Adrián Valdés Montalván, pág 86

Adrián Valdés Montalván

Nace en Ciudad de La Habana, Cuba, en 1972. Estudia Bellas Artes en la Academia San Alejandro de esa ciudad, graduandose en 1991. Sus dos grandes pasiones son la literatura y la plastica. Actualmente vive en Toronto, Canada.

MIS HIJOS

Yo tengo un corazon con dos mitades. La mitad mas pequeña viene a serlo por una diferencia de 3 años, 2 meses y 23 dias. Nunca pensé tener hijos hasta el dia que los tuve. Será uno de esos misterios indescifrables el porque y muy a pesar de todo lo que se diga insistiremos siempre en reproducirnos. Bien, ese misterio se llama Dios. Nunca pensé ser un buen padre hasta el dia que lo fui. Mis hijos despertaron eso noble y generoso que en mi dormía. Fueron ellos, los dos, quienes me dieron vida. Hoy me pregunto como fui tan ingenuo de creer que mi existencia como persona era un fin en si mismo. Mis hijos me liberaron de mi propia libertad. Por ellos luché como un gato bocarriba. Por ellos lo haria otra vez y otra vez mas aun y todas las veces que fuera necesario. Tengo un corazon con dos mitades, una suerte de motor que despierta mis arterias. Dos razones de vivir si es que aun hicieran falta.

LA ISLA DE SIEMPRE JAMAS

Vivo en la isla de Siempre Jamás. Creí que me habia ido pero es mentira, vuelvo en mis noches sin tener que actualizar el pasaporte. Vuelvo a mi pais lleno de ausencias, vuelvo a mis ausencias tan llenas de pais. Despierto y otra vez la realidad me juega una mala pasada. Como una broma grotesca, como orinarte en la cama, como caerte de bruces o despingarte loma abajo en una bicicleta. Asi de simple. Habito en un confín boreal del mapamundi en el que nunca pensé morir. Casi es seguro que asi sea mas tarde o mas temprano si es que existe la entropía. Vivo, si asi puede decirse, con el corazón integra dolida genuinamente extirpado, con las venas ancladas a ese otro mapa, el que traza la memoria afectiva. No fantaseo con volver, nunca me he ido. En realidad nunca me fui de mi terco pais, de los muertos que amo nunca he partido. Fue tan solo mi cuerpo. Vivo en la isla de Siempre Jamás.

CABALGATA

Como un badajo perdido en tus profundidades, repicando en tu interior, así mi cuerpo anhela estar dentro del tuyo, cuando a mi piel deshiela el voluptuoso esplendor de tus convexidades. Deja que se deslize hasta el suelo tu vestido y permíteme observar los deliciosos pliegues, la prodigiosa curva en tus nalgas, no te niegues, quiero saciarme de ti hasta quedar sin sentido. Desperézase el glande que ha de ser devorado, su suerte en gozo acepta, ya aguarda su destino: en la garganta de tus muslos ser enterrado, en el vellón de tu juntura ser peregrino. Ven, yo te seré montura, envuélveme en tu celo, desandaremos juntos el camino hasta el cielo.

MUJER DE FUEGO

En mi hora de vigilia y en mi noche el fulgor de tus llamas me obsesiona. Ardo, de arder, en primera persona; ardo, de tanto y más, sin un derroche. Es un pez, en mis sueños, cada beso en los ríos de tu pelo sumergido. Al soñar, desabróchote el vestido, suplicas y yo, escúchote poseso. Entro a ti, ya accediendo al dulce ruego. Veo tu rostro que estalla y quedo ciego casi al fin de la lluvia. Por hallarte naufragué en tus entrañas carniceras y he podido saber que para amarte no me alcanza, mujer, la vida entera.

SI ES QUE HAY MAÑANA

Cuando te vuelva yo a ver, mi bien, si es que hay mañana simularemos que fué poco el tiempo sin vernos y al luminoso instante de entrerreconocernos nos haremos el amor hasta menguar las ganas. Liberaré tus pechos de la opresión injusta a la que le sometes con ese encaje artero, libaré tus pezones con besos justicieros, descenderé a profanar el monte si asi gustas. Encajado entre tus muslos me verás sonriente, lleno de luz como el sol cuando se entra a su casa y serás luna ardiendo en la solidaria brasa conque envuelve el amor a sus felices dementes. Te amaré sin razón, sin excusas, sin ventanas cuando te vuelva yo a ver, mi bien, si es que hay mañana.