DEVOCIONAL “Siendo combatidos por una furiosa tempestad… Entonces Pablo, como hacía ya mucho que no comíamos… dijo: Habría sido por cierto conveniente, oh varones, haberme oído, y no zarpar… ahora os exhorto a tener buen ánimo, pues no habrá ninguna pérdida de vida...” Hechos 27:18-26 Rev. José Soto
FURIOSA TEMPESTAD Pablo predicó a reyes como Agripa,
Festo, y Félix, y predicó en la casa de César, eso quiere decir que llegó a las cumbres más altas de la sociedad de entonces para entregar el mensaje de Dios. Una vez Agripa le dijo a Pablo: “Por poco me persuades a ser cristiano” (Hch. 26:28), Pablo le dijo a Agripa: “¡Quisiera Dios que por poco o por mucho, no solamente tú, sino también todos los que hoy me oyen, fueseis hechos tales cual yo soy, excepto estas cadenas!” (Hch. 26:29). El pasaje citado nos narra que Pablo iba con más de 270 presos, aunque usaron de alguna cortesía con él, especialmente el primer tribuno que lo atendió, sin embargo, era un preso igual. Pablo había escogido ir a Roma, por el juicio contra él de parte de los judíos que influenciaban a los gobernadores. A Pablo lo pusieron primero en una nave adramitena que iba por las costas de Asia Menor, luego cogió una nave alejandrina, para cruzar el Mar Mediterráneo, desde esas costas hasta Italia en un viaje largo. Cuando tocaron aquellas costas el centurión “le permitió que fuese a los amigos, para ser atendido por ellos” (Hch. 27:3). Navegaron y el viento empezó a azotar, y pasaron por Chipre, después por Creta que son islas grandes del Mediterráneo, y lograron cubrirse del viento que soplaba protegiéndose del azote de una tempestad que se cernía sobre el mar. Cuando pasaron esa isla se quedaron en Creta unos días, Pablo dijo: No sigamos, quedemos aquí en Buenos Puertos, viene una tempestad. Pero el centurión encargado de la nave “daba más crédito al piloto y al patrón de la nave, que a lo que Pablo decía” (Hch. 27:11). Cuando entraron a mar abierto, se toparon con un viento huracanado llamado Euroclidón, y el viento y la tempestad amenazaron la nave con destruirla, no fue un día ni dos, sino catorce días, no vieron estrellas ni sol ni
42
MOVIMIENTO MISIONERO MUNDIAL
América • Europa • Oceanía • África • Asia
nada, solamente fueron acosados por una gran tempestad. Pablo recurrió al dueño y Señor de la vida. Pero ahora Pablo les dice: “No habrá ninguna pérdida de vida entre nosotros, sino solamente de la nave” (Hch. 27:22).