Hugo Oquendo Torres HA MUERTO Se te ha enseñado la imagen de Dios con el pedernal en la mano, pero no has conocido el rostro del dios vaciado de Dios. Se te ha privado sentir la tierra en los pies, en la incertidumbre atesorar la riqueza, desandar las arenas cansadas del día, para que no te descubras extranjero en los caminos del país del viento, donde los caballos son el polvo rezagado. Ahora que regresas la mirada la selva se torna en dominio, en milagros extintos las aves Hugo Oquendo-Torres, Chigorodó, 1982. Teólogo y y el número en religión. profesor universitario del Programa de Español y Literatura de la Universidad Tecnológica de Pereira. Ha hecho estudios de teología con la Universidad Bíblica Latinoamericana de San José de Costa Rica. De poesía ha publicado los libros: Catarsis de la memoria y otros silencios (Medellín, 2011), Poesía del cuerpo desnudo (Metanoia, 2014). Y de cuento ha publicado Lo secreto (Klepsidra, 2018). Algunos de sus poemas aparecen en las antologías: Si después de la guerra hay un día (Escarabajo, 2020); y en la antología Morir en un país que amabas (Escarabajo, 2021). También ha escrito una serie de ensayos de teología y literatura, entre ellos: En la cama con mi madre: pensar y sentir la teología desde la piel (Revista Perseitas, 2014); Tengo el sexo marcado: erótica de la resistencia (Escuela Superior de Teología, 2016) y Soy un dios y, sin embargo, ¿qué trato he recibido de los dioses? Rasgos del héroe trágico en el Prometeo de Esquilo (Polilla. Revista literaria, 2016).
¡El hombre ha muerto! Su vacío, el grito.
LUCIERNAGAS El hombre de la tierra y la mujer de la tierra miran al cielo, al respirar la noche no se preguntan por el infinito ni por la inmortalidad del alma. Ambos, Si bien del tiempo lo ignoran todo, las luciérnagas les resultan eternas, apenas de las estrellas les basta el titilar».
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