Alcalde de Albendin José Antonio García Álvarez
Fue difícil admitir, cuando aún no se había decretado el estado de alarma, que la Semana Santa de Albendin no se celebraría. La decisión no fue fácil de tomar, pero sin duda, con el tiempo nos hemos dado cuenta que actuamos con responsabilidad y con la mayor premura posible, lo que nos permitió aguantar los peores momentos de la pandemia, la primera ola, sin un solo contagio en Albendín. Cuando celebramos aquella reunión con la Agrupación de Hermandades, y se decidió suspender el miserere del Huerto, algo que no teníamos ni tenemos constancia histórica de que hubiese sucedido nunca, no éramos capaces aún de saber lo que iba a suceder. Quizá, y os hablo desde mi opinión personal, y lo que me ha tocado vivir como Alcalde durante estos meses, no fue hasta aquel Viernes de Dolores, en el que asumimos definitivamente que este virus había venido para quedarse durante mucho tiempo, aquel Viernes de Dolores en el que el único sonido que había en nuestras calles era el de los tractores y los voluntarios desinfectando nuestro pueblo, y en el que la Semana Santa empezaba a adaptarse desde los balcones de cada casa. Quiero aprovechar estas páginas en este año tan diferente, no para hablar de Semana Santa en sí, pero si de hermandad. Pues Albendín ha sacado lo mejor de si mismo durante estos tiempos que nos han tocado vivir, y no puedo más que dar las gracias a todas y cada una de las personas que han arrimado el hombro para ayudar al prójimo, y que nos han hecho sentirnos tan orgullosos de nuestro pueblo y de nuestra gente.
Las hermandades, con la coordinación de la Agrupación, y todos los cofrades que las componen, han dado un gran ejemplo de lo que es ‘hermandad’, según el diccionario ‘hermandad’ es la ‘relación de afecto y solidaridad que existe entre un grupo de personas o pueblos’, y eso es lo que se vivió durante aquellos meses de marzo, de abril, de mayo… en nuestro pueblo, una solidaridad sin límites que nos permitió desde desinfectar las calles, como decía antes, hasta dotar a muchos colectivos de mascarillas, de alimentos a nuestros mayores, de batas para los hospitales, de volcarnos más adelante con quienes han tenido que padecer la enfermedad por el COVID-19. Sin duda Albendin se convirtió en una gran hermandad. Y ese es el espíritu que quiero revindicar desde estas páginas, el espíritu de unión y cohesión de un pueblo que unido ha sido capaz de hacer frente a uno de los peores momentos de la historia del mundo, desde la solidaridad, el apoyo mutuo y la fraternidad. Y aunque este año tampoco habrá procesiones, no olvidemos que si habrá Semana Santa, porque la Semana Santa de Albendin esta en el interior de cada pansiverde, se encuentre en Albendín o no, y la celebremos como se merece, aunque extremando la precaución para superar lo que a buen seguro es la recta final de esta pesadilla. Os deseo a todos una Feliz Semana Santa, y reiterar mi agradecimiento a todos y todas y manifestaros el orgullo que siendo de poder ser el Alcalde de este gran pueblo que es Albendin.