Notas económicas
¿Y si el gobierno fomentara la industria?
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urante los últimos años se han realizado diferentes mediciones y evaluaciones sobre los beneficios tributarios que recibe el sector minero-energético y su costo sobre las finanzas públicas, lo que se conoce como el costo fiscal. Existe abundante evidencia de que este sector recibe un trato privilegiado, que no se compadece con la compensación que debería proporcionar al Estado, para resarcir las externalidades negativas que genera. De 2002 a 2010, la política económica se basó en lo que se denominó “Colombia país minero”. De 2010 a la actualidad se le ha denominado “Locomotora minera”. En el proceso la economía ha sufrido la enfermedad holandesa, conocida como la forma en que la especialización en una actividad productiva y la entrada masiva de dólares de inversión y ganancias a este sector, desestimulan a otros sectores, provocando su crisis productiva y deteriorando la generación de empleo. A este debate se suman tres elementos, que explican en gran medida por qué la economía de Colombia no crece de manera sostenida y a niveles que permitan salir del subdesarrollo: 1. La apuesta por el crecimiento basado en la extracción de recursos naturales. 2. Una estructura tributaria regresiva, que perpetúa la desigualdad, con enormes privilegios para el capital financiero. 3. La ausencia de una política de desarrollo industrial, acompañada de la suscripción de acuerdos comerciales internacionales que han afectado los intereses de los productores nacionales. La importancia de la industria manufacturera para el crecimiento de una nación es difícil de ocultar. La re-
lación entre este sector y el desarrollo son evidentes. Los países más ricos del planeta son los que más producción generan. A su vez, los países que más y mejor participan del comercio internacional son los que más industria tienen para ofrecer en estos mercados. También son los países que más ingresos per cápita generan. A pesar de esto, Colombia no cuenta con una política de desarrollo industrial y en su lugar ha apostado por el crecimiento económico basado en la explotación de recursos naturales, en la especulación financiera y en el comercio de mercancías importadas. Por esta razón el crecimiento es débil y no sostenido, razón por la que no hay suficiente base material para superar la pobreza, la desigualdad y los problemas sociales que azotan a buena parte de su población. ¿Qué habría pasado con el crecimiento económico si los beneficios tributarios que ha recibido el sector minero, se hubieran trasladado a la industria manufacturera? Bajo este panorama, el Gobierno Nacional implementó una serie de programas resumidos en los planes de estímulo a la productividad y el empleo PIPE I y PIPE II (MinHacienda 2015), y más recientemente el plan ‘Colombia Repunta’ llevados a cabo en la administración Santos (MinHacienda 2017). Los tres planes mencionados tenían como objetivo incrementar el empleo y la producción del sector industrial, sin embargo, cuando se comparan los recursos asignados a la industria dentro de cada uno, encontramos que otros sectores como la construcción y la provisión de vivienda superan ampliamente la asignación de recursos, evidenciando que no existe coherencia entre las intenciones de impulsar
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