TIERRA DE FESTIVALES: TRADICIONES ARGENTINAS por
C
laura luque
uando avanza la primavera, Argentina florece en coplas y canto popular. Fiestas y festivales de diversa magnitud se dan cita en centenares de ciudades y pueblos, reuniendo habitantes y visitantes. Desde fiestas patronales, para homenajear a los santos o aniversarios de la fundación, hasta celebraciones que honran la producción -tradición ancestral tanto americana como de nuestros abuelos inmigrantes-, festivales musicales y el atávico homenaje a la Pachamama en el noroeste argentino, donde sus “hijos” agradecen lo que la “Madre Tierra” les da con un rito que incluye danzas, bebidas y alimentos que le ofrendan y unos cigarrillos para que fume. La música y la danza -predominantemente folklóricas- junto a exquisitos platos típicos, son elementos esenciales en estas fiestas, donde las comunidades reviven la fuerza de sus raíces y preservan sus costumbres. En nuestro país, hay festivales durante todo el año, aunque los más conocidos tienen lugar entre octubre y marzo, en coincidencia con la llegada del calor, para aprovechar ríos o lagos, según dónde sea el encuentro. Muchos de estos festivales tienen una impronta regional bien marcada -a pesar de llamarse nacionales-, donde abundan los músicos y cantores locales, a los que suelen sumarse figuras de otros puntos del país. Tal el caso del Festival de la Tonada en Tunuyán, Mendoza, el de la Salamanca en La Banda, Santiago del Estero o la Fiesta del Mate en Entre Ríos. También las distintas colectividades de inmigrantes organizan desde hace años festejos que perfuman nuestros valles y sierras con sus aromas, sonidos y recuerdos de tierras lejanas, como la Fiesta de la Familia Piamontesa en Luque, la Fiesta de la Bagna
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