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Yuray Tolentino, pág 41
from FIPGRA 2021. IV Festival Internacional de Poesía Patria Grande Latinoamérica y el Caribe
by FIPGRA
Yuray Tolentino Hevia
(Güira de Melena, Cuba, Enero 31 de 1975). Poeta, guionista, curadora, crítico de arte y productora. Licenciada en Estudios Socioculturales. Ha obtenido diferentes premios y menciones. Premio Internacional “Tulliola – Renato Filippelli”, 2020, Italia. Mención de Mérito en la III Edizione del Premio Internazionale di Poesia e Fotografia “Diversità come Ricchezza” y en el II Concurso Internacional de Poesía “Poetas por la Paz y la Libertad”, ambos en Italia, 2021. Premio VIII Edición del Premio Internacional de Excelencia “Ciudad del Galateo-Antonio De Ferrariis”, 2021, Italia. Primer Premio en Poesía del Concurso Internacional de la FoundationLiterary International (Cuba–Holanda), 2021. Obra suya ha sido publicada en diferentes revistas, periódicos y antologías de poesía y narrativa en Cuba, España, Argentina, Chile, Estados Unidos, Italia y México. Tiene publicado los libros de poesía “Puertas, boleros y cenizas” y “Yo también soy ellas”, ambos en el 2019 y “Entre el casco y la mala idea” (crónicas de Artes Plásticas), 2021.
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Del libro inédito; Después del Now, 2021
Me canto y me celebro a mí misma desde los caminos y las heridas en el dolor del tiempo perdido y la gota, la maldita gota de la vida que me rompe la sien, cada mañana al abrir la puerta y salir con el pie izquierdo, con el derecho con ambos dos a golpear el destino que hasta hoy siempre me ha guardado una carta sucia bajo el horizonte. Me canto y me celebro por quienes me aplauden por quienes viran sus bilis cuando anuncio mi presencia. A ellos, los atravieso con la palabra mi única arma escudo caricia flor. Yo soy un ave solitaria cuya identidad vive en una habitación verde donde solo ella llega y retumba y me hace libre. No puedo presumir de hidalguía porque he sido, porque soy arrogante soberbia una bala pérdida. Sin embargo, mi alma y mi fe dan la mano sin mirar la etiqueta de amigo o enemigo, yo soy arrullo y mar soberbio. Me canto y me celebro a mí misma sin ser Walt Whitman desde los 45 caminos dejados atrás y otros nuevos sobre el tablero de ifá desde las raíces que bajo la lluvia se niegan a enfermar. Me canto desde la soledad del poeta y el verso maldito que atravesado en la garganta me despierta en la madrugada.
Del Libro “Puertas, Boleros y Cenizas” Editorial Primigenios, Miami, 2019
a mi madre. Mi madre vino de polizonte entre las manos de Dios trajo entre sus dotes la réplica de los tambores batá y la majestuosidad de una reina con bata de casa y chancletas. se hizo mujer entre potajes y dulces. nadie nunca dudó que fuera ángel mas no tuvo calabaza ni zapatillas de cristal. mi madre recibió migajas de la vida. la felicidad voló tan alto y escasas veces que con los años se acostumbró a verla pasar. tuvo un jardín un guijarro que no pudo mover cuatro hijos. mi madre habla de la muerte yo le pido a Dios, por su vida.
Del Libro “Puertas, Boleros y Cenizas” Editorial Primigenios, Miami, 2019
Mi hija se nombra Isla aunque no llore gaviotas y salitre aunque no tenga manos para hornearle el pan de cada día -ni trigo, ni horno- aunque no tenga cintas ni lazos para amarrarle el pelo. mi hija será de espuma y los golpes la harán sangrar menos. aquí todos somos viejos antes de nacer rompecabezas comprados a bajos precios con maripositas en los ojos. mi hija seré yo y la Isla que llevo dentro.
Del libro inédito: 90 millas: Diario de un inmigrante, 2021
CERO MILLA (SALIDA O VICEVERSA)
Los que se fueron dejaron la taza de café en la mesa la pelota de trapo en las cuatro esquinas las raíces inscritas en el registro civil y una lágrima en la bandera. Los que se fueron siguen siendo hijos de su tierra aunque los otoños de la infancia estén guardados en sacos de yute esperando… el aguacero detrás del silbato del tren y el olfato remendado que trae los frijoles de la madre cuando un nudo cierra la garganta. Los que se fueron no pudieron predecir que la nostalgia es una puñalada -a sangre fría- de origen desconocido con grandes probabilidades de enfermar y hasta morir, con ella. Los que se fueron no dijeron, si ellos o nosotros somos fósiles del desarraigo la nube azul /gris que miro al voltear la cabeza cuando el ayer irrumpe con letras MAYÚSCULAS en el vacío de la separación. Si un día los que se fueron llenan de cuchillas la rabia y el desaliento en las nuevas maletas entonces solo entonces que se olviden de la luz de su faro.
Del libro inédito: 90 millas: Diario de un inmigrante, 2021
CERO MILLA (LLEGADA O VICEVERSA)
Los que se quedaron trazaron un círculo con cascarilla alrededor de la casa de la Isla y de las penas que no supieron nadar. Los que se quedaron fueron a la plaza con la voz hilvanada de consignas, en busca de las verdades prometidas luego de los toques de campana y de las hojas forradas con olivo como único almanaque de enero a diciembre. Los que se quedaron han tenido que pagar por un amor rebelde e incondicional por sus hermanos, los que no están. Han sido marcados como ciervos aunque bajo la piel llevan alas. Los que se quedaron han bebido el vino fermentado por una historia que no escribieron. Mal que bien o bien que mal con rodilla en tierra y con los dientes han arado día tras día la vida a pesar de la incertidumbre de la mesa sin comensales y la rabia que traen las mentiras repetidas Si un día los que se quedaron decidieran irse, habría que desarmar el retablo y quemar las telas negras, asientos y taquillas. habría que ir a la manigua fundar la nueva Cuba con todos y para el bien de todos.