medidas preventivas. Las insuficiencias y discriminaciones en servicios sanitarios y atención médica precedieron con mucho el explosivo recargo actual de personal y recursos clínicos. Son temas que la bioética viene observando, debatiendo y presentando en toda su extensión y gravedad, llamando a la urgencia de enfrentar la degradación social y ambiental del mundo, la cumulativa polarización económica, las injusticias, discriminaciones, marginaciones, desprotecciones y vulneraciones de derechos humanos negativos y positivos. Más que un discurso propio, la bioética hace coro con ambientalistas, economistas y sociólogos que comparten la alarma por la depredación de la naturaleza y la explotación de sus congéneres que los seres humanos más poderosos ejercen en forma implacable.
de asignar “la última cama” que, sin embargo, han sido vividas y reclamadas incluso por naciones con una muy elaborada salud pública y su correspondiente apoyo ético.15 Frente a preguntas conflictivas sobre asignación de recursos…hasta la fecha no existe…una guía ética nacionalmente acreditada que ayude a traer claridad, consistencia y equidad a la toma de decisiones.16 A medida que el Reino Unido se prepara para emerger de la cuarentena, hacemos un llamado urgente a nuestros líderes para desarrollar un plan ético con al menos tres características…Primero, desarrollo de guías éticas transparentes…que den fundamentos claros, consistentes y defendibles para políticas a nivel nacional…Segundo, soportes éticos formalizados, coordinados y financiados de alcance nacional…Tercero, investigaciones necesarias para informar y apoyar el desarrollo de políticas y guías éticas.17
Como en otros episodios críticos, la mirada bioética registra arrepentimientos y buenos propósitos, pero también, y posiblemente con más intensidad, el revoloteo por volver a la “normalidad”, al status quo que mantenía y fomentaba las disparidades entre pudientes y desposeídos, y que aspira a recuperarse con premura para mover la economía, producir para consumir, y hacerlo con renovado fervor para recuperar lo perdido y seguir marchando firmemente en el proyecto de un futuro al compás del progreso que Van Rensselaer Potter rechazaba como un concepto materialista a ser superado por un “progreso científicofilosófico”.14
¿Qué nos indica la realidad de COVID-19 acerca de la bioética como disciplina, o sobre el rol social de bioeticistas? ¿Por qué son repentinamente amontonados tantos planes de ‘ética pandémica o de heurística del triage? ¿Acaso sea problemático que casi cotidianamente sean publicados múltiples propuestas contradictorias sobre cómo distribuir recursos escasos (v.gr. ventiladores)? ¿Cómo alcanzar consensos en estas cuestiones, y acaso consensos sean la meta deseable?18
En medio de la pandemia, se plantea los problemas éticos de la asignación de recursos y selección de prioridades, desconociendo que la bioética ha trabajado con ahínco en buscar respuestas a estas incertidumbres, elaborando diversas estrategias para asignar recursos escasos del modo más equitativo posible, y sentando una doctrina de triage cuyas raíces provienen de la guerras napoleónicas. El objetivo de elaborar criterios claros de selección en situaciones de emergencia, es evitar las incertidumbres y arbitrariedades
III. Punto de inflexión, tiempo de reflexión Hay señales que la bioética también quiere volver al curso de su propia normalidad, pese a que la pandemia muestra a las claras que su discurso no logra impactar en una sociedad sumida en la maquinaria de la globalización y consumida por un malestar generalizado del que solo se 7