Honda tragedia de la vida republicana del Perú fue que no funcionó el vehículo destinado a conectar a la nación con el Estado: el sufragio. Obturado este conducto, surgieron, muchas veces, las sublevaciones como movimientos plebiscitarios destinados a reafirmar la voluntad pública impedida de expresarse por medios legales (Basadre 1968: tomo X, 135).
1.1 La coyuntura preelectoral El año 1912 fue un año particular en la vida política de la República Aristocrática (18951919). Llegaba a su fin la cuarta administración sin interrupciones del Partido Civil, y el presidente Augusto B. Leguía –de acuerdo con la ley– convocó a elecciones para los días 25 y 26 de mayo. Si bien el gobierno saliente terminaba su período luego de superar varias situaciones difíciles –incluido un atentado golpista de parte de los seguidores de Nicolás de Piérola en 1909– y de enfrentar una creciente oposición, nada hacía presagiar que la contienda electoral se desarrollaría fuera de los márgenes previsibles: algunos enfrentamientos entre clubes1 políticos antagónicos, intentos de tomar mesas electorales, “cierra puertas” y tal vez algún muerto. Sin embargo, todo ello ocurrió bajo el control de la fuerza pública y con la relativa seguridad de que la consulta electoral finalizaría con el triunfo de la candidatura oficialista de Ántero Aspíllaga.
1. Asociación de simpatizantes que surgen en los períodos electorales para apoyar alguna candidatura y que no tiene un carácter permanente ni un ideario sistematizado. En el caso de Guillermo Billinghurst, los clubes se formaron sobre la base de centros fabriles, talleres artesanales, grupos de similar oficio, barrio de origen, y los partidos de oposición -principalmente el Demócrata.
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