Reportajes (I)
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GALAYACU: al otro lado del Jubones
Un puente de madera y otro de hormigón dan vida a esta comunidad y los comunica con la ciudad
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Por : Gilda Yungasaca poyado en una base del puente colgante, en una soleada tarde, Alfonso Albarracín, de 67 años un morador de la comunidad de Galayacu, parroquia El Progreso del cantón Pasaje, observa pasar al caudaloso e impredecible río Jubones, aquel que en la década de los 60 se llevó a cuatro personas mientras intentaban cruzarlo en una tarabita, historia que le fue contada por su padre cuando él era aún pequeño. Desde entonces varios accidentes han ocurrido y la comunidad observa a esta corriente natural con respeto. Alfonso recuerda lo difícil que era transitar del pueblo a la ciudad a comprar cualquier alimento para sobrevivir. Aunque las tierras producían lo básico: el verde, la yuca, frutas, entre otras cosechas, siempre hacía falta víveres, gas o medicinas que no se encontraban en el lugar.
abril 2021
Antes de que se comenzara a construir el primer puente de madera que unía el campo con la ciudad, se utilizaban tarabitas, canoas y balsas, pero no era una solución para la población, porque el río crecía tanto que no era posible transitar a ningún lugar, “el río se ha llevado a varias personas por intentar cruzarlo”, recuerda Albarracín. Hace unos 50 años se creó el puente de madera, pero no soportaba la intensidad del invierno y se perdía, teniendo la comunidad que volver a levantarlo. “Pero todo eso se solucionó con la creación del puente de hormigón”. Miguel Espinoza con 85 años es otro habitante de Galayacu, gracias a la creación de los puentes logró cumplir su sueño de poner una pequeña tienda y ofrecer a la comunidad productos más cerca de su casa, sus fieles clientes lo siguen acompañando desde hace ya unos 50 años, “el puente colgante (de madera) se construyó gracias al trabajo de la gente, nos organi-