Ejercicios de funambulismo La historia del arte nos brinda numerosos ejemplos de parejas de artistas que compartieron vida creativa y afectiva. El resultado casi siempre es el mismo: ellas quedan reducidas al papel de potenciadoras del genio de su compañero, a imitadoras de segunda dotadas de escasa originalidad. Y en el peor de los casos se las presenta como amenazas a la productividad de su pareja cuando osan competir y cuestionar la «genialidad masculina». Pero también hay historias de respeto y ayuda mutua en situaciones de éxito y en momentos marcados por el fracaso. Lo cierto es que de las relaciones afectivas entre artistas se derivan influencias privadas y colaboraciones en muchos casos marcadas por las complejidades.
Funámbulos. Grafito sobre lienzo Tríptico funámbulos. Tejido en lino realizado en telar de bajo liso, acrílico, aluminio, acero, bisagras
En el año 2001 Cristina Gámez inicia una relación con el también artista Tahiche Díaz. Basada en el plano afectivo, esta relación originó cambios profundos en la obra de ambos. En un contexto creativo compartido, las conversaciones y diálogos continuos y el análisis de las referencias comunes generaron en Cristina Gámez y Tahiche Díaz influencias recíprocas enriquecedoras. Ambos establecieron un sistema creativo y afectivo que se materializó en la colaboración para algunos proyectos —La casa hilvanada (2003-2004)— y en la ayuda mutua en el diseño y en la formalización de algunas obras como Juego entre manos (2013).
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