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Cómo controla Corea del Sur al Covid-19 sin confinamiento?
from ProAsia 34
by ProAsia
Por Estefanía Balaguer
Corea, el ejemplo a seguir
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La única “vacuna” salvadora a la pandemia del Covid-19 ha sido el confinamiento. Pero las presiones económicas pujan por descomprimirlo. Pasados los picos de contagios en el Viejo Continente, los países europeos empiezan a dar sus primeros pasos para relajar el aislamiento social, buscando evitar un rebrote que podría dar lugar a una segunda oleada de contagios. Para ello, toman de ejemplo al país que lleva tiempo manejando rebrotes y lo más importante, sabiendo gestionarlos sin encerrar a su población y con la economía completamente abierta. Nos referimos a Corea del Sur. El país que llegó a ser el segundo con más contagios del mundo, apenas dos semanas después lograba aplanar su curva y controlar la expansión del virus con una fórmula propia de tres acciones: Test + Rastreo + Aislamiento de contagiados y personas directamente relacionadas. Ahora muchos intentarán aplicar el sistema coreano. El inconveniente está, en que no es barato, ni, mucho menos, fácil: se requiere eficiencia logística, información fidedigna y accesible sobre la población, y una idiosincrasia que acepte con sentido común y sin esconder información la aplicación de las acciones de la emergencia sanitaria, que incluyen medidas que atentan con la privacidad de las personas.
¿Cómo se lleva a cabo la estrategia coreana?
Para saber qué es y cómo funciona el sistema aplicado por Corea del Sur, veamos un ejemplo. El pasado 8 de marzo, en Seúl, las Autoridades Sanitarias recibieron un aviso: un trabajador de un edificio de 19 pisos había
dado positivo en un test de Covid-19. Menos de 24 hs después de reportarse el caso, las autoridades cerraron el edificio, realizaron un test a un total de 1146 personas, entre inquilinos, trabajadores y visitantes. De todos los analizados, un total de 97 dieron positivo. A todos los positivos se los aisló en hospitales y a los negativos se los obligó a quedarse en sus domicilios para realizar el protocolo de cuarentena. El seguimiento no terminó ahí, las autoridades investigaron, analizaron y monitorearon a todos los contactos y familiares de los 97 infectados. Un total de 225 personas, de las que se confirmaron 34 nuevos positivos que también fueron aislados para asegurarse de que esta vía secundaria de transmisión no quedara sin control. Y el sistema se repite con los contactos y familiares de los 34 positivos, y los contactos y familiares de los subsiguientes casos (si los hubiera) hasta que no se encuentran más casos positivos.
¿Qué se necesita para emular el sistema?
El sistema es eficaz, sí y solo sí, se realiza con rapidez. La mayoría de los estudios demuestran que entre el 30% y 50% de los contagios provienen de personas asintomáticas. Algo que se puede producir, en cualquier momento dentro de los 14 días que dura el período infeccioso del Covid-19. Si se quiere frenar brotes antes de que se descontrolen, el sistema sanitario se tiene que adelantar, encontrar posibles infectados que están sanos y aislarlos. Para ello se necesita la capacidad de hacer un test a todo aquel que pueda presentar síntomas. Corea del Sur tiene más de 600 instalaciones por todo el país, donde se realizan tests PCR a cualquiera que se acerque a ellos. Son gratuitos para aquellos que presentes síntomas compatibles con el Covid-19 y se realizan más de 20.000 al día (a manera comparativa, el 3 de mayo se cumplieron dos meses después del primer caso detectado en nuestro país, en todo ese período en Argentina sólo se habían realizado 54.800 tests). Hechos los tests y separados los pacientes negativos de los positivos, viene el momento de investigación de estos últimos. Es necesario acaparar información sobre su entorno directo y todos sus movimientos para seguir haciendo tests a las personas con las que tuvo contacto. Para esto hay dos tácticas que se deben cumplimentar. Una analógica y otra tecnológica, bastante más invasiva en términos de privacidad. La analógica depende de un ejército de rastreadores, personas con el trabajo de reconstruir todos los pasos de un infectado a base de preguntas, y hacer un seguimiento igual de su entorno (pareja, hijos, compañeros de trabajo o de actividades de ocio). Es una labor que existe en muchos sistemas sanitarios previos a esta pandemia. Como por ejemplo, casos dedicados al HIV. La gran diferencia es que la tasa de contagio del nuevo virus supera en mucho a cualquier otro virus anterior, y por tanto presenta un verdadero desafío a las capacidades de estos equipos de trabajo, que habían sido ideados para manejar pocos casos. Estudiando la performance de Corea del Sur, Estados Unidos calculó que, para emularlo en todo su país, necesitaría contratar entre 100.000 y 300.000 rastreadores. España e Italia, por su parte, calcularon un número entre 25.000 y 100.000 para sus territorios. Por si fuera poco, para alcanzar los niveles de rastreamiento que detenta Corea del Sur, hay que completar el sistema con la táctica tecnológica: otro ejército, pero de investigadores de la inteligencia coreana, utilizan la tecnología para agilizar y acelerar procesos de detección de potenciales contagiados, principalmente a través del rastreo de celulares, algo que podría ser considerado un quebrantamiento de la privacidad de la población. Tomemos nuevamente el caso del edificio de Seúl. Luego de detectado el in
fectado, el Ministerio de Sanidad surcoreano envió más de 16.000 mensajes de texto a todas las personas que habían estado más de 5 minutos cerca del rascacielos. Esta información, además, se hizo pública para que el resto de la población sepa si compartió espacio o incluso ruta con algún caso positivo, o para que eviten hacerlo. Para todo ello se usaron los datos de geolocalización facilitados por los operadores telefónicos. Una acción controvertida, incluso en Corea del Sur donde, por ley, el Gobierno, tiene permitido, en momentos de gestión de epidemias, recopilar estos datos y trazarlos con imágenes de cámaras de seguridad. En Europa avanzar sobre el espacio de la privacidad no resultaría posible sin cambiar muchas leyes. De modo que están buscando soluciones alternativas. Una de ellas, son las propuestas de Apple y Google, para crear aplicaciones que usarían el bluetooth de nuestros celulares, y permitirían un rastreo anónimo y silencioso de las personas con la que, cada uno de nosotros entre en contacto cercano. Si una persona da positivo, enviarían una alerta a todos aquellos que posean la aplicación y hayan estado cerca. Aconsejando cómo actuar e incluso recomendando el auto aislamiento. Cualquiera sea el camino que se tome, Corea del Sur parece estar enseñando al mundo una lección. Después de sus experiencias combatiendo al SARS y al MERS, el país asiático aprendió de sus errores e invirtió fuertemente en la prevención de una futura pandemia. La irrupción del Covid-19 no lo tomó por sorpresa. Hoy parece ser el país más preparado para combatir la pandemia, con sus posibles rebrotes, y sin poner en juego la economía. ¿Un último dato curioso? Corea nunca cerró sus fronteras, ni siquiera con su vecino país, desde donde se expandió el virus, China.
Contacto:
Estefanía Balaguer estefania.balaguer@gmail. com
