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Tierras de La Bañeza, las comarcas
Las Tierras de La Bañeza tienen una extensión aproximada de 900 km2 y una población de unos 25.000 habitantes. Están situadas al sur de la provincia de León, próximas a las estribaciones de los Montes de León y más concretamente a las de la Sierra del Teleno (2.188m).
La diversidad del paisaje caracteriza las diferentes comarcas. Podemos encontrar montañas de 1200 metros de altitud, zonas elevadas próximas a éstas que llegan a alcanzar los 1000 metros, y superficies meseteñas que se elevan unos 800 metros sobre el nivel del mar, todo ello en contraste con las grandes extensiones de terreno que ocupan las fértiles vegas que bañan nuestros ríos.
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La localidad de La Bañeza es punto de referencia común de varias comarcas leonesas, a diferencia de otras importantes localidades de la provincia que lo son únicamente de una. Las gentes de la Valdería, la Valduerna, el Valdejamuz y la Vega del Tuerto-Órbigo han considerado desde hace siglos La Bañeza como su capital histórica, centro administrativo y nudo comercial, quizá atendiendo más a criterios sentimentales, etnográficos y culturales que a límites geográficos, pues como bien sabemos unos no siempre coinciden con los otros.
De lo primero que se dará cuenta el visitante que se acerque a conocer La Bañeza es que la ciudad está situada en medio de una gran encrucijada de vías de comunicación, de valles y ríos.
Estamos hablando de la ribera del Órbigo, del Jamuz y sus artesanos, del Tuerto y su espléndida vega, del Eria y el Duerna y su proliferación de castros prerromanos y explotaciones auríferas. La finalidad de esta guía es ayudar al lector a descubrir los tesoros de la más diversa índole, muchas veces olvidados y a la

vez sorprendentes, que guardan escondidos y con recelo nuestras Tierras de La Bañeza desde tiempos inmemoriales junto a otros muchos atractivos turísticos de más reciente creación.
Testigos mudos del pasar de los siglos, como las decenas de castros que inundan la Valdería y la Valduerna, y cuyo origen sigue presente en el nombre de tantos pueblos: Castrocontrigo, Castrocalbón, Castrotierra de la Valduerna… O las calzadas romanas, cuyas piedras han sido relegadas al olvido, pero que en otra época fueron la clave de la invasión y sometimiento de nuestros antepasados por el ejército más poderoso del mundo hace más de 2000 años. Todavía muchos pueblos nos lo recuerdan en su toponimia como Calzada de la Valdería o Quintana del Marco.
Castillos, palacios y fortalezas inundan las Tierras de La Bañeza, antiguas moradas de las familias leonesas y castellanas más destacadas que lucharon entre ellas para hacerse con estos territorios durante la Edad Media y la Edad Moderna.
El palacio de los Bazán en Palacios de la Valduerna, el castillo de los Quiñones en Villanueva de Jamuz, el castillo de los Condes de Luna en Quintana del Marco o el castillo – palacio de los Pimentel en Alija del Infantado… Como gigantes maltrechos su silueta recortada desde la distancia nos recuerda todavía el poder que pudieron llegar a alcanzar los nobles y el temor que pudieron llegar a infligir. Las actividades agrícolas, ganaderas y forestales, que han sido la base económica de estas gentes a lo largo de los siglos, han quedado también reflejadas en los diferentes pueblos, plasmadas en su arquitectura popular: colmenares, molinos, fuentes, bodegas, palomares, … Museos etnográficos, recogen la forma de vida austera, los aperos de labranza o los ritos religiosos de nuestros antepasados.
La arquitectura religiosa es también abundante, y el amante del arte quedará gratamente sorprendido al encontrar hermosos y únicos artesonados mudéjares o retablos manieristas de la escuela de Gaspar Becerra entre otras pequeñas maravillas.
Los castaños de Morla, de Felechares de la Valdería, o de Torneros de la Valdería, son casi milenarios. Las encinas del Encinar de Bécares son ejemplares únicos, muchos de ellos centenarios. El amante de la naturaleza podrá disfrutar de observatorios de aves, zonas declaradas ZEPA, Lugares de Interés Comunitario, rutas ornitológicas, rutas de senderismo, cotos de pesca… O de placeres más sencillos, como la observación de unos limpísimos cielos nocturnos o unos espectaculares amaneceres y atardeceres durante la primavera y el verano, de los que quienes viven en ciudades populosas pocas veces pueden disfrutar.
Más de doce monumentos declarados Bien de Interés Cultural; cerca de veinte museos y centros de interpretación; fiestas y romerías declaradas de Interés Turístico Nacional, Regional o Provincial, inundan las Tierras de la Bañeza y hacen de ellas un lugar con un patrimonio histórico – artístico y natural difícil de superar en la provincia de León.
Parece fácil definir los límites de un territorio cuando nos centramos en el factor geográfico, pero no es el único a tener en cuenta. También hay que valorar otros como la afinidad sociológica, las relaciones humanas, comerciales, administrativas, la etnografía, la antropología, etc. En esta guía hemos tratado de plasmar todo esto para que resulte más fácil comprender los límites que hemos establecido para nuestras comarcas, y los ríos nos han ayudado a marcar la pauta. El Órbigo nos sirve como referente para definir y ubicar las Tierras Bañezanas, porque hacia él van a parar todos los demás ríos: el Eria, el Duerna, el Jamuz y el Tuerto, los cuales a su vez dan lugar a nuestras comarcas: la Valdería, la Valduerna, el Valdejamuz, y la Vega del Tuerto – Órbigo.
Invitamos pues al lector a seguirnos en este hermoso e inolvidable viaje que vamos a realizar por ellas, a dejarse guiar y adentrarse en esta experiencia única y excepcional, descubriendo sus innumerables atractivos.
La Ruta Vía de la Plata
Ya desde la antigüedad más remota existía una ruta que, utilizando un corredor natural que articulaba el occidente de la Península Ibérica, permitía comerciar al pueblo tartesio con el norte de la meseta en el siglo VII a. de C. Fue esta ruta la que utilizaron las tropas romanas para avanzar hacia el norte en la conquista.
En sus inicios unía Emérita Augusta (Mérida) con Astúrica Augusta (Astorga), y continuaba por la “XXIII, Iter ab Ostio Fluminis Anae Emeritam Usque” hasta Sevilla por el sur, y hasta Gijón por el norte a través de La Vía Carisa.
La primitiva calzada, y sus prolongaciones naturales crearon, por tanto, una gran ruta de comunicación que unía la cornisa cantábrica con las tierras del Sur de Hispania. Por ella circularon mercancías, tropas, comerciantes y viajeros, en un continuo tránsito que favoreció la difusión de la cultura romana, su lengua y modos de vida, a la vez que facilitaba el control del territorio que necesitaba la administración del Imperio Romano. Esta ruta se siguió usando a lo largo de los siglos, tanto por árabes como por cristianos durante la Edad Media.
Su nombre deriva, precisamente, del árabe: balat, “camino empedrado”.
Su trazado en Tierras de La Bañeza recorre las poblaciones de Quintana del Marco y Genestacio de la Vega, Alija del Infantado, la Nora del Rio, Navianos de la Vega, San Juan de Torres, San Martín de Torres y más arriba Toral de Fondo, Toralino de la Vega, y Riego de la Vega, antes de continuar su itinerario por la provincia.
LA BAÑEZA
