25 años de un camino compartido José Fernández Lozano y Ginés Gómez Sabater
Los autores de este artículo somos personas que hemos estado vinculadas al Cañada desde su inauguración por distintas razones: compañeros del profesorado, padres y madres de alumnos, miembros de la Asociación de Madres y Padres del Cañada y por tanto sentimos al Cañada como algo de lo que formamos parte. Nuestra vinculación desde los años 90 del siglo XX nos permite disfrutar de una perspectiva amplia e incluso apreciar el resultado de la siembra de aquellas semillas que llevaban la identidad de la comunidad escolar en su ADN. Alguno de nosotros visitó al entonces alcalde (y hoy bibliotecario del IES) Andrés Palazón en su despacho de la alcaldía de Molina de Segura para solicitar la desviación de una línea de alta tensión que cruzaba el solar asignado para la construcción del tercer instituto de educación secundaria de la localidad. Han transcurrido 25 años desde que el instituto iniciara su andadura en el curso 1995/96 y deseamos agradecer a todo el personal del mismo: profesorado (de forma especial), personal de administración, conserjería y limpieza la contribución que han realizado en la educación de nuestros hijos/as. Es una deuda que estará siempre ahí y consideramos que es imprescindible mostrar nuestro agradecimiento. El Cañada inició su andadura sin tener aún esa denominación que tan cercana se nos ha hecho. 4
Pandora
Era el instituto de la ESO. Esa forma de denominarlo era todo un indicativo de las expectativas que una parte importante de la ciudadanía de Molina tenía de este centro. Estábamos por aquel entonces en pleno proceso de implantación de la Ley Orgánica General del Sistema Educativo (LOGSE), con todas las incertidumbres que plantea algo nuevo (después nos hemos acostumbrado a tener una ley educativa detrás de otra, pero esta era la primera reforma educativa de la democracia). El Instituto de la ESO (El Cañada) generaba ilusión y rechazo