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Un sinfín de recuerdos
Los participantes con su diploma, salvo Fernando que se fue no sabemos dónde. Un sinfín de recuerdos ELEX, latín con proyección europea Los certificados están reconocidos por el Consejo de Europa
Si en el 2020 se celebra el vigésimo quinto aniversario del Cañada, no hace falta mas que hacer una resta para saber que el centro comenzó su andadura en 1995. De entonces acá el Cañada ha cambiado mucho. Y no solo en tamaño sino en aceptación en la comunidad de Molina. Si ese cambio se ha operado ha sido en gran parte debido a su claustro, a los profesores que han dado y dan clase en él. Yo me cuento entre ellos, y a mucha honra.
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Aunque podría dejar en suspenso mi identidad hasta la firma final, prefiero revelarla ahora y motivar la sonrisa y el recuerdo de alguno de los alumnos a los que he dado clase o de los profesores con los que he compartido años de docencia y amistad:
“Mihi praenomen est Cristina. Magistra linguae Latinae ibi fuit”. Efectivamente, di clases de latín allí durante diecisiete años, del curso 1998-1999 al 2014-2015.
Llegué al centro después de haber sido funcionaria en prácticas en Murcia y haber tenido mi primer destino definitivo en Abarán. Como digo, mi primer curso allí fue el curso 1998-1999. Ese curso, recuerdo, se graduó la primera promoción de bachillerato. Por entonces el centro tenía menos de la mitad de profesores que tiene ahora. Puedo decirlo, porque al llegar me dieron el número 53. Solo había cuatro niveles educativo, 3º y 4º ESO y 1º y 2º de bachillerato. Y era el 6 Pandora
ELEX es el acrónimo de European Latin Exam, un examen con el que se puede obtener un título europeo en latín de acuerdo con el marco europeo de las lenguas. Dicho examen está elaborado siguiendo las directrices del ‘European Curriculum Framework for the Classical Languages’ (ECFRCL), una iniciativa de Euroclassica.
El examen debe realizarse antes del 15 de enero del año académico en curso. Este año lo hicimos en día 10 de diciembre de 2013.
Los niveles de este examen son cuatro, aunque este año solo ha habido posibilidad de presentarse al primero, Vestibulum. En cada uno de esos niveles se puede obtener nivel oro, nivel plata o nivel bronce en función del número de respuestas acertadas (son cuarenta en total). centro de la reforma, el de la LOGSE, de Molina. Yo Entre 29 y 32 se obtiene el nivel bronce, entre 33 y 38 el nivel plata y con 39 o 40 respuestas correctas el nivel oro. Los exámenes están redactados en español, inglés y en la lengua del país que ese año lo venía de un centro que se había incorporado anticipadamente a la reforma y pensaba que llegaba curtida en esas lides. Pero me equivocaba. Si bien el recuerdo que me llevo del cómputo total de los años pasados en el Cañada es muy poha planteado. El ELEX de este año sitivo, no puedo decir lo mismo de ese primer año. se encargó de prepararlo Serbia. Fue, si me permiten decirlo, una pesadilla. En esos
Los certificados tienen el logo años el Cañada era, insisto, el centro de la reforma. oficial de el EDL (European Day En Molina estaba el Táder, el instituto de bachilleof Languages) del Consejo de rato de toda la vida, el Goya, el instituto de FP, tamEuropa. bién de toda la vida, y el número 3, porque enton-
El objetivo del ELEX es ofrecer una oportunidad a aquellos alumnos que lo deseen de demostrar sus conocimientos en esta lende vocabulario, morfología y sintaxis latinas. Es un examen hecho al modo de los idiomas modernos. A estas preguntas de carácter lingüístico siguen otras de carácter cultural. Son en total 40 preguntas que hay que responder en 40 minutos. Este año por primera vez se han presentado al examen siete alumnos del centro, tres habiendo cursado solo un año de latín y otros cuatro dos años, según hubieran estado el año pasado en 4º ESO o en 1º Bachillerato. Seis de ellos superaron el examen y han obtenido su título Vestibulum plata cinco de ellos y bronce uno. Son Nivel plata: Anaís Gonzálvez y María Piqueras, 36 puntos; Noelia Tovar y Paco Vivas, 34 puntos, Marta López, 33 puntos. Nivel bronce: Fernando Meseguer, 29 puntos. Enhorabuena a todos ellos. Si estás dando latín, anímate a obtener este título el próximo curso.
ces aún no tenía nombre, si no me falla la memoria, que puede ser. Los maestros de Molina orientaban a sus alumnos a uno de los tres centros. “Tú vete al Táder, tú al Goya y tú... tú vete al nuevo” me ha contado algún maestro que les aconsejaban. Ese era el Cañada al que yo llegué y que nada tiene que ver con el que, diecisiete años más tarde, dejé.
Ese primer año tuve la desdicha de dar clase de Cultura clásica en un 4º en el que, en cuanto me despistaba, los alumnos se ponían a hacer la ola y un 3º que decidía cada día la manera de hacerme la vida imposible. Unos días imitaban animales, otros se pasaban la clase tirándose estuches, libros o lo que pillarán y otros ... mejor no contarlo. En 4º, y con mucho desgaste psíquico y moral, logré dar clase. En 3º me costó mucho más. Y algunos días simplemente les mandaba que leyeran alguna página del libro de mitología. Como veían que ya no se divertían a mi costa, dejaron de asistir a clase. Pero no fue solo a mi clase, dejaron de asistir a todas. De los veintitantos alumnos que comenzaron el curso, solo acabaron tres, que se dice pronto.
He dicho antes que los recuerdos de ese primer año son una pesadilla. Debo corregir. No todos los recuerdos de ese curso son malos. Hay también un recuerdo bueno e impagable que me ayudó a superar el mal comienzo que, a mi pesar, había tenido en el centro. De ese 3º que parecía indomable, una alumna, una de las tres que no abandonó, me siguió de forma incondicional durante el resto de su estancia en el centro. Repitió Cultura Clásica en 4º e hizo luego el bachillerato de Letras y dio Latín. Fue mi primera satisfacción en el Cañada. A partir de entonces fueron más los alumnos que comenzaron conmigo en la ESO y terminaron conmigo el bachillerato. Y lo digo con orgullo porque las asignaturas que imparto son optativas, las tienen que elegir los alumnos y repetir expresamente año tras año con el mismo profesor. Y eso es algo que un docente ha de valorar en grado sumo. Por eso, doy las gracias desde aquí a todos los que a lo largo de mis años de profesora me acompañasteis en vuestro paso por el centro.
Recuerdo que uno de esos alumnos me preguntó acabando ya 3º, “¿Qué me recomiendas que sea ingeniero o arqueólogo?”. Le respondí “¿Has disfrutado este curso con la Cultura Clásica?”. «Sí”, me dijo, “Te haré caso. Voy a ser arqueólogo. Muchas gracias”. “Te haré caso”. Esa frase se me quedó grabada y pendió sobre mi cabeza, cual espada de Damocles, durante años. ¿Y si por hacerme caso lo había condenado a estudiar algo de lo que se arrepentiría? Solo me pude librar de ella cuando, años más tarde, me lo encontré por la Facultad de Letras, me saludó con la mejor de sus sonrisas y me dijo que había terminado Historia antigua y estaba acabando la tesis.
A todos esos alumnos debo agradecerles que participaran conmigo en distintos proyectos de innovación y en especial en el de La mujer en el mundo antiguo que recibió una mención de honor en los premios a la innovación educativa del Ministerio de Educación en el año 2002.



Pero ese acompañamiento de los alumnos no es lo único que quiero recordar en este artículo conmemorativo del vigésimo quinto aniversario del Cañada. No puedo dejar de nombrar dos proyectos del centro en los que he participado y en los que he colaborado con el mejor equipo de compañeros que se pueda desear, la revista Pandora y la biblioteca Bibliocañada.
La revista comenzó al curso siguiente de haber llegado al centro y lo posibilitó el ciclo de FP que entonces se inició y uno de los profesores que llegaron con él, Fernando. El proyecto lo inició Pepe Sandoval, el profesor de Filosofía, y yo me sumé. Cuando Pepe se jubiló, yo tomé las riendas y, al marcharme, se las pasé a Blas. Ahora es él el que persigue, como yo antes, a los alumnos y profesores que han prometido un artículo para la revista y que no acaban de entregarlo a tiempo. Y ahí sigue Pandora. Como mandan los tiempos, ahora es una revista digital.
Del otro proyecto, Bibliocañada, me cabe el orgullo de decir que lo inicié yo en el curso 20022003 con el apoyo incondicional de un grupo de ocho profesores algunos ya jubilados y otros que siguen en el centro y siguen formando parte del equipo de biblioteca. Bibliocañada me deparó muchas alegrías y nos permitió llevar el nombre del centro por toda la Región de Murcia y por otra comunidades. Incluso estuvo presente en calidad de invitado en el tricentenario de la RAE en el año 2014. El aspecto que tiene ahora, su funcionamiento, sus fondos, sus actividades de formación de usuarios, de alfabetización informacional y de animación a la lectura son fruto de ese trabajo en equipo y de ese empeño por hacer del centro un lugar donde merece la pena estudiar. En el curso 2004-2005 nos llevamos un segundo premio del Ministerio de Educación. Desde la biblioteca el Cañada participó durante los cursos 2008-09 y 2009-10 en el portal virtual leer.es de Ministerio de Educación creando materiales para uso de la biblioteca escolar. En 2011 fuimos invitados para hacer una ponencia en el congreso Bibliotecas escolares en tránsito celebrado en Santiago de Compostela. En 2015 recibió un sello de buena práctica iberoamericana por sus cuadernos de investigación. Ha recibido a lo largo de los años la visita de numerosos escritores como Luis Alberto de Cuenca, Eloy Sánchez Rosillo, Raul Vacas, Marta Zafrilla (sí, la Marta que os da clase), Jerónimo Tristante, Antonia Meroño, Luis Leante y de dibujantes de cómic como Paco Roca o Juan Álvarez. Seguro que, cuando pasen estos tiempos difíciles de pandemia, la seguirán visitando. Como veis es un proyecto que arraigó fuertemente en el centro y que sigue funcionando con vitalidad gracias a Conchi, a Andrés y a todos los profesores que forman o han formado parte del equipo de biblioteca y al apoyo del equipo directivo de turno.
Ya va siendo hora de terminar este artículo. Comenzaba recordando el vigésimo quinto aniversario del centro. Los aniversarios son propensos a los recuerdos y hasta aquí llegan los míos. Les pongo fin con unas breves palabras: “Salve discipuli, magistri et comites. Dii propitii sint”. Cristina Sánchez