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HÉROE DE LA FE
Emblemático predicador del Segundo Gran Despertar, el reformador Barton W. Stone realizó proezas espirituales que tuvieron como núcleos inquebrantables la salvación de las almas, las verdades de la Biblia y el amor de Dios.
JOHN ROGERS
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LAS HAZAÑAS DEL MENSAJERO
Uno de los más consistentes y más grandes reformadores cristianos de Norteamérica, el siervo Barton W. Stone enarboló la bandera del Evangelio con valentía en el Segundo Gran Despertar y se constituyó en un defensor constante de las Sagradas Escrituras. Promotor de la Palabra de Dios, la salvación de los pecadores, la oración, la piedad, la benevolencia, la paz y la justicia divina, fue leal al Señor y predicó las buenas nuevas hasta el último instante de su vida.
Hijo de John Stone y Mary Warren, llegó al mundo el 24 de diciembre de 1772 cerca del pueblo de Port Tobacco del estado de Maryland. Huérfano de padre a corta edad, se trasladó al condado de Pittsylvania, situado en el estado de Virginia, junto a su madre y sus hermanos en 1779 en plena guerra de la Independencia de los Estados Unidos. Debido al conflicto bélico entre el Reino Unido y las Trece Colonias inglesas, conoció la maldad de la humanidad desde muy pequeño.
En su niñez, preservado de los vicios, el libertinaje y los juegos de azar por el Salvador, empezó a establecer una estrecha relación con Cristo. Lector asiduo de la Biblia, asumió rígidas normas de virtud moral, basadas en la sana doctrina, pese a que no formaba parte de alguna congregación en particular. Educado por Robert W. Somerhays, un erudito quien le transmitió un sinfín de conocimientos durante alrededor de cinco años, sobresalió como un estudiante notable.
A los dieciséis años, llegó a la determinación de convertirse en abogado para brindarle a su familia prosperidad y tranquilidad. Luego, tras recibir el respaldo de su parentela, partió al estado de Carolina del Norte para inscribirse en una prestigiosa academia del condado de Guilford. En esta institución, dirigida por el reverendo David Caldwell, empezó su formación el 1 de febrero 1790. Rodeado de fe, presenció el inicio del avivamiento que sacudió el territorio estadounidense.
CRIATURA NUEVA Un día, el siervo Benjamín McReynolds, su compañero de habitación en la academia, lo llevó a una predicación al aire libre que modificó el rumbo de su existencia. Se
trató de un servicio del reverendo James McGready, un misionero que despertó el interés por el Evangelio en el sudeste de los Estados Unidos, que traspasó su corazón. Más tarde, después de meditar sobre la posibilidad de prepararse para servir a Jesús, se postró ante el Redentor y le suplicó misericordia.
Transformado en una criatura nueva, escudriñó con mayor énfasis las Escrituras. Sin embargo, en febrero de 1791, asistió a un culto que lo hundió en una apatía indescriptible. Su madre, una creyente de esperanzas sólidas, lo acogió en su hogar y lo ayudó a recuperar el ánimo. Posteriormente, fue a una reunión en la escuchó al misionero William Hodge, predicador eficaz, quien compartió un mensaje titulado “Dios es amor”. Entonces, su alma fue renovada por Dios.
Tiempo después, alentado por el pastor Caldwell, terminó sus estudios de derecho. Fue en ese instante que sus grandes deseos de predicar la Palabra, glorificar al Altísimo y salvar a los pecadores mediante la doctrina del Mesías lo llevaron en 1793 a ser candidato para un ministerio evangelístico dentro de una denominación del condado de Orange.

Bajo la dirección del hermano Hodge, aprendió, con rigurosidad, teología y divinidad sistemática y se acercó aún más al Rey de Reyes.
A principios de 1795, fue elegido profesor de idiomas de una academia ubicada en las inmediaciones de la ciudad de Washington, que estaba bajo la superintendencia del predicador Hope Hull, y brindó clases para un grupo de alrededor de setenta estudiantes. Mientras desarrollaba sus labores educativas, tuvo el gozo de escuchar las ministraciones del pastor Springer, un reverendo íntegro, y volvió a sentir un deseo muy fuerte de anunciar las buenas nuevas. Por ello, retomó su formación teológica.
Viajero incansable y solitario, se desplazó por los estados de Virginia, Georgia, Maryland, Tennessee, Kentucky, Ohio y Carolina del Sur y se movió por zonas consideradas en aquel momento altamente peligrosas por la presencia de bandidos y de indios crueles y con costumbres paganas. Biblia en mano propició que muchas almas aceptaran a Jesús como su Redentor.
PORTAVOZ DEL SEÑOR En 1796, luego de renunciar a su cátedra, regresó a Carolina del Norte con la determinación de ser nombrado portavoz del Señor. De vuelta a Orange, junto otros candidatos, recibió su licencia para predicar el Evangelio. Tras visitar a su progenitora, inició un ministerio que se prolongó hasta su muerte. Asignado a la parte baja del territorio norcarolino, bajo la dirección del pastor Robert Foster, emprendió un particular recorrido cristianizador que lo llevó al lejano Oeste.
Viajero incansable y solitario, se desplazó por los estados de Virginia, Georgia, Maryland, Tennessee, Kentucky, Ohio y Carolina del Sur y se movió por zonas consideradas en aquel momento altamente peligrosas por la presencia de bandidos y de indios crueles y con costumbres paganas. Biblia en mano y sin temor al peligro, en su trayecto transmitió el mensaje de Dios para la humanidad y propició que muchas almas aceptaran a Jesús como su Redentor. En 1798, fue ordenado ministro.
En agosto de 1801, como líder de la congregación de Cane Ridge, establecida en el condado de Bourbon de Kentucky, organizó una gran reunión de fe que congregó a cerca de veinte mil personas y se constituyó en uno de los eventos campestres más emblemáticos del Segundo Gran Despertar.
En la citada fiesta espiritual, precursora de las reuniones masivas al aire libre en la historia estadounidense, difundió el Evangelio en compañía de diecisiete reverendos.
En desacuerdo con los líderes de la denominación a la que pertenecía, conformó el presbiterio de Springfield, una organización independiente, junto a los pastores Richard McNemar, John Thompson, Robert Marshall y John Dunlavy, el 10 de setiembre de 1803. Esta entidad, que había atraído a quince congregaciones de Ohio y Kentucky, se disolvió el 28 de junio de 1804. Para dar a conocer su desintegración, sus compañeros y él firmaron un documento, denominado “La última voluntad y testamento del presbiterio de Springfield”, en el que proclamó que la Biblia era la única fuente para comprender la voluntad divina.
GUARDIÁN DEL EVANGELIO Posteriormente, dispuesto a restaurar el cristianismo primitivo, encabezó un grupo que adoptó el nombre de “cristiano”. Centrado en una existencia santa y justa, abrazó el pacifismo, evitó participar en política y rechazó la violencia, el militarismo, la codicia, el materialismo y la esclavitud. En 1810, su organización unió esfuerzos con las feligresías de los pastores Elías Smith y James O'Kelly quienes tenían ideas afines a él. Esta fraternidad de iglesias fue llamada “conexión cristiana”.
En noviembre de 1826 comenzó a editar una revista mensual llamada “El mensajero cristiano” para propagar sus puntos de vista basados en las Escrituras. Este medio de comunicación, clave para los evangélicos norteamericanos de aquel momento, impulsó la unidad de los creyentes sustentada en el Nuevo Testamento, la libertad de los esclavos, la oposición al sectarismo y el rechazo a los credos históricos y brindó además apoyo a la Sociedad Estadounidense de Colonización que alentaba la migración de afroamericanos libres.
El 1 de enero 1832, en una conferencia efectuada en la ciudad de Lexington, fusionó su agrupación con la del ministro Alexander Campbell, un inmigrante irlandés, quien impulsaba el resurgimiento de la fe evangélica en las fronteras de los Estados Unidos. La mencionada vinculación fue parte esencial del “Movimiento de Restauración Estadounidense”, que buscaba renovar la iglesia desde adentro, y potenció la buena causa de Jesucristo. Asimismo, bendecida por Dios, prosperó a lo largo del siglo XIX.
Piadoso, sencillo y humilde, el siervo Barton W. Stone llenó su biografía con hazañas espirituales que tuvieron como núcleos inquebrantables la redención de las ovejas descarriadas, las verdades que contienen las Sagradas Escrituras y el amor del Redentor. Fallecido el 9 de noviembre de 1844, en la urbe de Hannibal del estado de Misuri, fue también fiel a la voluntad del Creador y proclamó constantemente los principios de la sana doctrina. Guardián del Evangelio, sirvió a Dios durante más de cuarenta años.