ESPECIAL SOBRE PREVENCIÓN DE ADICCIONES
Narcomenudeo y consumos problemáticos: dos décadas de datos preocupantes Por Solange Rodríguez Espínola y María Agustina Paternó Manavella (*) El Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (ODSA-UCA) tiene por objetivo contribuir al diagnóstico de las privaciones injustas en lo que respecta a los derechos sociales para un desarrollo humano integral en la sociedad. En este contexto, ha presentado una serie de informes enmarcados en su programa de investigación ‘Barómetro del Narcotráfico y de las Adicciones en la Argentina’ que evidencian las deudas que como sociedad manifestamos en torno a los consumos problemáticos y la amplia oferta de sustancias psicoactivas. En el período 2010-2016, la evolución de los datos aportados por el ODSA mostraba un aumento significativo en la proporción de hogares que percibían de manera directa o indirecta el narcomenudeo en su barrio. Tanto la oferta como la demanda de sustancias adictivas son comportamientos que en las últimas décadas muestran un patrón de naturalización y aceptación generalizada en la sociedad argentina, incluso siendo cada vez a edades más tempranas. En las últimas semanas, la venta y consumo de drogas ha sido nuevamente noticia en Argentina: más de 20 personas fallecidas y otras 80 hospitalizadas con un grave cuadro de intoxicación a partir del consumo de ‘cocaína adulterada’. Bajo este panorama, se incorporan a los datos ya publicados, nuevos resultados sobre el registro de venta de drogas en los barrios, que surgen de la última Encuesta de la Deuda Social Argentina (Serie Agenda para la Equidad), llevada a cabo entre julio y octubre de 2021, para 5680 hogares representativos de la Argentina urbana. La evidencia indica que 1 de cada 4 hogares informa la presencia de narcomenudeo en la manzana, vecindario o barrio en el que vive. Con mayor incidencia y alarma resulta la venta de drogas entre los hogares vulnerables y marginados. El 40% de los hogares en condición de pobreza dice que hay comercialización de sustancias ilegales en sus alrededores, frente a un 15% de los hogares no pobres. Al mismo tiempo, en los hogares que se encuentran en villas de emergencia o asentamientos precarios refieren en un 60% que existe tráfico de drogas en su barrio. Resulta notable también que, en contextos donde las familias se sienten inseguras y registran poca o nula presencia del Estado mediante la asistencia de la fuerza policial, aparece la oferta de drogas con mayor frecuencia. El avance del narcomenudeo en los barrios más vulnerables se asocia a la inseguridad y a la falta de oportunidades educativas y laborales. El narcomenudeo aparece como un ingreso 26 | UCACTUALIDAD
económico para el sustento del hogar, en aquellos contextos de vulnerabilidad donde las personas viven en condiciones de carencias en derechos tales como el acceso a la vivienda, servicios, educación y un trabajo digno. Asimismo, al verse obstaculizado el logro de proyectos de vida, también aparece el consumo de sustancias como un escape de la realidad en la que viven. Se convierten así en barrios totalmente perjudicados por la expansión del narcotráfico, siendo las víctimas con mayor exposición ante el delito y la alta incidencia de los consumos problemáticos bajo una intervención débil de la prevención o asistencia del sistema de salud público. Observando datos de la década pasada y los resultados más actuales, podemos preguntarnos: ¿Qué cambios ha habido en lo que respecta a la presencia de narcomenudeo y consumo en nuestros barrios? ¿Qué se ha hecho por revertir o mejorar esta situación? Se requieren políticas de intervención en salud mental que hagan foco en la persona, no en la sustancia en sí, teniendo en cuenta la realidad del contexto específico en el que se encuentra inserta la persona. Es necesario realizar intervenciones basadas en la evidencia científica, dirigidas a trabajar en la prevención, así como también en la atención y contención de los individuos y familias atravesadas por los consumos. Hay mucho desconocimiento en lo que respecta a los consumos problemáticos y el efecto de las drogas, por lo que resulta importante educar y prevenir. Otro dato que desprende la encuesta del ODSA, evidencia que el 30% de los hogares con niños están ubicados en zonas con venta de drogas. Es decir, niños y adolescentes testigos de la venta y consumo de drogas en su barrio, como una actividad cuasi-normal, que sin dudas promueve el inicio temprano del propio consumo de sustancias o participación en el recorrido comercial de las mismas. Bajo estos escenarios, es necesario intervenir desde temprana edad, sabiendo los efectos nocivos que provocan las sustancias en cerebros que están en desarrollo. Tal como profesa la Conferencia Episcopal Argentina, “los Derechos Humanos vulnerados nos tienen que conmover y movilizar”, la drogodependencia se ha ido extendiendo, profundizando y complejizando, por lo que no podemos hacer oídos sordos, no podemos ser indiferentes y estos datos nos tienen que conmover y movilizar. Porque no existe la droga legítima y toda droga mata, no sólo la droga adulterada. (*) Investigadora del ODSA-UCA y becaria doctoral CONICETODSA-UCA, respectivamente
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