“Un amigo de todos es un amigo de nadie”. Aristóteles.
A la Memoria
Todavía lo recordamos Alejandrino Arbeláez Suárez
Sencillas memorias de reconocimiento Post Mortum para su familia y amigos El periódico El Zócalo presenta con gran sentimiento de amistad y de acompañamiento esta sencilla remembranza de quien en vida fue un hombre ejemplar, gran amigo, campesino inquieto, excelente conversador, amable y servicial, buen padre, líder de su comunidad, y que como muchos, van a la tumba, camino a la eternidad en el silencio y la soledad de muchos que los conocieron y confiaron en ellos. Aquellos que obraron bien y se marcharon con las manos limpias y sin reclamos, inclusive, olvidados por la mayoría de sus conocidos.
Don Alejandrino rodeado de algunos de sus hijos: Rubiela, Eugenia, Argemiro, Diocelina, Rosmira, Hilda.
De la vereda La Sonadora de Guatapé, hijo de Juan Bautista y María Dolores. Estamos hablando de gente del siglo antepasado. Alejandrino falleció el pasado cuatro de diciembre (2019) a la edad de 93 años en el vecino municipio de El peñol. Según algunos de sus parientes, sus ancestros eran de procedencia marinilla. Toda su vida en la mencionada vereda hasta que el conflicto armado de finales del siglo pasado y principios de este, empezó a desmoronarle su familia y su tranquilidad. En 2003 no soportó más el miedo por el fragor de la guerra, el paso de armados por los caminos, las explosiones a torres de conducción eléctrica, el desplazamiento de su vereda, la muerte violenta de varios de sus allegados, se vio obligado a feriar su amada finca de orilla de camino, por cualquier ínfima moneda y marchar –casi como refugiado- a resguardarse en otro pueblo, por los años que le quedaban de vida. De niño, estuvo muy cerca de la familia de don José Ceballos y demás fundadores de la escuela de la vereda. Lideró la conformación de la Acción Comunal y fue su segundo presidente por mucho tiempo, después de don Manuelito Gómez, como lo expresa su hija Rubiela. Largas jornadas se hacía cada ocho días para asistir al pueblo a las reuniones de los comunales, se venía, dicen sus hijas, con un frasco de agua de panela y arepa para pasar el día y cuando no lograba retornar a la finca, debía amanecer durmiendo en el parque en una banca de un carro escalera. Tal vez esa difícil y repetida experiencia le llevó a insistir tanto en la creación de una Casa Campesina para
Octubre 2020
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que las personas habitantes del área rural no sufrieran tanto cuando salían al pueblo. La iniciativa de La Casa Campesina. Cuentan que cuando eso, había una entidad con la que las acciones comunales trabajaban mucho, era el DRI, Desarrollo Rural Integrado y en una ocasión se reunieron estos líderes: Manuel Martínez, Arsenio Flórez, Fabián Giraldo, Floro Gallego, Abelito Jiménez, Alejandrino, entre otros. La propuesta era debatir para tomar la decisión de, en qué invertir un auxilio de cinco mil pesos que había llegado del DRI para las acciones comunales. Don Alejandrino habló con argumentos bien fundamentados. Decía que muchos de los campesinos no tenían dónde entrar cuando venían al pueblo, la calle era su hogar. No encontraban dónde cambiarse de ropa para ir a misa, dónde reunirse y saludar a los de otras veredas, dónde descargar sus productos o guardar el mercado mientras regresaban al campo y lo más triste, “cuántas veces nos ha tocado llegar al pueblo con un vecino de la vereda muerto, traído en hombros, en una barbacoa de guadua y no encontramos en el pueblo dónde de descargarlo, dónde tomar descanso y rezarle un Padrenuestro, es como si los campesinos no tuviéramos ningún derecho en el pueblo y por eso creo que tener una casa para el campesino aquí mismo, sería muy conveniente pero que tenga también una salita dónde recibir enfermos y difuntos”. Esa propuesta fue bienvenida. “Floro y todos aplaudieron la idea”, buscaron casa y compraron la que era propiedad de Argemiro Arbeláez en el marco de la plaza. Comenta la familia que durante un buen tiempo, hasta disponía de una salita de velación para campesinos. Eso funcionó muy de la mano con la campaña del Mutuo Auxilio que recolectaba fondos para comprarles el cofre mortuorio a quien fallecía en pobreza extrema. Gran oportunidad aprovechó en la presidencia de Misael Pastrana Borrero (1970-1974). Era un programa del gobierno conocido como “Caminos Vecinales” que consistía en abrir vías a pico, pala y carreta, a mano de campesinos. Se les auspiciaba por metro cúbico de tierra movida. En su casa recibía a los cadeneros, topógrafos y trabajadores allí comían y dormían, organizaba las mingas. Vale recordar que su casa estaba a la orilla del famoso camino de El Chuzcal, casa de descanso de un importante ramal del camino de Islitas que comunicaba a Medellín con Nare y Bogotá. El Señor Arbeláez promotor y animador de los intereses su vecindad veredal para comunicar por carretera a los pueblos de Granada y Guatapé. Reunió la vereda y trabajó hasta la última palada de tierra haciendo esta vía porque aunque ese gobierno terminó su mandato, la minga siguió avanzando hasta alcanzar el propósito. Poco después de 1979 se estaba inaugurando la interconexión. Desde entonces tenemos vía carreteable hacia y desde Don Alejandrino disfrutando con nietos y bisnietos Granada a Guatapé. Líder por naturaleza, cercano y colaborador de los fundadores de la escuela La Sonadora, luchó por el sostenimiento de la misma y la educación de los niños. Trabajó con tesón por la unidad y el progreso de las veredas La Peña y La Sonadora, dos comunidades cercanas y unidas por geografía, historia, cultura y sangre compartida. Patriarca que dejó huella en su familia y su comunidad. Gran gestor que buscó el crecimiento de las relaciones entre comunidades de Guatapé con