inconmensurable como las emociones, los matices cualitativos, el pensamiento abstracto, la imaginación. Su dinamismo y eficiencia son logrados con simplificación y eliminación de matices, la inteligencia artificial desarrollando su propio lenguaje incomprensible para el ser humano.
La publicación The New Bioethics dedicó en 2017 su volumen 23 (1) a una compilación de artículos sobre medicina personalizada, presentando una serie de objeciones éticas que debían ser analizadas, pero sin manifestar un rechazo incondicionado a una iniciativa que convierte la medicina en una empresa de lucro, fomentando el marchitamiento de la relación personal entre médicos y pacientes, y una transformación radical de la persona enferma en un macro-conjunto de datos digitales, programas diagnósticos y algoritmos terapéuticos. La respuesta tibia y ambigua de la bioética es una señal más de un eclecticismo que rubrica su escaso poder normativo, cediendo al bioderecho y a la biopolítica las determinaciones reglamentarias y legislativas que no siempre acallan las polémicas y desazones. Ejemplo de ello son las leyes de aborto en Latinoamérica que continúan haciendo ruido, desde los conservadores descontentos con cualquier liberación del aborto voluntario, los progresistas que encuentran que las permisiones son aún demasiado restrictivas, los objetores de conciencia que se marginan, los desobedientes que desacatan ley, los clandestinos impenitentes, los pudientes escapistas que tienen los medios para hace uso del mercado médico.
Mucho más que la sola intensificación de la interferencia del régimen privado en el campo de la medicina, es esta una vasta empresa de confiscación emprendida por la industria de datos.51 Si nada es emprendido, asistiremos al advenimiento de una medicina donde la pretendida calidad dependerá del poder aletéico de los sistemas y de la capacidad del mundo privado para dotarse de todos medios logísticos y persuasivos necesarios a fin de instalarse como interlocutor principal, erradicando así en menos de una generación, el zócalo humanista sobre el cual ella se ha constituido después de la Antigüedad. (Ibid, p. 116-117).
IX. Lenguaje analógico y lenguaje digital La distinción entre profetas y gilipollas se hizo visible solo a ojos muy fríos y entrenados (Allesandro Baricco)
El infinitamente expansible lenguaje binario que facilita acumular y conservar datos, creando bancos enormes en su capacidad de almacenamiento, capaces de explorar redes y algoritmos que permiten automatizar y acelerar exploraciones de combinaciones que superan competencias resolutivas del pensamiento linear que caracteriza a la razón instrumental del ser humano. El lenguaje digital debe su agilidad al carácter numérico que descarta aquello que es
El lenguaje expresivo que se solicita en la medicina narrativa y en la fenomenología médica son reemplazados por respuestas binarias si/no, o buscando una formulación numérica para mensurar una vivencia, como ya se ha vuelto habitual al indagar por el dolor, pidiendo al paciente graduar subjetivamente su malestar en escala de uno a diez. Esta cruda escala del dolor crónico ha tenido por resultado que en general y a nivel mundial exista una inquietante sub-medicación analgésica, que seguramente sería menos gravosa si los pacientes tuviesen oportunidad de explicar su dolor y manifestar en qué medida afecta sus actividades, un relato subjetivo expresable en lenguaje analógico pero reducido a un número en lo digital. La narrativa del paciente se convierte en un conjunto de datos binarios y el acto médico se transforma en un algoritmo manejable a distancia, una telemedicina que prescinde de la relación interpersonal. En lo que respecta a la medicina preventivista
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