Arquitecturas del cuerpo y pliegues del espacio Hay algún que otro momento en el que la vida me deja agotada y en otros desencantada. En esos momentos, siempre me viene el mismo deseo de no hacer nada para afuera y recogerme y hacer cosas para mí, solo para mí, descansar de todo construyendo tejidos para mi cuerpo y así sentirme, mimarme. Solo eso. Cristina Gámez
En la creación artística contemporánea pervive una idea muy orgánica de los textiles, centrada en el carácter organicista del trabajo, en su conexión con la naturaleza y en las referencias a lo natural. Se mantiene, por tanto, una forma de entender el trabajo textil que viene de la década de los sesenta y que está basada en su vinculación con lo orgánico. La motivación de muchas de las artistas textiles transita por las imbricaciones de este material con lo doméstico y lo femenino. Las implicaciones materiales de los tejidos afectan a la obra y también a la forma en la que esta es percibida. Sin embargo Gámez consigue neutralizar los significados asociados a este material y a la vez resquebrajar y renovar la oposición binaria entre las bellas artes y la artesanía. Y aunque el tejido no deja de tener un carácter vinculado al cuerpo y lo físico, a la naturaleza y a lo orgánico, no es este el aspecto que más le interesa. El textil ha acompañado a la artista a lo largo de toda su vida profesional y personal, atraída por su capacidad de conectarse con lo digital. Sin embargo, a pesar de esa permanente y temprana vinculación con los tejidos, Gámez, que no se considera una artista textil, aporta a este campo de la creación contemporánea una concepción muy diferente del tejido más vinculada a lo conceptual, manejando un código que no es un código de lo orgánico. Por ello, sus trabajos con tejidos no deberían ser considerados «arte textil». Si tuviéramos que establecer una denominación o englobarlos en alguna categoría esta sería la de «prácticas textiles de vanguardia»:
Apuntes para la creación de un exoesqueleto. Fieltro industrial
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