China y el comercio exterior desde el Covid-19 Por el Dr. Gustavo Prociuk El 23 de enero de 2020 el mundo se enteraba cómo el gobierno de la República Popular China implantaba el estado de cuarentena e imponía el aislamiento de una ciudad de nombre Wuhan, ubicada en la provincia de Hebei, justo antes del comienzo del Año Nuevo Chino por un brote de una enfermedad respiratoria similar al SARS. Una cuarentena que luego se extendió territorial y temporalmente. El gigante súbitamente se detuvo, y, en principio, por tiempo indeterminado. Desde el exterior, o por lo menos desde Occidente, se lo observó inicialmente como un problema eminentemente local. 12
PROASIA Mayo / Junio 2020
La prioridad del gobierno chino fue circunscribir el brote epidémico, y la forma en que decidió hacerlo fue paralizando por completo la actividad. El feriado anual de una semana por año nuevo lunar, que a su vez se convierte en el mayor desplazamiento de seres humanos durante el año, se convirtió en inmovilidad, en reclusión en sus propias casas para una buena parte de la población china. Los ciudadanos chinos no estaban habilitados a desplazarse de sus domicilios, ni siquiera para visitar a sus familiares, lo que comúnmente hacen en esa época del año. La vida se detuvo y la economía se paralizó.
La suspensión de la actividad productiva en China y en consecuencia la detención de su comercio exterior obviamente no involucraron solo al país asiático, si no que tuvieron efectos inmediatos en todo el planeta. Todos los años, quienes trabajamos con empresas chinas importando o exportando, sabemos que las dos semanas siguientes al comienzo del año nuevo lunar chino no cuentan para la operación en comercio exterior. Debemos marcarlas en nuestros calendarios como días no hábiles al otro lado del mundo, si no queremos tener problemas de abastecimiento, demoras, gastos