• Rincón del maestro •
La autonomía como rebelión “La liberación necesaria que logre humanizar al hombre, no caerá desde el cielo, sino que, necesariamente, será fruto del esfuerzo humano por lograrla”. Giovanna Ricci Juliana Toro Morato Profesora Departamento de Lenguas
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pasos agigantados nos apresuramos hacia el sueño de construcción de una sociedad avanzada, a menudo confundida con una sociedad forzosamente mejor. Recientemente, la crisis de pandemia y virtualidad han permeado ámbitos de interacción social con la misma velocidad con la que han redefinido día a día la realidad. El innegable surgimiento de intercambios inmediatos de datos potenciados por la tecnología en medio de una crisis social parece haber redundado en una dinámica de uso y descarte de la información hacia nuevas formas de relacionarnos con el saber, con la creatividad y la adaptabilidad. El ámbito educativo ha sido, sin duda alguna, uno de aquellos en los que más
claramente se ha podido apreciar la urgencia de un cambio de paradigma con relación a la formación y al conocimiento. La actual descentralización del saber genera cuestionamientos frente al medio educativo, en el que se ocultan dinámicas de dependencia, correlación, causalidad entre saber y poder; alentadas por la atemporalidad de la acumulación de conocimiento que parece inevitablemente dar origen también a nuevos tipos de desconocimiento. Por ello, valdría la pena preguntarse en este contexto si la noción de saber, en
“...la educación en autonomía para la liberación del individuo se concibe desde la educación como una forma de rebelión en la que la autonomía empodere al estudiantado y le aliente a tomar a cargo su capacidad de gestión, de decisión, de implicación.”
Tomada de: https://madrid.tomalaplaza.net/2012/05/04/autogestion-y-desobediencia-civil-2/
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tanto búsqueda de un adelante imaginario que apunta al mejoramiento de la humanidad, nos obliga a aferrarnos con uñas y dientes a aquella de control, que bajo un disfraz de orden se esfuerza en ocultar su incesante interés por el poder. En la tríada de saber-poder-control, se hace imposible no pensar en las nociones de resistencia al poder planteadas por Michel Foucault (en Palazio, 2017b) quien planteaba que, ante la enorme capacidad de adaptación, mimetización y ocultamiento del poder, solo resta aferrarse a la posibilidad de resistir a dicho control -aun sin llegar a lograr la total emancipación-, por medio de una constante dinámica de poder y resistencia que no termina. ¿Sería entonces posible pensar que el desincentivar la búsqueda de conocimiento fuera una manifestación de este control? Ahora bien, las nociones de eficiencia, excelencia, calidad y competitividad como características deseables en el contexto de enseñanza aprendizaje encarnan en realidad atributos de productos manufacturados y desprovistos de humanidad: fabricación de calzado, alimentos procesados, obsolencia programada. Estos conceptos de la Era Industrial, y su posterior materialización en la formación para el trabajo, configuran la Educación Bancaria que critica Paulo Freire (en Ovejero, 1997); un tipo de educación que inhibe el pensamiento y desincentiva toda tentativa de reflexión: “El neoliberalismo enseña al trabajador a ser un buen mecánico, pero no a discutir la estética, la política y la ideología que hay detrás del aprendizaje” (p.3) Así nos adentramos a una mirada sobre los