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HISTORIA DE VIDA

HISTORIA DE VIDA

“Vi un ángel… con la llave del abismo, y una gran cadena en la mano. Y prendió al dragón… que es el diablo y Satanás, y lo ató por mil años... Y vi… los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años”. Apocalipsis 20:1-4

Rev. Luis M. Ortiz

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EL REINO MILENIAL DE CRISTO (I)

La palabra “milenio” o “milenial”, significa “mil años”. El Milenio es la séptima y última dispensación o edad en la historia de la raza humana, antes de que tome lugar el Juicio Final o del Gran Trono Blanco, y que Dios haga “cielos nuevos y tierra nueva donde more la justicia” (2 P. 3:13).

Una dispensación o edad es un período de tiempo durante el cual Dios prueba al hombre respecto a su relación y obediencia conforme a la revelación divina dada al hombre y a su responsabilidad para con Dios. Cada dispensación ha comenzado con una nueva revelación o visitación de Dios al hombre, y ha terminado con el fracaso, el juicio y castigo del hombre.

La primera dispensación fue la de la Inocencia.

Comenzó con la creación de Adán y Eva en estado de inocencia en cuanto al pecado, en íntima comunión con Dios y completa felicidad. Se les responsabilizó en poblar y sojuzgar la Tierra, señorear en la creación animal, alimentarse del fruto de la tierra, cultivar el huerto del Edén, abstenerse de comer del fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal; y si desobedecían se les juzgaría y se les castigaría.

El hombre desobedeció, fue sentenciado a muerte física y espiritual y expulsado del huerto. Comenzó con tantas bendiciones, pero terminó en completo fracaso.

La segunda dispensación fue la de la Conciencia.

Esta se extiende desde la caída de Adán hasta 1,656 años. La conciencia es la facultad por medio de la cual sabemos distinguir el bien y el mal.

En esta dispensación la conciencia fue constituida como guía y juez de las acciones del hombre. Aunque le señalaba al hombre lo bueno y lo malo, empero no le daba poder para rechazar lo malo. En consecuencia, la maldad y el pecado de los hombres era mucho en la Tierra, y todo designio era de continuo solamente el mal, y a causa de tanta violencia, pecado, corrupción, perversión, Dios dijo: “Raeré de sobre la faz de la tierra a los hombres” (Gn. 6:7)

“Noé caminó con Dios” (Gn. 6:9), y Dios lo salvó juntamente con su familia inmediata, ocho personas en total. Jesús luego dijo: “Y vino el diluvio y los destruyó a todos” (Lc. 17:26-27). Y esta segunda dispensación también terminó en fracaso para el hombre por causa de

su propio pecado.

La tercera dispensación es la del Gobierno Huma-

no. Dios prometió a Noé y al hombre no volver a destruir la Tierra con agua, y les dio la señal del arco iris.

Dios le dijo a Noé y a sus descendientes que volvieran a poblar la Tierra; que tendrían dominio sobre toda creación animal; que se les permitía comer carne, pero no sangre; se estableció la pena de muerte para los asesinos, de manera que la institución del Gobierno Humano pudiera controlar la violencia y el crimen.

Pero pronto el hombre comenzó a fallar nuevamente. En vez de poblar la Tierra, se concentró en una porción de ella. Querían tener ellos mismos un nombre, y rechazaron el nombre de Dios. Se endiosaron, se tornaron humanistas, y en abierta rebelión contra Dios construían la Torre de Babel (Gn. 11:1-4).

Esta otra dispensación, que solamente duró alrededor de 427 años, terminó en fracaso. Dios confundió las lenguas y tuvieron que dispersarse (Gn. 11:5-9).

La cuarta dispensación es la de la Promesa. De entre los descendientes de los dispersos de la Torre de Babel, Dios llamó a Abraham, de Ur de los Caldeos, a quien hizo grandes promesas, entre éstas, que su descendencia sería numerosa, que de él saldrían muchas naciones, que en él “serían benditas todas las familias de la tierra” (Gn. 28:14), y que por medio de él Dios fundaría una nación (Israel), para Dios desarrollar Su plan de redención de la raza humana.

Dentro de estas grandes promesas también había condiciones que cumplir, las cuales fueron quebrantadas por Israel, y de ahí el fracaso de la cautividad en Egipto. Esta dispensación duró alrededor de 430 años.

La quinta dispensación es la de la Ley de Moisés,

la cual Dios promulgó en el Monte Sinaí, y conjuntamente con el ministerio de los profetas, enseñar, disciplinar al pueblo de Israel y prepararle para el advenimiento del Mesías.

Este largo período o dispensación, desde el Monte Sinaí hasta el Monte del Calvario, unos 1,524 años de duración; los sacerdotes, escribas, fariseos, príncipes de Israel, envueltos y ciegos en el legalismo, ritualismo y tradiciones contrarias a la Ley, no reconocieron al Mesías Redentor, lo rechazaron y lo crucificaron. Otro gran fracaso. El juicio sobre Israel fue la dispersión por las naciones. Israel todavía no ha reconocido al Señor Jesucristo como su Mesías.

La sexta y actual dispensación es la de la Gracia, o de la Iglesia. En esta dispensación Dios está ofreciendo al hombre la más grandiosa y sublime oportunidad de ser salvo mediante el arrepentimiento de sus pecados y la fe en Jesucristo. Es el tiempo de “la bondad de Dios para con nosotros en Cristo Jesús”, cuando nos salva “no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia” (Tit. 3:5).

Es la dispensación más larga, pues ya va por más de dos mil años, pero que muy pronto tendrá su culminación con el glorioso y anhelado levantamiento al Cielo de la iglesia fiel, santa, que ha guardado la Palabra del Señor y no ha negado Su Nombre.

(Continuará próxima edición)

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