno de ellos es un Reloj de pared del que cuelgan pistas de chorizos y en el que se puede leer una leyenda muy lugrisiana: «Unha cunca de viño e faise o camiño».

Dos de los grandes murales que adornaron el León los conserva hoy la Fundación María José Jove en A Coruña. En el extremo derecho del titulado Marina se alza un grupo de esbeltas torres, otra iconografía recurrente del autor. Una de ellas tiene un detalle que resulta excepcional por nada habitual: en su parte superior cuenta con un reloj. ᴥ

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Reloj (1962). Colección particular. Foto: cedida por ABANCA Alegoría marinera (1961). Vida Gallega, n.º 771-772. Colección Emilio Quesada

fotografía: fundación eugenio granell texto: j. pombo

autorretrato de granell, un compostelano nacido en a coruña

Granell había nacido en A Coruña en 1912, aunque la mayor parte de su infancia se desarrolló en Santiago. Su primera vocación artística no fue la pintura, sino la música. Avezado violinista, comenzó sus estudios en Compostela, para después continuarlos en Madrid, a partir de 1928. En la capital, Granell se suma a las tertulias artísticas, literarias y políticas de la época. Acude con regularidad a cafés de nombre mítico como La Granja, El Henar, El Molinero o Negresco, donde conoce a algunos de los principales intelectuales gallegos desplazados a Madrid y a representantes de las principales corrientes artísticas.

Afiliado al Partido Obrero de Unificación Marxista, en 1935 entra en contacto con el movimiento surrealista, que marcará su vida, a través del sociólogo Pierre Naville. Con el estallido de la Guerra Civil, en 1936, Granell se incorpora a las milicias republicanas. Perseguido tanto por los vencedores como por los comunistas (que no veían bien su militancia trotskista), en 1939 marcha al exilio, primero a Francia y después a la República Dominicana.

Es aquí, en 1944, cuando Granell pinta el Autorretrato que acompaña estas líneas y que forma parte de la colección Fundación Granell en Santiago. En él aparecen algunos elementos puramente surrealistas: el ojo atravesado por un imperdible, el reloj de arena… En ese momento, el pintor se encontraba instalado con su futura esposa, Amparo, en Santo Domingo, entonces rebautizada como Ciudad Trujillo

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en honor del dictador que regía con mano de hierro los destinos de los dominicanos. El gallego se integró en el ambiente vanguardista del país, colaborando con la La Poesía Sorprendida, en la que participaron también grandes nombres como Juan Ramón Jiménez, Guillén y Salinas. Granell era para entonces un surrealista de pleno derecho. En 1941 había conocido y entrevistado al líder indiscutido del movimiento, André Breton, y participado con obras muy influenciadas por la corriente en exposiciones colectivas en la Galería Nacional de Bellas Artes dominicana. No duró demasiado la estancia de Granell en Santo Domingo. Tras negarse a firmar una carta de adhesión al régimen de Trujillo, se trasladó a Guatemala, donde continuó su actividad en pro del surrealismo, para después escapar de las purgas estalinistas hacia Puerto Rico y Estados Unidos. ᴥ

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del museo joyas del arte

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joyas

Montblanc homenajea al genio del pelo rojo

Un genio incomprendido en su tiempo, pero venerado en la actualidad. Vincent Van Gogh (1853-1890) fue un artista obsesionado con sus creaciones y con la perfección, más allá de las tendencias del momento y del ansia por triunfar. En estos valores se ha basado Montblanc para crear la estilográfica y el rollerball con la que inaugura una colección dedicada a las mayores luminarias del arte del siglo XIX.

La edición limitada dedicada a Van Gogh se fija en una de las etapas más prolíficas del pintor neerlandés, la que pasó en Arlés (Francia) hacia 1888. La luz del sur francés, la calma y los paisajes inspiraron alguno de sus cuadros más populares, como Los girasoles. Así, los artículos de escritura que lanza Montblanc (en colaboración con el Museo Van Gogh de Amsterdam) llevan grabada la firma del autor (un sencillo «Vincent») y el año 1888; el barrilete refleja las amplias pinceladas características de este pintor; su afición a fumar en pipa, en un detalle sutil en el clip, cuya parte superior tiene forma de cazoleta.

Los artículos aún tienen más elementos basados en Van Gogh: el capuchón se inspira en los cordeles con los que estudiaba el color y la perspectiva antes de pintar; esta parte es de madera de carpe, símbolo de la admiración del pintor por el arte japonés; en la caperuza, la palabra «Borinage» recuerda que en esta empobrecida región belga trabajó como misionero entre los mineros.

La línea dedicada a Van Gogh inaugura una nueva colección, Montblanc Masters of Art, que rendirá homenaje a grandes creadores que cambiaron la manera en la que los seres humanos se expresan. Estos productos se inspirarán en pintores, escultores, diseñadores y arquitectos de distintas épocas, del Renacimiento a la actualidad.

La maison germana colabora con el Museo Van Gogh en una línea de productos de escritura que honran al pintor

texto: martiño suárez

lo que la escalinata de a quintana oculta

El tópico de la propaganda turística dice que bajo cada ciudad hay otra ciudad oculta. Pero en Santiago es verdad. Su zona vieja es como un pastel con capas de vestigios que van, probablemente, desde época romana hasta la actualidad. Lo más enigmático está en pleno centro, bajo la escalinata la plaza de A Quintana: el legendario pasadizo que comunicaba la Catedral con el monasterio de San Paio de Antealtares existe… más o menos.

fotografía: adolfo enríquez English translation on page 93

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No son fáciles de ver. Hacia la mitad de las escaleras de A Quintana hay dos respiraderos metálicos que pasan desapercibidos a la mayor parte de los transeúntes. Eso sí, quienes los ven no pueden dejar de preguntarse: ¿qué puede haber bajo una escalinata tan monumental? ¿Quién lo construyó? ¿Se puede visitar?

A la intriga contribuye una leyenda muy extendida entre los compostelanos: la de que la Catedral y el monasterio de San Paio se encuentran comunicados por un pasadizo subterráneo, una infraestructura a la que, según la versión del cuento, se le atribuyen utilidades defensivas o menos edificantes. La respuesta puede decepcionar tanto a unos como a otros: el pasadizo existe, sí, pero no llega más que hasta la mitad de la plaza, más o menos desde su salida en la Catedral hasta enfrente de la Casa da Parra.

En la actualidad, el pasadizo no se puede visitar. Lo hace Joyas de Galicia gracias al permiso gentilmente concedido por la propia Catedral, para comprobar que, efectivamente, desde los respiraderos se

puede ver la parte baja de A Quintana y el edificio de la Conga. Los respiraderos son mucho más profundos de lo que parece desde fuera, y llevan a un pasillo hoy en desuso. Sin embargo, lo que oculta la escalinata es una construcción que nunca llegó a terminarse, pero que de haberlo hecho habría cambiado para siempre la fisonomía de la iglesia en la que está enterrado el Apóstol.

La imagen más habitual de la catedral compostelana combina la austeridad del románico con el despliegue técnico y visual del barroco, los dos estilos arquitectónicos predominantes. El edificio parece haberse saltado, entre uno y otro período, varios siglos de historia del arte, y entre otros el gótico, que luce esplendoroso en iglesias no tan lejanas como las de Tui o León. Sin embargo, todo habría cambiado de haberse llevado a cabo en el siglo XIII el ambicioso proyecto del arzobispo Juan Arias: la construcción de una cabecera gótica que ocuparía buena parte de lo que hoy es la plaza de A Quintana.

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jacobeas

La idea de Arias recogía la última tendencia arquitectónica que se transportaba a través del Camino de Santiago: edificios más ligeros, más altos, con más vanos y mayor luminosidad interior. Hacia mediados del siglo XIII, la rotundidad de la catedral románica parecía pasada de moda. Almenada y fortificada,

semejaba más un castillo que la joya de una de las ciudades más santas de la cristiandad. Las peregrinaciones estaban consolidadas y se encontraban más vigentes que nunca y el Camino transportaba ideas novedosas que había que plasmar en su meta, a riesgo de quedarse arquitectónicamente anticuada.

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Bajo los escalones se esconde lo que queda del proyecto de cabecera gótica para la Catedral

El proyecto era gigantesco. Consistía en ampliar la cabecera románica haciendo otra más moderna y con multitud de capillas. Y lo cierto es que las obras comenzaron hacia 1258, dejando una huella muy importante en la actual geografía compostelana: para hacer sitio, se derribó el monasterio de San Paio de Antealtares, trasladándolo a su ubicación actual, al otro lado de la plaza. Se llegaron a edificar los basamentos de la nueva construcción, descubiertos posteriormente en trabajos arqueológicos dirigidos por Manuel Chamoso Lamas.

Sin embargo, en 1266 Arias murió, y con él su sueño gótico. Las obras se fueron dejando de lado y A Quintana se convirtió en el principal cementerio de la ciudad, hasta que el barroco cubrió buena parte de las zonas románicas del templo como el propio camposanto, enterrado bajo la actual plaza. También quedó soterrado bajo las escalinatas que salvaban el desnivel de la plaza el arranque de las columnas de la cabecera ideada por el arzobispo Arias. De su época no queda demasiado. Su otra gran aportación a la iglesia, el claustro, fue sustituido 300 años después.

La cabecera gótica (o lo que dio tiempo a construir de ella) durmió bajo las losas de A Quintana durante siete siglos. En los años sesenta del siglo XX, el historiador Manuel Chamoso promovió una excavación en la plaza en la que se descubrieron los basamentos. Quizá naciera en aquel momento la leyenda que comunica catedral y monasterio, una historia que ha pasado de generación en generación y que se cuenta entre el amplio anecdotario santiagués.

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Casa Grande do Bachao - Monte Bachao s/n - St. Cristina de Fecha - Santiago - T. 981 558 705 |981 194 118 www.bachao.es Cada vez que vienes la conviertes en tu propia casa

un pedazo de océano en el ensanche santiagués

Casi medio siglo lleva funcionando el restaurante Terra Nosa en la rúa Nova de Abaixo compostelana. Cuando abrió, hace 47 años, el Ensanche se estaba construyendo y las calles ni siquiera estaban asfaltadas. Su responsable actual, Francisco Chito Mallón, ha continuado con la evolución del establecimiento de sus padres y lo ha situado entre los más singulares de Santiago gracias a una apuesta innegociable: el respeto religioso por los mejores productos posibles.

«Quien viene aquí sabe que va a disfrutar de producto exclusivo; estos pescados y estos mariscos no se encuentran con facilidad en ningún sitio más», afirma Mallón, que ha pasado su vida en el pequeño local, «haciendo de todo». Lo que en los setenta era un establecimiento de menú del día pasó en los ochenta y los noventa a convertirse en restaurante de referencia y, ahora, en un lugar en el que disfrutar de lo mejor de las lonjas de Ribeira, Cedeira o Burela. «Tenemos proveedores que no se consiguen de un día para otro y es muy difícil conservarlos, porque competimos con otros restaurantes destacadísimos de toda España», comenta.

Así, la carta del Terra Nosa depende completamente de lo que el mar ofrezca ese día. Durante la visita de Joyas de Galicia, lucen en el mostrador

helado hermosas palometas rojas («ahora mismo, el pescado más valorado que hay»), enormes rodaballos, percebes de Cedeira de tamaño extraordinario, bogavantes de hasta tres kilos… Con este género, explica Chito Mallón, «la clave en la cocina es tocar lo mínimo». La propuesta es una gastronomía natural, fresca, en la que los puntos de cocción y los tiempos de parrilla están medidos con precisión quirúrgica: «En el pescado, treinta segundos son la diferencia entre un plato espectacular y uno mediocre». Nada de lo que el cliente consume se prepara con antelación: los productos se eligen y se preparan al momento, porque «merece la pena esperar veinte minutos y disfrutar de algo hecho expresamente para ti», asevera Chito Mallón.

La elección de una cocina basada en unos productos únicos y de calidad excelente hacen singular al Terra Nosa dentro del panorama gastronómico de Compostela. «Estamos viviendo un momento muy bueno. Nos visita mucha gente de fuera de Santiago que viene aquí expresamente», cuenta el chef. No importa que el local esté fuera del circuito turístico más trillado, porque el público es diferente: «Hace siete años, con la última reforma, decidimos seguir este camino, y el día a día nos confirma que hemos acertado». ᴥ

joyas de galicia 81 joyas en la mesa

BREITLING AVI REF.765: SETENTA AÑOS SURCANDO EL CIELO

Desde sus inicios como marca, Breitling ha destacado por su compromiso con proporcionar relojes fiables y precisos para quienes surcan los aires a bordo de un aeroplano. Si en la década de los treinta del pasado siglo la firma se hizo un hueco en este segmento gracias a sus productos integrados en las cabinas de aviones, en 1953 decidió dar el salto diseñado un cronógrafo especial para aviadores, el AVI Ref. 765. Esta pieza tuvo tanto éxito que quienes la usaban pronto comenzaron a considerarla el compañero de vuelo ideal, y a llamarla «copiloto».

Para conmemorar los 70 años de la aparición de aquel reloj que marcó época, Breitling ha lanzado en 2023 tres nuevos productos basados en el Ref. 765 original. Por una parte, el Classic AVI de 42 mm es un sólido cronógrafo de aviador con todo el sabor del diseño de los años 50. La principal novedad es, en este caso, el tamaño de la caja, más reducida y adaptada a la vida urbana actual: «A la gente le encantan la contundencia y la sobriedad del Super AVI, pero no todas las muñecas aceptan bien ese tamaño extragrande y la sensación de

llevar un genuino reloj-herramienta», afirma el CEO de Breitling, Georges Kern. «El Classic AVI cede en algunas funcionalidades para lograr a cambio el formato reducido que demandaban nuestros clientes. En lo sucesivo, los modelos Classic y Super convivirán en armonía ofreciendo más oportunidades de elección».

Al mismo tiempo, la gama Super AVI de 46 mm da la bienvenida a un atrevido reloj nuevo, el Mosquito Night Fighter, inconfundible gracias a su fabricación en cerámica negra. Se inspira en el avión Havilland Mosquito de los años cuarenta, en los que los ingenieros aeronáuticos tuvieron que aplicar toda su creatividad para sortear la escasez de materiales como el acero o el aluminio.

Breitling también ha sorprendido a los coleccionistas con la reedición, limitadísima, de un modelo de 1964 del AVI Co-Pilot, un reloj deportivo clásico que vuelve así a la vida. Esta reformulación del Ref. 765 sacó al reloj de las cabinas aéreas para trasladarlo a la calle, haciéndose célebre entre deportistas y personalidades de la época.

Tres reediciones dan nueva vida a un mito de los años cincuenta

texto: cristóbal ramírez

ilustración: sr. reny

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peregrinas que dejaron huella

La historia ocurrió como ocurrió, y no se puede cambiar. Así que, guste o no guste, las mujeres que echaron pie a tierra en el puerto coruñés en tiempos pasados no fueron tantas como los hombres, pero sí dejaron huella. Vinieron, sobre todo, mujeres de alcurnia, de las clases altas, aunque no inmortalizaron sus viajes.

La primera en bajar del barco fue Margery Kempe, en 1417, hoy ya muy conocida porque, además, ella sí o escribió (o dictó) un voluminoso tomo bajo el título The book of Margery Kempe. Por desgracia, cuenta mil y una anécdotas si bien a su periplo a A Coruña y Santiago le dedica unos cuantos párrafos sin mucha enjundia.

Pero, ¿realmente fue la primera? Esta es una pregunta como el Guadiana: de vez en cuando alguien la plantea poniendo sobre la mesa la identificación de otras peregrinas, con la incógnita de qué ruta siguieron hasta Compostela. Pudo haber sido por A Coruña o pudo haber sido por cualquier itinerario, siempre marítimo, que implicara desembarco en un puerto entre Burdeos y Ribadeo.

En los setecientos nombres de peregrinos británicos que han llegado al siglo XXI figuran varias viudas miembros de la nobleza. Nadie calificaría la relación de enorme, pero sí de amplia. Por coger una al azar, Alice Bigod, condesa de Norfolk tras su matrimonio y que pisó el suelo de Santiago tres años después de la muerte de su marido. En la documentación conservada se llora a quienes no gozaron de tanta suerte, como Elizabet Woodville, fallecida en plena peregrinación cuando el calendario marcaba el año del Señor de 1472.

La siguiente pregunta es por qué venían, y ahí la respuesta aparece clara: venían con fe, por un motivo religioso. Si hay razones diferentes, no las conocemos: rogaban al Apóstol Santiago que intercediera por el alma de su marido, y para ello solían hacer donaciones a la catedral. A Coruña era, para ellas y para todos, lugar de paso desde el que orientarse para ir a Sigrás y al puente de Sigüeiro con el fin de salvar el Tambre.

Volviendo a las donaciones, la marquesa de Baydes arribó a Santiago en 1661 y consta en un texto de la catedral que «quando estuvo aquí en esta ciudad, que desembarcó con la flota en La Coruña», hizo una donación a los canónicos de 1.428 reales, pidiéndoles que rezaran por su alma una vez que muriera. Se ignora si cumplieron su deseo o no.

Las había también que acompañaban a sus maridos, y de la mayor parte de ellas sabemos eso: que recalaron a A Coruña, llegaron a Santiago y volvieron, pero nada más, ni cómo se llamaban. Eran épocas donde lo relevante era el nombre del marido, no el de la esposa. No en el cien por cien de las veces, por supuesto, como lo demuestran Agnes Herbert, que peregrinó con su marido Reginald, y Rose Montgomery, que lo hizo con el suyo, John.

Claro que, en efecto y como queda dicho, había excepciones en lo de la pertenencia a las clases altas. El ejemplo, sin duda triste porque se trataba de una mujer digna de toda compasión, es el de Mabel of Boclonde (en 1326), adúltera y dedicada a una vida de lujuria y escándalo, a quien, por su conducta que originó el repudio general, se le dio a elegir entre ser azotada públicamente en seis ocasiones o peregrinar a Santiago. No puede caber la menor duda de qué eligió esa mujer, de la que se perdió posteriormente el rastro. ᴥ

joyas de galicia 85 peregrinos ilustres

premio down compostela por el compromiso social

La Fundación Down Compostela concedió su máxima distinción al director de Jael Joyería, Chema Fernández, en reconocimiento por su trabajo en favor de la integración de las personas con síndrome de Down y otras discapacidades intelectuales. En su discurso de agradecimiento, Fernández destacó la labor de quienes, desde el asociacionismo, «trabajan día a día para mejorar la vida de la gente y van creando conciencia en nuestra sociedad».

El evento de entrega de los Premios Down Compostela se celebró en el Hostal dos Reis Católicos de Santiago. En la gala estuvieron presentes el entonces alcalde de Santiago, Xosé Sánchez Bugallo; la conselleira de Política Social y Juventud, Fabiola García; y la diputada provincial Mila Castro. Presentaron el evento la joven con síndrome de Down Pepa Lockhart y la periodista televisiva Susana López. La Fundación agradeció el «inquebrantable compromiso» de Chema Fernández y Jael con sus proyectos. Esta contribución se plasma en iniciativas como la pulsera Down Galicia (de cuyas ventas

se destina un gran porcentaje a programas de integración) o la contratación de personal con esta discapacidad en eventos promovidos por Santiago Centro, la asociación de comerciantes que Fernández preside. Chema Fernández quiso recordar su toma de conciencia sobre las dificultades que afrontan las personas con síndrome de Down, de la mano de su gran amigo y secretario de la Fundación Santiago Centro Delmiro Prieto: «He pasado muchos años compartiendo con él proyectos en el ámbito del comercio y, hasta hace bien poco, trabajando casi puerta con puerta. Entre las cosas que Delmiro me enseñó en ese tiempo, destaco su entusiasmo y compromiso con la causa de las personas con síndrome de Down. Fueron sus historias y sus peleas diarias las que me hicieron tomar conciencia de una realidad que hasta entonces desconocía. Él fue el verdadero impulsor de todo lo que hemos podido ir haciendo tanto en Santiago Centro como en Jael».

Así, Fernández quiso dedicar el premio tanto a Prieto como a todas las personas que, «con su trabajo, hacen posibles los cambios reales». ᴥ

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pantín crece camino de los cuarenta

La más prestigiosa de las pruebas surferas gallegas, la Abanca Pantín Classic Galicia Pro, superó el pasado verano su 35 cumpleaños con nota. Con una organización ejemplar y cada vez más reclamos más allá del deporte en sí, se ha convertido en una de las citas clave del estío gallego. Este agosto dará un paso más, con un programa en el que la música y las actividades paralelas tendrán especial protagonismo. Jael Joyería será, de nuevo, una de las firmas patrocinadoras del evento.

Unos 150 surfistas compitieron el año pasado en el arenal más emblemático de Valdoviño. La portuguesa Teresa Bonvalot y el vasco Adur Amatriain fueron los campeones en la edición del 35 aniversario, destacando entre un elenco de los mejores nombres del surf mundial. La Pantín Classic, valedera para la clasificación de la World Surf League, es una de las pruebas más codiciadas por los surfistas más renombrados de todo el mundo.

En este 2023, la Abanca Pantín Classic Galicia Pro se celebrará entre los días 26 de agosto y 3 de septiembre, un poco más tarde que el año pasado. Como en ocasiones anteriores, además del campeonato profesional (que este año sube de categoría a QS 3,000) la playa será escenario del campeonato internacional de surf adaptado, que repartirá 16.500 euros en premios entre los participantes.

En paralelo, se llevarán a cabo actividades en el agua y fuera de ella. Entre estas últimas, se están organizando conciertos de artistas internacionales, además de campeonatos y exhibiciones de modalidades deportivas relacionadas con el surf, como el skate. Además, como en ediciones anteriores, se instalará una amplia zona gastronómica y de exhibición comercial de productos relacionados con un deporte que cada vez crece más, convertido ya en un motor económico para las zonas de costa gallegas. ᴥ

joyas de galicia 87 actualidad jael

vanshelboim y álvarez triunfan en el trofeo jael de tenis

Eric Vanshelboim, jugador ucraniano con ranking 426 ATP, y Eva Álvarez Sande, jugadora del Real Club de Tenis Coruña, se impusieron al santiagués Rafael Izquierdo y a la barcelonesa Judith Hernández, respectivamente, en el Trofeo Raqueta de Madera y Plata Jael Joyería, que se disputó en las instalaciones del club herculino en junio. Con encuentros del más alto nivel competitivo en pista de tierra batida y más de 6.000€ de premios en metálico, el torneo volvió a brillar.

El ganador del cuadro absoluto mostró gran superioridad en las primeras rondas y tuvo que elevar al máximo su rendimiento para imponerse en la final por 6/2 y 6/4 a Rafa Izquierdo, quien dispuso de 5 bolas para igualar el partido en la segunda manga. La igualdad fue la nota predominante en el cuadro femenino. Eva Álvarez tuvo que superar a la madrileña Carmen Gallardo después de un partido de tres horas en los cuartos de final, a la finalista de la segunda edición Celia Cerviño y a la barcelonesa Judith Álvarez en una final maratoniana que acabó con un resultado de 7/5-3/6-6/2.

En la categoría júnior, puntuable para el ranking UTR, Yeray Quian se proclamó campeón al vencer al madrileño Marcos Ramos en la final. Las categorías juveniles y de veteranos reunieron a más de 130 participantes sobre la pista.

Con esta tercera edición, el Real Club de Tenis Coruña y Jael Joyería consolidan estas dos semanas deportivas en el calendario del circuito IBP, un campeonato que se sitúa ya como referencia de este deporte en el norte de España.

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pablo riveiro gana la copa jael en el aeroclub

Los mejores jugadores del Real Aeroclub de Santiago se reunieron entre los días 2 y 4 de junio para disputar la Copa Jael, el campeonato que decide quiénes son los golfistas más destacados de la entidad. Un año más, Jael Joyería ha ido de la mano de TAG Heuer en el apoyo a esta cita deportiva, una de las más destacadas de esta modalidad en Galicia. El joven Pablo Riveiro Quintáns, de 20 años, fue el ganador de la cita.

Varias generaciones de deportistas compartieron en el campo de golf de Ameixenda (Ames) un fin de semana buen tiempo, competición y confraternización. La Copa Jael se disputó en la exigente modalidad de 36 hoyos medal play. Pablo Riveiro Quintáns confirmó su estatus de gran promesa del golf gallego ganando el campeonato, seguido en la

clasificación scratch por Yago Lorenzo. La clasificación hándicap la encabezó Ángel García. Mientras, en el campeonato juvenil fue campeón scratch 18 hoyos Pablo de la Calle; en 9 hoyos Alfonso González; en 9 hoyos iniciación, Nicolás González Otero; y en 5 hoyos, Martina Rey.

La Copa Jael finalizó con un cóctel y sorteo de regalos entre los participantes, que pudieron conocer las novedades de la gama Connected Golf de TAG Heuer, el reloj que acompaña a los golfistas con datos sobre los terrenos de juego, los golpes y sus propios recorridos, enriqueciendo la experiencia. El presidente del Real Aeroclub, Celso Barrios, declaró: «Es un orgullo unir nuestro escudo a la marca Jael y al prestigio de su imagen». El buen tiempo hizo todavía más atractiva una cita que no para de crecer.

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fotografía: o son do camiño

jael, en los festivales más atractivos

Dentro de su trayectoria de apoyo a los eventos que se celebran en Santiago y A Coruña, Jael Joyería abre este verano una línea de colaboración con algunos de los principales festivales de música joven que se organizan en Galicia. O Son do Camiño, en junio, y el Morriña Fest, en julio, llevan el sello de la empresa.

Bizarrap, Leiva, Maluma, Aitana, Royal Blood, Kaiser Chiefs... algunos de los principales artistas del panorama internacional se reunieron entre los días 15 y 17 de junio en el Monte do Gozo compostelano para participar en O Son do Camiño, un festival para público diverso que ya se ha abierto hueco entre los principales eventos de este tipo que se celebran en Europa. El Morriña Fest le tomará el relevo los días 28 y 29 de julio, también con Bizarrap como cabeza de cartel y con Jason Derulo, Rels B, Nicky Jam y Two Door Cinema Club entre sus mayores atractivos.

Con este apoyo a dos de los principales festivales del verano gallego, Jael Joyería ahonda en la apertura a nuevos públicos, que conformarán su base de clientes del futuro. En este sentido trabajan también algunos de los patrocinios deportivos que ha afianzado la empresa en los últimos tiempos, como el que mantiene desde hace años con la Pantín Classic Surf Pro, la prueba decana del surf español y una de las más prestigiosas citas mundiales de este deporte en auge.

La apuesta por los canales digitales (manteniendo siempre la presencialidad en los puntos de venta de A Coruña y Santiago como principal referente) ha sido otra de las estrategias que ha seguido en los últimos tiempos Jael Joyería. La firma quiere estar donde su público está y, a la vez, seguir apoyando los principales eventos culturales y deportivos que se desarrollan en las ciudades en que tiene presencia.ᴥ

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Abraham Cupeiro is not exactly a luthier: he builds instruments, yes, but only for himself and for use in his musical projects. In them he recreates sounds from the past, or from remote cultures, combining archaeological and ethnographic research with his training as an academic musician.

Cupeiro is a trumpet player by training and taught at the conservatories of A Coruña and Lugo before devoting himself full time to a dazzling and exhausting career: “Last year I played 90 concerts and spent 260 days away from home. I used to come to Lugo to do the laundry!”, he jokes. The shows he composes feature instruments whose sound and history transport the listener to other latitudes and other times.

This is the case of the most spectacular of his creations, the karnyx. This tall metal horn, crowned by the head of a fierce dragon, is an instrument from the Celtic Iron Age. It

luthiers: they build music (pages 6-11)

was basically known from historians' references (it was used, it is said, to terrify enemies in battle) and from partial remains. In fact, Cupeiro was inspired by a Roman coin. Galician traditional percussion is undergoing a great moment, “and long before the boom of Tanxugueiras and Eurovision”, says Xosé Tunhas. From his workshop in Portanxil (Ames, A Coruña), he makes tambourines, drums, bass drums, tarrañolas and drumsticks by hand. He does it in the classical way but introducing new elements with the help of technology.

A musician himself, he has been working professionally in this art for fifteen years. The traditional percussion sector “is fortunately not too industrialised. Products that are mass-produced are always of poor quality and, in reality, are no competition for us”. “In Galicia there has always been a lot of traditional playing and there are

schools, groups, or simply lovers of it,” he explains.

Crafting a classical guitar is a painstaking job. “Just as much as the luthier's OCD (obsessive compulsive disorder),” jokes David Duyos. An Asturian, resident in Valladolid for almost two decades and who recently arrived in Compostela; Duyos makes instruments from scratch, made to measure and with a care that is hard to believe: approximately one guitar comes out of his workshop every month or month and a half.

“I like to make guitars thinking about who is going to play them”, he explains, “and not just to adapt them to that person’s tastes or to make them more comfortable”. There is something spiritual in the making of an instrument, he suggests, and many of the ones he makes are “a synthesis of the planet: they have Canadian cedar, African mahogany and ebony and Indian rosewood”. ᴥ

A couple of years ago, Diego González Rivas wrote in these same pages: “If you don't go to Africa, nobody operates, or they operate with very aggressive surgeries. Humanitarian work is the work that I find most rewarding. There are countries where I go and they pay me well, but I go to others because I want to”. In order to facilitate and expand this charitable work, a few weeks ago the doctor from A Coruña presented the foundation that bears his name.

Born in A Coruña in 1974, Diego González Rivas is one of the most prominent surgeons of the moment. In 2010 he developed a video surgery technique, called Uniportal VATS, which allows thoracic surgery to be performed through a single orifice in the patient's body. All the instruments necessary for the operation can be accessed through this orifice, which reduces pain, recovery time and trauma.

Since then, González Rivas has lived as if hanging from the ladder of an aeroplane. He has operated in more than 120 countries and has trained dozens of doctors in his technique, which is very popular in places like China. He is both a surgeon and a nomad by vocation: “I wanted to be a doctor even as a child: my mother says I wanted to make people laugh and heal them.”

The Diego González Rivas Foundation, launched on 20 April at the Santander Work Café in A Coruña, is the counterpart of a successful life in the best hospitals in the world. For years, this surgeon has regularly travelled to so-called Third World countries to operate free of charge on those in need. The most difficult part, he confessed in that interview with Joyas de Galicia, is the logistics of the project: “The technique I use requires specific instruments

and technology. It is not like open surgery, which requires less logistics. For us it is an odyssey because we have to mobilise a lot of things, talk to companies to get them to do us the favour, ask for donations, charter material.... It takes months of administrative work”.

It is in this organisational aspect that the new Foundation wants to delve further. In August and September, González Rivas will be working (tirelessly and at full speed, as is usual for him) in Sierra Leone, Liberia and Tanzania. For this purpose, his organisation will take the material necessary to carry out the Uniportal VATS technique to these countries, material that will remain in the reference hospitals of those nations once the visit is over.

The Foundation's star project is to equip a mobile surgery unit that can travel around Africa carrying out this type of work.

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diego gonzález rivas and his charitable foundation (pages 58-61)

This year the world is commemorating the 50th anniversary of Picasso's death with a multitude of activities. Between 1891 and 1895, the genius from Malaga spent a productive period in A Coruña, a city that has joined in the celebrations with a large exhibition at the Museum of Fine Arts. With much less hype, as he was not an artist of universal fame even though he deserved it, it is being remembered that 2023 also marks half a century since the death, in Vigo, of one of the greatest painters Galicia has ever produced: Urbano Lugrís González.

Lugrís, born in A Coruña on 28 January 1908 and died in the city of Vigo on 23 December 1973, is usually presented as the painter of the sea and the seabed. Self-taught (“boat didactic”, as he put it), he first excelled as a set designer before shining as an illustrator and painter of works of a markedly historical, liter-

ary and symbolist nature. Among the recurring elements of his works and his world are mermaids, sea monsters and impossible architectures, but there is also room for more mundane clocks and watches.

La casa del marino (1940): In 1940, Urbano Lugrís wrote and illustrated a page for A.C.G., the monthly illustrated magazine of the Auto-Aero Club of Galicia, which was published in A Coruña. The piece is entitled La casa del marino (“The Sailor's House”), and it foreshadows a theme that was to become a classic in his production.

Reloj alado (1945): Lugrís's work in magazines and periodicals was as extensive in time as it was extraordinary. He drew his illustrations after reading the author's article and sometimes added the creation of a text chapter to this work.

Interior de pazo (1945): A grandfather clock, in this case a conventional one, is the central element in the composition of Interior de un pazo, a work he produced in 1945 and which now belongs to the ABANCA collection.

Habitación del viejo marinero (1946): belongs to the collection of the Museo Municipal de Vigo Quiñones de León, which bought it from the artist in 1946 for 5,000 pesetas. In an interview that Lugrís gave to the newspaper La noche in 1960, he describes it as his best painting.

Anticuario del puerto (1946): A masterpiece that refers to the cabinets of curiosities. It belongs to the ABANCA collection.

Reloj y marina (1962): The facet that has made Lugrís a popular painter in Galicia is that of decorator of public and private spaces: in A Coruña, Vigo, Malpica, Santiago, Madrid... ᴥ

They are not easy to see. Halfway up the A Quintana staircase, there are two metal vents that go unnoticed by most passers-by. But those who see them can't help but wonder: What could be under such a monumental staircase? Who built it? Is it possible to visit it?

The passageway exists, yes, but it only goes halfway across the square, more or less from its exit at the Cathedral to in front of Casa da Parra. It cannot be visited. Joyas de Galicia does so thanks to the permission kindly granted by the Cathedral itself, to verify that, indeed, from the vents you can see the lower part of A Quintana and the Conga building. The vents are much deeper than they appear from the outside, and lead to a corridor that is no longer in use. However, what the staircase conceals is a building

that was never completed, but which, if it had been, would have changed the appearance of the church of the Apostle forever.

The Cathedral basically combines Romanesque and Baroque architecture. Everything would have changed if the ambitious project by archbishop Juan Arias had been carried out in the 13th century: the construction of a Gothic chancel that would occupy a large part of what is now the Plaza de A Quintana.

Arias' idea reflected the latest architectural trend that was being transported along the Way of St. James: lighter, taller buildings, with more openings and greater interior luminosity. By the mid-13th century, the rotundity of the Romanesque cathedral seemed out of fashion. Fortified and crenellated, it looked more like a castle than

the jewel in the crown of one of the holiest cities in Christianity. The pilgrimages were consolidated and were more valid than ever and the Way carried new ideas that had to be embodied in its goal.

The project was gigantic. It consisted of enlarging the Romanesque chevet by making a more modern one with a multitude of chapels. And the truth is that work began around 1258, leaving a very important mark on the current geography of Compostela: to make room, the monastery of San Paio de Antealtares was demolished, moving it to its current location, on the other side of the square. The foundations of the new building were built, which were later discovered in archaeological work directed by Manuel Chamoso Lamas. However, in 1266 Arias died, and with him, his Gothic dream. ᴥ

joyas de galicia 93 english translations
the voiceless hours of urbano lugrís (pages 64-70) what the a quintana staircase conceals (pages 76-79)

kandinski in the collection of the maría josé jove foundation (pages 14-15)

A work of maturity, created in difficult circumstances. Rampant, by Vasili Kandinski, is one of the most emblematic works in the art collection of the María José Jove Foundation in A Coruña. Its author painted it in exile, persecuted by the Nazis, in the final stretch of a life that was a turning point in the history of art.

Rampant is a creation from 1934. These were turbulent years for the whole world, and also for Kandinski, who probably exemplifies well the situation that hundreds of intellectuals all over Europe were going through. After ten years as a teacher at the Bauhaus, the fundamental school of architecture founded by Walter Gropius in Weimar, Kandinsky found himself on the street when the Nazis came to power in 1933. Months later, after his work was included in the new government's catalogue of “degenerate art”, he had to go into exile in France, where he was in contact with other artists such as Miró, Brancusi, Mondrian and Arp.

Settled in Neully, on the outskirts of Paris, this is one of the first works of that period. The influence of the Surrealists, whom he began to frequent, is slightly visible in this work, executed on paper with ink and watercolour. The latter material allowed Kandinski to graduate the colour and create semi-transparent masses. In Rampant geometrical elements, more typical of the disciplined Bauhaus school, are mixed with other organic elements, which the painter introduced into his work from this point onwards.

At the same time as he was producing creations such as these, Kandinski watched from a distance as his work was confiscated and criticised by the Nazis in Germany. Paintings by him formed part of the travelling exhibition on “degenerate art”, which toured several German cities, accompanied by works by Chagall, Picasso, Modigliani, De Chirico, Matisse, Klee, Monet, and others. Kandinski would not live to see Nazism defeated. He died in Neully in 1944, aged 78, after having obtained French citizenship.

leiro, in iron and wood (pages 24-25)

Francisco Leiro is part of a group of Galician artists with a certain generational profile, who at the beginning of the 1980s gained notable international attention, coinciding with the renewed European trends of that time (the Italian Transavantgarde or the German “wild” Neo-expressionism painters) in a recognition of painting and sculpture from the self-affirmation of the spontaneous gesture and of the self as the subject that joins the world together. Although this group was initially brought together through a series of very open exhibitions under the title of Atlántica, which showed the Galician plastic renewal, some of them soon stood out as individual figures, including Leiro, whose work represented the fusion between tradition and modernity in Galicia in the public imagination.

From the beginning of his career, Leiro's work has been characterised by an approach to and analysis of forms and figures from the past, of episodes in the history of art, often themes linked to Galicia, with which he engages in a very intense dialogue. His gaze is constructed with humour, irony and paradox.

The CGAC collection holds several pieces by Leiro from different periods, among them Retablo Hannover (1999), which stands out for its rotundity and spectacular nature, as well as for the wealth of readings it proposes. The starting point is the dialogue established with the Baroque through the figure of the architect from Compostela, Simón Rodriguez (1679-1751), the greatest exponent of plate Baroque, contemporary of Casas Novoa's cathedral façade, and author of two of the most beautiful, surprising and disturbing altarpieces in Santiago, in which the altarpiece is more an architectural structure than a plane; columns and architraves advance perpendicularly towards the spectator and tend to envelop him. Leiro had already been inspired by Simón Rodríguez in a piece entitled precisely with the name of this architect.

Retablo Hannover which was originally commissioned for the Spanish pavilion at the Universal Exhibition in Hannover in 2000. ᴥ

one portrait, two stories from a coruña (pages 28-29)

The portrait we are discussing allows us to approach the history of two women from A Coruña; that of the painter Elena Olmos and that of the sitter, Herminia Rodríguez-Borrell Feijóo. It is one of the paintings that form part of the collection at the Museo de Belas Artes da Coruña, which was donated by the Borrell family.

The painter, Elena Olmos Mesa (18991983), was the daughter of the Argentinian consul in A Coruña, Manuel Olmos de Aguilera, and Elvira Mesa, a native of A Coruña. As a teenager, Elena travelled to Holland with her family and this allowed her to get to know the great masters of Dutch painting. She studied in Madrid between 1916 and 1919 and was taught by the painters Sotomayor and Manuel Benedito. The critics of the time emphasised her technical skill and the strength with which she revealed the character of the sitter. In 1926 she married Leandro Pita Romero, a Galician politician and jurist, a minister in the Republic, with whom she lived in Rome in 1935-36. When the Civil War broke out she emigrated with her husband to Buenos Aires, where she continued to paint.

The sitter is her friend Herminia Rodríguez-Borrell Feijóo (1897-1971). Elena Olmos faithfully captured her strong personality and from a realistic viewpoint shows her as full of life and beautiful in the early 1930s. Her everyday habits, such as wearing trousers, smoking and driving a car, which from today's perspective are anecdotal, make her one of the “modern” women of the period. Sent to London to study English, she met the Armenian Nubar Gulbenkian, son of the oil magnate Calouste Sarkis Gulbenkian, to whom she owes the creation of the Calouste Gulbenkian Foundation in Lisbon. Nubar and Herminia married in 1922 and they travelled around the main European capitals for several years. They divorced in 1928 and with all this baggage of experiences Herminia returned to Coruña and it was then that she bought the pazo of Sigrás (Cambre), where she died.

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a new jacobean altarpiece

(pages 38-40)

A new period of splendour for pilgrimages began after the rediscovery of the remains of St. James the Apostle in the cathedral in 1879. Between 1889 and 1922, there were five particularly busy holy years.

In this context we find the last great pictorial commission made by the cathedral, the so-called Tríptico de Pentecostés ( Pentecost Triptych); the work of the painter from Compostela, Juan Luis López, created to preside over a new altar in the Sancti Spiritus chapel, as part of a neo-Gothic altarpiece designed by Ángel Bar, which was the work of the sculptor Francisco del Río.

It was undertaken between December 1919 and July 1920. The side panels were painted first, followed by the central panel. The whole set was to be completed for the celebration of St. James' Day in the Holy Year of 1920, the last year of Martín de Herrera's episcopate.

The theme chosen for the Triptych also had an important Jacobean character, although initially it may not have seemed so. As Juan Luis himself wrote on one of his receipts, the central panel depicts the Pentecost and serves to give the Triptych its name; but in it the figure of Saint James, located to Mary's right, stands out due to his proximity to the Virgin and is identified by the two scallop shells on his cloak. The two side panels are dedicated to two medieval "pilgrim saints": Saint Isabel of Portugal, who came to Compostela on two occasions, in 1326 and 1335; and Saint Francis, who tradition attributes to having visited the Tomb of St. James in 1214. Furthermore, both scenes are set in the surroundings of Compostela, with the Pórtico de la Gloria, the medieval city and the mythical Pico Sacro in the background.

Once the Triptych was finished, it had a brief but successful tour, being nominated for the First Medal at the National Exhibition of 1920. In the piece, Juan Luis brought together different influences ranging from the Italian primitives to the English Pre-Raphaelites, without losing sight of the regionalist nature that always accompanied him.

seoane's homage to the tower of hercules (pages 56-57)

In 1943, after more than five years in exile, Luis Seoane feverishly executed the fifty or so drawings that would make up his Homenaje a la Torre de Hércules (Homage to the Tower of Hercules). The more than 10,000 kilometres that separate Buenos Aires, where he lives, from A Coruña, where he lived as a child, do not prevent him from capturing in fine strokes those everyday scenes that, under his pen, become mythological. A few years later, the Pierpont Morgan Library and the American Institute of Graphic Arts included this work among the best illustration books published between 1935 and 1945.

Homenaje a la Torre de Hércules, the first illustration of which accompanies these lines, was designed by Seoane at a time when excitement gave way to defeatism among those who hoped that the end of the Second World War would also mean the end of Franco's regime. The artist, born in Buenos Aires in 1910 but raised in A Coruña, Arca (O Pino) and Santiago, had fled Galicia in September 1936, after spending the months following the coup of 18 July in hiding.

With the passing of the years and the consolidation of Franco's regime, the idea of returning began to become a utopia.

This Galicia, somewhat remembered and imagined, is reflected in the drawings in the volume, published in 1944 in the Argentine capital by the publishing house Nova, promoted by Seoane himself. With a fine line and an enormous vocation for modernity in the choice of both typography and stroke, the artist draws everyday scenes and others that are not so everyday. The characters (almost all of them female) are presented with a sobriety and serenity reminiscent of classical myths. Intimate moments are portrayed (a nap on the beach, a girl washing her face and another doing her hair, a conversation over a shared bowl of cherries), others very public (the harvest, a market, a homeless man lying in the street). A character recreated by Filgueira Valverde also appears in several scenes: O Vigairo, an old sailor always covered in shells. ᴥ

self-portrait of granell, a native of santiago de compostela born in a coruña (pages 72-73)

Granell was born in A Coruña in 1912, although he spent most of his childhood in Santiago. His first artistic vocation was not painting but music. A seasoned violinist, he began his studies in Compostela, later continuing them in Madrid from 1928 onwards. A member of the Partido Obrero de Unificación Marxista, in 1935 he came into contact with the surrealist movement, which was to mark his life, through the sociologist Pierre Naville. With the outbreak of the Civil War in 1936, Granell joined the Republican militias. Persecuted by both the victors and the communists (who did not take kindly to his Trotskyist militancy), in 1939 he went into exile, first to France and then to the Dominican Republic.

It was here, in 1944, that Granell painted the self-portrait that accompanies these lines. Some purely surrealist elements appear in it: the eye pierced by a safety pin, the hourglass... At the time, the painter was living with his future wife, Amparo, in Santo Domingo, then renamed Ciudad Trujillo in honour of the dictator who ruled the destinies of the Dominicans with an iron fist. The Galician writer became part of the country's avant-garde scene, collaborating with La Poesía Sorprendida , in which great names such as Juan Ramón Jiménez, Guillén and Salinas also took part.

Granell was by then a surrealist in his own right. In 1941 he had met and interviewed the undisputed leader of the movement, André Breton, and participated in group exhibitions at the Dominican National Gallery of Fine Arts with works strongly influenced by the movement.

Granell's stay in Santo Domingo did not last long. After refusing to sign a letter of support for Trujillo's regime, he moved to Guatemala, where he continued his activity in favour of surrealism, before escaping the Stalinist purges to Puerto Rico and the United States.

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Jael Joyería destina el 20% de las ventas de esta colección a la Asociación de Ayuda a Niños Oncológicos de Galicia

A Coruña Compostela, 8 | Santiago de Compostela Xeneral Pardiñas, 7 | www.joyeriajael.es

SARTO ABRE SU PRIMERA TIENDA DE ROPA FEMENINA

En menos de un decenio, Sarto se ha convertido en la referencia en Compostela para quienes gustan de la ropa de calidad. Su responsable, José Luis Molares, abrió la primera tienda de la firma, centrada en la moda masculina, en la calle República Arxentina en 2015, después de haber trabajado en grandes almacenes y otras boutiques. En 2021 se le sumó otra tienda de ropa para hombre, en Xeneral Pardiñas. Y ahora, en la primavera de 2023, esta misma calle, en la milla de oro santiaguesa, Sarto ha inaugurado su establecimiento dedicado a la moda de mujer. Ocupa un emblemático y amplio local que se ha reformado para acoger las propuestas de estilo de Sarto. Como en el caso de sus hermanas destinadas al público masculino, se trata de un espacio multimarca en el que destacan las marcas exclusivas, en su mayor parte de diseño y fabricación italiana. Firmas diferentes y exclusivas, como Le Cruel, Bazar DeLuxe o Teté by Odette y apuestas arriesgadas conviven con un servicio de sastrería a medida, coordinado por el lucense Luis Areñas. La idea es proporcionar a las compostelanas una oferta que en este momento no estaba cubierta en la ciudad, con prendas exclusivas, de gran calidad, elegantes y a la vez atrevidas y con personalidad.

La atención esmerada y el conocimiento del cliente, que cuando va repite, son dos de las características clave de Sarto Moda. La empresa cuenta además con un canal de venta en línea a través de su página web, en la que se pueden encontrar desde prendas de temporada a ofertas en el apartado de outlet.

joyas de galicia 97 propuestas
www.sarto.es

www.navionics.com/esp/apps/ navionics-boating

UNA APP PENSADA PARA LA NAVEGACIÓN RECREATIVA

La naútica ha sido siempre un sector que ha caminado de la mano de la tecnología. En lo que se refiere a aplicaciones móviles, hace tiempo que existen algunas destinadas a hacer más fácil la navegación recreativa. Boating, de la empresa desarrolladora Navionics, es una de ellas. Funciona en teléfonos o tabletas con sistemas operativos Android e iOs y en ella se puede consultar la misma cartografía que emplean las embarcaciones. Con ella es sencillo conocer la posición del barco y su velocidad real, así como registrar recorridos, medir distancias, conocer la separación con respecto a la costa y planificar viajes. Por supuesto también proporciona información meteorológica, de mareas, corrientes, vientos y ciclos solares y lunares. Con todo, lo más interesante es que sus mapas se pueden usar sin conexión Wi-Fi y que los puntos marítimos más relevantes cuentan con una galería para conocerlos mejor y, así, navegar con mayor seguridad.

EL CAMINO INGLÉS, A EXAMEN

www.caminoingles.gal

La potencialidad turística del Camino Inglés se ha demostrado en los últimos tiempos, en los que la ruta que une Ferrol y A Coruña con Compostela ha entrado entre las favoritas de los peregrinos. El libro El Camino Inglés: Un peregrinaje a través y a lo largo de encuentros interculturales, editado por la Asociación de Concellos por los que transcurre esta ruta, analiza su impacto social tanto aquí, en Galicia, como en el Reino Unido, de donde proceden muchos de los caminantes. Se abre con una reseña histórica de la profesora Anne E. Bailey, de la Universidad de Oxford; prosigue con un estudio de las profesoras de la Durham University Penelope Johnson y Lara EscuderoBaztán, y la especialista de la Universidade da Coruña Sarah Moss; y concluye con unas notas bibliográficas sobre la ruta a cargo del periodista Cristóbal Ramírez, colaborador habitual de Joyas de Galicia y especialista en esta ruta.

joyas de galicia 98

EL COLOR DE LA EXCELENCIA

Este es nuestro sello verde . Desde 2015, es el nuevo emblema de nuestra excelencia relojera. No es distinto a los demás sellos oficiales, pero sus inscripciones y su color lo hacen único. Ese tono verde representa los estándares superlativos de calidad y rendimiento que debe cumplir cada componente de todos y cada uno de nuestros relojes: precisión, hermeticidad, autonomía, fiabilidad y

durabilidad. Este sencillo sello es testigo del épico paso de cada reloj por nuestros talleres, desde el boceto inicial hasta las pruebas finales que preceden a la entrega. De todos los componentes que integran nuestros relojes, el sello no es el más difícil de producir, pero es algo que nos define y su valor es inmenso. Porque es el símbolo de nuestro compromiso inquebrantable.

#Perpetual

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