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En el laberinto del jardín barroco
from CRISTINA GAMEZ
by Elena Gámez
En el proceso de construcción de la naturaleza como objeto estético, el paisaje y el jardín cumplen un papel fundamental: el paisaje es la forma simbólica e ideológica de la naturaleza y el jardín su forma dialéctica. De la capacidad dialéctica del jardín emana su belleza, una belleza moderna. Para Gámez «lo bello» surge de la conexión entre arte y vida, pero también proviene de acciones cotidianas como el cuidado diario de su jardín, de ese proceso continuo de construcción y reconstrucción, de la activación y reactivación de su pequeño paraíso, de la planificación de las siguientes acciones sobre el mismo. De la paz y felicidad que le proporciona su jardín da cuenta Gámez en un pequeño relato titulado «El árbol que caminó en mi jardín», al que pertenece el siguiente fragmento: Arte y naturaleza. Tejido en lino realizado en telar de bajo liso, sobre tabla, acrílico, bordado
15 Gá ez, C., «El árbol que caminó en mi jardín», en Franco, O. y Santa Ana, M. (Eds.). Paisaje y Esfera Pública, Centro Atlántico de Arte Moderno, Demarcación de Gran Canaria del Colegio Oficial de Arquitectos de Canarias, Las Palmas de Gran Canaria, 2008, p. 96.
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Esos guayabos eran una exquisitez y el árbol no podía ser más hermoso, tenía un tronco retorcido y de colores, lleno de la solera que tienen los árboles cuando los años empiezan a caerle encima, sólo el verlo era todo un placer […] Finalmente lo talaron hasta casi acabar con él pero, he aquí la sorpresa, el árbol reaccionó. ¿Quién dice que los árboles no caminan? Mi pequeño gran árbol se percató de que no estaba bien situado y de forma rizomática se desarrolló hacia mi casa y apareció en mi lado del jardín. Ahora está creciendo libremente e incluso este otoño tendrá frutos por primera vez 15 .
Arte y naturaleza (2006), compuesta por dos piezas separadas, tejidas, pintadas con acrílico negro y bordadas con hilos de colores, es una de las obras de Gámez en las que está presente la naturaleza de forma más evidente y literal. La naturaleza, y más concretamente la naturaleza domesticada, es un motivo en su obra pero también es

un concepto teórico. Esa naturaleza que entra en diálogo con el ser humano, que queda convertida en símbolo: la naturaleza domesticada, culturizada y socializada, lugar de ocio, meditación y ensimismamiento. Así, su aproximación a la naturaleza 16 deriva en el jardín. Es el jardín acotado que representa a la naturaleza transcrita al lenguaje humano, pero también el jardín como metáfora, el jardín mitológico, el jardín cinematográfico, el jardín barroco como módulo que se repite —Cuerpo-Ágora (2013)— o el jardín que dialoga con otros —Diálogos entre jardines: Hespérides versus Edén (2014)—; el jardín como locus amoenus, un paraíso, un escenario para idilios, un lugar en el que tienen lugar acontecimientos de todo tipo. El jardín también puede ser un paraíso, como ocurre en Diálogos entre jardines: Hespérides versus Edén, obra en la que asistimos al diálogo entre el jardín simbólico y el jardín literario y alegórico, entre el Jardín del Edén y el Jardín de las Hespérides. Ambos tienen un árbol: el árbol del conocimiento del bien y del mal en el Jardín del Edén y el árbol con frutas que otorgan conocimiento en el Jardín de las Hespérides. Ambos árboles están vinculados al conocimiento, pero comer sus frutos tiene consecuencias y resultados muy diferentes: la ingesta de la manzana del árbol del conocimiento del bien y del mal provoca en Adán y Eva el reconocimiento de su desnudez y la consiguiente vergüenza, por la pérdida de la inocencia y del estado de gracia divina. Por el contrario, aquellos y aquellas que comían las manzanas doradas del árbol del Jardín de las Hespérides obtendrían la inmortalidad eterna.
16 Gámez se acerca a la naturaleza, y más concretamente a la naturaleza domesticada, a través del jardín pero también a través de materiales como la madera. En Náufragos de interior, en un ejercicio de transferencias, de espejos y reflejos, el techo de madera de tea (madera de pinus canariensis) de la casa en la que se desarrolla esta pieza, se convierte en barco y el barco se convierte en cuerpo a través del vestuario de madera y este vestuario de madera vuelve a convertirse en árbol en esta instalación que se ha diseñado con el nombre El árbol que caminó en mi jardín, aludiendo al texto que lleva ese mismo título.
Diálogos entre jardines: Edén versus Hespérides. Tejido realizado en telar de bajo liso, cristal
Pasaje del jardín I. Isomalt, galleta, cristal






En El jardín acotado (2010) Gámez trabaja a partir de la idea del jardín como metáfora, empleando una retícula blanca que empasta a modo de bajorrelieve sobre el tejido base y que ha sido extraída de un jardín barroco real, para posteriormente pintar unos pliegues sobre el tejido-lienzo confeccionado por la propia artista. El resultado, en su ambigüedad, alude a formas y elementos diversos: formas orgánicas, fragmentos corporales, formas eróticas, la tierra labrada. Muchas de las obras en las que está presente la temática del pliegue contienen elementos que sugieren formas vegetales, topográficas o corporales, desde la ambigüedad y la indefinición, en ese desplegarse y desenvolverse.
El jardín acotado. Tejido realizado en telar de bajo liso, sobre tabla, pasta acrílica, acrílico. Abajo: Detalle

La artista se inspira en jardines de relatos mitológicos, en jardines barrocos reales pero también en jardines barrocos imaginarios, como el ideado por Alain Resnais para su película El año pasado en Marienbad, punto de partida de la obra titulada Escenas en la galería (2002). También el diseño laberíntico de un jardín barroco real fue tomado como modelo para el diseño de la estructura de El jardín del Ágora (2012), pieza rica en referencias al jardín, presentes por ejemplo en los pliegues que forman

El jardín del Ágora. Bronce y paño de lana
17 Gá ez, C., «El jardín del Ágora», texto inédito, s.f.
18 En su afán por desplegar las ideas y conceptos en diversos materiales, técnicas y lenguajes, las piezas El jardín del Ágora y Cuerpo-Ágora han desembocado en otras obras sutilmente más funcionales que nos dejan ver la versatilidad de transferencia que caracteriza el trabajo artístico de Cristina Gámez: tres piezas en formato bolso que desarrollan a modo de prototipado, realizadas en tres técnicas diferentes.
Repliegue. Tejido en lino realizado en telar de bajo liso, sobre tabla, acrílico
flores representadas en los laterales. Formalmente esos pliegues florales conectan con el concepto de pliegue-cultura y pliegue-natura. La estructura de bronce hueca está rellena de tejidos plegados creando un volumen de pliegues que hacen referencia a los pliegos o escritos acumulados en las bibliotecas a lo largo del tiempo y que conforman el pensamiento social, la sabiduría y la cultura de las polis griegas. Gámez establece aquí una relación entre el jardín y el Ágora, una relación que va más allá de lo formal. En palabras de la propia artista:
Por la forma en espiral abierta y en movimiento que conforma su centro, podía hacer referencia al movimiento de ideas, reflexiones y relaciones entre la comunidad que conforma el Ágora. En el jardín y en el Ágora asistimos a la reflexión de las elevadas ideas del perfecto ciudadano o socius 17 .
Así pues, el jardín se nos muestra en estas obras como un espacio cargado de connotaciones y de metáforas, en su mayoría positivas, que permite la reflexión acerca de la naturaleza pero también sobre el arte, la belleza y el lenguaje 18 .

