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Leon Fabio Mesa Mejia, pág 122

Leon Fabio Mesa Mejia

Poeta, artista plastico, y diseñador grafico colombiano. Su trabajo parte de su vision y experiencia en el medio que lo rodea. Expresa la belleza y la situacion humana que se vive en la realidad colombiana, en el color,la emocion y las perspectivas que se proyectan en lo popular,considerandolo la fuente de su creacion

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EL COCO

¡No tengo cabeza para nada!... solo para el pasado. Veo como pasan por mi mente, ¡una serie de imbéciles y estúpidos recuerdos! ¿Por que?, me pregunto. Es de esperar, o presumir, que las cosas imbéciles y estúpidas tienen su lugar en este mundo: de algún modo, ¡son importantes! si no, por que tenerlas en cuenta, pensar en ellas. “¡Puras excusas!”, me digo. “Vos lo que tenés, es un coco sobre los hombros, cabeza hueca, cántaro de tumba. Lo que pasa, ¡es que no tenés oficio!, y te la pasás pensando huevonadas.” ¡No, se! ¡Será cierto!... Puras huevonadas. ¡Pero huevonadas es el quehacer, también! ¡Huevonadas son la mayoría de las cosas que producimos! Es increíble el modo en que criticamos a quienes llamamos, “aborígenes”, entre comillas, claro esta. “Se dedican a pensar, creer, hacer huevonadas.”, decimos. ¡Así de rápido nos desbordamos! Yo creo mas bien… ¡que es envidia! Me puedo imaginar el cuadro: Nosotros metidos en un escaparate gigante, y todos ellos afuera... ¡esperando que salgamos! Ellos, simplemente, siendo como son, y nosotros… como se supone, ¡debemos ser! ¡¿No es esta acaso, una patética paradoja?!, cuando en verdad, con tan “civilizado comportamiento”, con tan bien formadas y perfectas normas éticas y morales, ¡debería ser lo contrario! ¡Pero, no puede ser! Estamos embarcados en un mundo, que se nos salio de las manos. ¡Una ficción, que ya no es ficción! ¡Una ficción, real!: ¡¿habíase escuchado tan absurda revelación?! ¡Estas cosas tienen que ser puras ocurrencias, y nada mas!... ¡¿lo serán?! El caso es que adentro del armario, nos revolvemos y revolcamos, discutimos y vomitamos… ideas, pensamientos, teorías, cosas, cacharros, basura… que toda junta se convierte en una especie de aguamasa que a la larga, podríamos traducir en ignorancia... y sigámosle agregando mas –encias y –ancias ¡Lo peor no es esto! Eventualmente, este escaparate, cargando toda esa masa, “¡escuchen bien!”, ¡tiene cuatro patas gigantescas! Sin oídos, sin ojos, y con muy poco tacto, va arrasando con todo: lo inerte, lo animado, lo duro, lo frágil, lo vivo, lo muerto… ¡No es increíble... lo que puede hacer un despiadado escaparate! ¡¿En que punto nos torcimos?! Y si por lo menos entendemos que algo paso… ¡¿donde esta la reflexión, la razón, la conciencia?! ¡No!... No me vayan a mal interpretar, que con todos viajo y vomito, ¡también! Pero… ¡¿que paso?! ¡¿Por que?! No somos felices con poco, y mucho menos con mucho… El problema es… El problema es que el escaparate, “¡solo puede abrirse desde afuera!”.

UN PROBLEMITA

No sé... pero, es que me va entrando… ¡una bostezadera! Y lo raro, pienso yo, no es porque haya trabajado muy duro, o porque me este faltando el sueño. De todos modos, voy buscando... como donde apoyarme o caer: en la cama… o sobre el suelo si es necesario. Me siento incomodo; como que me voy durmiendo. Lo raro, digo yo, es que no me había sucedido antes... yo… ¡apoyarme, dormirme, caer!... ¡¡¡Apoyarme!!! Siempre pensé que cargaba conmigo una pared donde... pues, me recostaba... o a la que, de pronto palmoteaba. Hoy día, no puedo ver ninguna pared, porque... ahí no mas, quiero como..., ¡apoyarme!, ¡¡Sí, apoyarme!! Ahora, la cabeza me da vueltas; todo es apoyo para mí; todo es como un muro: mi mamá-muro, mi hermano-muro, mi amigo-muro... hasta la vaca, el marrano... ¡la gallina!, Pobre gallina, ya tiene bastante con su desespero. Me estoy durmiendo… Hoy me siento sin fuerzas. El caso es... ¡que así es!, me guste o nó, todos los muros me han concedido... ¿el derecho?, ¿el... poder?, ¿el... favor?... ¡No se! ¡El caso es que puedo apoyarme donde quiera! Ya no se si sentirme bien, o mal. No sé... ¡Me da tanto sueño! Últimamente, donde quiera que llego: el amigo-muro, el hermano-muro, la pobre gallina-muro... se me han vuelto, ¡la ilusión, cama!... entonces, ya no solo cuenta el muro, también, ¡la cama! Me voy acostando sobre lo primero que encuentro... ...y me duermo. ¡Me cuesta tanto despertar! ¡Pero, que diablos!, cuando lo hago, ya sé que tengo el... ¿derecho?, ¿el… favor?... el poder de recostarme o caer sobre: el muro-cama-vaca, el muro-cama-colegio, el muro-cama-trabajo, la muro-cama-mamá... ¡y dormirme! Antes, me daba como... ¡vergüencita! pero ya... No sé. Ahora... hoy, día... ya... Me estoy quedando dormido…

EL REY

Por encima de todas las cosas; teniendo en cuenta su mandato, pensando mucho en él; aguantando el peso de una aleación metálica, y quizás, unos cuantos brillantes sobrepuestos dentro de su mente, más que en su cabeza... quién sabe por que circunstancia: el hombre se establece sobre la tierra como el ser mas poderoso, recto, civilizado, inteligente. Por esto mismo, todo le pertenece. Puede disponer de todo animal, vegetal o cosa. Pensó... que sobreviviría eternamente, por los siglos de los siglos. ¡Pero la historia no fue así! Un día, el “rey”, sintiéndose fuerte aún, con la piel perfecta, sin una marca… notó que sus ojos lloraban lágrimas de oropel... cuando ya muy tarde, su gloria, su demanda, poder... caían de sus manos en forma de nada. Montado en un mundo partido en mitades: mitad de una mitad, mitad de esa mitad, mitad de esta mitad... nada por dentro, nada por fuera. Una vez soñó que todo era destruible... pero se equivocó. Otra vez soñó que... era Dios, y como por arte de magia, todo lo que había destruído, podía restablecerlo... ¡Pero, no fue así! Penso, que se había dado cuenta de algo: que si podía sacar aquel metal, aquellos brillantes de su cabeza, desahogaría su desespero, su ansia, ¡su pánico! Pero... no fue así. Como ya no tenía nada, y nada existía, empezó a sentir mucho frío y hambre: “se comió los metales y los brillantes”. Murió envenenado, sobre un vacío, partido mundo... donde solo la nada predominaba: cóncavo como su cabeza. Muerto de frío, pues no pudo encontrar una piel; Picado por el sol, pues no pudo encontrar... un árbol.

EXTRAÑOS EN LA TIERRA

¡Verdad!... ventisca que eleva al hombre hoja, al hombre tierra, al hombre sangre, al hombre noche. Torrente que los envuelve en alud de pensamiento, de idea. ¡Agua que los alimenta! Belleza que los enrolla y ayuda a atravesar cualquier cosa, horizonte, futuro... ¡Ley que los mantiene para otros poder vivir! Lejanos planetas, estrellas, sol. Importante tierra, agua, hoja, sangre, no¡Sería un obsequio hereditario!... o regalo de mentes extraviadas, de sangres incompatibles. Pudo haber sido un toquecito de ácido; de pronto una descarga de cocaína; quizás, un arrugamiento de alcohol; un flojo y extraviado esperma… ¡que llego por casualidad! ¿Que sería?... ¡Un gran destello de luminosidad, que hirió su frente de formas y colores!; un taladro eléctrico o golpe de bala que salpicaron sus ondas sonoras; un buen susto el que callo su voz; un cigarrillo o un tubo de escape ¡los que recortaron su respiración! Una caída... la que le hizo perder el equilibrio, le desordeno el balance; ¡una bomba la que le puso en cama! La verdad es… ¡que no se!, ¡solo puedo imaginar! ¡Pero aquí están!: con sus gritos sus gemidos, sus lágrimas… también increíbles ganas y sorprendentes risas y sonrisas; con su humildad y amable terquedad; su inocencia y su inteligencia; con sus juegos especiales, con sus especiales quehaceres. Me dan ganas de vida y de equilibrio; me hacen pensar en la vida... que ¡todo marche mas o menos bien! Tengo mucho que agradecerles, mucho que recibirles. Algo para darles: ¡Aquí tienen mi amor! No esperen mucho, pues no tengo casa, nevera, estufa, cancha de fútbol… Les regalo mi lápiz y el papel; mi amistad y mi incondicionalidad; mi calor humano… ¡mi camisa al aire! Tienen mis abstracciones y mis metáforas... mi metamorfosis y realidades. Mis palabras voladoras: las que significan muerte, ¡y las que traen vida! ¡Les doy mi desnudo cuerpo para que hagan su festín de cada día! Les dejo mi espina dorsal; mi pobre sanidad mental; son suyos mis manos y mis pies... mis meniscos para que vayan mas lejos; mi tímpano, para que jueguen con su música; mis ojos, como cable para ver ¡y poderles ver, también!; mi lengua, para vociferar lo que gusten. ¡Les doy mis dientes!... Lo que les sirva de mis órganos; mis bellos, mis músculos y tendones para ayudarles. Mis huesos… …¡para despedirme!

INMEDIATO Y URGENTE

Quiero... ternura para futuro inmediato sonrisa para futuro inmediato paciencia para futuro inmediato inmediata comprensión entendimiento inmediato Quiero... conocimiento para futuro urgente saciar para futuro urgente leche urgente trabajo urgente, saber... Quiero... acción para futuro emergente canción para futuro emergente motivos emergentes comprensión emergente, amistad... ¡Emergencia de amor y vida para futuro inmediato y urgente! uiero el futuro... “tierno”.

DIFERENCIAS

¡Verdad!... ventisca que eleva al hombre hoja, al hombre tierra, al hombre sangre, al hombre noche. Torrente que los envuelve en alud de pensamiento, de idea. ¡Agua que los alimenta! Belleza que los enrolla y ayuda a atravesar cualquier cosa, horizonte, futuro... ¡Ley que los mantiene para otros poder vivir! Lejanos planetas, estrellas, sol. Importante tierra, agua, hoja, sangre, noche. Mientras tanto, los hombres asfalto, concreto, chasis... ¡gravitando! Amarrados a unas formas, un recuerdo, un esperado porvenir. Huyéndole a una avispa, a un dragón, a todos los hombres. Paracaídas en el cerebro, chaleco antitodo, calzoncillos de alambre. Prototipo en la expresión, apariencia en su movimiento. Mirando por una diminuta ventana, con la puerta cerrada. Seguridad afianzada en un cerrojo, una parrilla de metal, unos guardados pesos, y el peso de aquel plan planes. ¡Solo eso! Sogas en las manos, pies, cuerpo... allí, puestas para no saltar ni quedar mal: “¡Detente!” Mil señales para un complicado mundo; mil en uso para odiar el cotidiano juego, la monótona estructura; miles soñando un mundo que no existe; miles “huyendo” de uno verdadero. Y los hombres hoja-plástico, tierra-chasis, sangre-concreto: mirando pa’ todos lados; apabullados por un... “si ó no”; peleando la dualidad; ahogados en la ambigüedad; agonizando en la indecisión; muriendo en la antagonía. A ver... A ver... Yo...

LAS SEÑALES

Hoy estuve pensando en... detalles. Fue el repentino aparecer de mi hijo, lo que hizo volverme, mas no olvidar lo que estaba pensando, lo de los detalles; Por primera vez, pensé en su adolescencia. Miré el color de su cabello largo, traté de adivinar algo en la manera de su mirar, su abrir y cerrar de ojos, su modo de esquivar, su guiño. Me dijo, “Tengo que hacer... Hablamos, mamá.” Algo me hizo correr hacia el álbum de fotografías. Las dispersé sobre la mesa de la sala; pensaba, mientras miraba. Su boca... traté de recordar algunos de los gestos que aquella inerte imagen no me proveían. Con ilusión empecé a imaginar fragmentos de su modo de reír, quejarse, preguntar, discutir demandar... recorde algunas de sus palabras aquí y allá. Luego pensé en el gesto de sus manos, su balanceo, su agilidad, su puño sus cejas, el modo de fruncirlas, erguirlas; aquella cicatriz en su brazo, aquel tatuaje en su antebrazo. Ya me había metido en él! Caminaba lentamente, como aparentando calma; sus “Tacky Jeans”, su mirada hacia los lados; su tórax en un juego de pecho... izquierdo hacia adelante , luego hacia atrás, haciendo lo mismo con el derecho con ritmo al andar... su apariencia como de indiferencia, aunque yo sabía que era un joven muy sensible. Resolví ir a su cuarto. Pude percatarme del desorden: su estéreo tirado en cualquier parte... ropa, juegos, revistas sobre el suelo. Mi curiosidad fue más latente cuando empecé a ver los afiches allí colgados en la pared; extrañas formas de grupos musicales; policías y detectives armas en mano, mirando hacia algún lugar, con una perspectiva que los hacía ver casi que reales; la semidesnudez; los mas sorprendentes dibujos con figuras y señales representativas de violencia; condones, cigarrillos... !hasta marihuana! Volviendo atrás comprendí que no sabía casi nada de aquel, mi hijo, a quien había criado, con quien había crecido, con quien había vivido todos estos años! Entonces... por qué la distancia, la incomunicación, los regaños, los gritos, los despelotes, sus ganas de calle... el sedentarismo en su cuarto; sus... uno o dos amigos de verdad; su insolencia... ese... “Yo estoy primero y paso sobre el que sea”; siempre el mejor, el más bravo.... Después... el silencio: ese solitario, “Adiós, Me tengo que ir.”, “Hola, Voy de afán.” Su voz retumbó en mi cabeza, “!Adiós!... Me olvidé de tí.” Todavía, me pregunto... !por qué! “Ella no entiende, no sabe porque”. “!Entendemos... lo sabemos nosotros!”.

SI FUERA COMO DIOS DIFERENCIAS

Si yo fuera como un Dios: boca a boca, inhalaría todas las toxinas de un niño envenenado, desorientado, echado sobre el suelo aguantando el sol, la noche, el peligro. Resucitarlo, levantarlo y sacarlo de ese sueño de imágenes retorcidas, extraviadas: imágenes que se traducen en abandono, indiferencia, abuso. Si yo fuera como un Dios: abriría mi pecho a la rabia de un joven, para que haga lo que quiera conmigo... después, darle un abrazo de comprensión, de solidaridad, de amor: ser todo oídos, ser todo mirada... ¡todo amigo! Si yo fuere como un Dios: abriría mi cerebro y mi corazón a la queja de la desilusión, el desespero, el desamor: al llanto de aquel padre, o abandonada madre. Como un mago: volver el mar una sonrisa, la tierra un paraíso, el barrio un parque de diversiones; la casa una ventana, ¡una puerta abierta! ¡Entonces acabar con su soledad!, su ansiedad, su desamor, su tristeza. Si yo fuera como un Dios: dividiría el pan, haciendo que sobrara: lanzándolo desde las nubes, para que todas las criaturas que se esfuerzan... aquellas que tienen hambre colmen sus ansias. Que hayan mas ganas para seguir luchando; cerebros ágiles, poder de tolerancia... ¡ganas de amistad! Si yo fuera como un Dios, haría un mundo al revés: daría fuerza al débil, coraje al que tiene miedo, conocimiento al que no sabe, cariño al que tiene rabia, techo al que vive bajo el sol, oído a quien quiere ser escuchado, ternura al desenamorado, vista al los confundidos, dirección a los extraviados... ¡amor al que lo necesita! Pero, yo... ¡no soy como un Dios!, ¡ni quiero serlo! Soy, simplemente, un hombre, luchando como tantos otros... dando todo lo que puede dar. Hay cosas que puedo hacer, ¡hay otras que no! Pasa que... aquellos que son como dioses, ¡no tienen el sueño que tengo yo! Aquellos, solo quieren ver la manera en que... regularmente se comportan, los que son como ¡cierto tipo de dioses!... ...¡Y otros, que quieren ser como esos mismos tipos!

LOS ELEMENTOS

Pobre mi madre tierra: nos trae, nos alimenta, nos lleva por la vida... ¡nos muestra el camino! Nosotros nos volvemos contra ti: arrasándote, volándote, explotándote, cambiándote, destruyéndote... Mientras tanto, por las calles: rodando en nuestros jugueticos, haciendo nuestras maqueticas, riéndonos en nuestros espejitos, mostrando nuestros vestiditos, fundando nuestros edificiecitos, escogiendo los titereticos, alcahueteando los sistemitas... Pobre vientecito: nos mantienes vivos, nos besas y nos acaricias... haces reír a los niños, y en nuestro pelo te dibujas. Nosotros... fumándonos los cigarrillitos, lanzándote los aciditos, asfixiándote con los humitos, refrenándote con muritos... ¡pobres pajaritos! ¡El agüita!... ¡pobre mi chiquitica!... tan rica, tan fresquita, ¡esta quedando como una fuentecita! Nosotros... ¡lanzándote los aciditos!, ¡tirándote las sobraditos!; dándote choquecitos eléctricos... ¡pobres pecesitos! Y de los arbolitos, las frutitas, las hierbitas... ¿que?: acabándolas con los carrotes, quemándolas con los insecticidas, arrasándolas con los tractores... ¡pobres mamiferitos, cucarroncitos, y cucuyitos! Y nosotros... ¡todavía en el espejito!, ¡bailando la musiquita!, ¡comiendo las hamburguesitas!, ¡concentrados en los chismecitos! Preocupados del intelecto: de que es hora de leer la revista, la hora de leer el periodiquito... es la hora del... ¡Tan!

León Fabio Mesa Mejia, En torno al espejo

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