
3 minute read
2.5 Lima: ¿ciudad preindustrial?
2.5 Lima: ¿ciudad preindustrial?
Durante la República Aristocrática, la ciudad de Lima perdió definitivamente los límites de su trazado colonial, y la identidad citadina tan cercana y compartida entre la élite y la plebe se deterioró. La ciudad fue invadiendo su espacio rural y dio paso a un nuevo ordenamiento donde ricos y pobres se fueron alejando para conformar barrios signados por la selectividad y la marginación. Un ejemplo de este fenómeno lo constituyen la emergencia de dos barrios paralelos: La Victoria y Santa Beatriz. Uno para pobres y el otro para los sectores acomodados.
Advertisement
Hasta fines del siglo XIX, la ciudad mantenía una organización barrial que tenía como eje las diferentes parroquias e iglesias. Desde ellas, la cotidianeidad era ordenada con el sonar de las campanas, las festividades del santoral y las procesiones28. Si bien existían zonas calificadas de “pobres”, como Malambito en el Rímac, Maravillas y Santiago del Cercado en Barrios Altos, en la ciudad coexistían las casas residenciales al lado de un callejón o una casa de vecindad. Pobres y ricos vivían cerca, compartían algo más que el espacio, estaban en un “orden” básicamente injusto, pero donde no había responsables y el delicado equilibrio social, quebrado ocasionalmente por asonadas y motines, tenía que ser perpetuado29 .
La expansión urbana y económica de Lima trajo también importantes innovaciones tecnológicas que trastocaron la vida cotidiana de la ciudad. En 1896 llegó el primer fonógrafo; en 1897, el cinematógrafo; en 1898, los autos. Sin embargo, fueron dos cambios los que generaron mayores controversias.
El primero fue un cambio que a todos sorprendió y que generó no pocas resistencias: la electricidad. Al iniciarse la República, Lima era alumbrada por los serenos que paseaban por las calles con sus linternas. El presidente Agustín Gamarra, en 1833, cambió este sistema por el de velas con cebo en los faroles; Castilla, a mediados del XIX, introdujo el combustible de aceite y, durante su segunda administración, el moderno alumbrado a gas que acompañó a la ciudad por medio siglo. En 1902, López de Romaña inauguró el alumbrado eléctrico
28. Durante la primera mitad del siglo XIX, las fiestas religiosas anuales de todos los templos de la ciudad sumaban 459. ¡Más que los días del año! Ver Prince (1992 [1890]). 29. Estas ideas están expuestas brillantemente para el caso europeo por Eric Hobsbawn en “La turba urbana”, en Hobsbawn (1974).
94
público que pronto se extendería a los hogares y al transporte urbano30. Un vals de esos años da cuenta de los sentimientos que causó semejante invento en la ciudad:
¡No sé qué quieren hacer / los extranjeros en Lima, / que nos vienen a poner / unas luces tan dañinas! / La llaman: La Luz Eléctrica, / ¡Competidora del gas! / Mas, por bonita que sea, / ¡siempre causa enfermedad! / ¡Pobrecito gasfitero! / ¿qué oficio, que oficio aprenderá? / ¡A sastre! o ¿a zapatero? / o de hambre, o de hambre morirá. / Ja, ja (Santa Cruz 1977: 10).
Se desconfiaba de la electricidad, pues se pensaba que traía consigo enfermedad y sobre todo desempleo. Los fabricantes de velas fueron cerrando sus empresas, desapareciendo las caballerizas por la presencia del tranvía, al igual que un gran número de oficios31. El gasfitero del vals fue uno de los que tuvo mejor suerte: el impulso de la salubridad pública le dará la oportunidad de “reconvertirse” –de las cañerías de gas a las de agua y desagüe– y seguir siendo parte de la vida de la ciudad.
El segundo fue el del transporte y la viabilidad de Lima. La ciudad tenía cuatro accesos: i) caminos carreteros que comunicaban con el Callao, Chorrillos, Magdalena y Ancón; ii) camino a Huarochirí (50 km) que pasaba por los fundos de Ate y Lurigancho; iii) camino a Canta (50 km) que cruzaba Carabayllo hasta Chocas; y, finalmente, iv) camino a Cañete y Yauyos (59 km) que surcaba los valles de Surco, Pachacamac y Lurín. Todos estos caminos eran recorridos por acémilas que transportaban bienes y personas de o hacia el interior de la ciudad.
Pero a partir de 1906 el ingreso comenzó a ser obstaculizado. Se había inaugurado la tracción eléctrica de tranvía con siete recorridos, que rápidamente desplazó al tradicional servicio de transporte urbano. Veámoslo:
30. En 1906 se inaugura el “urbanito” y un año después todo el transporte será por “tracción eléctrica”. 31. Ver el anexo 2. En él, la comparación de las columnas de los censos de 1876 y 1908 evidencia el gran número de trabajos y quehaceres que ya no existían.
95