
5 minute read
Hermandad del Resucitado
Resucitado
Rocio Herenas Leiva
Advertisement
Así me despedía en la revista del año pasado 2020. “No permitas que nadie apague la llama de la Resurrección”
Y quien nos iba a decir que por un momento fue así. Cuantos preparativos, proyectos e ilusiones se quedaron encerradas y nunca mejor dicho, encerradas. Ni por asomo nos olíamos lo que nos iba a suceder. Días antes de esto, gracias a Dios pudimos presentar nuestro Titular al pueblo de Albendín.
Fue el 26 de Enero 2020 cuando la Hermandad daba a conocer la intervención que tuvo nuestra imagen después de varios meses en el taller de D. Sebastián Montes Carpio que fue el encargado de intervenir, restaurar y darle color a nuestro Titular. Como todos sabéis, porque ya lo había expresado en varias ocasiones, se encontraba en mal estado.
Y gracias al esfuerzo de los hermanos y hermanas de la hermandad junto con muchas manos amigas, que se unieron y esto fue hecho realidad. En la cual estaré eternamente agradecida por ello.
Recibí muchas enhorabuenas y felicitaciones por parte de los asistentes que pudieron ver y comprobar cómo se había quedado terminada dicha obra en nuestra imagen, a la cual gusto mucho por todos los parroquianos.
Y quien nos iba a decir que después de aquella alegría y gozo, de tenerlo arreglado y en casa de nuevo, y con muchas cosas por hacer, todo se truncara.
Recuerdo aquella noche, 12 de marzo que de urgencias nos reuníamos la Agrupación de Hermandades y Cofradías en el salón parroquial. Después de un largo debate y sin saber lo que se nos venía encima. Suspendimos todos los actos cuaresmales.
Recuerdo que al salir de allí con el comunicado hecho solo para mandar a las hermandades a la alcaldía y redes sociales.si sería cosa de unos días o de unos meses. Una anécdota de aquella noche fue cuando se le dio el comunicado al pregonero, nos preguntaba que si seria unos días, o seria para largo… cosa que nos costó un poco explicarlo y a la vez entenderlo como he dicho antes no sabíamos a que nos enfrentábamos, si sería cosa de unos días o de unos meses.

Y fue cuando se lio del todo. En las redes sociales solo se veía SUSPENDIDO comunicados de Hermandades, Asociaciones, Bandas, Centurias, el deporte, los colegios cerrados vamos una cosa para volverse locos porque no entendíamos que es los que realmente estaba pasando. De golpe mascarillas, guantes, desinfectantes pero nadie sabía nada. Las noticias se caían con la palabra COVID-19. Se hablaba de la feria de Sevilla, de la Romería de la Virgen de la Cabeza, del Rocío, todo cancelado. Por un momento el mundo se paralizo. Entrando en un estado de alarma. Encerrados en casa sin poder salir y con la esperanzas de que todo pasara lo más pronto posible.
En nuestras esperanzas decíamos, bueno no tendremos cuaresma pero si Semana Santa. Sacaremos nuestros titulares. ESO ERA NUESTRAS GANAS Pero conforme pasaban los días aun se empeoraba más la situación. La cifra de personas fallecidas eran espeluznantes y la de contagios sobrepasaba todo. Fueron días muy duros los que vivimos. Lejos de los nuestros: padres, hermanos, hijos, abuelos, nietos, tíos, primos… sin vernos, sin abrazos ni besos.
Miles de llamadas, de video llamadas, todos buscábamos lo mismo, lo que un virus llamado Covid-19 nos ha arrebatado. Y los días seguían pasando y seguíamos igual que al principio que no sabíamos por donde venia esto. A las 20:00 aplaudíamos en nuestros balcones apoyando a nuestros sanitarios. Pero cuando llegaba el viernes se escuchaban tambores lejanos anunciando que era día de miserere. Y así viernes tras viernes toda una cuaresma. Cada hermandad intentaba organizar algo para que el día de su miserere no pasara desapercibido. Desde aquí agradecer la labor desinteresada que tuvieron nuestros amigos que con su buen hacer, le dieron color y vida a nuestros días grandes.
David Luque Triguero, el día de nuestro Miserere, Lunes santo. Y José Miguel García Cruz al Domingo de Resurrección.
Con la colaboración de los hermanos y hermanas de la hermandad, con fotos videos de apoyo de ilusión y con un mensaje “ QUEDATE EN CASA” el cual de divulgo por las redes sociales.
Improvisando pequeños rincones cofrades en casa para hacernos los videos y las fotos. Fueron momentos duros los que vivimos todos porque ponerte la túnica, sonreír, hablar y dar ánimos a los demás fue difícil y os aseguro que se derramaron muchas lágrimas en todos los videos que se hicieron.
Estábamos viviendo cosas que no se habían vivido antes.

Y aun lo peor no había llegado.
No vimos a una madre dolorosa, ni borriquita, ni palma ni olivos, ni los niños hebreos. Y llego nuestro miserere, el Lunes Santo, y paso con pena y sin gloria. Llego el Miércoles Santo sin huerto. Y el Jueves Santo, sin Monumento, ni Estaciones ni Esperanza ni Silencio. Y el Viernes Santo, sin recogida, ni paraíso, ni prendido en el huerto ni coronado de espina, ni despedida de una madre, ni el Santo Entierro, ni flores, ni mantillas, ni evangelistas escribiendo.
Y llego el Sábado Gloria con todo el trabajo que tenenemos. Ni había andas, ni flores, ni quitar un Monumento, ni preparar la misa, ni velas, ni fuego.
Desde mi balcón espere escuchar las campanas esas que anunciaban la Resurrección, esas que tanto deseaba escuchar pero el viento no soplo y no llegaba el sonido, ni la luz de su resplandor. Pero os digo una cosa que Jesús resucito! Porque escuche tambores, y cornetas rompiendo el silencio de la muerte por que el resucito.
Y desde aquí agradezco a todas las personas que hicieron ese bonito gesto de salir a las 12 de la noche y rompiera el silencio. En mi recuerdo afloraron, el alfa y el omega (principio y fin).
Una candela encendida un cirio preparado y el agua bendecida. En esa noche tan especial para todos. Resonaba ese pregón de Pascua. Aquello todo eran recuerdos. Lo único cierto que fue, fue aquel sonido de muchos pansiverdes que con el amor a la música supieron anunciar a toque de tambor que Jesús Resucito.
El 2020 ha pasado por nuestras vidas arrasando, como si de un sunamit fuese. Se ha llevado muchos seres queridos y nos ha privado de muchas cosas. Han sido días muy duros donde la desesperación ha sido muy grande. Nuestra fe y nuestras creencias se han deteriorado, nos ha faltado alientos espirituales y nos hemos alejado. Ojala pase pronto todo esto y volvamos a acércanos de donde no debimos alejarnos.
Os deseo y esperamos poder celebrar la Pascua de Resurrección y como empecé este escrito y ya es una frase que tiene nuestra hermandad,
“ que nadie apague la llama de la Resurrección”

