LA VALDERÍA
ÁRBOLES SINGULARES: CASTAÑOS CENTENARIOS DE MORLA Y TORNEROS DE LA VALDERÍA
La Valdería, una de las comarcas leonesas más cargadas de tradición, atesora historia y un rico pasado, eminentemente agrícola, que hacen de ella una tierra de molinos y castaños.
Conjunto de impresionantes ejemplares de castaños, algunos con más de 700 años, con alturas entre los 23 y los 28m.
Situada a orillas del río Eria, que la riega desde el pico del Teleno hasta San Esteban de Nogales, su capital es Castrocalbón, el núcleo de población más importante. En su zona más alta la comarca de la Valdería tiene la fisonomía de una montaña escarpada y maciza, ya que se encuentra entre las estribaciones de la Sierra de la Cabrera por el sur y las de la Sierra del Teleno por el norte, siendo a partir de Torneros de la Valdería mucho más suaves y más erosionadas y finalizando en pequeñas sierras y peñas, como la Sierra de Casas Viejas con una altitud de 1000 metros. Es precisamente el hecho de ser una comarca de transición entre zonas llanas, situadas al este del territorio y las más altas hacia el oeste, lo que proporciona a la Valdería una gran diversidad natural, una multitud de diferentes ambientes que cambian gradualmente, según la altitud, formando un variado paisaje de pinares, encinares, bosques de ribera, castaños, robledales, genistas, brezos, jaras….
ESPACIOS NATURALES LOS PINARES DE LA VALDERÍA Se extienden por gran parte del noroeste de la comarca hasta Tabuyo del Monte, donde se localiza el Pinar de Tabuyo, y están compuestos por varios más ubicados en la periferia de Pobladura de Yuso, Pinilla, Nogarejas, Castrocontrigo y Torneros. En el siglo XX la economía de la zona se basaba en la explotación resinera de sus pinares. La producción de resina en la provincia de León estuvo siempre delimitada geográficamente por las estribaciones de los montes del Teleno en su vertiente Sur-Suroeste. Para la extracción de la Miera y sus derivados, con lo que se obtiene aguarrás y colofonia, se crearon varias fábricas a finales del siglo XIX y principios del XX, además de para la trasformación de la resina obtenida en los pinares. La aparición de productos químicos sustitutivos provocó su cierre en los años 90, aunque actualmente se sigue recogiendo la resina y aprovechando económicamente este recurso.
Castaños centenarios de Morla. Fotografía Elisa B. Pardo.
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