El desfile
S
on los desfiles, una de las manifestaciones externas de la Corporación, la actitud y el decoro de sus hermanos será reflejo del sentir de esos hermanos ante la Semana Santa.
Del orden y la seriedad, dependerá el esplendor de la procesión, el ánimo a la participación de los fieles qué duda cabe contribuirá a la grandeza de nuestra Semana Mayor. Por ello debemos tomar los desfiles como si fuesen una estación de penitencia, donde lo importante sea el desfile en sí y no lo que le precede o sucede, como es el proceder de ciertamente muchas Corporaciones, ya que no se trata de lucirse con ropas de figura de cara a la galería, sino de manifestar un pasaje bíblico junto a los personajes que lo protagonizaron. Este fue el sentir originario de quienes hace muchos años definieron de esta manera tan peculiar nuestra Semana Santa y una de nuestras deudas para con ellos no es otra, que respetar esta tradición que tan singular hace nuestra mananta. Enrique Aguilar Díaz
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HISTORIA DE TOBÍAS
